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domingo, 11 de noviembre de 2012

LA NOTA DE HOY



Comentario de un libro recientemente publicado







LA LEYENDA DE GUAGUEREN, DE FERNANDO NELSON



    A veces, los escritores reniegan de sus obras de juventud y las arrinconan en el cuarto de los trastos. Privan así a sus lectores de una muestra temprana de su estilo; y a la vez se pierde para la Literatura una eventual obra de arte. Si tal cosa hubiera hecho, por ejemplo, Víctor Hugo, se hubiera olvidado la magnífica “nouvelle” “Bug Jargal”, que escribió a los diecisiete años.

    Por eso resulta grato ver cómo Fernando Nelson rescató los manuscritos de “La leyenda de Guagueren”, su primera novela; publicada por el Fondo Editorial de la Provincia del Chubut hacia el año 1987. Ante el requerimiento de unas docentes que habían buscado infructuosamente algunos de los 500 ejemplares que integraban la edición original, el autor hizo una reedición artesanal y de reducida tirada, con vistas a una posterior impresión comercial (iniciada, en forma parcial). Para hacerla, unió su pasión literaria a su profesión fotográfica; y, apoyándose en una diagramación exquisita, obtuvo un libro de colección.

    Pero el fuerte de quien escribe esto, no son las artes plásticas ni gráficas, sino la Literatura. Desde este punto de vista, también es una obra antológica; pues constituye una pieza de auténtico género fantástico, tan poco presente en las letras patagónicas. Y es una novela de aventuras, variante que tampoco tiene muchos representantes en la creación sureña. Su argumento, que lleva al protagonista a seguir a la intrigante y bella Jenny Jenkins hasta lugares insospechados, es motivo de continuas sorpresas para el lector. No conviene, por lo tanto, revelarlo. Basta decir que, mezclando momentos de acción muy bien logrados, con otros que permiten al lector el goce intelectual de la cultura clásica, el autor nos introduce en los anales de la colonización galesa del Valle del Chubut; a la que agrega un ribete fantástico. Para mostrar el carácter de su prosa, tomamos un párrafo del fragmento que figura en la contratapa de libro:

    A poca distancia estaba un pingüino muerto; vimos muchas esponjas, casi todas blancas, estrellas de mar de diversos colores y tamaños, y minúsculos surtidores de agua en la propia arena; cavamos con cuidado, con las manos, y hallamos caracoles vivos del tamaño de un puño. Unos trozos de madera oscura despertaron nuestra curiosidad. Luego vimos, semienterrada, una bota de pescador, y conjeturamos que las maderas debían haber conformado el casco de un pesquero que no pudo eludir la tormenta.

    Al observar adelante y descubrir sobre la arena un bulto oscuro, tirado cual un hombre muerto, nos detuvimos.

     Es un proto-estilo de Nelson, en el cual se perciben las sutilezas que perviven en su estilo actual; pero que también muestra la frescura del escritor novel, entusiasmado con su obra más allá de vericuetos idiomáticos y preocupado por terminarla para participar en el Certamen del Fondo Editorial chubutense del año 1983 (donde obtuvo el primer premio). Por eso se aclara en la portada que esta nueva edición es una “versión corregida y ampliada”. Tal actualización no sólo consta de un retoque menor del texto; además se agregó información, sobre todo histórica, que el autor desconocía en oportunidad de escribirlo. Pero la novela es la misma que vio la luz a principios de la década de los ochenta.

    Con respecto a la edición en sí, podemos decir que el diseño de la tapa es de Cristina Jáuregui; en tanto las fotos que la ilustran, una de las cuales es un retrato de la modelo Romina Conter, son del propio autor. El resultado es una portada que por su colorido y formato atrae la atención en cualquier estante que se la coloque. También es llamativa su dedicatoria, “A la memoria de los Primeros Colonos Galeses de la Provincia del Chubut. A sus descendientes”, que da claves sobre las motivaciones del autor: viviendo en el sur, se sintió atraído por las tradiciones de ese pueblo celta de lenguaje peculiar, costumbres antiguas y profunda espiritualidad; y allí encontró material para alimentar su numen.

    Sin dudas, Fernando Nelson es un escritor de primer orden, como lo demuestran, entre otras obras, los cuentos reunidos en los volúmenes “El retorno” y “Carta encontrada en Plaza Irlanda”. “La leyenda de Gaugueren” no hace otra cosa que reafirmar eso, pero con una visión retrospectiva; como si el lector viajase unos años atrás para comprobar la calidad literaria del Nelson joven. Por otro lado, quienes lean sus páginas hallarán muchas ocasiones de diversión, donde la acción es la protagonista; pero también podrán deleitarse con las referencias culturales que nos proporciona la erudición - y la imaginación - de su autor.


“La leyenda de Guagueren”, de Fernando Nelson. 1ra Edición: Fondo Editorial de la Provincia del Chubut, Rawson, 1987. 2da Edición: edición artesanal del autor, Puán, 2012. 3ra Edición (basada en la anterior): Parigliani Gráfica, Neuquén, 2012.

J. E. L. V.


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1 comentario:

Anónimo dijo...


Tendría que recordarle al amigo Eduardo Vives, que también nos está privando a sus lectores sobre sus tempranas letras en la poesía.
Será un placer poder conocer los premios recibidos por sus poemas.

Un abrazo sincero. Victoria Asís