google5b980c9aeebc919d.html

viernes, 30 de noviembre de 2007

IV SIMPOSIO SOBRE BANDOLEROS AMERICANOS EN CHOLILA


BUTCH, SUNDANCE Y ETTA: ENTRE LA LEYENDA, LA HISTORIA Y LA FICCIÓN

Tercera y última nota

Desde Cholila, Mariana Greinhardt.

La mañana diáfana y templada brindó el marco propicio para iniciar la primera actividad del domingo 18: una visita a la localidad de El Bolsón, en la vecina provincia de Río Negro, distante a 78 km de Cholila.


En El Bolsón, los visitantes tuvieron ocasión de recorrer el casco céntrico, visitar la Feria y el centro comercial, para luego compartir un delicioso almuerzo en el restaurant “Martin Sheffield”.

El viaje de regreso incluyó una visita al museo de Leleque, en la estancia de los Benneton.

Los propietarios de la finca han realizado allí una fuerte inversión para montar este centro donde se exhibe una variada colección de objetos que testimonian miles de años de historia regional, y abarcan desde la presencia de los pueblos originarios hasta las familias de origen argentino y europeo que más tarde fueron poblando aquellos parajes, imprimiéndole un sello muy particular a toda la comarca, en la que se entremezclan variados hábitos y formas de vida, en un fusión cultural muy pintoresca. Los objetos que pasaron de generación en generación hasta arribar a las vitrinas del museo grafican el paso del tiempo, en una región con identidad de ribetes muy particulares. Un breve recorrido por las cuatro salas principales del museo brinda un claro muestrario de este curioso fenómeno sociocultural.

Tras visitar el salón de exhibición y luego el almacén y “boliche” ambientado con el mobiliario y la apariencia de los típicos locales rurales a comienzos del Siglo XX, el grupo regresó a Cholila a fin de continuar con las actividades pautadas para la última jornada del Simposio.

Así llegó la hora de la esperada conferencia de Daniel Buck y Anne Meadows: “The final days of Butch and Sundance: their life in Bolivia, 1906-1908”.

Con notable solvencia, Dan Buck reconstruyó el itinerario de Butch y Sundance mientras ilustraba su disertación con un muestrario fotográfico de los sitios visitados por el dúo: Oruro, Cochabamba, el lujoso Hotel Central de La Paz donde se alojaron, fotos de las explotaciones mineras de estaño, vistas de Huanchaca, arrieros, carretas tiradas por mulas, manadas de llamas; una viva postal ambientada en la época que registró el paso de los bandoleros por aquellas regiones. Mencionó la esquela escrita por Butch hacia noviembre de 1907 en la que se refiere a Santa Cruz –donde planeaba comprar una finca– como el lugar que había buscado durante mucho tiempo, asegurando que si no moría antes, viviría allí por el resto de sus días.

Con abundantes detalles, Buck relató todas las incidencias previas al asalto a la compañía Aramayo en Tupiza, la posterior fuga de los bandidos llevándose como rehén a A.J. Francis, de la Compañía San Juan de Oro, con quien habían trabado amistad poco tiempo antes, hasta su llegada final a San Vicente, donde se alojaron en un rancho ubicado en los fondos de una casa de familia. El corregidor del pueblo dio aviso de la presencia de los americanos al Regimiento Abaroa. Un pelotón de soldados llegó al lugar, rodeó la vivienda, hubo un tiroteo; se oyeron unos gritos y unos disparos en el interior de la casa; luego el silencio. Al día siguiente, los soldados decidieron ingresar y se encontraron con los dos cuerpos sin vida. La versión más aceptada es que Butch habría dado muerte a su amigo malherido y luego se habría suicidado.

En la parte final de su charla, Dan se refirió a sus investigaciones con Anne en el cementerio de San Vicente, donde hace pocos años participaron en compañía de un médico forense en la exhumación de un esqueleto que presuntamente podría corresponder a uno de los bandidos. Sin embargo, las pruebas de ADN fueron negativas y puede suponerse –señaló– que los huesos pertenezcan a un alemán sepultado en ese sitio, Gustav Senner.

