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domingo, 17 de mayo de 2009

EL POEMA DE HOY


Cuando el dolor parece hacernos sucumbir, la angustia aprieta el pecho demasiado fuerte, y la soledad pretende doblegarnos… es a través de la palabra escrita donde el hombre puede encontrar un refugio para su alma. Y perpetuar sus sentimientos, como hace en esta oportunidad Raúl Comes inmortalizando su amor a María.

O.S.



La última tarde


Llegué esa tarde,

ella estaba ahí, dormida

tendida en su lecho.

El sol de esa tarde de otoño

opuesto a nuestra ventana

se reflejaba en el edificio de enfrente

y nos devolvía una tonalidad rojiza

que inundaba la habitación.

Su mano inerte sobre la mía

presagiaba la muerte inevitable.

Seguramente esa sería nuestra última tarde


juntos.

Acariciaba su rostro, una y otra vez

mientras me preguntaba

por qué mi amor, por qué…

Si aún teníamos toda una vida por delante

muchos sueños incumplidos

tanto amor para brindarnos.

Incontenibles lágrimas

anegaron mis ojos.

La oscuridad de la noche me encontró

llorando sólo a su lado.

Con las primeras luces de la mañana

cansado de luchar

su corazón dejó de palpitar.

En silenciosa despedida

su vida se apagó

y la mía se partió en infinitos pedazos.

Ya nada será igual…






Raúl Horacio Comes

jueves, 14 de mayo de 2009

LA NOTA DE HOY

Foto antigua de la ciudad de Bahía Blanca




LA PUERTA DE LA PATAGONIA

Por Jorge E. VIVES





Bahía Blanca es una ciudad de encuentros: en su policroma fisonomía el mar se encuentra con el campo y la Pampa con la Patagonia. Esta encrucijada ofrece un rico repertorio de paisajes y personajes; y genera un ambiente propicio para las manifestaciones del espíritu humano. Sin dudas, “la puerta de la Patagonia” es un foco cultural que brilla con luz propia en el sur argentino. Su renombrada orquesta sinfónica, los numerosas artistas plásticos que exponen en las salas locales y una profusión de talentosos escritores remarcan este acierto.

Tal es el caso de Guillermo Martínez, el conocido autor de “Acerca de Roderer” y “Crímenes imperceptibles”, quien nació y vivió hasta completar su carrera universitaria en esta ciudad.

Pero la actualidad cultural bahiense cuenta con muchos otros literatos; como, por ejemplo, Julia Marta Rossignol de Girón (cuyas “Crónicas de Bahía Blanca” revelan interesantes aspectos de la urbe), César Puliafitto (quien escribió “La legión italiana”, documentada narración sobre un episodio del pasado local) y Fernando Jorge Goyanarte (un ensayista que plasma en “S.O.S. Humanos” una positiva visión de la vida; y que es además pariente delcélebre escritor Juan Goyanarte, creador de “Lago Argentino”, un hito de la novelística patagónica).

Su desarrollo cultural no es privativo del presente; desde fines del siglo XIX la ciudad ha sido un referente de las letras nacionales. Para Eduardo Mallea fue punto de partida: allí nació, en 1903; y allí pasó su infancia. Varias veces rememora en sus obras su tierra natal; especialmente en “Todo verdor perecerá”, “Chaves” e “Historia de una pasión argentina”.

Para Roberto Payró, en tanto, constituyó un lugar de aprendizaje. En 1889 funda en la ciudad el periódico “La Tribuna”, en el que publica sus primeros artículos periodísticos; hasta que deja Bahía y se radica en Buenos Aires como redactor del diario La Nación. Y finalmente para Ezequiel Martínez Estrada fue final de viaje. Luego de pasar su infancia en Goyena, comienza su carrera literaria en Buenos Aires. Sin embargo, en 1949 vuelve al sur y se radica en Bahía Blanca. Después de una serie de actividades que lo llevan a permanecer varios años en el exterior, en 1962 retorna a Bahía, donde escribe sus últimas obras; entre ellas, “Realidad y fantasía en Balzac”. Muere allí en 1964.

Del doble cruzamiento “mar – campo”, “Pampa – Patagonia”, este último le da su calidad de interfaz entre las regiones pampeana y patagónica. La referencia en los límites de los antiguos mapas, “más allá monstruos”, puede ser reemplazada aquí por un “más allá Patagonia”. Tal situación provoca el permanente interés de sus habitantes por la zona austral, que se traslada a la literatura. De los muchos escritores que incursionaron en la temática patagónica se mencionará sólo a dos, llegados a las letras por caminos disímiles y heterodoxos: uno es un pintor excepcional, el otro un bibliotecólogo renombrado; los une su interés por la Patagonia.

