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lunes, 20 de mayo de 2013

EL RELATO DE HOY

DOS RELATOS BREVES



Por Luisa Luzietti de Paolini (*)







Diciembre


El mes más importante del año.
Después de sesenta  veranos, todavía el nombre diciembre lo asocio siempre con el invierno. Días cortos, noches largas, frío, a veces con nieve, melancolía.
En esta parte del mundo donde vivo desde hace seis décadas, todo parece estar un poco, como se dice, al revés. Contradictorio.

         En diciembre maduran las cerezas y los damascos. ¡No, las cerezas y los damascos maduran en junio!, no insistas.

(“Diciembre mata el año y lo entierra”)
Y sigo. Violé centenares  de damascos dorados privándolos de su carozo, para convertir su cremosa, suave y dulce pulpa en la compañera que con el pan estará conmigo en los desayunos y meriendas hasta el próximo diciembre.
Diciembre: se cierra un pequeño ciclo de trescientos sesenta y cinco días (según los hombres).
Día lluvioso y frío, parecía diciembre: ¡¡no!!, ¡¡no!!, ¡¡¡era junio cuando llegué a esta tierra!!!
Junio, diciembre, frío, soledad, ¡qué tristeza!





Recuerdo




Fui dueña del paisaje más ondulante y dulce, las verdes colinas armoniosas, allá en el este, donde nací y pasé mis primeros veinte años.
Entre las curvas de la tierra, el mar turquesa y el cielo se unían al horizonte y no se sabía cual de los dos era más azul.
Fui dueña de las auroras más diáfanas, los crepúsculos más románticos.
Los altísimos pinos mediterráneos, también eran míos, mirándolos así, con la nuca tocando la espalda. Hacían volar muy lejos mi fantasía, misterios profundos que hay allá arriba. Cuando el viento hacía bailar sus ramas, me regalaba sus deliciosas semillas, y una melodía.
Y mías eran las primicias, deliciosas frutas del verano, recorriendo el campo, todo mío, de árbol en árbol, como una mariposa que va de flor en flor.
Amada tierra mía, amarga y bella.
La tristeza y la alegría.




(*) Luisa Paolini, conocida vecina de Trelew, ejercita su afición a la Literatura a través de relatos breves; algunos de los cuales ya han sido publicados anteriormente por este blog.
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3 comentarios:

Jorge Vives dijo...

Hace años leí un libro llamado "Monólogos con Lady Grace" de Ignacio B. Anzoategui. Me llamó la atención la amenidad de su estilo, en el que se reflejaba una tenue nostalgia y una búsqueda permanente de la belleza en el decir. Lo mismo encuentro en los relatos mínimos de la Sra de Paolini; pequeños en extensión pero grandes en calidez literaria. Sus tópicos, la añoranza de la tierra, el discurrir del año, los frutos del suelo,son los que están siempre presentes en las letras universales.

Jorge Vives dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jorge Vives dijo...
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