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viernes, 5 de agosto de 2011

LA NOTA DE HOY





LAS CAPILLAS DEL VALLE EN LA LITERATURA


Por Jorge Eduardo Lenard Vives

Entre las principales manifestaciones culturales legadas por la Colonia Galesa del Chubut se encuentra la religión. Las denominaciones protestantes mayoritarias en el Valle fueron la congregacionalista (o independiente), la metodista y la bautista. También hubo anglicanos.

Inicialmente, cada iglesia tuvo sus propias capillas, pero diversos factores incidieron para que se agrupasen durante una reunión llevada a cabo en la Capilla Bethel “Vieja” de Gaiman en 1902; verdadera experiencia ecuménica que finamente derivó, hacia los años 60, en la Unión de Iglesias Cristianas Libres del Chubut. El servicio religioso mantenido a lo largo del tiempo, junto con la preservación de los edificios donde se celebra el culto, permitió conservar hasta la actualidad las tradiciones de aquellos primeros pobladores; y contribuyó a perpetuar su idioma. El total de capillas erigidas en el valle entre 1865 y 1925 fue de 34.

No existieron en forma simultánea; la cifra abarca todas las edificaciones que se hicieron, incluyendo aquellas destruidas por diversas causas y las que fueron construidas para reemplazarlas. Al día de hoy existen 16 capillas en pie: “Berwyn” en Rawson, “Moriah” y “Tabernacl” en Trelew, “Nazareth” en Drofa Dulog, “Bethlehem” en Treorcky, “Seion” en Bryn Gwyn, “Bethel Nueva” y “Vieja” en Gaiman, “Salem” en La Angostura, “Bryn Crwn”, “Bethesda” y “Glan Alaw” en los parajes que llevan sus nombres, “San David”, anglicana, en Maes Teg, “Ebenezer” y “Carmel” en Dolavon, y “Bethel” en Tir Halen. De las 18 faltantes, 12 fueron arrasadas por inundaciones (10 de ellas durante la gran inundación de 1899); en tanto 6 se derribaron por distintos motivos. Ejemplo de estas últimas es la “Capilla de Piedra”, construida en 1877 por John C. Evans y William T. Griffiths en el predio donde luego se ubicó la Escuela Nro. 34 en Gaiman. Este resumen no menciona la ya desaparecida capilla de chapa de Puerto Madryn; en uso durante varios años.




La Literatura reflejó la permanencia de estas costumbres; haciendo hincapié en los edificios que albergaron el culto. Entre las primeras obras dedicadas a su difusión, se encuentra “Capillas del Valle”, del Dr. Alberto Abdala y Matthew Henry Jones, un libro editado con motivo de los cien años de la llegada de los colonos galeses. Luego de una reseña general de la religión en la zona, desarrolla la historia de cada capilla. Un dato interesante es que habla de 17 construcciones en pie; ya que en ese momento aun se erguía la capilla de Tair Eligen; cuya localización sobre la Ruta 7 entre Trelew y Rawson está actualmente señalada con una placa. Años más tarde, en 1977, se publicó un pequeño opúsculo, con dibujos muy precisos de las capillas realizados por el artista galés I. R. Daniel y breves textos descriptivos sobre cada una en castellano, inglés y galés. Su título es “Capillas Colonia Galesa Valle del Chubut” (Sic).

Hacia fines de la década de los 90’, el entrañable amigo Edi Dorian Jones presentó un volumen que reunía fotos de su autoría, llamado “Capillas Galesas en Chubut”. Al inicio de la obra resume la historia del culto valletano, agregando al exhaustivo estudio de Abdala y Jones abundante información obtenida durante sus investigaciones. En su capítulo “Recuerdos”, sintetiza de esta manera el sentimiento que genera en el espíritu la serenidad de las capillas del valle: “En su interior, aún hoy, se siente que perduran ese silencio de lugar sacro, el viejo y fuerte olor a madera, mezclado con el de libros antiguos y del tiempo. Aún en las que están vacías, silenciosas de himnos y de gente, el ingresar a ellas en soledad y permanecer sentados en uno de sus bancos, nos lleva a sobrecogernos y observar nuestro propio interior”. Existe una tendencia actual a hurgar en los tiempos pasados, indagando sus detalles. Es así que comenzaron a estudiarse los antecedentes de cada uno de estos lugares de culto y se redactaron obras de importante valor documental. Uno de estos libros es “Moriah. Una capilla en la Patagonia”, de Carrie Hughes. Otro es “Reseña de las Iglesias Anglicanas en el Valle del Chubut” de Lottie Williams de Jorge. En ambos casos, sus autoras pormenorizan los anales de distintas capillas; y agregan anécdotas que ayudan a profundizar en la historia del Valle. Es de particular interés la cálida “Remembranza” de Carris Hughes, que epiloga su obra; al igual que las reminiscencias de Lottie Williams respecto a las épocas de mayor afluencia de fieles a las capillas de su congregación.

Las obras mencionadas en esta nota nos señalan que analizar la historia de la colonización galesa del Valle del Chubut sin tener en cuenta su dimensión religiosa, generará una visión incompleta de la gesta. Este aspecto también debe ser considerado por la Literatura de ficción que pretenda reflejar la esencia del hecho. Pero conocer en profundidad el tema requiere indagar en el verdadero origen de las iglesias presentes en la zona; sin tomar leyendas como hechos históricos ni realizar apreciaciones anacrónicas juzgando la acción de los seres humanos de fines del siglo XIX y principios del XX con criterios actuales.




