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domingo, 3 de mayo de 2015

NUEVAS OBRAS RECIBIDAS




“CELULAR”, DE ANGELINA COVALSCHI (*)




     Lorenzo Graün, el protagonista de “Celular”, la última novela de Angelina Covalschi, es un individuo de conducta un tanto tortuosa y equívoca. Cleptómano, jugador, mentiroso compulsivo, poco afecto a las responsabilidades; se convierte en homicida culposo al estrellar su auto contra una palma luego de una noche de juerga, accidente en el que muere un primo que lo acompañaba. Pero de repente su huera existencia va a experimentar un cambio; no sólo a partir del infortunio sufrido, sino de un hecho inopinado y sumamente plausible en nuestra época: el hallazgo en una confitería del celular que alguien ha perdido.

     A partir de allí se interna en la vida de una familia ajena, con la que va comprometiéndose emocionalmente; al tiempo que trata de preservar su cordura, que comienza en forma gradual a desvanecerse en las tinieblas de un insuperable sentimiento de culpa. El intento de aferrarse por medio de esa tenue amarra a la realidad, se transforma en una obsesión que lo aísla aún más del mundo circundante.

     Los modernos dispositivos electrónicos y las tecnologías asociadas constituyen un desafío para la Literatura, que ve dificultarse ciertos recursos estilísticos tradicionales, aptos para una sociedad menos informatizada. Los celulares con su inmediatez comunicacional, los navegadores satelitales con su precisión geográfica, la posibilidad de observar cualquier rincón de la tierra por apartado que sea con la fotografía satelital, los buscadores de internet y las redes sociales que hacen casi imposible mantenerse anónimo; en fin, todos los chismes técnicos que la postmodernidad pone a disposición del ser humano para su mayor bienestar, puede convertirse en un obstáculo para la creación literaria; que requiere de la incertidumbre, la duda, el misterio, al explayar sus enredos.

     Pero Angelina Covalschi no sólo salva las dificultades que los teléfonos móviles podrían presentar, sino que los usa para narrar la trama de su novela en una forma ágil y amena; y logra crear un ambiente de intriga, de enigma latente, que cautiva a quien la lee.

     Uno de los aspectos que se descubre en el libro es que, hasta llegar a las últimas páginas, hay un solo personaje “real” en la trama: Lorenzo. El resto de los personajes son virtuales. El fantasmagórico primo que le habla a través de los recuerdos, la psicóloga cuyas palabras resuenan en su mente; y su familia postiza, Pilar, Guille, Fran –el dueño del celular que parece ocultar un terrible secreto– , Juana, que se comunican con imágenes y mensajes de texto visualizados en la pantalla del aparato. Es cierto que interactúan de manera circunstancial otros personajes, tales como un solícito conserje, el irritante dependiente de un locutorio, un linyera ansioso de compañía. Pero son caracteres totalmente secundarios; sirven de contraste para la figura del actor principal de la acción, que los ve como figuras en la pantalla de un cine; siluetas que pasan por su vida sin influir sobre ella. Todos, salvo Lorenzo, son meras sombras en la pared. Situación que cambia, en forma abrupta, en las hojas finales del volumen.

     Esa virtualidad se da también en el espacio geográfico en el que discurre la novela. El lugar real donde se sitúa es la ciudad de Buenos Aires; más específicamente, el centro porteño. Pero hay una continua remembranza de las tierras australes, una permanente referencia a la Patagonia, que se materializa en un guiño de la autora hacia su sitio de pertenencia: Rada Tilly. Y aparece también un lugar por completo inmaterial: el cyberspacio donde reside su familia ilusoria; la que parece ocupar al mismo tiempo distintos lugares, el sur de la Argentina, Europa, Buenos Aires; pero que para Lorenzo se ubica en ese artefacto de carcasa negra donde se ha pintado un punto rojo para identificarlo.

     El final es perfecto. Dado que tiene algo de abierto, si el lector desea completarlo puede elegir entre varios caminos que se fueron dejando entrever en las páginas anteriores. Pero todas las posibilidades conducen a la desesperanza, al dolor. Más vale dejar el relato donde la escritora lo termina.

     No puede exponerse en estos pocos párrafos toda la riqueza conceptual de esta novela. La autora de tantas obras, como “La Profanación”, “La novela de Borges”, “Monsieur el Rey”, “Más fuerte que el fuego”, ensaya aquí otra temática; que se aproxima un poco a su anterior creación, “Las Dunas”. En ambas indaga en la vida familiar contemporánea, con su problemática de amores y desamores; y en la soledad del individuo en un mundo - en apariencia - interconectado. Pero también se aventura en la física y la teoría del caos aplicada al ámbito social, en las filosofías orientales, en ciertas consideraciones personales sobre la Literatura. Es mejor que sea el propio lector quien descubra estos vericuetos dentro del texto, además de disfrutar de su argumento principal. Sin dudas, “Celular” es un libro que entretiene... y que hace pensar.


J.E.L.V.




(*) “Celular”, de Angelina Covalschi. Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut – Fondo Editorial Provincial, Rawson, 2014.

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