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jueves, 25 de diciembre de 2008

LA PALABRA Y LA IMAGEN: UNA SOCIEDAD PERFECTA




La literatura cuenta al cabo con la palabra como única herramienta. Con ella procura describir la compleja realidad exterior y también los inasibles recovecos de nuestros mundos interiores. El lenguaje tiene por tanto una pretensión desmedida, inaudita: se propone narrar la Vida. Así y todo no nos ha ido tan mal a los seres humanos, gracias a la portentosa imaginación de la que hemos sido dotados, siempre presta a interactuar, completando el ciclo de la comunicación oral y escrita.
Decimos "amor", leemos "rumor", oímos "cielo", y nuestra pantalla interior reproduce sentimientos, sonidos e imágenes almacenados en un banco de datos riquísimo, que se replican en la mente según las formas, abstracciones y conceptos análogos recogidos a través de nuestra propia experiencia vital.
La imagen visual, en cambio, es instantánea, rotunda. Por algo se ha dicho que "una imagen vale por mil palabras".
Un escritor necesitaría varios párrafos en su intento por representar un atardecer otoñal en el confín entre el valle y la meseta: el sol replegándose con destellos mortecinos sobre las hojas cobrizas de los álamos, un cono de sombras creciente sobre el camino que conduce hasta las bardas iluminadas, mostrando los claroscuros de la greda y de las matas; los tajos biselados de los cañadones; detrás, el cielo pálido y descubierto. Sin embargo, nunca podríamos equiparar nuestra descripción a la contundencia visual de una buena fotografía: siempre nos estaría faltando datos, detalles, adjetivos...
Por gusto o vocación, en Literasur hemos elegido la palabra como herramienta primordial para comunicarnos con ustedes, aunque casi siempre acudimos al auxilio simultáneo de las imágenes, buscando completar y precisar el sentido de nuestros mensajes.
Vistas del Valle, la página web de Raúl Horacio Comes, ha optado en cambio por privilegiar el lenguaje visual. Una prueba de su eficacia: el cuadro del atardecer de nuestro torpe intento descriptivo, se despliega en toda su plenitud ante nuestros ojos en la imagen que encabeza esta nota. En una fracción de segundo, el ojo avizor y la cámara insobornable lograron eternizar ese instante.
Claro está que Raúl también se vale de la palabra para construir a diario el edificio virtual mostrándonos con entusiasmo sus crónicas valletanas, donde los acontecimientos culturales son siempre para él noticia prioritaria.
Por eso desde el comienzo Literasur se sintió en tan grata compañía con Vistas del Valle, mientras ambas procuraban abrir un espacio virtual ante el mundo para difundir las cosas que suceden en este rincón sureño.
Por otra parte la generosidad y el talento de Raúl Comes siempre redoblan la apuesta: cada día tratan de ir un paso más allá. Y como si lo suyo no fuera suficiente, cuando la escasez de tiempo y de conocimientos técnicos nos pusieron en aprietos para mantener actualizado nuestro sitio web -la disciplinada vitrina de este blog- allí llegó Raúl con su carro de auxilio informático, presto a brindarnos su ayuda invalorable.
Gracias a él, ustedes pueden hoy visitar LITERASUR y recorrer sus secciones temáticas en constante crecimiento.
Gracias a él, podremos llevar a cabo lo que resta del proyecto, que incluye nuestra Biblioteca Patagónica.
Esta Navidad, hito universal de paz, amor y gratitud, es entonces un fecha propicia para expresarle públicamente a Raúl Horacio Comes nuestra infinito agradecimiento por sus aportes creativos y su buena voluntad.

El equipo de Literasur

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