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viernes, 29 de febrero de 2008

PENSAMIENTOS


MIRADAS

de Mónica Morris*


Un par de ojos, increíblemente profundos, me miran por dentro.
No son pardos, grises, verdes ni azules.

Recorren mi alma de punta a punta, con expresión templada.

Me acusan, me reprenden, me acarician, me aman...

No duermen jamás, siempre observan. Son un eco que repercute en la trastienda de mi otra mirada.



*Escritora chubutense.

lunes, 25 de febrero de 2008

EL POEMA DE HOY


Un poema de Alfredo Ismael Lama*

Mas Allá



Te dejaré de amar

cuando el viento patagónico

no gire el cielo.

Cuando la nieve no blanquee el suelo.

Cuando el mar no tenga peces y el niño sonría,

dentro de la injusticia en que crece.

Cuando mi loca poesía, con resignación,

sienta una melodía que te aleje.

Cuando el - tictac - del reloj

que da los tiempos del hombre

en su sonido continuo,

a mi oído no te nombre.

Te dejaré de amar,

cuando el trigo no haga espiga

y una madre dolorida, no haga pan.

Y cuando el último suspiro,

con el fin de mis latidos,

me lleve a la eternidad

te habré dejado de amar, en esta vida.

En tu cariño, estoy preso,

y mi alma, en su regreso,

te ama en el Más Allá.


*Escritor de Comodoro Rivadavia. Nacido en Trenque Lauquen en 1940, reside en la Patagonia desde los 18 años. Es miembro de la filial comodorense de la Sociedad Argentina de Escritores. Recibió diversos premios por su obra poética (como el primer premio de poesía de la SADE en el año 2002) y actuó como jurado en varios concursos literarios. Es autor del libro “Naufragio del Virgen del Rosario”. Tiene en preparación para su próxima publicación un volumen de poesía que reúne parte de su creación artística, al que pertenece el poema “Más allá”. En sus palabras, “toda creación poética debe llevar la lógica del intelecto”.

jueves, 21 de febrero de 2008

UN MITO PATAGONICO: DESDE LA MANO DE PIGAFETTA HASTA LA INSPIRACIÓN DE SHAKESPEARE


"SETEBOS” o UNA TRAZA PATAGONICA EN LA LITERATURA UNIVERSAL

Por Jorge E. Vives*


Es bien conocida, por haber sido tema para muchos autores, la “curiosidad” literaria que menciona el crítico español Astrana Marín en su introducción a una versión en castellano de las “Obras Completas” de William Shakespeare. En “La Tempestad”, última pieza escrita por el dramaturgo inglés, el personaje llamado Caliban hace referencia a Setebos, el poderoso dios de su madre Sycorax. Según explica Astrana Marín, esta deidad no es otra que aquella que mencionara Antonio Pigafetta en su “Relazione del primo viaggio intorno al mondo”, como perteneciente a la mitología de los patagones (nombre que Magallanes da a los tehuelches).
Shakespeare, de acuerdo a la versión más difundida, lo habría conocido a través de la obra “The History of Travayle”, del autor inglés Richard Eden, que incluye una reseña de la crónica de Pigafetta. Atento a las características del dios que da el italiano lo incorpora a su pieza teatral, escrita en 1611 y estrenada ese mismo año.

Sin embargo es menos conocido que, basado en “La Tempestad”, el poeta británico Robert Browning dedicó a la divinidad patagónica un poema titulado “Caliban sobre Setebos” o “La historia de la Religión Natural en la Isla”. Browning (1812 - 1889) dejó una gran obra poética, grande por lo intensa y por lo extensa. Se lo considera el inventor del “monólogo dramático”, subgénero en el que el escritor, asumiendo la personalidad de un personaje histórico o de ficción, le da voz en primera persona; del cual la creación que motiva este artículo es un claro ejemplo.

En “Caliban upon Setebos” (título original de la poesía, incluida en el volumen “Dramatis Personae” de 1864), el personaje shakespeariano filosofa sobre su dios Setebos. Al describir el Setebos patagón, Pigafetta comenta: “Parece que su religión se limita a adorar al diablo. Pretende que cuando uno de ellos está por espirar se aparecen de diez a doce demonios que bailan y cantan a su derredor. Uno de ellos, que hace más ruido que los demás, es el jefe o gran diablo, que llaman Setebos, los inferiores se llaman cheleule”.
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domingo, 17 de febrero de 2008

EL POEMA DE HOY


La caricia perdida


de Alfonsina Storni*


Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al pasar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida, rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.

Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de besar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?


* Escritora y poetisa argentina

(Sala Capriasca, Suiza, 1892 - Mar de Plata, Arg., 1938)



martes, 12 de febrero de 2008

EL CUENTO DE HOY


"ETTA"


de Virgilio González*


Las lámparas de querosene aplicadas estratégicamente en las paredes del bar del hotel, ya iluminaban su interior. Velas esparcidas en las mesas sumaban su tembloroso brillo a la ambarina e intimista atmósfera. La concurrencia vestía con elegancia, especialmente las damas, y tenía buenos modales. Incluso los parroquianos acodados en el mostrador. Uno de éstos señaló la vidriera norte. A través de ella se podía advertir, perfilándose en la crepuscular claridad exterior, el arribo de tres jinetes que, reconociendo el frente del hotel, detenían sus cabalgaduras. Uno de ellos era mujer.

