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sábado, 28 de marzo de 2009

EL REPORTAJE DE HOY


Entrevista a:
Coca Rodríguez

Actriz
Trelew

27 de Marzo – DÍA MUNDIAL DEL TEATRO

Por Olga Starzak

Me reencuentro, después de mucho tiempo, con Coca Rodríguez, una mujer a la que quiero y admiro inmensamente. Enseguida me parece que nunca dejamos de vernos. Es que ella es de esas mujeres cálidas y sencillas que irradian una energía peculiar y cuya compañía es un disfrute.
Si bien estoy muy lejos de ser reportera, mucho más periodista siento que Coca me facilita esta tarea que estoy empecinada en hacer para compartir con los lectores de Literasur, la vida y obra de una teatrista, para usar las palabras con las que ella se define.
Le pido que nos devele su nombre tal como está escrito en el documento de identidad; y con esa espontaneidad que la caracteriza, me pregunta:

¿Vos decís el que me pusieron mis papás? Soy María Angélica Beatriz Rodríguez. Y como no puede dejar de jugar y divertirse, agrega: porque tengo tres nombres, como las princesas…

Entonces, frente a una actriz, la pregunta de rigor: ¿cuándo y cómo comenzó tu vocación artística?

¡Huy! No tengo conciencia de un momento en particular. Desde que era muy chiquita jugaba a ser actriz. Te cuento, por ejemplo… tenía muchas muñecas pero no las usaba para jugar con ellas a la mamá como otras nenas, o cambiarlas, darles de comer o bañarlas… ¡las usaba de público! Las sentaba bien acomodaditas y actuaba para ellas… Cuando ingresé a la escuela primaria, ya desde segundo grado yo era la que decía el versito del acto, cantaba la canción, actuaba para fin de año… hacía “el numerito”, como decían las maestras. Para mí era muy natural que yo estuviese parada y la gente estuviera ahí observándome, escuchándome. No me sentía importante, ni sentía miedo; no sentía vergüenza, nada. Me encantaba.
Y después pasé al escenario casi sin darme cuenta.

Los recuerdos afloran intactos a la mente de Coca, y disfruta al narrarlos, casi como queriendo revivir aquella época en la que transitó sus primeros pasos en el escenario.
Le pregunto: ¿Cuál fue tu primera representación teatral?


¿Como actriz? ¡Ah! En El Español, “No salgas esta noche” se llamaba la obra y la dirigía Enriqueta Algarra. Yo tendría entre 17 y 18 años, y representaba a una jovencita que salía del colegio de monjas y se enamoraba de un señor mayor.
Recuerdo que mi papá me llevaba al teatro y se quedaba conmigo, a veces hasta durmiendo en la butaca, hasta que terminaba y nos íbamos a casa.

Nostalgia en esa evocación al padre, al hombre que Coca admira, aquél que siendo aún niña la lleva al teatro en Buenos Aires, a ver una obra para niños; y queda cautivada con el mundo del espectáculo, de las luces, del vestuario… y ya sabe para siempre que allí estará su vida.
Es entonces cuando le pregunto qué es lo que más le gusta de este arte de actuar, y qué es lo que le pesa, si en todo caso hay algo que no le guste tanto. Sin dudar, casi sin dejarme terminar, expresa:

¡Todo! Desde la transpiración hasta la iluminación. Yo amo esto… el teatro es mágico. No hay nada que no me guste.

Recuerda entonces una obra, y me conmina a verla porque está a punto de volver a interpretarse: “Los irreverentes” con Natalia Rodríguez y Ariel Molina.

Allí yo vendía las entradas, y estaba feliz. Se respira en ese ambiente un aire particular, fascinante., Después cerraba la boletería y me iba a ver la obra, por enésima vez… ¡Es fantástico!…

He visto a Coca actuar, cantar, tocar la guitarra, recitar… Se me ocurre preguntarle, a propósito de tantas habilidades: ¿qué formación recibiste para fortalecer tu vocación actoral?

