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sábado, 29 de septiembre de 2007

CUENTOS PARA COMPARTIR

“El libro de los monstruos” es una suerte de “bestiario” humano, una fauna de seres alucinantes creada por Rodolfo Wilcock al servicio de sus propósitos literarios, destinada a metaforizar los miedos y las angustias, pero también los deseos, las pasiones y las fantasías que anidan en cada uno de nosotros. Cada cuento es una prueba irrefutable de la siempre sorprendente genialidad del autor. Elegimos hoy uno de ellos para compartirlo con ustedes.


MASSENIO LOPPI

J. Rodolfo Wilcock


Lolla era y es aún la novia de Massenio Loppi, un joven apuesto, bonceado y deportista, rebosante de salud y alegría; quien, sin embargo, desde hace un tiempo, se ha convertido en un espejismo. Adiós entonces a toda esperanza de encuentros amorosos, de diálogos apacibles, de tête-à-têtes bajo el claro de luna: incluso si lo persiguiese en un jeep por el desierto que comienza detrás de la casa, Massenio se escaparía hacia las montañas; y si intentase alcanzarlo en barco por el mar que se extiende frente a la casa, Massenio igualmente se alejaría, trémulo sobre el horizonte. En cuanto al claro de luna, Massenio se deja ver sólo de día: temprano por la mañana en el desierto, sobre el mar al atardecer. A veces se lo ve sobre zancos, otras camina ágilmente sobre las aguas, y en ciertas ocasiones la Fata Morgana* levanta a su alrededor muros, columnatas y arcos, y por detrás, castillos con torres y en las torres ventanas luminosas, y en las ventanas turbias mujeres lo llaman para seducirlo, o tal vez llaman a Lolla, para burlarse de ella. Hay días en que Massenio Loppi aparece repetido en tres puntos del horizonte al mismo tiempo, y Lolla se desespera, porque no sabe en cuál de los tres fijar la mirada. En una palabra, el noviazgo se desarrolla con bastante normalidad; tal vez nunca lleguen a nada, pero eso es previsible cuando se ama, ya que está comprobado que de cualquier modo el otro es siempre inalcanzable, y nunca se sabe en cuál de sus falsas imágenes fijar la mirada.

* Espejismo o ilusión óptica originado en la inversión de la temperatura.

2 comentarios:

Don físico dijo...

Muy simpático cuento de Wilcock. Gracias por compartirlo.

Palabrasur dijo...

Don Físico, nos alegra saber que el cuento fue de su agrado. Muchas gracias por su frecuente compañía en nuestro blog, donde siempre será bienvenido.