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miércoles, 21 de noviembre de 2007

EL IV SIMPOSIO SOBRE BANDOLEROS NORTEAMERICANOS EN CHOLILA


BUTCH, SUNDANCE Y ETTA: ENTRE LA HISTORIA, LA LEYENDA Y LA FICCIÓN

(Primera Nota)

Desde Cholila, Mariana Greinhardt.

Durante tres días, del 16 al 18 de noviembre de 2007, el IV Simposio sobre los Bandoleros Norteamericanos realizado en Cholila reunió a especialistas de diversas latitudes para intercambiar información, debatir ideas e indagar en procura de respuestas acerca de los interrogantes que persisten en torno a la historia de estos curiosos personajes que, hace más de un siglo, sentaron sus reales en aquella hermosa franja de la precordillera patagónica.

La primera jornada dio comienzo a la mañana con un merecido homenaje a don Raúl Cea, un pionero en la tarea local de rescate histórico, que no sólo ha contribuido a recoger valiosísimos testimonios de la presencia del trío norteamericano en la región, sino que ha colaborado activamente para la preservación del asentamiento donde se encuentra la cabaña principal y parte de las instalaciones auxiliares que alguna vez cobijaron a Butch, Sundance Kid y su compañera bajo los alias de James Ryan, Harry y Etta Place.


Por la tarde, las actividades se iniciaron con la presentación de Paul y Donna Ernst, provenientes de Pensylvannia (U.S.A.), bajo el título: “El sendero de Sundance, desde Pensylvannia a Cholila”. Paul Ernst descubrió que era sobrino biznieto de Harry Alonzo Longabaugh (Sundance Kid) –un secreto familiar largamente guardado debido a las incómodas connotaciones y al costo social que ello implicaba para una familia tradicional y muy religiosa, que profesaba el culto bautista– de manera casi fortuita, en 1976, y a partir de ese momento, él y su esposa iniciaron una larga y paciente investigación que dio como fruto el libro escrito por Donna Ernst “Sundance, My Uncle” donde refieren el resultado de sus búsquedas, incluyendo muy interesantes documentos recogidos a lo largo de sus viajes siguiendo la ruta y andanzas de su antepasado.

Su alocución tuvo como eje central defender la tesis de que Butch y Sundance efectivamente terminaron sus vidas en el violento tiroteo ocurrido el 6 de noviembre de 1908 en San Vicente (Bolivia). Además de los diversos testimonios de personas como John Perry y A. G. Francis, que avalarían esta tesis, Donna remarcó, entre otros indicios, el cese repentino de la correspondencia que Butch solía mantener con algunos familiares y amigos como Daniel Gibbon, a partir de esa fecha.

Le sucedió en la mesa de conferencias el Lic. Juan Matamala, de El Bolsón (Río Negro), cuyo disertación llevaba como título: “Martin Sheffield, ¿un Sheriff, una leyenda o un mito?”, en referencia al poblador norteamericano que, entre otras cosas, se hizo célebre por su extraordinaria puntería con el Colt y también por haber dado noticias en una carta enviada en enero de 1922 al doctor Clemente Onelli, director del Zoológico de la Plata, acerca de un extraño animal avistado en una laguna cercana a su campamento, hecho que dio lugar a una expedición científica de gran trascendencia para la época.

Matamala brindó detalles pintorescos acerca de la personalidad de Sheffield, recordando anécdotas locales que lo pintan como un hombre versátil, con variadas destrezas y muy hábil en las tareas rurales. En la primera etapa de su llegada a la zona de Bariloche trabajó con Jarred Jones y más tarde, al trasladarse hacia la Cuesta del Ternero, se dedicó a la búsqueda de oro en las nacientes del río Chubut. Casado en segundas nupcias con María Pichún, quien le dio varios hijos, Sheffield mantuvo amistad con Butch, Sundance y Etta y hasta hoy no se ha podido determinar el origen de la estrella de Sheriff que solía lucir, actualmente en posesión de sus descendientes. Se hallaba presente en el simposio Carlos Sheffield, uno de sus nietos, quien en una breve y espontánea intervención aclaró detalles acerca de la familia y de algunos sucesos en los que intervino su abuelo, brindando una nota de color a la interesante charla de Matamala.

