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martes, 11 de noviembre de 2008

EL POEMA DE HOY





OFICIO

por Gerardo Robert*



Recostó mansamente su estatura cansada
desplazando su espalda sobre la cal del muro,
hasta que las cuclillas dieron forma a sus años
y se quedó muy quieto, ramoneando recuerdos.

Lo vio pasar la vida por la meseta agreste,
detenido en las noches en que el aire no alcanza.
Atesorando calma, palabras y aguaceros
con esa reservada vocación de estar triste
y el candor de un oficio con silbidos y perros.

Caminos de esperanza fueron moldeando sueños,
y el menester resero les prestó sus silencios.

Transitar estaciones en los tiempos de arreo
con cerrazón oscura, rumbeando los senderos.

Trajinar por los soles sofocantes de enero
esperando la noche para tocar estrellas,
con el cielo apretado contra el pasto reseco.

Subirse al regocijo de aquellas madrugadas
que restañan mutismos con rumor de gorjeos.

Él cumplió su destino.

Solo le queda el tiempo de mostrar su atavío
rebosante en manías
y corto de indumento,
cuando de tanto en tanto lo habitan alegrías
y rastrea memorias que deleitan asombros;
como si fueran cuentos.

Porque él sabe de siempre
y hasta el fin de sus días,
que ha valido la pena su oficio de resero.



*Escritor y poeta chubutense

3 comentarios:

EBER GIRADO dijo...

Tengo pocos amigos. Son seres excepcionales. Tengo poquísimos amigos que además son poetas; son seres únicos y totalmente fuera de serie. Gerardo Robert, además de ser mi amigo, es poeta.
Está todo dicho.

Olga Starzak dijo...

Leo a Gerardo Roberts, a quien además tuve la oportunidad de conocer personalmente, y compruebo una vez más, cómo la capacidad literaria de una persona está intrínsecamente ligada a sus valores. En la poesía se evidencia de una manera particular, porque afloran los sentimientos desde las mismas entrañas, y se amalgaman con las experiencias en ese escenario único que el autor más que imaginar, vivió. Leer poemas de este estilo, pura lírica, y además atravesados desde el primer al último verso de estética, poblados de imágenes, sabiduría y justas palabras, es mantener la esperanza de que la POESíA no muera tal como pareciera que, los vanguardistas de hoy, se esforzaran en buscar. Ejemplo de ello, y con todo el respeto que me merecen quienes buscan expresarse a través de la palabra, son los poemas que últimamente y en diferentes ámbitos literarios han procurado los primeros galardones.
Voto a la poesía tal como nació, y se sostuvo en la voz de Rubén Darío, Neruda, Martí, Machado...
Y alberga en el alma de Gerado Roberts.

Jorge Vives dijo...

Sr Robert: Como lo hice en la anterior oportunidad cuando publicó su poema “Poblador Patagónico”, vuelvo a manifestarle el agrado que me produjo leer sus versos. No sólo me gusta “cómo lo dice” sino “lo que dice”. Sigo disfrutando de imágenes como “se quedó muy quieto, ramoneando recuerdos“, “esa reservada vocación de estar triste” y “madrugadas que restañan mutismos con rumor de gorjeos “. Sigo disfrutando de la claridad conceptual, de las palabras bien dichas con sentido claro y de la musicalidad de la composición. Ha plasmado en forma precisa y poética el homenaje a dos de las figuras protagonistas de nuestra tierra, el pionero y el arriero, de esa manera que sólo quienes conocen en serio del tema pueden hacerlo.