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domingo, 23 de marzo de 2008

LA NOTA DE HOY


EL CUENTO POLICIAL EN LA LITERATURA PATAGONICA


Por Jorge E. Vives*


El cuento policial pertenece a un género que tiene un lugar ganado por derecho propio en la literatura. Muchos reconocidos escritores lo prestigiaron. En nuestro país Jorge Luis Borges fue uno de sus principales cultores. Además de la serie de relatos de “H. Bustos Domecq” y su criollo detective Isidro Parodi, escrita en compañía de Bioy Casares, Borges creó sus propios relatos policiales. De hecho, algunos de sus mejores cuentos, como “El jardín de los senderos que se bifurcan”, “El hombre de la esquina rosada”, “La brújula y la muerte”, e inclusive, en cierto modo, “La intrusa”, pertenecen a este género muchas veces, e injustamente, calificado de “menor”.

¿Qué se entiende por “cuento policial”? A fuer de sintetizar, se agrupa en esta clasificación los relatos que algunos críticos más puristas dividen en distintos subgéneros; desde la narración esencialmente “detectivesca” hasta el cuento emparentado con la “novela negra”. A pesar de su aparente disparidad, todos estos relatos tiene en común dos elementos, que se combinan en distinta proporción: el misterio y la investigación que lo resuelve. El misterio puede o no ser un crimen; aunque generalmente lo es. La investigación puede correr por cuenta de la policía, de un investigador privado, de un simple aficionado. O de nadie, y ser un arbitrio del autor para desarrollar la narración. Y si bien el esquema clásico implica inicialmente la presencia del misterio, seguida de la investigación y del hallazgo de la solución, el orden puede variar, dando lugar a un sinnúmero de posibilidades que siempre actúan como incentivo para que los escritores intenten el género.

La literatura patagónica no ha escapado a ese influjo. En su “Ensayo de historia literaria patagónica”, Leonor María Piñero nos recuerda que uno de los primeros logros del escritor rionegrino Rodolfo Walsh fue ganar un concurso de cuentos policiales. Estos relatos eran “policiales” en el sentido preciso del término. Pero al escudriñar en los cuentos de otros autores patagónicos tratando de identificar aquellos que respondan a las características “policiales”, se debe adoptar un concepto ampliado del género.

Por ejemplo, en el cuento “Diario de un perro” de su libro “Patagonia Sur”, Echeverría Baletta desarrolla una trama policial vista desde un singular punto de vista, en el cual el criminal resulta impune por una curiosa circunstancia. Rodolfo Peña, en su volumen “Cartas del pueblo”, incluye el cuento “La Juanita”, donde el autor del crimen recibe un inesperado y terrible castigo. En “El visitante”, de Oscar Camilo Vives, el misterio y la explicación –que corre por cuenta del lector– se superponen. “La última entrega”, de Fernando Nelson, incluida en el tomo “El Retorno”, tiene un toque de narración “negra” en su insospechado final. Tanto Elías Chucair en “Cobrando cuentas” (incluido en sus “Cuentos y relatos”), como Leonardo Tuso en “Las botas amarillas” (de “Fue por donde el diablo perdió el poncho”), desarrollan sendas historias en las que el misterio constituye el sorpresivo cierre, precedido de una explicación que aclara motivos y circunstancias Y así podríamos seguir citando ejemplos.

Tal vez los mencionados no sean cuentos estrictamente “policiales”, tal vez en ellos no haya detectives sagaces ni deducciones geniales; pero esos relatos reúnen básicamente las condiciones que aseguran la intriga y el suspenso alrededor de un misterio que debe ser aclarado. De todas maneras, el presente estudio pretende en su brevedad citar sólo unos pocos autores y unas escasas obras. Una investigación más profunda revelará sin duda otras creaciones literarias patagónicas que incursionan marcadamente en el género. Siendo este un artículo corto su finalidad no es proporcionar una información completa sobre el tema, sino apenas servir como un “llamado de atención”.

A lo mejor alguna vez un editor, atendiendo o no a este “llamado de atención” pero conciente del valor de la literatura patagónica, se decida a encarar la aventura de editar una antología del cuento policial patagónico. Tendrá entonces abundante material para seleccionar el que finalmente va a publicar; una selección seguramente difícil por la buena calidad de las obras existentes.

*Escritor chubutense.

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