El ingeniero Domingo Pronsato es reconocido por su actuación profesional como ingeniero y topógrafo, pero también por sus dotes de artista plástico: se lo considera uno de los mejores intérpretes del paisaje de la llanura bonaerense y de los lagos sureños. De estirpe bahiense (sus abuelos arribaron con la Legión Agrícola Militar, rememorada por Puliafitto), fue alumno de Anitta Bettini, esposa de Payró. Luego de estudiar en Buenos Aires y en el extranjero, hacia 1911 vuelve a radicarse en Bahía Blanca, donde muere en 1971. Es autor de varios libros, siendo su obra más importante "Patagonia, proa del mundo"; espejo de su amor por la región, de su conocimiento de los recursos que poseía y de las esperanzas de progreso que depositaba en ella.

Por su parte el profesor Nicolás Matijevic fue en los años 70 director de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional del Sur y de su Centro de Documentación Bibliotecológica. En reconocimiento a su valiosa labor, la biblioteca recibió en el año 2004 su nombre. Fruto de su paciente trabajo investigativo surgieron una serie de títulos de indudable mérito para el estudioso patagónico; entre ellos “Bibliografía sobre la conquista del desierto”, “Bibliografía sobre el Canal de Beagle”, “Guía de las bibliotecas patagónicas”, “Bibliografía de Bahía Blanca” y “Bibliografía patagónica y de las tierras australes”; esta última su obra máxima de 15.000 referencias bibliográficas, escrita en colaboración con Olga Hecimovic de Matijevic.

Pampeana y patagónica, costera y de tierra adentro, Bahía Blanca es una ciudad de tensiones inspiradoras cuyas múltiples dimensiones, lejos de provocar conflictos de identidad, favorecen la invención cultural y artística; y en especial, como muestra este artículo, la creación literaria.


Nota: el autor de este artículo quiere agradecer al escritor Fernando Goyanarte y a su esposa Teresa la hospitalidad brindada y los momentos de fructífera conversación compartidos.






martes, 12 de mayo de 2009

NOVEDADES CULTURALES

XXVI ENCUENTRO DE ESCRITORES PATAGÓNICOS

14 al 17 de Agosto de 2009

La Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Puerto Madryn convoca a todos los escritores, poetas y hacedores culturales relacionados con la Literatura, con residencia actual en la Patagonia Argentina (La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, zona patagónica de Provincia de Buenos Aires) o Patagonia Chilena interesados en participar del XXVII Encuentro de Escritores Patagónicos a realizarse entre los días 14 al 17 de Agosto próximo.
En vista de fortalecer el espacio de reflexión, producción y difusión del quehacer literario, la Comisión Organizadora de este Encuentro propone una serie de espacios de participación para este 2009 tendientes a renovar y enriquecer las experiencias de los escritores participantes, como también las de la comunidad que los albergue durante esos días.
Por tal motivo se sostienen aquellos espacios generados a lo largo de las anteriores ediciones del EEP y se invita a sumar nuevas ideas que aporten en este sentido.
Se describen a continuación, tanto el eje del Encuentro de Escritores Patagónicos 2009, como las propuestas de participación para todos aquellos escritores que deseen compartir sus experiencias, producción e ideas.

