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miércoles, 31 de agosto de 2016

EL POEMA DE HOY



A UN CARRO
Por Juan Carlos Corallini (*)



Ebria de sol y de luna
mi madera fue un trozo del Ande
hecho resina.

Ebria de dolor y lejanía, mi madera
fue un rayo de luna volandera
hecha camino.

Ebrias de años y de historias, mis astillas,
a lo largo de los años y las penas
hechas recuerdo,
son la memoria de los tiempos y en las horas
de recordar lo que han sido viven
hechas olvido.



(*) Publicado en el volumen “Bodas de Plata – Grupo Literario Encuentro – 1990-2015” – Ed. Remitente Patagonia, Trelew, 2015.


viernes, 26 de agosto de 2016

OBRAS DE AUTORES PATAGÓNICOS





COMENTARIO DE UN LIBRO RECIENTEMENTE APARECIDO
“VUELO DE CONDOR” DE MARTHA PEROTTO (*)


Desde el inicio mismo de "Vuelo de Cóndor", su última novela, Martha Perotto advierte que la narración se basa en un hecho real: la suelta de cóndores criados en cautiverio que se realizó en la orilla rionegina del Valle Encantado, en 1996. También avisa la autora que el libro en sí mismo es un homenaje de amor por la naturaleza y hacia quienes tratan de preservarla. Y en una tercera prevención que hace, adelanta que éste es un libro dedicado al público adolescente. Sin embargo, la escritora no subestima a sus lectores jóvenes; y, ya sea tanto por su argumento como por su lenguaje y su estructura, crea una novela sólida que invita a recorrer sus amenas páginas y a reflexionar sobre sus contenidos.

En un vaivén que lleva al lector del pasado al presente y viceversa, los sucesos van creando una historia en la que conviven la trama policial, el romance, la novela de aventuras y el relato de ciencia; no el de “ciencia ficción”, sino el de “ciencia”, a secas. Este es un subgénero donde el protagonismo lo adquieren los investigadores; cuyas pesquisas, descriptas por la pluma de la artista, se transforman en un argumento apasionante. Desde este punto de vista, se presenta como una variante literaria motivadora apta para despertar en forma temprana la afición por la actividad científica, en este caso la relacionada con la zoología y disciplinas anexas; que puede orientar el futuro de quien lee este volumen sin tener su vocación profesional del todo definida.

En sus páginas se combinan la acción, el suspenso, la intriga y también elementos de la vertiente fantástica dosificados en forma cuidadosa; una amalgama que da lugar a una novela entretenida y heterogénea. Su protagonista, Leonor, es una adolescente que vive su etapa de crecimiento rodeada de la problemática de la sociedad actual, con los lógicos “conflictos” de la edad. Pero la autora no exagera esa conflictividad, no la hace centro de la obra; y obtiene de esa manera un personaje interesante y cálido.

De todas maneras la narración tiene algo de “novela de iniciación”. En ese andar, Leonor se encuentra con Guillermo, otro adolescente, por quien se siente atraída; el que se transforma en el coprotagonista de la ficción. Al estilo de un “verano de descubrimientos”, en este caso, de una “primavera de descubrimientos”, la púber pareja se sorprende con los milagros de la vida y la muerte; y con la tortuosidad de las relaciones entre los seres humanos y sus múltiples facetas: aristas que van desde el amor y la amistad, al odio y la sed de venganza.

La cuidadosa y prolija edición fue realizada en una imprenta de Mallín Ahogado, paraje próximo al lugar de residencia de la autora, la localidad de El Bolsón. Tiene ilustraciones en tapa y contratapa de Paula Castro. La obra se divide en diez partes, cada una de las cuales está encabezada por una frase de Roberto Juarroz, Silvia Cristina Rodríguez, Baldomero Fernández Moreno, Nélida Piñón, Abelardo Castillo, Wendell Berry o Enrique Campos Menéndez. El prólogo es de la autora; que comienza diciendo: “Al acercarme a un hecho para escribir sobre él, busco observarlo desde distintos ángulos y juego con la posibilidad de que pudiera haber ocurrido de una manera distinta”.

Esos distintos ángulos de ver un suceso, incentivan aún más a la lectura de la novela. Porque coexisten en sus hojas, aunque en forma tácita, tres tramas. Dos de ellas, las crónicas de Mallku y Ututu; y de Leonor y Guillermo, si bien coincidentes en el sentido de la “flecha del tiempo” – en ambos casos, aunque desfasados generacionalmente, el camino es desde la infancia a la adultez - , marchan a contrapelo en su contenido y propósito. La historia de Mallku y Ututu arrastra a la revancha y a la muerte violenta; la historia de Leonor y Guillermo lleva hacia la vida y la esperanza. Y la tercera historia, la de los cóndores criados en cautividad que se sueltan en los cielos patagónicos, conduce a la libertad.


J.E.L.V.


