EL BAJO DE LAS CHAQUIRAS
Por Hugo Covaro
Cuentas perdidas
en un tiempo sin tiempo
enterrado en la greda dormida.
¿Qué lejano júbilo engarzó
tu diminuta artesanía?
¿Qué manos pequeñas
de mujer de arena
te lució colgada
a su cuerpo de viento?
¿Por qué en este sitio
de tanto desamparo escondes
tu redonda maravilla?
Cuando los ojos del caminante
se acostumbran
a la claridad del misterio
te ofreces a la paciencia
de esos ojos que si miran bien
te encuentran.
A tus pies
entre revolcaderos de guanacos
tiznadas piedras de fogones
y el hueserío blanco de lunas
parpadea un ojo de agua.
En su espejo
saben mirarse
mujeres hechas de sombras
ataviadas con collares y pulseras.