Eje del Encuentro o Lema o Tema central:
“El escritor en la sociedad”
Inscripción:
La fecha límite para la inscripción será el día 25 de Julio de 2009 inclusive. Se ha previsto alojamiento y comida para un máximo de 50 (cincuenta) inscriptos.
Los interesados deberán presentar antes de esa fecha un resumen de su propuesta de participación de no más de diez líneas.
Las inscripciones podrán realizarse a través de los siguientes medios:
Correo electrónico: literatura@madryn.gov.ar
Fax: (02965) 472060
Correo Postal: Roque Sáenz Peña 86 (9120) Puerto Madryn, Chubut
En los dos últimos casos, por favor indicar, de ser posible, un correo electrónico, a fin de agilizar las comunicaciones.
Espacios de participación:
Todos los escritores que deseen participar en el Encuentro, deberán proponer al menos dos actividades en alguno/s de los siguientes espacios de participación, teniendo en cuenta que una de ellas debe tender al trabajo con la comunidad.
Se solicita que los tiempos asignados a cada actividad sean respetados en todos los casos. Cabe aclarar que los participantes son numerosos y en función de un mejor desarrollo de las actividades propuestas, se pretende que todos y cada uno de los asistentes tengan libertad y derecho a presentarse en tiempo, forma y modo adecuados.
Ponencias para el debate
Las mismas deberán ser trabajos relativamente breves, de tipo monográfico o no, que refieran al tema central del encuentro y permitan plantear el debate. Tiempo máximo: 20 (veinte) minutos (diez para la lectura y diez para comentarios y debate). Se aceptará un total de 6 ponencias.
Enviar título y resumen. En caso de presentarse más de seis ponencias, la C.O. elegirá, bajo consenso previo, el trabajo que mejor se ajuste con los propósitos expuestos en el eje central.
Lectura de obras
- Las lecturas convencionales de textos (cuento y poesía) se realizarán en: fogones literarios, espacios públicos designados para tal caso y/o dependencias elegidas por el C.O.
- Se dará lugar a propuestas de lectura sobre soportes no convencionales (ídem tiempo estipulado) que no hayan sido presentadas en Encuentros anteriores; los modos alternativos de presentación contemplados son: video, música, poesía visual, narración oral, instalaciones, blogs, performances, murales, graffiti, etc. Enviar breve resumen de la propuesta y necesidades técnicas para su exposición. El montaje de las obras para exposición deberá ser realizado por los interesados, previo acuerdo con los organizadores, antes de las 16:00 hs. del viernes 14 de agosto de 2009.
- La duración máxima será de diez minutos por participante, sin límite de trabajos a exponer por persona.
Presentación de libros
Se estipula un cupo de 6 (seis) presentaciones; quedando destinadas 2 de las mismas a presentaciones alternativas o no convencionales. Dichas obras, no presentadas en anteriores encuentros, deberán poseer fecha de edición entre 2008-2009. Tal modalidad se sugiere en función de valorizar la producción literaria más reciente.
Respecto de la presentaciones no convencionales, el C.O acuerda la siguiente referencia a modo de ejemplo: presentaciones visuales (stand, afiche, instalación, etc.), performances, lecturas de obra bajo otros medios (radioteatro) y/o cualquier otra estrategia sugerida.
Las presentaciones visuales deberán montarse previamente al acto de inauguración del Encuentro, es decir, antes de las 16 horas del viernes 14 de agosto de 2008.
Coordinación de Talleres
Los mismos podrán ser de uno o dos encuentros, de un máximo de dos horas y media cada uno. Los interesados en coordinar estos talleres deberán presentar propuesta escrita en donde se definan los alcances, condiciones y modalidad de trabajo. Podrán estar dirigidos a otros escritores, docentes, estudiantes de todos los niveles y público en general
Los talleres dirigidos a docentes y/o alumnos, se realizarán en horario escolar, comenzando dicha actividad el día Jueves 13 hasta el 14 inclusive.
Los talleres abiertos a toda la comunidad y/o destinados a escritores se realizarán en forma simultánea los días sábado 16 y domingo 17 entre las 10:00 y las 12:30 hs, en lugares a definir con relación a la propuesta presentada.
Colectivo de crítica
Destinado a todos aquellos escritores que deseen una lectura crítica colectiva de sus textos. Será coordinado por uno o dos escritores, que deberán presentar una breve descripción de la dinámica de trabajo a proponer. Se podrá leer un máximo de tres poemas o un texto narrativo breve. Cada participante deberá presentar con anterioridad los textos a ser analizados para la lectura previa de los encargados del colectivo.
Tren de las Ideas
Presentación de ideas innovadoras, proyectos en marcha o prácticas novedosas que apunten a la producción, edición, difusión, etc. de la literatura. Se solicita que dichos proyectos, en la medida de las posibilidades, tengan concreción en la ciudad de Puerto Madryn durante el Encuentro. Tiempo máximo de exposición: 10 (diez) minutos. Enviar breve resumen de la propuesta y necesidades técnicas para su exposición.
Lectura y/o actividades comunitarias
Propuestas de lectura u otras actividades relacionadas en: escuelas (únicamente el viernes 15 hasta las 17 hs.), hospital, hogares de ancianos, espacios públicos, colectivos, etc.
Fogones literarios (café concert)
Esta modalidad se aplica teniendo en cuenta que la C.O. pretende un mayor número de participantes en dichos espacios, sean escritores, poetas o narradores incluidos en la nómina de inscriptos del Encuentro, o público en general. Tendrán lugar los días viernes 14 y sábado 15 en horario nocturno, para público en general.
La modalidad café concert propondrá la participación de músicos y/o trovadores de la zona, quienes presentarán su propio material como así también acompañarán las lecturas de aquellos que expongan su trabajo literario.
Cada expositor podrá leer dos poemas máximo o un texto narrativo breve. Dicha sugerencia se realiza a fin de permitir una mayor cantidad de lecturas.
Stands de exposición y venta de libros y otras publicaciones
Se realizarán en forma paralela al encuentro y estarán atendidos por personal designado por los organizadores. Enviar solicitud de espacio, título de los libros a vender, precio. Entregar el material en el momento de la llegada al Encuentro.
Aranceles
Para la inscripción en el Encuentro se fija un arancel para expositores, coordinadores de los talleres, etc. de $70 (pesos setenta), que cubrirá parte de los gasto de alojamiento y comidas desde la cena del viernes 14 hasta el mediodía del lunes 17. En el caso de escritores que participen desde la mañana del viernes 14 en las actividades programadas en escuelas, hospitales, jardines, etc. este arancel incluye el almuerzo de ese día.
Para escritores locales que participen (expositores, coordinadores de los talleres, etc) que no requieran alojamiento, el arancel será de $40 (pesos cuarenta) que incluirá las 6 (seis) comidas correspondientes.
Para los asistentes a los talleres, presentaciones, charlas, etc. y público en general, la entrada es libre y gratuita.
Concursos
Durante el XXVII Encuentro de Escritores Patagónicos se lanzará la convocatoria a los siguientes concursos edición 2009:
- Premio de poesía “David Aracena”
- Premio de Narrativa de Ficción “Donald Borsella”
- Premio de Narrativa Histórica “Eluned Morgan