Tras un breve receso, el encuentro se reanudó con la presentación de Mike Bell (Liverpool, Inglaterra), quien narró el resultado de sus investigaciones destinadas a confirmar la participación de la “Pandilla Salvaje” en el asalto en el año 1900 al First National Bank of Winnemucca, en Nevada (USA). A partir de una nota periodística publicada en el Buenos Aires Standard en 1912, Bell realizó su propia pesquisa en Norteamérica, y en su charla –matizada con cuotas de humor que revelaron sus dotes histriónicas–, reveló detalles que permiten adquirir un alto grado de certeza acerca de la autoría de los bandoleros en el célebre atraco, cuyo botín habría permitido a Butch, Sundance y Etta concretar el depósito de una importante suma de dinero en el Banco de Londres y Río de la Plata a su llegada a Buenos Aires, en marzo de 1901.

Así llegó el momento de la primera mesa redonda programada, bajo el título: “¿Por qué pervive la leyenda de Butch y Sundance?”, con la participación de Daniel Buck y Carlos Dante Ferrari.

Tras una breve reseña acerca de las diversas obras que han recogido a estos personajes dentro de la ficción literaria y cinematográfica, Ferrari –autor de “El riflero de Ffos Halen”, una novela donde el trío norteamericano aparece actuando en contactos esporádicos con la colectividad galesa del Chubut– expuso los principales motivos que, en su opinión, han contribuido a elevar estas figuras al plano de lo legendario.

Lo propio hizo a su turno Daniel Buck, uno de los investigadores más especializados en las biografías de Robert Leroy Parker (Butch), Harry Longabaugh y Ethel Place. Buck concidió con Ferrari acerca de los principales factores que sirvieron a darle tintes épicos al trío, entre ellos: las grandes distancias que supieron recorrer con tanta facilidad y frecuencia, en tiempos en que el transporte era sumamente dificultoso; la atribución de muchos hechos delictivos en los que nunca lograba probarse su efectiva participación; sus personalidades tan atrayentes y, sobre todo, el halo de misterio que aún hoy rodea su desaparición a partir del supuesto tiroteo en Bolivia que habría puesto fin a sus vidas.

La jornada finalizó con la proyección del documental titulado “Butch Cassidy en la Patagonia”, de la Productora Ánima, filmado en escenarios naturales del Chubut, tras lo cual los participantes compartieron un cóctel de bienvenida que fue el ámbito propicio para comentar las incidencias de la primera sesión del simposio, en un clima de gran camaradería.

Próxima nota: la segunda jornada - Sábado 17.