Los hombres se apearon con gimnástica agilidad y el más alto, galantemente, ayudó a su compañera descender de la montura mujeriega.

“Nuevos huéspedes”, dijo quien atendía el bar y por su señorío trasuntaba su condición de dueño. En efecto, el trío se dirigía hacia la puerta. Una actitud expectante se apoderó de todos.

La entrada del grupo no defraudó tanta atención. Cada uno era un notable ejemplar humano radiante de afabilidad y gallardía. Su saludo fue respondido con un eco de simpatía general.

El rubio, disculpándose por su limitado manejo del galés y el español, preguntó si había alojamiento como para ellos. Ante la respuesta afirmativa del hotelero, procedió a despojarse del gabán llevándolo al perchero de madera lustrada. Los cubrecabezas y los abrigos de los tres quedaron de inmediato colgados como un símbolo de su interés por presentarse y departir con la gente, antes de traer al interior del local algún equipaje e ir a las habitaciones. Eso sirvió para que toda la asistencia pudiera conocer sus filiaciones.

El hombre de piel y cabellos más claros, el que ya había hablado, se llamaba James Ryan. El otro, de pelo algo rojizo y bigote más rojo aún, era Harry Place. La muchacha, de rizos trenzados de color castaño claro y unos fulgurantes ojos verde mar, era la señora Place.

Venían de la Cordillera. En realidad, hacía un par de años que estaban en el país. Bajaron desde California a Chile en esos barcos que unían los puertos del Pacífico. Por amigos galeses que conocieron en su rancho de Montana tenían noticias acerca del Chubut y de la posibilidad de trabajar con ganado grande al pie de los Andes patagónicos. Así fue como compraron una estancia en Cholila y realmente les estaba yendo muy bien. Ahora querían adquirir reproductores de raza y ampliar las actividades de su cabaña. Tenían ganas de criar finos caballos de sangre pura de carrera. Les parecía que eso podía ser un buen negocio de exportación con gran porvenir.

La concurrencia celebró unánimemente tan acertados planes. El diálogo fue adquiriendo fluidez; entreverando palabras y modismos del castellano y el inglés, todos parecían entenderse. Un caballero de aspecto patriarcal se acercó a Ryan y se sentó a su lado en la silla que presta y respetuosamente le alcanzaron.

–Creo que a ustedes les conviene prepararse para la cena en este mismo lugar. Yo los invito. Todas las noches viene a tomar café con su señora el gerente del Banco, que es de ascendencia norteamericana.

Esta noticia decidió a los viajeros. Los dos hombres salieron a buscar las austeras maletas y arreglar las condiciones del cuidado de los caballos. Las damas se congregaron en torno a Etta.

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*Profesor y escritor chubutense


sábado, 9 de febrero de 2008

FRASES MEMORABLES



HOY RECORDAMOS A

ALBERT EINSTEIN*

- No sé como será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas.

- El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad.

- El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.

- Se debe hacer todo tan sencillo como sea posible, pero no más sencillo.

- La formulación de un problema es más importante que su solución.

- El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados.

- La única cosa realmente valiosa es la intuición.


* (Ulm, Alemania, 1879 - Princeton, N.J., U.S.A., 1955)

martes, 5 de febrero de 2008

LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA

LA LITERATURA Y EL NIÑO EN EDAD ESCOLAR


Por Olga Starzak
A menudo, como docente de nivel terciario, indago sobre cuánto y qué leen mis alumnos, y siempre –salvo casos excepcionales- las respuestas me llevan a la misma conclusión: la lectura no es un gen que se hereda, es un hábito que se adquiere (o se pierde) en algún momento de la vida. Como todo hábito, el de la lectura se aprende, se aprende de otros; por imitación, por decisión, o por instinto (en este caso, instinto investigativo). Los niños que ven leer a sus padres, a sus hermanos, parientes u otras personas significativas en su vida, se interesan por los libros (o los textos en general) y tienen la necesidad –porque la curiosidad es intrínseca en la niñez- de saber qué dice ese escrito, qué encierra, o qué puede descubrir y tal vez sus mayores le estén ocultando. Una anécdota, que me tuvo como protagonista mientras ejercía como docente de Nivel Inicial, lo ejemplifica: uno de mis alumnos trajo de su casa una revista de dibujos animados, algo así como la de Condorito; contó que era de su tío, y quería, atraído por sugestivos dibujitos, que se la leyese, a él y a sus compañeros. Muy pronto comprendí el verdadero motivo de su interés. Por su contenido erótico le estaba vedada en su casa. La había tomado sin permiso. Como imaginarán tuve que improvisar un texto que, acorde con su edad, satisficiera las inquietudes del niño y las que había creado en su grupo de pares.
El niño de corta edad juega a leer cuando aún no ha aprendido a hacerlo, inventa el texto y hace “como si” leyera. Cuando comienza a incorporar las letras y empieza a combinarlas nos “atormenta” leyéndonos todo cuanto puede deletrear. Pero, después... poco después, si esa actividad no le provoca interés o la realiza sólo por obligación, la desecha.

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