Tomé clases con Camilo Da Passano, Conrado Ramonet… Era gente que venía a asistirnos técnicamente dentro del programa de la Dirección de Cultura.. Ahora por razones económicos y políticas, que no vale la pena aquí recordar, se transforman en visitas de dos o tres días, cursos intensivos que, por ejemplo en el Salón Azul del Diario Chubut, en seis horas por día te entregan un cúmulo de información. En cambio, en nuestra época venían y se quedaban dos meses. Nos daban el curso y nos dirigían en una puesta en escena. Recuerdo que hicimos, en una oportunidad, “Nuestro fin de semana” con Conrado Ramonet. Yo era muy jovencita y delgada; me ponían relleno en el corpiño para hacerme más adulta. Compartía escenario con Beltrán Mulhall, Olga Radice, Pocho Gutierrez, Encarnación de Mulhall, Horacio Guratti…
También venía David Cureses que montó “El viajero en mitad de la noche” con actores de “El grillo”. Un maestro del teatro.

Y como no puede dejar de pensar en los demás, en los que como ella gustan de la actuación, me dice:

Yo les digo a mis alumnos que nosotros para empezar a formarnos desde lo teórico tuvimos que ir a Buenos Aires, a estudiar con maestros (porque convengamos que las carreras que forman actores hoy aquí dejan mucho que desear). Uno tiene que ir con los grandes maestros que son los que saben… En Buenos Aires tomé clases con Ricardo Bartís y Laura Yussem. Era un privilegio. Laura dirigió a Alfredo Alcón, en el San Martín, en la obra “El rey Lear”.
Tanto se nos respetaba que cuando venía gente que no satisfacía nuestras expectativas, con todo respeto se lo hacíamos saber a la Dirección de Cultura que era quien los traía, y ¡se prescindía de esos servicios!


Seduce la forma simple y coherente que Coca define las actitudes de aquella época, y me interesa conocer qué actividades teatrales ofrecía, entonces, Trelew.


No había actividades teatrales. Lo que había era una gran inquietud comunitaria por la cultura en general, yo te estoy hablando del Trelew de 12000, 15000 habitantes, me aclara. Y bueno... la gente venía de Buenos Aires y se sorprendía. Había mucha efervescencia, había coros, había universidad, teatro para niños (que éramos nosotras), teatro para adultos con “El grillo”. La comunidad participaba toda: la sastrería de la Policía hacía los trajes para los actores de “El grillo”. A Fito Joaquín no le importaba cuándo le íbamos pagar y nos proporcionaba todas las telas que necesitábamos para el vestuario. Y la comunidad toda estaba comprometida y participaba en esto.

Contanos de “La Rayuela”, ese grupo de teatro infantil que te tuvo como protagonista tanto tiempo.

“La Rayuela” fue un “aborto espontáneo de la naturaleza”; siempre digo que fue así. Nos juntamos cinco amigas: Marta Galván, Marta Binder, Diva Callejas, “Bicho” Barone y yo. Y empezamos a buscar qué hacer para los chicos. Coincidíamos en que no queríamos ese lenguaje tan ridículo de “tú” para nuestros niños. No había escritores nuestros; comenzaba a tener presencia María Elena Walsh, pero no había más… no como ahora que hay una serie de escritores maravillosos.
Y empezamos a escribir. Iniciamos con una narradora vestida de duende, con camisola blanca con rombos negros, calzas negras y un gorro largo… que aparecía y le contaba a los chiquitos un cuento. Llegamos a juntar 200 pibes en la Biblioteca que iban ¡sin un solo adulto que los cuidara! Cobrábamos caramelos o artículos no perecederos que luego distribuíamos en las escuelas, guarderías u hospital.
Apareció luego otro personaje, y otro… y así hicimos un cuento cada sábado durante seis años, con una canción compuesta por nosotras, que yo tocaba con la guitarra y se las enseñábamos a los chicos. Creábamos nosotras, escribíamos, hacíamos la ropa, los personajes y la montábamos los sábados.

Por lo que observo, la Biblioteca Agustín Álvarez era un espacio singular para ustedes, contanos por qué.