Como reflexión final, Daniel Buck admitió que es muy probable que nunca se puedan localizar los cadáveres de Butch y Sundance, dadas las particulares características del cementerio de San Vicente, donde las familias lugareñas vienen enterrando a sus miembros en diversos sitios y existen tumbas superpuestas, sin identificaciones, por lo que no se avizora la manera de rastrear los sepulcros de los bandoleros hoy legendarios.

En el cierre hubo una mesa redonda con participación de todos los asistentes, durante la cual se expusieron distintos puntos de vista, se plantearon algunos interrogantes, se analizó la problemática de la restauración de la cabaña y la reconstrucción de las edificaciones auxiliares en base a las referencias brindadas por don Raúl Cea, cuestión que –según lo anticipado en la nota anterior– ha dado lugar a criterios divergentes en el ámbito local.

El encuentro finalizó con breves alocuciones de cada uno de los participantes. Abundaron las expresiones de agradecimiento, en un clima de verdadero afecto que permite vislumbrar la continuación de estos encuentros en años venideros, en una valiosa tarea de rescate histórico que, en cada Simposio, se ve enriquecida merced al intercambio de información y a los constantes progresos de las investigaciones en curso.

jueves, 29 de noviembre de 2007

OBRAS POÉTICAS RECIENTES



"SUEÑO DE TOMÓN"

De Sergio Pravaz*
(De los Cuatro Vientos)


Un volumen de poesía casi siempre contiene un microuniverso personal, donde cada poema representa una minúscula constelación, y en todas ellas palpitan, como señales luminosas, los sentimientos más sublimes que anidan el alma del autor.

El poeta bien lo sabe, y sin embargo –o quizás, precisamente por eso– asume los riesgos de abrir las puertas del alma para permitirnos recorrer sus recovecos, sus desnudas emociones, la íntima cosmogonía que entretejen sus dolores, sus sueños, sus memorias.

“Sueño de tomón” es un pequeño compendio de vivencias líricas emparentadas con el simple acto de catar los más variados brebajes, desde aquellos que, como el agua esencial e infaltable, calman la sed y renuevan la vida, hasta las infusiones, los licores, los vinos y aguardientes que encienden alegrías, acompañan momentos compartidos o, en ciertos trances, ayudan a ahogar los desencantos y las penas.

Sergio Pravaz nos abre así de par en par su corazón de bardo para conducirnos, a través del entramado de sus versos, por un paisaje onírico animado a través de esas sencillas libaciones.

El volumen contiene veintidós poemas distribuidos en forma temática a partir de los “sueños naturales” y va trazando un camino que pasa por los “sueños latinoamericanos”, con sus bebidas regionales, los “sueños de infusión”, los “sueños medievales”, los “mestizos”, los “estimulantes”, los “sueños de hierba”, los “espirituosos”, los “sueños dulces” y los “sueños blancos”.

Hay un todos ellos un ingenioso juego con las iniciales y las letras de cada bebida, y una profundidad poética que pareciera querer refugiarse detrás leves pizcas de humor, quizás para atemperar ciertos inocultables atisbos de melancolía.

Como ejemplo, elegimos para compartir con ustedes el que ha dedicado a nuestra bebida favorita, la cerveza:


la c

de la cerveza

tiene dos caras


una es

negra

como carbón recién

lustrado


la otra es

rubia

como la marilyn

bajo un sombrero


las dos suelen

ser

agua bendita

en la garganta.


La obra fue totalmente ilustrada por Carmen Larraburu, quien a través de una bella colección de dibujos, logró interpretar con apropiado criterio plástico los diversos climas espirituales que propone cada poema.

En la parte final expresan sus opiniones sobre el libro reconocidos escritores y poetas: Annemarie del Cueto López (Graz, Austria), Robinson Rodríguez (Costa Rica), Manuel Ruano (Argentina) y Jorge Bousoño González (Cuba).

Nada mejor para cerrar esta reseña que las propias palabras del autor en su prólogo:

“No creo que exista un verbo tan errante como el de tomar. Austero y solidario, cercano y lejano a la vez, con capacidad de gloria y de derrota (...) Tomar las cosas por su nombre o por la cintura con la mano temblorosa y afiebrada; bebernos de un solo golpe aquel instinto que nos lleva a entregarnos y descubrirnos, a mirarnos a los ojos, a temblar inseguros hasta alcanzar la certeza de que el discurso no es único, que admite múltiples miradas y que nos da la posibilidad de imaginarnos un poco mejor de lo que en realidad nos hacen creer que somos (...)”