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Certamen de canciones de raíz folklórica



La Academia del Folklore de la República Argentina convoca a compositores y autores a participar en el “Certamen de Canciones Inéditas de Raíz Folklórica” para alentar, apoyar y promover la creación de obras que representen las regiones Norte, Sur, Cuyo y Litoral del país.
Integran el Jurado Perla Aguirre, Ramón Ayala, Raúl Carnota, Jorge Marziali y Omar Moreno Palacios.
El Certamen, declarado “De interés cultural” por la Secretaría de Cultura de la Nación, está auspiciado por Canal 7, la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música –SADAIC-, Radio Nacional Folklórica -98.7-, la Asociación Bancaria y la Secretaría de Cultura de la Provincia de San Luis.
Los participantes podrán enviar más de una obra para cada una de las cuatro regiones.
La inscripción es totalmente gratuita y los trabajos podrán entregarse personalmente en sobre cerrado o enviarse por correo certificado a la sede provisional de la Academia del Folklore de la República Argentina, Casa de la Provincia de Buenos Aires y poniendo en el sobre: “Certamen de Canciones de Raíz Folklórica”, Casa de la Provincia de Buenos Aires, Callao 237, CP-1022 Buenos Aires.
A partir del 30 de junio 2009 no se recibirán más trabajos. Para las obras enviadas por correo se tendrá como fecha de presentación la que figure en el matasellos del correo.
Las obras (música y letra) deberán presentarse escritas en castellano y pueden contener vocablos pertenecientes a las lenguas de los pueblos originarios con su traducción al castellano al pie de la letra, en un ejemplar firmado con seudónimo en papel tamaño Carta, A4 u Oficio, la letra escrita a dos espacios, la partitura o la línea musical correspondiente y un cassette o disco compacto con la grabación de la obra.
Este ejemplar y la fotocopia del original, se pondrán en un sobre cerrado que deberá llevar en su frente la identificación siguiente: a) seudónimo del o los autores y compositores; b) título de la obra; c) género de la obra y d) región (Norte, Sur, Cuyo o Litoral).
En el frente de otro sobre cerrado que se incluirá dentro del sobre anterior, figurarán estos mismos datos y en su interior los datos verdaderos del o los autores y compositores (nombres y apellidos reales, nacionalidades, documentos de identidad, domicilios, C.P, teléfonos y correos electrónicos si los tuvieren).
Se instituye un Primer Premio, (Diploma y $5.000); un Segundo Premio, (Diploma y $3.000) y un Tercer Premio, Diploma y ($2.000) y tres Diplomas Especiales en cada una de las cuatro regiones, las que llevarán los siguientes nombres: Norte, Premio Academia del Folklore de la República Argentina “Andrés Chazarreta”, Sur, Premio Academia del Folklore de la República Argentina “Santiago H. Rocca”; Cuyo, Premio Academia del Folklore de la República Argentina “Félix Dardo Palorma”; y Litoral, Premio Academia del Folklore de la República Argentina “Mario Millán Medina”.
Los cinco jurados darán a conocer su dictamen dentro de los sesenta días de haberse cerrado la recepción de las obras y analizarán y votarán por todas las canciones que se presenten en las cuatro regiones.
La Academia del Folklore de la República Argentina editará un Disco Compacto con las obras premiadas y elegirá quienes serán sus intérpretes. Asimismo editará un Álbum con las 100 obras que seleccione el Jurado que incluirá letra, música, cifrado y un resumen biográfico y fotografías de los autores y compositores. La información se encuentra disponible en la dirección electrónica:
academiadelfolklore@speedy.com.ar.











jueves, 7 de mayo de 2009

EL REPORTAJE DE HOY



MAURIZIO FURGADA: UN ESCRITOR VIAJERO "A LO CHATWIN"