La dirigía Francisco Guerra, don Paco Guerra. El decía sí a cualquier expresión cultural que necesitara ese espacio, y nosotras, que no teníamos donde ensayar le pedimos el espacio de la Biblioteca. Él nos acompañaba a veces, y andaba ahí entre los libros, se quedaba mirándonos hasta que llegó un momento que nos confió las llaves. Estábamos allí los sábados hasta las dos de la mañana o más; hacíamos expresión corporal, ensayábamos. Era nuestro espacio.
En el año 1965 obtuvieron el Premio “El Elefante de Oro”, otorgado por la Ciudad de Necochea en el marco del Teatro para niños. Recordanos aquel acontecimiento que enorgulleció a “La Rayuela”, a toda la comunidad de Trelew y a la Provincia.
Cuando escuchamos hablar del Festival de Necochea coincidimos que participar sería, para nosotras, un espacio de aprendizaje maravilloso. Recordá que no veíamos otros grupos, que no teníamos referente. Y entonces, de la hora del cuento en la Biblioteca, pasamos al Teatro Español a hacer -con luces, vestuario y maquillaje- “El Rey Cachipum”, escrita por Myrtha García Moreno. Después “El capricho de caprichosa” que había escrito yo, y más tarde “Cuentos de Chiribichácola” que también hice yo y con la que ganamos el Premio Nacional de Teatro pata Niños, en Necochea.
Fuimos primero en el año 1964 y ganamos un premio a la actuación. Vinimos felices porque aprendimos un montón, Al año siguiente nos acompañó la Directora de Cultura, Encarnación de Mulhall, y llevamos precisamente “Cuentos de Chiribichácola”. Con él ganamos el “Elefante de oro”.

En el recuerdo emocionado de Coca hay lugar para el agradecimiento y agrega: siempre agradezco desde el fondo de mi corazón a la familia Feldman y al Diario Jornada que siempre nos daba un espacio gratis, para “La Rayuela”, para todos.

El Festival de Necochea era un acontecimiento muy serio, había rueda de prensa, reunía críticos que evaluaban cómo había sido concebida cada obra, cuál era el concepto que encerraba, etc. También se concretaban allí talleres, mesas redondas… intercambios. En esa oportunidad el diario salió tres horas más tarde porque Feldman quería enterarse cómo nos había ido. ¡Y nos sacó en la tapa!

(CONTINUARÁ)









9 comentarios:

Jorge Gabriel dijo...

Es la segunda vez que comento a Olga. Me siento un atrevido. No tengo quilates para eso. Pero ya conseguí algo, hacerla mi amiga. Olga me gustó tu reportaje a Coca exelente actriz, mi hermano Gerardo supo incursionar en el teatro creo que El Grillo. En mis épocas de juventud, haciendo la conscripción en la Marina, intervine en la compañia de teatro del crucero Ate. Brown. Actuabamos en los desembarcos de los puertos. Pero! Me estoy entusiasmando y el comentario era para contarte que tengo una nieta de 18 años, es alta, esbelta, tierna y bueno que menos podría decir. Soy el abuelo pero ahí llego, este año se fue a Bs.Aires a estudiar teatro, se llama Malen, nombre solo. Creo que ya salió muy bien en un concurso y aprobó el primer exámen.Los abuelos rebalsando de orgullo. Los padres, no tanto, la angustia, la incertidumbre, tan lejos... el padre trabaja en Lago Blanco, la madre en Playa Unión, se ven cuando pueden. Perdoname, quería contarte algo, aprovechando tu reportaje a Coca Rodríguez, nombres conocidos, me encantó lo tuyo como todo lo que hasta ahora he leido. Te felicito. Jorge.Robert

Olga Starzak dijo...

¡Gracias Jorge! Para mí ha sido un enorme privilegio reportear a Coca, no solo porque es una gran actriz -referente indiscutible del teatro en nuestra zona- sino porque es un ser humano de una calidez extraordinaria. Me gusta saber que el teatro y el arte en general (ya que conozco las aptitudes literarias de Gerardo) están presentes en tu vida, y en la de tus afectos. También a mí me apasiona actuar y supongo -que de alguna manera- se lo he transmitido a uno de mis hijos.
Para tu querida Malem... ¡mis deseos de muchos éxitos!
Mis cariños!
Olga

Jorge Gabriel dijo...

Hice varios intentos posteriores porque me gusta compartir pero mis comentarios fracasaron.

Jorge Gabriel dijo...