Ahora depende del lector aceptar el convite. Por nuestra parte, creemos que bien vale la pena compartir una copa de buena poesía con el autor.

E.G.

*Periodista y poeta nacido en Córdoba. Chubutense por adopción, ha obtenido importantes premios regionales, nacionales y en el extranjero. Ha publicado entre otros títulos: “Calimba” (1997), “Los héroes de la esquina” (2000), “ContrArmonía” (Costa Rica, 2003) y tiene varias obras aún inéditas.

martes, 27 de noviembre de 2007

EL IV SIMPOSIO SOBRE BANDOLEROS NORTEAMERICANOS EN CHOLILA


BUTCH, SUNDANCE Y ETTA: ENTRE LA LEYENDA, LA HISTORIA Y LA FICCIÓN

Segunda nota

Desde Cholila, Mariana Greinhardt.


La jornada del sábado 17 dio comienzo con algo muy esperado por los asistentes: la visita a la Cabaña de Butch, Sundance y Ethel en el paraje denominado “El Blanco”, ubicado a ocho kilómetros del casco urbano de Cholila.

La cabaña, que poco tiempo atrás amenazaba ruina, ha sido objeto de reparaciones, aunque los resultados distan de ser satisfactorios. Por ese motivo se planea llevar a cabo una restauración apropiada, en lo posible con intervención de especialistas en la materia. Según fuentes municipales, para este propósito se habría realizado un pedido de financiación ante el BID, entre otras gestiones. El plan de rescate ha dado lugar a apreciables diferencias de criterio, por cuanto existen distintos proyectos en pugna. Además, la circunstancia de haber sido declarado patrimonio histórico tanto por el municipio de Cholila como por el gobierno provincial, implica potenciales cuestiones de competencia que deberían zanjarse cuanto antes, en beneficio de un bien que, excediendo los intereses locales, se proyecta a nivel internacional, ya que el sitio está siendo visitado cada vez con mayor frecuencia por turistas provenientes de distintas partes del mundo.

Tras un almuerzo de campo que incluyó el clásico cordero asado, las presentaciones vespertinas se iniciaron con la conferencia de Danka Ivanoff Wellmann, de Chile Chico (Chile). La disertante se refirió a “La leyenda de Butch y Sundance en la Patagonia”, relatando el resultado de sus recientes investigaciones destinadas a reconstruir el paso de Ryan, Place y Etta por esa región, Puerto Aysén y zonas vecinas. Aclaró que si bien siempre ha preferido el respaldo documental, en este caso optó por recurrir a testimonios orales. Uno de ellos –el de Arzobindo Avilés– le proporcionó datos muy interesantes acerca de la breve permanencia del trío en un sitio cercano a su casa paterna, cerca de Los Antiguos. Según su padre, don Juan de la Cruz Avilés, ellos solían entretenerse haciendo puntería y antes de abandonar la zona le habrían comentado que cruzarían los Andes, encomendándole, para el caso de que no volvieran, que debía buscar una caja “con esterlinas” enterrada en inmediaciones de Laguna Escondida. Mencionó, entre otros, los testimonios de una familia pionera, los Rudd, en Lago Buenos Aires que fundaron la finca “Los avellanos” y los comentarios de un peón del establecimiento, Carlos Yañez, así como las referencias de la familia Sepúlveda Burgos, quienes hallaron enterrada una caja con balas de Winchester en la salida del Paso de las Llaves. Norberto Orellana, de la zona de Río Pico, le mencionó que su padre, David, amigo del grupo, los vio por última vez en 1911. En esa oportunidad, según su padre, los bandoleros habrían navegado por el Lago Buenos Aires pasando a Portezuelo y de allí a Puerto Balmaceda, en una pequeña embarcación, la misma que también habría sido utilizada por la Comisión de Límites en 1902. Refirió por último el hallazgo reciente de otra caja con balas y casquillos y exhibió algunos proyectiles que obtuvo en préstamo para la ocasión, aclarando que aún no se han realizado pericias para determinar su calibre, antigüedad o procedencia. Tras admitir las inexactitudes y dudas propias de la oralidad en materia histórica, Ivanka finalizó su charla parafraseando las estrofas de la célebre canción compuesta en homenaje a Martín Rodríguez, adaptadas con humor a las circunstancias: “Señora, dicen que dicen, mi madre dice dijeron, el agua y el viento dicen, que vieron los bandoleros...”