Podría decirse sin riesgo de error que Maurizio Furgada (Soresina, Cremona, 1960) pertenece a ese género de viajeros testimoniales inaugurado tempranamente por Marco Polo y que mucho más tarde tuvieron tanta popularidad, sobre todo en los siglos XVIII y XIX, cuando desde distintos puntos de Europa muchos de ellos salieron a recorrer el mundo con una libreta de notas como principal guarnición, animados por la fuerza y el coraje que les insuflaba su espíritu aventurero. Cierto es que por entonces mucho era lo que había por descubrir en diversos rincones de la Tierra. Hoy, en el siglo XXI, cuando los medios de transporte y los recursos de la tecnología no han dejado prácticamente ningún territorio sin explorar, quizás el único paisaje que todavía puede revelarle nuevos secretos al escritor viajero sea la interioridad del alma humana. Cada región, cada enclave, albergan personas y comunidades con diferentes costumbres, modos de pensar y de conectarse con sus respectivos entornos. Ese fue el principal legado de los viajeros contemporáneos que, como Bruce Chatwin, un día decidieron reemprender la aventura de explorar sitios lejanos y reflejar la idiosincrasia de sus pueblos. Precisamente el viaje de Chatwin por la Patagonia motivó a Maurizio a repetir su itinerario, buscando cotejar qué coincidencias muestra la realidad actual con aquel viaje recorrido del viajero inglés por tierras australes hacia la decáda del 70, es decir, hace poco más de de una treintena de años.
Previo a su viaje de retorno a Italia, nos reunimos con Maurizio en el Touring Club una tarde de abril para mantener esta charla.





- Mauricio, cómo tomaste contacto con la obra de Chatwin?



- Bueno, muy simple. Durante el conflicto de Bosnia fui para ayudar la gente que era víctima de la guerra y me di cuenta que allí había mucho por hacer. La gente no tenía zapatos ni prendas y los refugiados estaban famélicos. Empecé a juntarme con amigos de mi ciudad. Yo vivo en Cremona, la ciudad de Stradivari, de la música, y hoy puedo dar cuenta de la solidaridad humanitaria. Un joven de Cremona había perdido la vida mientras traía ayudas en el norte de Bosnia y nosotros habíamos contactado con algunas poblaciones de aquella area. Dejé de trabajar en mi oficina para seguir contribuyendo con esta causa y después de unos años mi proyecto fue galardonado con un premio anual de la Paz, en Milán. Habíamos logrado unir a dos pueblos cuyos habitantes habían combatido a muerte entre sí, uno serbio y el otro musulmán. En Bosnia después del conflicto había salido una nota en un periódico que decía que la mía era la primera escuela interétnica. Bueno, un amigo del grupo "Bosnia" me regaló un libro para felicitarme por lo que había logrado conseguir, Algo considerado imposible por los políticos de las dos provincias bosniacas interesadas en el proyecto. El libro que recibí de regalo era: "En la Patagonia" de Bruce Chatwin. El amigo era un hombre que amaba viajar cómodamente sin moverse de su cuarto. Como el personaje de una novela del 1884 de J. K. Huysmans, un cierto Des Esseintes, amaba los viajes pero odiaba desplazarse físicamente de un lugar a otro: era el viajero de butaca. Para mí era, más simplemente, el hombre que me regalaba libros de viaje.

- ¿Cuál fue tu primera impresión cuando leíste el libro?



- El libro de Chatwin permaneció durante años en un estante de mi piso hasta cubrirse de polvo en la tapa. Normalmente yo era el protagonista de mis viajes y no quería dejar a otros el privilegio de indicarme la vía. Incluso el libro de Chatwin empezaba con una historia rara de un pedazo de piel de un animal prehistórico y se demoraba demasiado en los cuartos de su casa de infancia. No me gusta cuando los escritores se detienen tanto en el relato de sus cuartos...

- ¿Y cómo se te ocurrió la idea de escribir algo vinculado a ese viaje? ¿Con qué propósito?

- Los viajes siempre han sido una parte preponderante de mi vida. Por viajar he dejado cualquier otra carrera posible, siendo la más probable la de derecho, considerando que me recibí en la Universidad de Milán en "Giurisprudenza". Cuando después de diez años terminó el proyecto Bosnia, mi deseo era volver a viajar y escribir alrededor del mundo. Habia viajado a Nueva Zelanda, Australia, Vietnam, Birmania, India, Canadá, Polinesia, China... y al regreso de un viaje extraordinario, lento, a bordo de los tradicionales barcos del río Amazonas, el mismo amigo me comentó: "Bueno, después de un viaje así solo hay otro lugar que puede ser tan extraordinario". Y se referia al hecho que en San Pablo de Loreto yo habia encontrado los personajes que conocieron a Ernesto Guevara de la Serna, luego pasado a la historia como el famoso "Che" Guevara... "¿A qué otro lugar te refieres?", le pregunté al amigo que me regalaba libros de viaje. "Por supuesto a la Patagonia! Y no te olvides que espero leas algo sobre la ruta Chatwin", me contestó.



