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lunes, 3 de diciembre de 2012

LA NOTA DE HOY





Comentario de una obra recientemente publicada


“NADA OCURRE ANTES DEL VIENTO”, DE HUGO COVARO



   Hace pocos días llegó a mis manos una de esas joyas que la Literatura Patagónica suele regalarnos. Desde la misma portada, en la cual la silueta de un arriero se difumina en el polvo ocre volado por el vendaval, “nada ocurre antes del viento”, la última creación de     Hugo Covaro, es arte en su más pura expresión.

   El autor de “Con los ojos del puma”, “Pequeñas historias del frío”, “Pequeñas historias marinas” y tantos otros textos, reúne en este volumen una serie de relatos en los que el desierto y el viento entablan un diálogo, construido no sólo de palabras y voces; sino de gestos e intenciones presentidas. Sin embargo, ese discurrir errante, huidizo, de sus mutuos mensajes; es sólo el telón de fondo para que Covaro desgrane ideas y reflexiones de talante universal, volcadas a un escenario patagónico.

    Sus pensamientos están unidos, como los eslabones de una cadena de metal valioso, por un lenguaje plástico, pleno de imágenes, recursos literarios y tropos de todo tipo; entre los que se percibe el eterno silbo del viento y la seca rudeza de la meseta. Todas las metáforas, hipérboles, comparaciones posibles, e, incluso, construcciones al estilo de las nórdicas “kenningar”, son barajadas por el escritor para hacer referencia al maridaje viento – desierto; que se intuye a través de las sucesivas hojas del tomo y se explicita en el último capítulo. Por eso, pese a que el autor mismo insiste en evitar toda catalogación de su obra - y lejos de un intento de embretarla sino de resaltar su originalidad -  sus lectores podrían considerarla un “ensayo poético”.

   Los siguientes son algunos ejemplos de la riqueza de su expresión; entresacados al azar, porque podemos encontrarlos en cualquier punto del libro:

“El desierto – ponderación de lo pequeño –“
“El viento – luz de una estrella muerta que viaja en el tiempo-  .”
(El viento) “Música redonda hecha diablo en el remolino”
(El desierto) “Espacio mágico que el viento limpia y libera para que el tiempo pueda llenarlo de nuevas epifanías”
“Solitario, un guanaco asoma sobre la alta peña su dibujado contorno, como sosteniendo a contraluz, todo el peso del firmamento”.

   Una de las claves de la Literatura auténticamente regional, según el cuentista y poeta santacruceño Héctor Roldán, es que el hacedor logre captar la “metafísica” de la Patagonia; y que la refleje en sus creaciones. Muchas veces, en los anteriores libros del autor, se vislumbró esa esencia; como en el caso de las narraciones reunidas en “Mi Land Rover Azul”. Pero es en este libro donde llega a plasmarla. “Nada antes del viento” es el canto a estos confines australes, que, sin dudas, muchas veces será citado como una muestra arquetípica de las letras sureñas.

     Respecto a los datos de filiación: el libro fue publicado por la Editorial Universitaria de La Plata, que ya editó varias veces al comodorense. La fotografía y el diseño de tapa son de Miguel Escobar, el tipeado y corrección de Marisa Fernández, la asesoría literaria de Alicia Carballo; y del propio autor son las “apropiaciones creativas”, los dibujos que ilustran el texto.

     Al inicio de su obra, Covaro transcribe un párrafo de Gustavo Flaubert; que expresa el deseo de crear un libro sin tema, sin asunto, “sin atadura externa, que se sostuviera por sí mismo, por la fuerza interna de su estilo, como el polvo se mantiene en el aire sin que lo sostengan...” . Esas palabras nos traen a la memoria otra frase de Flaubert, incluida en “Madame Bovary”:  “...nadie puede jamás dar la exacta medida de sus necesidades, ni de sus conceptos, ni de sus dolores, y la palabra humana es como un caldero cascado en el que tocamos melodías para hacer bailar a los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas”.

    No sé si Covaro pretendía conmover al viento y al desierto. Tampoco sé si el viento y el desierto – perennes, imperturbables, hieráticos - pueden, o quieren, ser conmovidos. Pero si sé que, con sus palabras, el escritor los conjura, los hace aparecer ante nuestros ojos; y nos los muestra con todo su misterio y su belleza.



“nada sucede antes del viento” - Hugo Covaro. Editorial Universitaria de La Plata, La Plata, 2012.

J. E. L. V.

3 comentarios:

Ana María dijo...

Excelente comentario.

Unknown dijo...

Como siempre admiro la tarea que realiza Jorge de difusión de la literatura patagónica, y como siempre me compromete a leer esos textos. Seguramente esta literatura esta en un proceso de crecimiento que esperemos que pueda, en algun momento, cristalizarse en un corpus reconocible y reconocido. Saludos.

Jorge Vives dijo...

Gracias, Ana María y Héctor, por los comentarios. Me alegro que la opinión sobre el libro de Hugo Covaro haya gustado.

Hugo Covaro es un escritor que no necesita ser presentado. Tiene una larga trayectoria en la Literatura regional, a la que aportó una presencia permanente y una gran cantidad de valiosas obras. Sin embargo, creo que este humilde articulo contribuirá en algo a la difusión de su último libro. No es común en la región, como sucede a nivel nacional, (o, mejor dicho, en la C.A.B.A., que es lo mismo), que cuando algún autor da a conocer una nueva creación, haya un crítico que publique su opinión en alguna revista o suplemento literario, para que el libro sea conocido. Supongo que a veces el crítico es motivado por la editorial que editó el volumen; aunque también se da el caso de que la misma editorial publica una propaganda con un comentario sobre la obra. Pero siempre alguien la difunde. Ese es uno de los objetivos que persigue mi comentario.

El otro objetivo, es insistir en la búsqueda de la Literatura Patagónica; que semeja ser como esos fementidos charcos de agua vislumbrados por los conductores, a los lejos, en las rutas pavimentadas que atraviesan la meseta, en los días calurosos de verano (variante criolla de los espejismos que mienten oasis en otros desiertos del mundo). Cuando nos acercamos a ella desaparece, se desdibuja, se difumina; se vuelve borrosa. Pero, de tanto insistir, en algún momento se va a materializar; en un “corpus” homogéneo e identificable, como dice Héctor Roldán, que mostrará que la riqueza cultural de la región debe tener su lugar de privilegio en el panorama de la Literatura argentina.