La segunda conferencia del día estuvo a cargo de Nancy Humphreys, nieta del comisario Eduardo Humphreys. La disertante ha publicado poco tiempo atrás un libro titulado “Calon Lân” (expresión galesa que significa “corazón limpio” o “puro”, como la conocida canción del mismo nombre) con el propósito de reivindicar la figura de su abuelo, por cuanto considera que se han tergiversado los hechos referidos a su actuación como comisario de la Colonia 16 de Octubre previos a la fuga del trío de Cholila, y que a la postre motivaron su separación de la fuerza policial. Relató los intercambios epistolares y telegráficos mantenidos con las autoridades cuando se le encomendó la captura del trío norteamericano, sin proveérsele los medios adecuados para esa riesgosa misión. Hizo notar que en esas comunicaciones Humphreys fue objeto de un trato injusto y agraviante, lo cual lo llevó a tomar la decisión de renunciar a su cargo. Nancy brindó además una reseña biográfica de su ancestro, señalando los valores morales que le habían sido inculcados, su indiscutible valentía, la destacada trayectoria y el prestigio ganados dentro de la sociedad de la época, méritos que en la etapa final de su vida fueron parcialmente reconocidos, al haber sido nombrado Jefe de Defensa Civil en 1920 en Esquel con motivo de los trágicos episodios ocurridos en Santa Cruz.

Le tocó al fin el turno a Marcelo Gavirati, reconocido investigador especializado en el tema y principal organizador del Simposio, cuya charla, titulada “Butch y Sundance: ¿fugitivos de la historia?” fue muy dinámica, realizando una excelente reseña del paso de los bandidos por esa región, ilustrada con la proyección de un excelente material documental y fotográfico. Como datos relevantes, están los registros de las marcas de ganado a nombre de Ryan, de Place y de ambos en forma conjunta; la suscripción de diversos documentos –entre ellos, un pedido de adjudicación de tierras suscripto por varios vecinos a la Dirección de Tierras en 1902, entre los que figura “Santiago Ryan” –, los asientos de las cuentas corrientes los libros de la Compañía de Tierras de Sud; la carta enviada por Butch a Mrs. Davies Ashley en 1901 desde Cholila, las fotografías, la visita y el alojamiento del gobernador Lezana en la cabaña del trío en 1904, recogida por el periódico “Y Drafod”. También Gavirati comentó un episodio muy significativo vinculado a esta última visita, en la que Lezana les consultó a los americanos su opinión respecto de un pedido de tierras por parte de los Newbery que abarcaba una enorme franja desde el Nahuel Huapi hasta la zona de Cholila, pretensión que no contó con el beneplácito de Butch y Sundance y que luego motivó una comunicación del Gobernador Lezana al gobierno nacional manifestando su opinión desfavorable a esa pretensión. Este hecho permite barajar como hipótesis el enojo de los hermanos Newbery y una posible vinculación con los informes recibidos hacia esa misma época por la compañía investigadora Pinkerton acerca de la presencia del trío en esa región.

Se realizó luego la segunda mesa redonda programada, cuyo tema era “¿Por qué abandonaron Cholila y volvieron al mundo del delito?”, con la participación de Osvaldo Aguirre, Daniel Buck y Marcelo Gavirati. Pese a lo avanzado de la hora, la intervención de los panelistas brindó una rápida y colorida síntesis de los episodios posteriores a la apresurada partida del grupo de Cholila, originada en el asalto al Banco de Tarapacá y Argentina Limitado en Río Gallegos, que dio motivo a un despacho telegráfico ordenando la captura del trío. Alertados, Butch, Sundance y Etta se refugiaron durante algunos días en la zona montañosa para luego cruzar a Chile. Allí, tras cerrar trato por sus derechos sobre el establecimiento en Cholila, al haberse frustrado sus propósitos de asentarse como rancheros y llevar una vida tranquila y honesta, emprendieron una larga escalada de acciones en el norte de Chile y luego en Bolivia, donde, según la versión más aceptada hasta hoy, Butch y Sundance encontraron su trágico final en un tiroteo en San Vicente, luego de un asalto a la compañía minera Aramayo en Tupiza (Bolivia), en 1908.