- ¿En qué momento tomaste la decisión de viajar a la Patagonia?



- El "corralito" indica un momento importante en la historia del viaje a la Patagonia. Antes de aquel momento muy pocos consideraban la Patagonia como meta de su viaje. Además, con el estilo de vida que tenía yo en aquellos tiempos, la Patagonia estaba económicamente fuera de mis posibilidades. Viajaba a Australia, adonde podía trabajar y ganar dinero para continuar mi viaje y, como alternativa, a países poco costosos como Ecuador, Bolivia... o, en el otro continente, a India y todo el sureste asiático. El "corralito" es paradójicamente el hecho que me permite viajar en la Patagonia. ¿Por qué digo paradójicamente? Está claro. Después del "corralito", con la devaluación de la moneda, la Patagonia ha sido inundada de turistas, incluso aquellos que en mucho sentidos hoy han perdido su vocación por los viajes.

- Cuando llegaste aquí por primera vez, ¿coincidió lo que viste -la gente, los paisajes- con la descripción de Chatwin? ¿Sentiste alguna decepción?



- La primera decepción que sentí en realidad fue cuando en Retiro ví a todos los colectivos directos a la Patagonia llenos hasta el imposible, sin que pudiera encontrar un sitio para mí hasta muy tarde en la noche. Entonces comprendí que poder viajar por la Patagonia en un estilo que podía agradarme (es decir, fuera de los circuitos turísticos) iba a ser complicado. Sin embargo, cuando por primera vez entré en contacto con un lugar por donde Chatwin había pasado e incluso se había asentado durante una semana, en la estancia Viamonte, en Tierra del Fuego "...demasiado entumecido para moverme", según comenta el inglés en el libro, el espíritu de viaje volvió a latir dentro de mí y allí comprendí que no había mejor manera de viajar que seguir los pasos de Chatwin.



- ¿Lograste identificar a algunos personajes referidos en el libro? Cuéntanos algunas experiencias al respecto.



-Muchos. En realidad, a todos los que siguen con vida. Hay que considerar que pasaron 34 años después del memorable viaje del inglés. Respecto al trabajo de identificación de los personajes -porque Chatwin casi siempre los oculta cambiándoles el apellido- me ayudó mucho el libro de Adrián Giménez Hutton, un escritor argentino que hizo la ruta hace 10 años, aunque yo encontré algunas anécdotas nuevas. Por ejemplo, el hecho de que Chatwin pasa el último dia del 1974 en Corcovado, adonde se encuentra con la familia de Milton Evans. Clery, la hija de Milton, tenía recuerdos muy oscuros cuando la entrevistó Giménez Hutton, como las falsas referencias a que estaba embarazada o que encontraron al inglés en el camino, todos hechos que yo pude aclarar durante mi visita a Trevelin. Pero la parte que yo considero como mía y solamente mía es la ruta desde Lago Posadas hasta Paso Roballo. Giménez Hutton se había equivocado de camino, lo que es evidente por el hecho de que él se movilizaba en una camioneta y la única manera de encontrar la ruta, en realidad, era caminando. El camino desaparecía de las cartas y siguiendo el libro había que caminar y encontrar unas sendas de caballo... y caminar, caminar días enteros con la mochila en los hombros; pero esta parte es un secreto que me regaló Chatwin y que voy a revelar solo en mi libro. En los momentos dificiles como estos sentía que Chatwin estaba a mi lado... así que puedo decir que viajé con Chatwin en la Patagonia.




- ¿Qué otras diferencias hay entre el viaje de Giménez Hutton y el tuyo?



- El mío no es un documental sobre la ruta Chatwin, sino que es un viaje nuevo hecho siguiendo la misma ruta. Un viaje nuevo con sus propios personajes, Yo voy a encontrar a cada personaje y de allí se abre un capítulo con nuevas historias de la Patagonia de hoy, que se mezclan con las del pasado. En ese sentido Chatwin es como un guía para mi viaje. Por supuesto estamos hablando de un guía especial. No aceptaría viajar con un guía moderno que me dijera adónde y lo que tengo que hacer. El viaje para mí es una cosa seria. Sería una contradicción con mi idea de que el viaje es libertad.



- En tus contactos con la gente local, ¿qué opiniones recogiste acerca de Chatwin? ¿Qué es lo que se le elogia y qué se le critica?