lunes, 12 de noviembre de 2007

A sólo cuatro días del Simposio sobre Bandoleros Norteamericanos en la Patagonia


IV Simposio - El Contenido

El 1er Simposio fue en Esquel en 1997, el 2do en Trevelin en 1999; el 3ro en el Museo Fernández Blanco de Buenos Aires en el 2005; y dentro de dos semanas, en Cholila, Chubut, del 16 al 18 de Noviembre, tendrá lugar el 4to Simposio sobre Bandoleros Norteamericanos en la Patagonia. Cholia, hermoso valle cordillerano ubicado al NO del Chubut, es el lugar donde vivió el trío integrado por Butch Cassidy, Sundance Kid y Ethel Place, desde 1901 hasta 1905. En estos once años trascurridos desde aquel Ier Simposio, la historia y la leyenda se enriquecieron y nuevos investigadores de EEUU, el Reino Unido, Chile y diversos lugares de nuestro pais se sumaron al grupo, y estarán presentes en Cholila, epicentro de la “Ruta de los Bandoleros”. Es así, que para esta IV edición, un descendiente del Sundance Kid, Paul Ernst y su esposa Donna Ernst, autora del libro “Sundance my Uncle”, viajarán especialmente a Cholila para asistir al simposio e inaugurar el ciclo de conferencias con su presentación “El sendero de Sundance, desde Pennsylvania a Cholila”. El escritor y periodista de El Bolsón, Juan Matamala, sigue en el orden con su disertación “Martín Sheffield, ¿un Sheriff, mito o leyenda?, introduciendo a este mítico personaje patagónico en una investigación con la cual pretende más que buscar certezas, acentuar las dudas y a partir de ellas se distinguir cómo comienzan las leyendas y los mitos en esta Patagonia. Mike Bell, viene de Inglaterra exclusivamente para el simposio. Es un apasionado de la historia de los bandoleros. Viajó extensamente, a veces a caballo, investigando la Banda Salvaje, y ha contribuido con artículos sobre el tema en publicaciones históricas. En este encuentro presentará "El asalto al banco en Winnemucca: Sundance cuenta la historia desde América del Sur", en el que tratará de dilucidar una vieja controversía: ¿quién robo realmente el First National Bank de Winnemucca, Nevada en 1900? Marcelo Gavirati, de Puerto Madryn, miembro del Comité Organizador de los Simposios sobre Bandoleros desde su Ira edicion en Esquel hasta esta IVta en Cholila, presentará su trabajo "Butch & Sundace: Fugitivos de la ley, y ¿también de la historia?", en la que exhibirá buena parte de los vestigios que dejaron en la Patagonia, entre los que se cuenta Importante documentación escrita, fotográfica, cartografíca, arquitectónica, que según el autor de Buscados en la Patagonia demuestran la presencia de los bandidos en Cholila. Nancy Humphreys, nieta de Eduardo Humphreys, el comisario que estaba a cargo de la zona cordillerana donde se desarrolló la historia y entabló amistad con el trío, viajará desde Buenos Aires para participar del Simposio y presentará un alegato en favor de su abuelo, en el que narrará el enfrentamiento con la posición de las autoridades nacionales que utilizaron la fuga de Butch Cassidy, Sundance Kid y su compañera Ehtel, como buen pretexto para tomar revancha y exonerarlo. Desde Chile viene Danka Ivanoff Wellmann, miembro de la Sociedad de Historia y Geografía de Aysén. Ella presentará su conferencia “La Leyenda de Butch y Sundance en la Patagonia Chilena, en la que cuenta como muchos de los colonos de Aisén que llegaron en los albores del siglo XX, fueron conocidos y amigos de los bandidos. Finalizando el ciclo de conferencias, los especialistas norteamericanos Daniel Buck y Anne Meadows, que asistieron a todas las ediciones de los Simposios sobre Bandoleros Norteamericanos en la Patagonia, disertarán sobre “Los últimos pasos de Butch y Sundance: sus aventuras en Bolivia (1906-1908)”, ilustrado con fotos y postales antiguas de Bolivia.

Más información sobre las presentaciones en:

http://webs.advance.com.ar/gavirati/Simposio/Resumenes.htm Durante los tres días de simposio se realizarán mesas redondas para cotejar datos e intentar responder las incógnitas que aún quedan de la historia en las que, además de algunos de los expositores mencionados, participarán los escritores Carlos Dante Ferrari de Trelew, autor del Riflero de Ffos Halen, y Oscar Aguirre de Rosario, autor de La Pandilla Salvaje. En la primera mesa se analizará ¿Por qué pervive la leyenda de Butch & Sundance? En la segunda se discutirá ¿por qué abandonaron Cholila y volvieron al mundo del delito?. Para finalizar habrá un Foro abierto de Discusión en el que participarán todos los expositores para responder preguntas y ensayar algunas conclusiones junto con el público asistente. Como en las ediciones anteriores de los simposios, se realizarán salidas de campo; este año se visitará la Cabaña de Butch, Sundance y Ethel, y el Museo Leleque, donde se atesoran documentos pertenecientes a la Estancia Leleque de la Compañía de Tierras del Sud —en aquella época pertenenciente a capitales ingleses—, en la funcionaba el boliche de Ramos Generales donde se abastecían los famosos bandoleros. Tampoco faltarán las muestras fotográficas, una a cargo de Inés Cea —hija de don Raúl Cea— y la otra de Franco Pertini —documentalista del CENPAT de Puerto Madryn—.

