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miércoles, 14 de abril de 2010

LA NOTA DE HOY

LAS VOCES DEL CHUBUT (Gaiman, 1968 -Foto A. Dimitruk)


FOLKLORE Y LITERATURA

Por Jorge Eduardo Lenard VIVES





En el título de este artículo, el término “folklore” adopta su significado más común. Por tal se entiende aquí a la “música folklórica”. Si dudas, sería interesante relacionar todas las manifestaciones del folklore con la literatura; pero, en pro de la brevedad, la nota sólo versará sobre los puntos de contacto entre el género musical y el arte literario. De más está decir que al tenor del blog se vincularán folklore patagónico y literatura patagónica.

Sin ahondar en purismos, que expertos para explicar mejor el tema los hay, se puede afirmar la existencia de un folklore netamente patagónico, con muy buenos cultores. A pioneros como “Las Voces del Chubut”, representantes de la región en el Cosquín de los años 60´, se agregan los nombres de Abelardo Epuyén, Luis Rosales, Oscar Payaguala, los hermanos Berbel, el “Vasco” Zalaberry, Hugo Jiménez Agüero, un intérprete que tuvo en los últimos años gran relevancia por sus esfuerzos para llevar al público nacional la música de la Patagonia; y muchos otros. El género tiene formas propias, como el kaani, la chorrillera y el loncomeo; pero sus autores también ensayan la música norteña – la zamba, el malambo -, con letras que hablan del sur.


OSCAR PAYAGUALA


La relación entre esta manifestación musical y la literatura es un camino de ida y vuelta: la literatura menta al folklore y el folklore se hace literatura. Por un lado, el género musical es muchas veces citado por los escritores patagónicos; como para respaldar su existencia. Por otro, las letras de las canciones del sur se convierten, frecuentemente, en verdaderos poemas. Un ejemplo de la primer relación se puede encontrar en el cuento “Las torres altas“; donde Donald Borsella reproduce íntegramente la letra de “Cazando Jabalí”, de Abelardo Epuyén:

“Vamos mi perrito blanco / el rastro no hay que perder
debe ser barraco grande / y colmilludo también”

Las aventuras cinegéticas de Curcuncho Canuipán y su épico duelo final con “Barraco Grande”, dan marco para que Borsella fije en el papel las sentidas estrofas de la canción sureña:

“En aquel cohiual tupido / el chancho debe dormir
y si se ha ido más lejos / igual lo hemos de seguir”

Respecto a las letras de las canciones que muestran calidad literaria, varios son los ejemplos. Uno de ellos es el que nos proporciona la abundante obra de Jiménez Agüero. Tiempo atrás, el señor Germán Terrén Estrada publicó un artículo sobre el compositor en el diario “El Regional”, que reprodujo fragmentos de una de sus obras más bellas: “Malambo Blanco”:

“Hay un árbol que llora / lágrimas de cristal
como una imagen viva petrificada / detenida en el tiempo de congelar”

Podemos encontrar esa poesía de acento bien patagónico en todas sus composiciones. Otra de ellas es la canción “Ana de la Colmena”, que recuerda un episodio heroico de la historia austral con emotivas estrofas:

“Ana de “La Colmena” / qué estrella buena te alumbrará.
Por querer dar un hijo / cayó tu luna en el lugar.
Allí descansa entonces tu fe pionera / Ana de “La Colmena” de San Julián”

Este artículo, necesariamente sucinto, sólo refiere un ejemplo de cada una de estas relaciones “de ida y vuelta”. Sin duda existen muchos más escritores que citan el folklore vernáculo y más folkloristas que se hacen escritores. Además de la temática patagónica, estos artistas tienen algo en común: su escasa difusión a nivel nacional. Debido a la lejanía de los centros comerciales del país y pese a su indiscutible calidad, faltos de publicidad en los medios del norte los cantautores y los escritores patagónicos adquieren un renombre local, restringido.











MARCELO BERBEL

¿Llegará el tiempo en que esto se revierta? Difícil es predecirlo. De todas maneras, por más alejados que estén de los círculos comerciales, nadie puede negar que la literatura y el folklore de la Patagonia producen resultados de una elevada calidad. Los seguiremos disfrutando entonces en el sur, bajo estos cielos, estrellados de noche, límpidos de día, rojizos en las transiciones, que inspiran a nuestro creadores. Seguiremos disfrutándolos, mientras en el norte se los ignora. Como diría el ingenio popular, “¡ellos se lo pierden!”


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4 comentarios:

jorge robert dijo...

Mi primer intento ha fracasado.
Lástima porque decepciona.

jorge robert dijo...

La cita obligada: Para el amigo Vives no hay tema oculto, olvidado, y menos si trata de Patagonia.Esta vez le tocó al folklore rendir examen, desplegarse por la pluma rectora del expositor. Por eso digo la cita obligada, atender lo que a través de sus notas nos enseña J.E.L.Vives.- Encontré en sus detalles al gordo santacruceño, nacido en Balcarce, Hugo Giménez Agüero, genio, poeta que un día se inspiró en un programa radial de avisos al poblador rural y tituló:
NO ME ABANDONES AHORA.- Poncho de lona encerado/no me abandones ahora/que está nevando tupido/y el viento sopla escarchado/ En estribillo dice: Como no voy a llegar/virgencita de la huella/no ha dejado de nevar/y el suelo blanco me acecha/siento en el pecho un dolor/que me hiere como flecha/ya no puedo respirar/ talvez mi aliento se escarche/no me vayas a fallar/zaino seguí pa'
delante/.- Nos deja el autor la angustia de saber si el jinete llegó o no donde lo esperaba su amada y el hijito recién nacido como el aviso radial le indica con el agregado: Se aconseja no viajar.

Cosas de nuestros queridos autores.
y nosotros lo entendedores.
Gracias tocayo. Un abrazo J.Gabriel

Jorge Vives dijo...

Estimado tocayo: muchas gracias por tu comentario. Con tus palabras tan justas y sentidas, siempre estás dándome ánimos para seguir en esta huella de tratar de mostrar la riqueza de nuestra cultura literaria; y también, como en este caso, musical. La canción que recordaste es un reflejo de la vida en los campos patagónicos; y, con su final abierto, tiene mucho de literatura, de cuento. Así es como veo también la obra de don Hugo Giménez Agüero: cada uno de sus volúmenes de canciones es como un libro de cuentos, bien sureño y lleno de poesía.

Un abrazo para vos.

Jorge Vives dijo...

Aprovecho que estoy en el blog, para agregar un par de datos al artículo. Quedaron fuera de esta nota muchas referencias a nuestro folklore. La única excusa de ello, es la brevedad que impone este tipo de trabajos; que no pueden ser, por una cuestión de espacio en el blog y de tiempo del amable lector, demasiado exhaustivos. Por eso quiero ampliarlo con un par de temas. Por un lado, comentar que encontré en Internet la excelente versión de “Cazando jabalí”, por un folklorista de Esquel, Eduardo Paillacán; quién tiene una amplia trayectoria artística. También leí que otro músico, Rolando Lobos, de Cipolletti, tenía grabada una versión del mismo tema. Por otro lado, quiero recordar a todos aquellos que difunden nuestra música desde los medios. Lo hago ahora mencionando a don Felipe Alarcón, el folklorista, escritor y locutor de Comodoro Rivadavia, que es un permanente difusor, y defensor, del género; y cuya amabilidad hace que siempre en sus pogramas radiales, tengan lugar los cultores de lo nuestro.