- Normalmente los intelectuales son los que difundieron la idea de que el libro de Chatwin era basura. Mateo Martinic dice que no querría esa obra en su biblioteca porque podría ensuciar los otros libros... Osvaldo Bayer me indica unos errores no muy importantes por la historia de Antonio Soto en su conjunto. Los historiadores desde sus butacas se ocupan mucho en individualizar errores históricos en el libro del inglés, pero esos errores son casi siempre insignificantes. Comprendo más una señora de Puerto Natales a la que Chatwin describe como "despreocupada y pechona...", que tenía amantes... La misma señora se quejó mucho y quería que yo le diera la dirección del inglés para decirle algo... En realidad muchos de sus personajes se quejaron de la manera como Chatwin describe sus vidas y otros señalan una falta de respecto y de educación. Susana de Fortuny le da del mote de "cretino" por no haber agradecido la familia que lo hospedó. En Magallanes la familia Eberhard me decían lo mismo, pero después me mostraron una nota que Chatwin dejó en el libro de visitas de familia que contiene, en idioma inglés, el mas simpático de los agradecimientos que yo he visto. No he conocido a Chatwin y no conozco su carácter. Lo que puedo decir es que cuando se viaja como él, sin saber adonde te lleva cada día, el cerebro del viajero está muy concentrado en la organización y recolección de datos y noticias. Para comprenderlo hay que viajar así; la fatiga te hace concentrar la atención y un sentido de supervivencia te hace pensar sólo en cómo resolver las dificultades de llegar desde aquí hasta allá o en formular las preguntas necesarias para una o otra historia. Yo mismo en alguna ocasión, dentro la excitación del viaje, me di cuenta que había salido de una casa sin saludar o dar las gracias de una manera adecuada. Mi cerebro estaba tratando de no olvidar nada de lo que el personaje me había dicho, pensaba en si necesitaba algo más, si en la mochila había puesto todo... qué tenía que hacer después... Viajando de esa manera el cerebro esta en una condición que no es la de la persona normal. Eso habría que considerarlo al juzgar a Chatwin.



- ¿Cuál fue tu experiencia más memorable?



- Seguramente en mi último viaje -de los cuatro que hice- la parte de los días de camino entre Lago Posadas, Paso Roballo y Bajo Caracoles, unos ciento veinte kilómetros caminando dentro a la pampa desértica, sin saber adónde iba a parar por la noche. Creo que no se puede decir que uno ha viajado "a lo Chatwin" sin caminar físicamente a su manera.
Hay todavía otros momentos en que me sentí fisicamente al lado de Chatwin y uno que recuerdo con placer es en la casa de un galés en Gaiman. Gerallt Williams está en una fotografia de Chatwin y el encuentro con él fue como un bautismo para mí durante mi primer viaje en 2006. En su casa tuve por primera vez la impresión de que Chatwin estuviese allí, escuchándome leer en castellano, mientras que los miembros de la familia comentaban los errores de sus descripciones. Era como si él, sonriendo, pensara: "¿Quién hubiera pensado que un italiano recorrería un día mi ruta para revisar todos los detalles de mis descripciones...?"



- ¿Cuáles son tus planes inmediatos?



- Terminar de escribir, editar el libro en Italia y viajar otra vez a Patagonia para presentarlo.

- Si tuvieras que resumir todas estas experiencias en una sola frase, ¿qué dirías?



-Como te dije antes: Creo que no se puede hablar de haber viajado "a lo Chatwin" sin haber caminado físicamente a su manera.



Carlos Dante Ferrari







sábado, 2 de mayo de 2009

LA NOTA DE HOY







El Telefonista


Por Olga Starzak





Hacía dos años que trabajaba como aprendiz en un taller mecánico; quizás fuera por esa condición que sus dueños nunca me habían pagado. Lo hicieron por primera vez una semana después de que cumpliera los 18. Cuando trato de evocar cómo viviría ese acontecer diario de ir temprano a cumplir con mis funciones y no ser retribuido, la respuesta, para mi sorpresa, no es un recuerdo ingrato. Hacía lo que realmente me gustaba, aprendía un oficio al que me hubiese agradado dedicarme toda la vida (aunque después no fue así, y en algún momento voy a contarles el por qué) y, por supuesto, siempre mantenía la esperanza que algún fin de mes llegara el prometido sueldo.

Poco más tarde opté, motivado por razones económicas, por buscar otro empleo. Se produjo así mi designación como maquinista en la usina eléctrica; esta dependía de la Compañía Sudamericana de Servicios Públicos y prestaba también su asistencia a la red de telefonía local. Fue en ese lugar donde acontecería, meses más tarde, los hechos que me convocan hoy a rememorarlos.

Antes agregaré algunos detalles más de mi paso por esa empresa. Hacía guardias de ocho horas atendiendo los motores que generaban la corriente; significaba ponerlos en marcha y apagarlos de acuerdo a las horas de mayor y menor consumo. Era una tarea monótona y aburrida, sin embargo había que realizarla con un gran sentido de la responsabilidad ya que de ello dependía la erogación de gastos y, por consiguiente, la disposición de los superiores para mantener al empleado en el cargo o despedirlo. Tantos años más tarde debo reconocer que, pese a mi juventud, debía realizar bien esa tediosa labor porque -meses después- la compañía vendió las instalaciones y despidió a todo el personal, quedando sólo el jefe de la planta, un encargado y yo.

