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domingo, 21 de octubre de 2007

NOTICIAS LITERARIAS

Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes


Cristian Aliaga (45), oriundo de Darragueira, provincia de Buenos Aires y actualmente residente en Comodoro Rivadavia, acaba de ganar el primer premio de poesía del Fondo Nacional de las Artes 2006, con su obra «La sombra de todo».

El escritor es periodista y docente en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco de Comodoro Rivadavia, donde fundó la Editorial Universitaria. Fue director periodístico de Diario El Patagónico, y actualmente dirige el periódico El Extremo Sur y es columnista político de Radio del Mar.

Ha publicado cuatro libros de poemas: Lejía (Buenos Aires, 1988), No es el aura de Kant (Buenos Aires, 1992), El pasto azul (Buenos Aires, 1996) y Estancia La Adivinación (Buenos Aires, 1998).

Además es autor de varias antologías: Sur del Mundo, narradores de la Patagonia (Comodoro Rivadavia, 1992), Comodoro Rivadavia 1900-1940, años de imagen (Comodoro Rivadavia, 1994), Patagónicos. Narradores del país austral (Buenos Aires, 1997) y Los mejores relatos patagónicos (Buenos Aires, 1998).

La ceremonia de entrega de premios tuvo lugar el jueves 18 de octubre a las 19.00 en la Casa de la Cultura del FNA –Casa de Victoria Ocampo– en Capital Federal.

1 comentario:

Anonymous dijo...

Está ya a la venta el último libro de Harmonie Botella : Y me desnudo lentamente ( Taller del Poeta)
La poesía de Harmonie Botella fluye de una forma apacible cuando nos describe su estrecha relación con la naturaleza, y nos conmueve con la fuerza que transmiten los versos escritos sobre sus preocupaciones y sentimientos. Sentimientos que abarcan la compasión, la añoranza y la tristeza (como en la poesía Y me desnudo lentamente que da nombre a esta obra), y otros más apasionados que aparecen en algunos de sus poemas amorosos, además de la indignación y la rabia ante los problemas sociales, muy especialmente los que sufren las mujeres y con los que, como una de ellas, no puedo dejar de identificarme.
Su poesía tiene un compromiso con las injusticias que todos los días nos bombardean: los conflictos entre culturas y las guerras, la explotación de la infancia o las madres de las que habla en La pirámide de mayo. Pero también escribe de otras inquietudes más cercanas con ternura, como la falta de comunicación y las relaciones deslucidas y rutinarias a las que estamos abocados, reflejándolas con maestría en El caldo del cocido.
La autora se califica como una artesana de la palabra, oficio que, al ser realizado con esmero, produce un ritmo lento. El léxico, también escogido con delicadeza, despiertan los sentidos, por lo que muchas de sus poesías gozan de gran plasticidad, podemos fácilmente "ver" Colores y matices y La onda plateada.
Están escritos sus poemas desde una madurez que, tras las experiencias vividas con el paso del tiempo cerca del mar, elige la esencia de las cosas como hacen los poetas clásicos y, a pesar de que su obra rezuma algo de amargura, no deja de transmitir esperanza y cierto idealismo.
Aurea López, profesora de lengua castellana y socia de ANUESCA