Para una informacion completa y cronograma de Actividades ver la página web http://webs.advance.com.ar/gavirati/Simposio/Programa_4to_Simp.htm

Para mayor informacion sobre el IV Simposio sobre Bandoleros en la Patagonia, ver la página: http://webs.advance.com.ar/gavirati/Bandoleros/4to_Simposio.htm

Comité Organizador: Jimena Marranghello: cholila_sur@hotmail.com Marcelo Gavirati: gavirati@puertomadryn.com Verónica Contreras labitacora@speedy.com.ar

jueves, 8 de noviembre de 2007

EL CUENTO DE HOY



"EL CERTIFICADO"

de DONALD BORSELLA*



-¿Aquí es la oficina de Perforación donde piden obreros?

-Sí, amigo.

-Venía para anotarme. ¿Podrán?

-Qué especialidad tiene? ¿Sabe leer? Entiende algo...?

- Sí señor. Leer y escribir bien.

-¿...algo de soldadura eléctrica? ¿Y de mecánica?

-Eso sí que...

-¿Nombre y apellido?

-Lefinir me llamo. Rudecindo Lefinir, señor. Fui hasta tercero pero aprendí bastante. Y tengo una linda letra. En la escuela de los Radales; maestro, don Julio Monsálvez. Todos los Lefinir aprendimos con el maestro Monsálvez. Era cuando los Lefinir tenían algo, dos mil ovejas casi y veranada en las lengas arriba, con vacas gordas. Sabía correr la plata como agua hasta que llegaron los Morenos, señor.

-¿Qué edad tiene?

-Clase veintidós, treinta y cuatro pasados, señor. ¿Pero podrán tomarme igual o será mucho treinta y cuatro? Porque, señor, yo salí de Los Radales después que volví de la Marina donde me hicieron hacer tres años y ahora es mucho tiempo, a lo mejor.

-¿Documentos? ¿Certificado de Buena Conducta?

-¿Certificado de...? Documentos tengo, señor, cédula y libreta. Pero Certificado, todavía... Porque, ¿sabe? Después que volví de la Marina pasó eso. Desde un principio llegaron tapando con plata. Claro, no voy a decir, eran trabajadores. Y a nosotros nos quedaban pocos animales y el finado mi padre seguía chupando fiero y mis hermanos no cuidaban pero los Morenos, señor, todos lo saben en la cordillera. Injusticia. Tenían como nueve leguas ¿y para qué más querían otra quebrada y con puro monte? No voy a decir, ellos hacían adelantos pero más que nada se pusieron en contra por el finado Eliodoro Moreno de la misma edad mía, fuimos juntos a la escuela. Si estuviera aquí don Julio Monsálvez él no me dejaría mentir, señor. Le ganaba siempre en los problemas y en la lectura, por eso me sabían acuadrillar a la salida. Y cuando volví de la Marina pasó eso. Nos quedaba poco y nada y los Morenos nos ofertaban otro campito con más animales para ayudarnos porque gauchos eran, con tal que les dejáramos la veranada, que ni título teníamos nosotros. No voy a decir, a lo mejor nos hubiera convenido. ¡Sí, claro que hubiera convenido! ¡Pero Eliodoro, señor! En donde me cruzaba me sabía reparar feo y en una jugada donde el vasco Echepare fue. Se me vino crudo señor y si no lo aseguro no sé. Defensa propia, créalo. Después, once años y algo hasta hace una semana, que salí. Por eso que no tengo Certificado, bajo caución no lo dan ligero. Pero yo me porté bien, señor, me rebajaron bastante porque la cosa era a veinte. Y estuve en Esquel y en Rawson y en Viedma. Por mi buen comportamiento me cambiaban y adonde iba trabajaba. Ahora le hago un poco a todo, carpintería, cortar ladrillos y de granjero. Me largaban solo a cuidar la quinta y los sebones. ¡Viera qué chanchos gordos! ¡Si el doctor que me favoreció sabía felicitarme cuando iba de visita! Pero... ¿así que...? ¿Así que sin Certificado de Buena Conducta no hay caso?