Fui sometido a un examen de capacidad laboral y derivado a prestar servicios de telefonía. Al principio mis actividades eran múltiples; tanto podía trabajar en las calles en el mantenimiento de las líneas como cavar pozos para la colocación de postes, instalar teléfonos en empresas o casas, reparar cables o solucionar averías.

Traigo a mi memoria, sin poder dejar de esbozar una sonrisa (quizás por aquellos tiempos de mi juventud donde los adelantos científicos que después protagonicé parecían tan lejanos) que cada aparato colocado en una propiedad se constituía en un tirado de cable galvanizado desde la Central hasta el domicilio del usuario.

Las actividades que les comento eran anexadas con una guardia como telefonista que realizaba invariablemente desde las 22 a las 24. Y esto sí que era entretenido; esperaba ese par de horas casi con alegría. No era otra cosa que hurgar en la intimidad de los interlocutores y descubrir sus secretos que no eran tales desde el momento en que un sujeto anónimo podía apropiarse de las palabras expresadas.

Y era sabido que esa voz ajena y distante que les decía sólo dos palabras: “¿número?” y “¿hablaron?” estaba siempre allí, interponiéndose. Toda vez que dos personas intentaban un contacto.

Aquí viene lo que quiero compartir con ustedes. Fue en uno de esos llamados cuando quedé cautivado por la voz de una mujer que muy pronto averigüé quién era. Todos los días, a partir de las once de la noche un hombre me solicitaba la comunicación; a juzgar por la gravedad del tono con que eran emitidas sus palabras, debía tener algunos años más que yo. Siempre pedía con el mismo número; siempre atendía ella y conversaban hasta minutos antes de que me viera obligado a cortar el servicio, como se hacía habitualmente después de la medianoche, para dejarlo conectado sólo con la comisaría y el transporte proveniente de Puerto Madryn.

Corría el año 1941 y hacía muy poco que se habían agregado 50 líneas más en el pueblo; la pareja debía sentir ese cambio porque muchas veces se veían forzados a esperar para ser atendidos, situación que hasta ahora era infrecuente. Y yo me alegraba por esa tonta circunstancia, pensando que era la única forma de robarle minutos a ese intercambio de palabras impregnadas de amores recién iniciados, ilusiones crecientes y esperas cotidianas.

Como ya les adelanté, el joven llamaba todas las noches a la Central. Yo podía imaginarlo en su hogar girando la manivela que pronto indicaría, en mi señalador, su número. Un número que yo conocía de memoria, como conocía muchísimos, pero éste resonaba en mis oídos con furia y celos, con resquemor y hasta envidia. Y debía preguntarle, aún sabiendo la respuesta: ¿número? Siempre contestaba cero, hacía una pausa prolongada como desafiándome y continuaba... tres, otra pausa y completaba 66. Con la misma tranquilidad yo conectaba una ficha en el código pedido y el solicitante, haciendo girar nuevamente la manivela lograba que la campanilla del teléfono de la chica que ocupaba mis pensamientos, sonara.

Hola… decía ella con ese timbre acompasado y tierno, con avidez de escucharlo y con un tono que aunque disimulado, podía percibirse ansioso.

Y durante el tiempo que duraba el intercambio yo me veía “obligado” a escucharlos. Mis responsabilidades me exigían estar atento al momento del cese de la charla para proceder con rapidez a la desconexión de las líneas y dejarlas así liberadas.

Al oír el saludo final, un “¿hablaron?” me permitía volver a la calma.

Así me convertí en testigo, durante meses, de palabras cálidas y manifestaciones de afecto; también más tarde de la desilusión de la muchacha ante comentarios que la dejaban sin palabras por largos instantes. Fui testigo de su desencanto y también de la agresión que el muchacho escondía detrás de palabras dichas como producto del deseo y las urgencias sexuales.

Un día de enero, el mismo día que recibí la citación para cumplir con la obligatoriedad del servicio militar, había tomado la decisión.

Esa noche la campanilla del 0366 sonó guiada por el teléfono que yo comandaba como guardia nocturna de la central telefónica.

Ella atendió sorprendida.

Dejen que guarde para mí cuánto me costó conquistarla. Solo les contaré que, entre cartas y escasísimas visitas, Mercedes esperó por más de un año mi regreso.

Para no separarnos jamás.



N. de la A. : "El telefonista" es producto de uno de los tantos relatos que mi padre, Eduardo Starzak, me contara a lo largo de su vida, con la emoción de quien bucea en aguas cálidas y profundas.