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sábado, 26 de septiembre de 2015

EL POEMA DE HOY




OBJETIVIDAD EN LA SOLEDAD


Por Anita Aracena (*)




Era un día con la soledad caminándome la garganta
tú te fuiste mar arriba por el lomo del domingo
con un minutero latiendo en la ternura.
Antes, hablábamos de las paredes traspasadas
por alambres de tiempo y reloj
de la lámpara que cortaba la mesa y las sillas
y nos preguntábamos cómo era domingo de calle abierta
porque nosotros callábamos en nuestra calle
de crear y soplar burbujas de palabras.

Tú, me encontrabas pequeña y calada de valles,
yo, te sabía escuchar por tu voz
las vocales de la belleza
que giraba preguntas de un autor
que andaría su signo de estrellas.


Si un barco nos rompía el horizonte
 nos tomábamos de la mano 
y nuestras voces se hacían astillas
 de mareas y caracoles nuevos.

Si otra voz sin nuestra contraseña
 de sueños y ciervos
nos cortaba en dos la tarde
 nos volvíamos hoscos y soñolientos
 desencajados y tristes, buscábamos
 nuestro juego: calandria, mañana roja destapada
 por la primavera; mar: un cielo desgarbado de luz;
así jugando le ganábamos tiempo al ladrón, 
de nuestra calle y abecedario.

Y el domingo se nos escapaba
con gestos guardados
de alcancías y llaves marineras
nos envolvíamos en la manta del lunes
mientras pipa, libros y caja de música
segaban cuentos para el silencio.

Ahora los domingos me quedo
con mi aire de muchacho
mirador de puertos
tocando las paredes
los libros que ya no lees
mientras que mi pena va hilando horas
a mis manos que te van conociendo
en un grito abierto para el recuerdo.

Era un día con la soledad caminándome en la garganta
 tú te fuiste mar arriba por el lomo del domingo
 con un minutero latiendo en la ternura.



 (*) Escritora de Comodoro Rivadavia “Cómo son de azules las palabras”, G Pro Cultura, Comodoro Rivadavia, 1986

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