Hay quienes afirman que un refrán muy antiguo dice: "segundas partes nunca fueron buenas" Por lo menos esta vez, la erraron fiero. La segunda parte de tu reportaje a Coca Rodriguez es excelente, igual que la primera. Luego donde dice "comentarios"me invita a esa segunda parte. De manera que lo primero que debo hacer es saludarte, Olga Starzak; felicitarte y volver un poco al 27 pasado, dia internacional del teatro. Así me encuentro con que una niña de Trelew, a los 10 años de edad indujo a sus padres a buscar medios de mayor complejidad por su gras afición al canto, teatro, baile y otras artes, tal fue su éxito que con 21 años va a debutar en el teatro Broadway de N.York y luego de haber pasado por el Colón de Bs.As. y la amistad de famosos como Valeria Linch, Julio Boca y de otras artes. La niña, que todavía lo es, se llama Josefina Scaglione y habría tanto para hablar de ella, pero quiero un pequeño espacio para Malen, mi nieta a quien mostraré esto para estimular su carácter. Y otro pequeño espacio para mi "ego" y contarte Olga que conozco el Broadway y el Radio City de N.York en viaje de nuestra ARA en el año 1949. (que nivel) Cariños Jorge.

Gerardo dijo...

Toda vez que el intelecto selectivo de Literasur incorpora un trabajo de Olga, tengo la certeza de que habré de transitar momentos, sitios, sensaciones, climas, descriptos sin la más mínima concesión a lo vano. Sin el más insignificante acercamiento a lo trivial. Los momentos, los sitios, las sensaciones y los climas que narra discurren impecablemente ; su relato de La Nueva Polonia, aparecido hace algunos días, reitera y ratifica, por si hiciera falta, ese molde. Pero como siempre, tiene más. Y aunque desde su modestia manifiesta estar lejos de ser reportero o periodista, invalida de inmediato esa aseveración con un despliegue de sutileza, profundidad y elegancia en el manejo de la entrevista que, necesariamente, induce a reclamar de aquellos que sí dicen serlo, una mínima dosis de reflexión. Y por si fuera poco, se colocó frente a quien exhibe, a la hora de ejercitar el talento, méritos similares a los suyos: La enorme mujerdeteatro cuanto entrañable Coca. Que al tiempo de elaborar un personaje y mientras procura afirmar el texto en su memoria, martilla, pinta, serrucha, plancha, cuelga, barre , acomoda, y después, mucho después, cansada, se sienta en la fila diez de la platea para mirar desde allí, en penumbras, el escenario enlucido de magia desde el que un tropel de duendes histriónicos la enternece hasta el suspiro. ¡Qué lindo tenerlas juntas! ¡Qué privilegio sentirlas amigas!

Olga Starzak dijo...

Jorge (Puedo llamarte Rico? Como lo hacen quienes te estiman?) tu pasión por el arte, y por aquellos que lo ejecutan o representan, me habla de tu sensibilidad, y también de tu rica experiencia de vida.
Para las Josefinas, y las Malem, y también los Robert... para los que encuentran en las distintas manifestaciones del arte una forma de vida...¡mi admiración!
Gracias por tus palabraa; con mucho cariño
Olga

Olga Starzak dijo...

Gerardo, creeme que para mí es un enorme privilegio colaborar con Literasur. ¡Como lo ha sido entrevistar a Coca Rodríguez! Ella, tal como lo expreso, con su espontaneidad y calidez, ha hecho de mí esa circunstancial "reportera" de la que hablás.
Mi enorme agradecimiento a tus bellas palabras, las que -sin lugar a dudas- muestran el escritor que también sos (y sin duda el afecto compartido del amigo que nos une).
Hasta pronto!
Un abrazo
Olga

Anonymous dijo...

Buenas noches señores de literasur, perdonen mi atrevimiento al utilizar esta pagina para una gran petición... lei el hermoso reportaje a Coca Rodriguez, mujer a la que deseo conocer desde mi más tierna infancia ... se que es muy dificil para mi y que quiza este mail nunca llegue a ella.. pero no dejaré de intentarlo.. les dejo mi correo electronico por si alguno de ustedes tiene la amabilidad de contactarme con ella: mi correo es preciosa15nb@hotmail.com soy Natalia Rodríguez Acón tengo 20 años y deseo de todo corazon poder tener contacto con ella.¡Que Dios los bendiga!

pd: si no es posible porfavor avisenme, que seguiré intentando por todos los medios.. Muy agradecida: Natalia.

EBER GIRADO dijo...

Estimada Natalia, nos estamos ocupando de satisfacer tu pedido. Ya volveremos a contactarte.
Saludos
Eber Girado