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martes, 6 de mayo de 2008

EL CUENTO DE HOY

JAVEA Y PLAYA UNIÓN

Por Juan Vallés*

Un hombre parado en Javea frente al mar, otro parado frente al mar en Playa Unión.

Hoy uno siente el frío con la misma intensidad que el otro padece el calor.

¿Es el mismo hombre?

¿No será uno la versión adolescente del otro?

Si así fuese, éste sería la versión adulta del primero.

Pareciera que es la brisa marina quien confunde el pasado con el presente.

El mayor ve el sol naciente con nostalgia por tiempos y tierras lejanos. Quizás ha estado allí con su cuerpo o sólo con su mente. Tal vez conoce el Cabo San Antonio, la Iglesia de la Nao, el Montgó.

El más joven ve el sol naciente con expectativas de ser feliz en otra parte. Quizá nunca ha estado en esos mares del sur pero ha oído de costas largas y de acantilados firmes como soldados atemporales.

De cara al mar uno tiene en sus espaldas el desierto provocador y la morada de los vientos gigantescos.

El otro da la espalda a una tierra fértil y a unos faldeos que alguien sembrara, de casas de descanso, piletas de natación simulando el mar, palabras en idiomas extraños.

Ambos saben de soles fuertes y lunas románticas. De frentes largas y canas en los cabellos, de arrugas en las manos y son dueños de silencios prolongados.

¿Puede una sola vida cobijar dos salidas de sol o se requieren para ellos dos existencias?

¿Puede ser tan cruel el espacio que separa estos dos puntos que, aunque lejanos son, en varios sentidos, del mismo universo?

¿Cómo se conectan Javea y Playa Unión?

¿Qué o quién unifica el Mediterráneo y el Atlántico Sur?

¿Ambos hombres ven salir el sol a la misma hora?

Es el mismo acto pero no lo parece.

La rutina de enviar rayos anticipados para iluminar el derrotero que seguirá la esfera de fuego, es la misma.

La aparición de colores morados, bermellones, violáceos, rojos intensos, es tan auténtica en cada caso como los ruidos de las olas. Los quejidos de las piedras rodando por la fuerza de las mareas y emitiendo sonidos
graves y duros, es muy parecido sino igual.

Uno tiene dentro de sus pensamientos herencias moras y celtíberas. Hay una alhambra, un aljibe y una guitarra en los fondos de la memoria. También un cáliz y las cadenas del puerto de Marsella.

Al otro le anteceden tehuelches mansos y galeses laboriosos. Tiene un trigal tiñendo de amarillo el paisaje, una noria, un sillón bárdico. Un niño y un pan creando paz.

A los dos lo cruzó un ruido de espadas y el silencio de una cruz y aprendieron a orar.

¿Será el mismo sol?

De los hombres podemos decir que uno ha cruzado el océano, el otro parece que lo cruzará.

Uno sabe del otro. Éste sabe de aquél.

Quizás son el mismo.

Se mezclan las esperanzas y los recuerdos. Los deseos y las realidades. Los llamados y las respuestas. El ayer y el hoy. El hoy y el mañana.

Hace cuatro horas que el sol habita el cielo azul de Playa Unión. Entonces uno de ellos pensó que dentro de cuatro horas el sol pondrá igual nota luminosa en el cielo azul de Xabea.

Uno sueña con lugares y personas que cree haber conocido en Javea, si es que ha estado por allí alguna vez.

El otro sueña con lugares y personas que cree no haber conocido nunca, pero que le son familiares.

El sol parece indiferente a ambos.

*Juan Bautista Vallés nació en Capital Federal el 24 de mayo de 1939. Desde 1974 vive en Patagonia. Es sociólogo. Editó los libros de cuentos “Del largo camino de la memoria” y “Desde el Sur esquina Viento”.Entre sus novelas, aún inéditas, se nombran: Baúles de ilusión, Viaje a la vastedad, Papeles del Gobernador Fontana, Reencuentro a la hora del crepúsculo y Rifleros, una epopeya chubutense.

1 comentario:

Lucy in the Sky dijo...

Memorias de otras vidas, conexiones telepáticas, viajes astrales, todo lo que la imaginación quiera producir durante ese trance en el que entra al suspender el descreimiento. Muy interesante.