(*) “Vuelo de Cóndor”. Martha Perotto. Edición del autor, El Bolsón, 2015.



domingo, 21 de agosto de 2016

EL MICRORRELATO DE HOY




PÁJARO ESTRELLA

Por Jorge Luis Fernández (*)



Es de noche. No hay nadie en casa, estoy solo.
Un pájaro estrella se ha pegado al vidrio de la ventana con sus patitas ventosas. Pareciera querer entrar porque picotea sin cesar, pero lamentablemente no puedo permitirlo porque me volvería loco.
Ya casi es medianoche y el pico del pájaro estrella sangra, sus ojitos titilan cada vez con más fuerza.
Desgraciadamente no puedo hacer nada más que dejar abiertos los postigos porque cualquier otro intento lo mataría inmediatamente.
Me quedaría observándolo pero me está venciendo el sueño. Quizá en estas horas que nos separan de la madrugada recupere la energía y pueda volver a ocupar su lugar en el cielo o bien se deshaga como una estrella fugaz.





(*) Escritor chubutense. Nacido en Allen (Río Negro) actualmente vive en Esquel. Ha publicado, entre otros títulos, "Revelaciones de amor" (poemas), "Días especiales" (relatos), "Amor obsesivo" (poemas), "Lunes" (pensamientos y reflexiones). El presente relato pertenece a su obra “Pájaro estrella" (relatos),  ED. UHF, Esquel, 2004.

lunes, 15 de agosto de 2016

EL POEMA DE HOY




SI PUDIERA CAMINAR BORDEANDO MI SOMBRA


Por Silvia Sánchez (*)





Si pudiera caminar bordeando mi sombra
el sendero sería una línea finita
            de luz y oscuridad
            de verano agobiante e invierno helado;
un piolín tensado
para hacer equilibrio eterno
en el precipicio de las mesetas.
Recorrería el perímetro
vadeando las depresiones blancas
            de calcáreos,
tropezando con los pedregales duros,
humectándome en el río brillante.
Si pudiera sólo andar
en el borde de mi sombra
me sabría con la imagen
en la voz de los cartógrafos;
pero ya no sería más esta tierra bella,
    sería
           un               
              mortal.



(*) Escritora de General Roca. Poema tomado de su blog http://sanchez-silvia.blogspot.com.ar/


miércoles, 10 de agosto de 2016

EL POEMA DE HOY

                 

               NIEBLA DE ABRIL


                                                   Por Gladis Naranjo (*)



Tristeando  anda  la  niebla  sobre  el  río
y  va  desdibujando  los  perfiles
con  pinceladas  rectas  y  sutiles
mientras  duerme  en  la  bruma  el  pueblo  mío.

La  voz  de  una  calandria  en  el  rocío
se  me  antoja  que  lee  en  los  atriles
escritas  en  azules  y  marfiles
las  notas  postergadas  del  estío.

Hay  silencio  de  templo  en  la  mañana.
La  niebla  se  recuesta  en  el  romero
y  se  queda  suspiro  en  mi  ventana.

Es  que  abril  tiene  manos  de  alfarero:
junta  niebla  y  silencio,  los  desgrana,
y los devuelve soles en enero.





(*) Autora neuquina, actualmente radicada en Claromecó (Buenos Aires). Este poema recibió el 3er premio en el VII Certamen Internacional de Sonetos SADE Seccional Dolores 2016.


jueves, 4 de agosto de 2016

LA NOTA DE HOY




LA CIUDAD FRENTE AL GOLFO ENCRESPADO


Por Jorge Eduardo Lenard Vives




     En el panorama de la Literatura Patagónica se destaca, como uno de los centros culturales de la región, esa ciudad frente al golfo -que no es inmóvil como el río de Eduardo Mallea, sino que se encrespa con el sempiterno viento del oeste- y al pie del Chenque, culminación de la estepa, esfinge mesetaria adentrándose en el Atlántico,
     espinazo de algún saurio dormitando por el sur,
     arrullado por el viento del desierto sideral,
al decir del poeta Mario Cabezas.

     Comodoro Rivadavia muestra a lo largo de su vida una pléyade de escritores que se remonta a sus orígenes, allá por 1901. Uno de los primeros nombres es el de Ramón Gorraíz Beloqui, que en 1914 se desempeñaba como periodista local. Si bien su estadía aquí fue corta, pues luego volvió a Buenos Aires, su terruño natal, dejó muchos escritos sobre estas latitudes. Entre ellos, el folleto “Comodoro Rivadavia”, ganador de un concurso literario nacional en 1918; donde describe el naciente villorrio. Hacia esa época, la zona también recibe la atención de Jorge Luis Borges. En el verano de 1921 a 1922, acompañando a su familia el eximio visitante recorre los “Yacimientos del Chubut”, según sus palabras; y allí escribe el poema “Jardín”, incluido en el volumen “Fervor de Buenos Aires”:
     En un declive está el jardín.
     Cada arbolito es una selva de hojas.
     Lo asedian vanamente
     los estériles cerros silenciosos
     que apresuran la noche con su sombra…