Entonces... ¿Por qué no me presta aunque sea unos cincuenta pesos?



* Escritor chubutense.

"Las Torres Altas" - Ed. Galerna - Bs. As., 1978.

martes, 6 de noviembre de 2007

UNA NUEVA OBRA LITERARIA




"JUGLARES DEL SILENCIO"
de Cecilia Glanzmann*



El jueves 1° de noviembre fue presentada la obra “Juglares del silencio” en los Altos de la Asociación San David de Trelew.

Se trata de una edición de características muy singulares, ya que sus catorce poemas, muchos de ellos galardonados en distintas competencias, están traducidos en forma simultánea al idioma galés (a cargo de Owen Tydur Jones) y al inglés (Cecília Águila).

La cuidada edición contiene un prólogo de Gruff Roberts y está ilustrada con bellas fotografías regionales.

Dice Roberts en un pasaje de su introducción: “En varios poemas encontramos la descripción y el sentimiento de distancia y extensión, de soledad, gozo y amor. Como si quisiera centralizar esa inmensidad abierta, tenemos el mar y su potencial inconstante jugando en los tiempos, y en algunos lugares podremos dar un vistazo a la tierra bajo el dominio de los vientos, tan característicos de la Patagonia”. Y expresa como conclusión: “Esta es la primera vez que veo un libro presentado en tres idiomas en la Patagonia. Esto brindará la oportunidad a muchos más lectores de disfrutar y valorar los catorce poemas, y la esperanza es que tengamos todos la suerte de leerlos eligiendo el idioma que deseamos”.

Es interesante reproducir además las palabras de la propia autora acerca de este trabajo. Con tono emotivo, Cecilia reflexiona: “Con Juglares del silencio comparto, pues, este sentir la coreografía viva de la Patagonia, que me habla con sus voces milenarias de lo geológico, lo mineral, lo vegetal, lo animal. Que me habla de los hermanos originarios y de los que vinieron y vinimos y seguimos viniendo. Que me habla del mar, de la meseta, de los poblados y ciudades como oasis en medio de tanto espacio ilimitado, donde el horizonte es niebla luminosa uniendo la tierra y el cielo purísimo y bello, bajo la Cruz del Sur”.

* Nació en Bell Ville, Córdoba, en 1944. Actualmente reside en Trelew, Chubut, desde 1972. Es profesora en Letras, coordinadora de talleres literarios, fundadora del Taller del Escritor y co-fundadora del Grupo Literario Encuentro (y su Presidente por más de quince años). Integra varias instituciones lingüísticas, literarias, culturales del país y del exterior. Entre sus numerosas obras publicadas, las individuales: Ecos mi voz, Territorios del ser y del instante, Y aún el bosque mágico, Amor de Remolacha ,Hilanderos de la luz, Ritual de las cigarras, Liberándonos y sobre Metodología de Estudio. En co-autoría: Bilingüismo español-galés en el Valle del Chubut. Su obra se encuentra además en numerosas antologías: Entre escalones y zapatos, Desde el Chubut, Desde las Postas del Viento, entre varias, con el Grupo Literario Encuentro. En Poesía Argentina de fin de siglo y Summa Poética (Vinciguerra); A contraviento (Biblioteca Nacional), y Alba de América (ILCH de California), entre otras.

jueves, 1 de noviembre de 2007

UNA CUESTIÓN QUE SIGUE GENERANDO POLÉMICAS


¿LITERATURA "FEMENINA"?