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6 comentarios:

Rosanna dijo...

Te felicito Jorge por tu trabajo muy minucioso, como ya nos tenés acostumbrados.
Habiendo leído sobre la colonización galesa (aunque sin ser especialista en ella) es fácil reconocer el rol que jugaban en esa época. La mayoría de los trabajos escritos (en sus diversas expresiones) hacen referencia a la capilla.
María Marta Novella y Jorge Oriola (docentes e investigadores del UNPAT en su trabajo "Religiosidad y cohesión social: La Capilla Seion de Esquel" (En Historias de la Cordillera chubutense. Vol 2. s/e. Esquel, 2007), luego de una introducción de la colonización y de la historia de la capilla (por ej se transcribe el acta original del Libro de Reuniones de la misma (firmada por el Rev Lewis Humphreys y R. O. Jones como Secretario) incluyen un subtítulo muy interesante y que sintetiza la importancia de estos espacios dentro de la colonia: "La Capilla como institución étnica".
Este mismo artículo también aparece en el libro del II Foro Internacional sobre los Galeses en la Patagonia y en Historias de la Capilla Seion (Esquel, 2004).
Estas capillas no sólo fueron lugares de culto, sino también de canto, poesía, educación, encuentros comunitarios, que difícilmente tengan un sustituto en la actualidad.

Ada Ortiz Ochoa (Negrita) dijo...

Hice un comentario y por mal manejo de mi teclado, lo perdí. ¿No puedo recuperarlo?
Ada Ortiz Ochoa

Rosanna dijo...

Supongo que no.
Pero aprovecho para agradecerle sus palabras acerca de mi, sobre un comentario de hace unos meses atrás. Y por la información aportada en el del uso de esas obras en las escuelas.
Además hay algo curioso. Cuando ví su foto en otro artículo reciente me llamó la atención dado que se parece mucho (al menos en esa imagen pequeña) a una tía ya fallecida, cuando era un poco más joven: la sonrisa, el pelo. Por segundos traté de imaginar todas las posibilidades en referencia a ese parecido.
Perdonen los amigos de Literasur por agregar ésto que escapa al interés de la pág.

Ada Ortiz Ochoa (Negrita) dijo...

Ja, ja,ja! Yo también pido perdón a los amigos de Literasur y te comento Rosanna, que no es una sorpresa. No soy exclusiva, muchas veces me comparan y me confunden con otras personas. Gracias por tu comentario. Ahora intentaré rescatar el momento emotivo que me movilizó con la lectura,lo que sentí en ese momento para comentar la preciosa nota de Jorge.
"Las capillas del Valle en la Literatura" es un trabajo excelente entre tantos buenos trabajos a los que nos tiene acostumbrados Jorge Lenard Vives.
Un verdadero estudioso que sabe imprimirle majestad a escritos como éste que hoy estamos comentando. Con documentación histórica comunitaria, no se convierte en un frío apunte de fechas y hechos. No ocurre así.
Hay mística, respeto y profundidad en el trato de un tema que hace a la esencia misma de los pioneros galeses, que supieron transmitir, preservar y sentir hondamente durante generaciones. La fundamentación de su culto.
Jorge ha puesto de manifiesto este aspecto cultural de un pueblo de características poco afines con nosotros los latinos y sureños. Sin embargo son tan patagónicos como el que más.
Es un trabajo documental auténtico, sincero y necesario, trabajado con talento. Visión y memoria que abarca varias generaciones y destaca la coherencia de un pueblo, de una casta que enriquece la literatura patagónica.
Gracias, Jorge, fue un placer leerte. Felicitaciones.
Negrita

Jorge Vives dijo...

Gracias Rosanna por el comentario; y también por agregar esos datos sobre otros investigadores que han tratado el tema. Esa es la idea del artículo; presentar los autores y las obras a las que puede recurrir a quien le interese el asunto. Por otro lado, aprovecho mi comentario para remarcar uno de los puntos que sostengo en la nota: que la dimensión espiritual de la gesta galesa en el Valle del Chubut, materializada, entre otros aspectos, por los numerosos lugares de culto que se levantaron, es fundamental a fin de entender la perseverancia de aquellas mujeres y aquellos hombres para arraigarse a la Patagonia. Hay un dicho que nos recuerda el señor Horacio Dos Santos en su libro sobre la historia de Coronel Suárez, en el capítulo dedicado a los colonos galeses de Sauce Corto: “lo primero que hacen los galeses cuando llegan a un lugar, es alzar una capilla”. Por eso, pretender analizar la colonización galesa sin considerar su faz espiritual, es como pretender entender la historia del Chubut en el mundo paralelo al cual arriba en forma tan inopinada Ireneo Morris, el protagonista del cuento “La trama celeste” de Adolfo Bioy Casares, luego de su desventurado vuelo en aeroplano.

Jorge Vives dijo...

Negrita, te agradezco mucho el comentario. Intenté hacer lo que decís: difundir un tema esencial a la colonización galesa en el Chubut, con “respeto y profundidad en el trato”, según tus palabras. Y, más allá de otras implicancias, buscaba afirmar lo que también expresás: que manifestaciones culturales como la que señalo alimentan la Literatura Patagónica, incorporándole multitud de elementos que componen un panorama variopinto y rico en contenidos. En tu prosa y tu poesía se refleja en forma muy lograda esa variedad cultural y natural de la región.