Para culminar la jornada del sábado, se proyectó el documental “The last chapter”, producido por una compañía de televisión galesa, de excelente ambientación y contenido.

Tercera y última nota: jornada de cierre -domingo 18

lunes, 26 de noviembre de 2007

ESCRITORES NOVELES BUSCAN EDITORES, PERO... ¿DÓNDE, CUÁNDO, CÓMO?


Colabora hoy: Jorge Eduardo Vives*

PUBLICAR EN LA PATAGONIA...

...O en cualquier otro lado de la Argentina, o en cualquier otro lugar del mundo, es un verdadero problema para el escritor novel. Y no es un problema moderno: es bien sabido que muchos escritores, ahora clásicos, tuvieron inconvenientes para editar su obra. Un caso paradigmático es el de Giusepppi Tomasi di Lampedusa; cuya magistral novela “El Gatopardo” recién fue impresa después de su muerte, luego de sufrir múltiples rechazos por parte de los editores.

Pero parecería que en la Patagonia, lejos de los centros de difusión cultural ubicados “en el norte” de nuestro país, la tarea sea más ímproba. ¿Qué posibilidades tiene un escritor patagónico para publicar sus obras?. La mejor opción tal vez sean los fondos editoriales de los gobiernos provinciales; en los que se accede a la publicación previo presentar la obra a la consideración de un jurado. Este procedimiento es muy adecuado para que el escritor vea publicadas sus creaciones “en letras de molde”. Aunque como dependen del presupuesto disponible, se limita la cantidad de autores y obras que pueden ser publicados. Siguiendo en esta línea de pensamiento, no sería del todo malo que también algunas instituciones privadas patagónicas estableciesen procedimientos similares para fomentar la cultura.

Otra posibilidad que tiene un escritor en estas circunstancias es recurrir a las “ediciones del autor”; ya sea en una editorial “del norte” o en una de la región. Esta última es una opción a la que muchos escritores del sur están recurriendo. Las “ediciones del autor” pueden incluso ser compartidas, tipo antología; dependiendo del género (son especialmente aptas para la poesía y el cuento corto). De esa manera se disminuye el costo, lo que no es un dato menor.

Un recurso poco usado en nuestro país, salvo las honrosas excepciones a cargo de algunas editoriales serias, es el de los concursos cuyo premio consiste en publicar la obra del ganador. Este es un buen método, pero no es habitual encontrarlo en nuestro país. Incluso, muchas veces los escritores novicios, ya sea equivocadamente o en forma conciente, intervienen en concursos que ofrecen la realización de antologías colectivas. Que no es lo mismo.

También se puede dar a conocer una obra es a través de las revistas y suplementos literarios. En la Patagonia hay muy buenos ejemplos de estos medios; que permiten la difusión de cuentos cortos y de poesía, aunque son restrictivos para obras más voluminosas (o un simple “cuento largo”). Una variante es el empleo de páginas web y blogs; como éste que, dirigido por don Eber Girardo, tiene a bien publicarnos. Sería interesante que existiesen más de estas revistas literarias.

Pero con la publicación de su obra no terminan las vicisitudes del escritor. Porque sin una adecuada difusión, sin propaganda, el texto publicado –por medio de edición del autor, concurso, fondo editorial o como sea– no va a llegar a sus destinatarios: los lectores. Es mediante una adecuada publicidad como finalmente se completa esa cadena de acontecimientos iniciada cuando un humilde escriba toma lápiz y papel, o su PC, para iniciar ese maravilloso viaje hacia lo desconocido que es la creación literaria.

*Escritor y poeta chubutense.

sábado, 24 de noviembre de 2007