Por Olga Starzak*


Días atrás me enfrenté, con cierta molestia, a una pregunta a la que de una manera u otra se han enfrentado muchas mujeres que escriben. Ni hablar de las mujeres que han tenido la fortuna de ser reconocidas precisamente por ser escritoras, y se ven analizadas, criticadas, desvalorizadas y hasta discriminadas por el mundo editorial, y por sus propios pares, los hombres, por el sólo hecho de pertenecer al sexo opuesto y “atreverse” a hacer literatura: literatura “femenina”. ¿Sobre qué les gusta escribir a las mujeres?... fue la pregunta del colega; tendría que haber respondido con un ¿…y a los hombres? Pero yo sabía lo que escribían... porque las mujeres conocemos lo que escriben los escritores en general, sin distinción de sexo: los clásicos, los universales, los contemporáneos, los latinoamericanos, los regionales... Entonces pensé: el advenimiento de la mujer al ámbito de la literatura data de varios siglos atrás, cuando –con coraje, con el mismo coraje de hoy– comenzaron a ganarse un lugar en el mundo imponiendo la fuerza que les permitiera –en una cultura patriarcal– dejar las funciones impuestas, para manifestarse a través de su propia voz. Pero no lo hicieron sólo en el mundo de las letras; lo hicieron también en el teatro, en la plástica, en la política, en la economía… y hasta en las ciencias. Sólo que vaya a saber porqué cuestiones nadie habla de “La ciencia femenina”, o “El teatro femenino”. Quizás en el primero de los ejemplos sea porque son aún pocas las mujeres que se han destacado sobre los hombres; en el segundo, porque el porcentaje entre los géneros es bastante similar. No aparece entonces el conflicto.

A lo largo de esta discusión que ha llevado (sin lugar a dudas, a los hombres) a conceptualizar como “Literatura Femenina” a un subgrupo de la Literatura, con una mirada separatista y si se quiere menospreciada, se ha hablado de “literatura femenina” para señalar a aquella que escriben las mujeres sobre mujeres, o “literatura feminista”, a aquella que escriben las mujeres para defender sus derechos frente a los hombres. También a la que tiene como protagonistas a mujeres, o a la que trata sólo de temas concernientes a ellas (y en donde cobran relevancia temas como el embarazo, el parto, la crianza de los hijos, los procesos de la evolución femenina, etc.).

Lo primero que viene a mi mente es pensar en la literatura como lenguaje, como expresión, como estructura estética que no conoce de sexos. Es estar convencida de que independientemente de la temática de una novela, de un cuento o un poema, una obra literaria PUEDE SER ESCRITA por cualquier persona, más allá de su condición genérica. Este concepto tiene origen en pensar a la literatura como actividad resultante de la IMAGINACIÓN, no sólo de la experiencia personal, de la historia de vida, de las vivencias y hasta de las posibilidades y limitaciones consecuentes de la naturaleza biológica.

En cuanto seres creativos que somos, los personajes de nuestras ficciones surgen de la aptitud o no para desarrollar esa destreza, ejercer un estilo, adoptar una forma. Si a esto le sumamos, en igual importancia, que la lengua brinda a todos las mismas oportunidades, que las construcciones gramaticales, innumerables, son igualmente posibles de utilización, podría tal vez arriesgarme a decir que la literatura acepta una sola diferenciación: la buena y la mala; y hasta esto es también digno de discusión, por cuanto la subjetividad no es pasible de valoración conceptual.

Creo que sí es cierto que a partir de la irrupción de la mujer al mundo de las letras, la literatura se benefició por una suerte de renovación emocional; y que aparecen elementos distintivos que tienen que ver con el abordaje de temáticas desprejuiciadas, osadas y hasta liberales, tal vez como producto de los tantos años en que las mujeres hemos sido condenadas al silencio por prohibiciones culturales.

Que este año la Academia Sueca haya elegido por undécima vez a una mujer para condecorarla con el máximo galardón en Literatura, es sólo una muestra de que los hombres del mundo van aceptando que la sociedad, y por ende el arte, se construye a través de la unión de hombres y mujeres.

*Escritora chubutense