     Con el tiempo se agregan nuevas figuras, algunas de ellas temporarias; tal el caso de Dalmiro Sáenz; que en los años cincuenta aprovecha sus experiencias australes para escribir su tomo de cuentos “Setenta Veces Siete”. Antes, a mediados de la década del 40 y proveniente del Valle del Chubut, Aurelio Salesky Ulibarri se había radicado en el barrio Astra para trabajar en la firma homónima. Desarrolló su actividad literaria durante varios años en la comarca, aunque más tarde se asentó en la provincia de Córdoba. Entre sus muchas obras escritas en el sur, se cuentan los poemarios “Prisioneros” (1958) y “Patagonia poética” (1965), el ensayo filosófico “Trasuntos de la Vida” (1961) y la novela “Rincones de Odio” (1963). No debe dejar de mencionarse la presencia de Carmen Escalada, hija del doctor Federico Escalada, investigador que redactó “El complejo Tehuelche”. A esta escritora pertenecen los volúmenes de poesía “De la tierra al corazón” y “Transparencias del tiempo”; tras permanecer varios años en la zona, la dejó para ir a vivir a la Capital Federal.

     Uno de los principales artistas vernáculos es Asencio Abeijón. Nacido en Tandil en 1901, cuando tenía tres años sus padres se radicaron en este territorio. Fue una de las primeras plumas sureñas que superaron la barrera del Río Colorado. Dejó diversas obras de tinte costumbrista; entre ellas “Memorias de un carrero patagónico”, “El guanaco vencido” y “Recuerdos de mi primer arreo”. Con el tiempo surgieron otros creadores, como David Aracena (“Las palabras y los días” y “Papá botas altas”), Anita Pescha de Aracena (“Cómo son de azules las palabras”), Tadeo Blas Cáceres (“Narrador narrado. La fuga del cuentista”); y Raquel Aloyz de Simonatto (“Raigambres sureñas”).

     En la actualidad se destacan muchos autores. Por ejemplo, Hugo Covaro y Ángel Uranga, en narrativa; y Cristian Aliaga, Rubén González, Felipe Alarcón, Alfredo Lamas y el ya citado Mario Cabezas, en poesía. El ensayo también está presente, en especial el histórico, a través trabajos como el de Liliana Esther Peralta y María Laura Morón sobre la inmigración boer y las numerosas obras de Alejandro Aguado. El listado es por fuerza incompleto, y no refleja la totalidad de la riqueza literaria del lugar. Pero el espacio de la nota es tirano; y permite sólo, por ahora, una escueta nómina.

     Un aspecto que revela el nivel cultural de la urbe, es la presencia, en distintos momentos de su existencia, de publicaciones de crítica y difusión literaria. Una de las precursoras fue “Trépano Celeste”, órgano de la Peña Literaria de Comodoro Rivadavia fundada por Eduardo Gallegos, otro de los literatos autóctonos. Con el tiempo llegó “Crónica Literaria”, que dirige Marcelino Alvarado. Cuando en algún momento este blog dedique una nota a los suplementos y revistas literarios de la Patagonia, estos dos magazines tendrán un sitio de privilegio en la reseña.

     No se puede terminar este artículo sin mencionar la presencia cercana de Rada Tilly, población independiente aunque compañera inseparable de Comodoro, donde vive Angelina Coicaud de Covalschi, reconocida artífice de numerosas novelas. También podemos mencionar allí a Iván Covalschi, que incursionó en las letras con “La decisión de Irina” y Oscar García Molina, arqueólogo aficionado cuyas peripecias originaron su libro “Por los picaderos de la Patagonia”.

     Comodoro Rivadavia, suma geográfica donde el mar se engarza con la meseta y se une a la lejana cordillera por la cadena invisible del viento, es una síntesis de los factores que caracterizan a la Patagonia. Resulta un medio ideal para ambientar una novela; pero también para inspirar el cuento corto y la poesía. Porque Comodoro es esencialmente literaria. Lo literario rezuma en sus calles empinadas y tortuosas, en la visión permanente del golfo a veces calmo, casi siempre enojado, en sus múltiples y pintorescos barrios, en esos inesperados rinconcitos arbolados, acogedores y en ocasiones misteriosos, como el que encontró Borges en su tour...

     Pero la belleza de Comodoro no es para cualquiera. Es para el observador inquieto que conozca en profundidad esta metrópolis petrolera, sepa de su historia y su acervo cultural y haya recorrido sus pintorescos vericuetos con el espíritu pronto a absorber las sensaciones que el paisaje casi indómito le brinda. Quien la comprenda de tal manera, no podrá dejar de reconocer que Comodoro Rivadavia es una ciudad donde habita la Literatura.