EL POETA QUE VINO DEL VALLE PROFUNDO
Por Jorge Eduardo Lenard Vives
Bajé las mesetas, me adentré en el llano,
quebrando la ausencia tornaba una tarde
de nuevo a mis lares.
Respiré profundo, canturrié contento
y en mis sentimientos,
y en mi alma toda,
se ensanchó la imagen del fecundo valle.
Versos con tanto sentimiento para cantar al Valle del Chubut como éstos,
sólo pueden deberse a un hijo de la zona; alguien que haya nacido arraigado a
la tierra negra de ese valle chacarero y profundo, que se despliega a medida de
que el río se aleja de la costa y se remonta hacia sus nacientes, sorteando las
angosturas entre las bardas. Tierra apta para que crezcan los árboles y los
cultivos; y también propicia para que surjan los poetas.
Es en Dolavon donde, el 20 de noviembre de 1930, nació el autor del poema; una
de las figuras emblemáticas de la Literatura Patagónica: Aurelio Salesky
Ulibarri. Segundo hijo de una familia de nueve hermanos, pasó su infancia y
adolescencia en un bucólico aunque laborioso ambiente rural. Poco antes de
cumplir los diecisiete años, se marchó a Comodoro Rivadavia para trabajar en la
empresa Astra. En esta época se afianza su pasión por los libros, que se había
despertado muy temprano en su niñez. Se orienta a la temática filosófica. Entre
sus autores preferidos se encuentran Lin Yutang, Benjamín Franklyn, Bertrand
Russel y Samuel Smile.
Por profesión se dedica a la teneduría de libros, por vocación se inclina a
las letras. Esta afición motiva que se lo designe bibliotecario de la localidad
que lleva el nombre de la firma en la que trabajaba. Para ese entonces, sus
primeros intentos literarios se plasman en una novela que, descontento con el
resultado, habría quemado. Incursiona también en el periodismo, en los diarios “El
Chubut” y “Noticias”, con notas, ensayos y artículos.
Al poco tiempo escribe “Prisionero”, un poemario de ochenta y cuatro obras sobre
el amor, que es publicado en 1958 en Buenos Aires. Es un trabajo subjetivista,
cuyo último poema, “In Memorian”, está dedicado a Gabriela Mistral. En 1961 da
a luz a su segundo libro, “Trasuntos de la Vida”; ensayo filosófico cuya
premisa es que los seres humanos pueden ser mejores, susceptibles de
perfeccionarse. Como todos llevan dentro de sí la semilla para concretar ese
ideal, debe ser su empeño el esforzarse en ser más útiles y buenos.
Su designación como editorialista de un magacín creado por sus compañeros
de labor, llamado “Astra al día”, le permite ejercitarse en pequeños ensayos
morales y críticos. También incorpora a la visión intimista de los primeros
poemas una postura objetiva, consciente de la inmensa geografía patagónica que
lo rodea.
Colabora un tiempo con el periódico “El Rivadavia”. En tanto, sus trabajos
se publican en “Trépano Celeste”, órgano de la Peña Literaria de Comodoro
Rivadavia fundada por Eduardo Gallegos; y en la reconocida revista “Argentina
Austral”. En el año 1960, la empresa periodística propietaria de los periódicos
chubutenses “Esquel” y “Jornada” le otorgó por sus méritos literarios la medalla
de oro “Gobernador Fontana”.
Se aparta por un tiempo de la rutina diaria para escribir su novela
“Rincones de Odio”, de 1963. Es una narración “de ideas”, que habla sobre la
libertad, con un fondo costumbrista. Para esta época se inscribe en la Facultad
de Idiomas de la Universidad de Córdoba; donde luego terminaría sus estudios
como Profesor de Inglés. Colabora luego con la revista especializada “Sur”,
fundada también por Eduardo Gallegos. Su apego por la historia lo conduce a realizar
una serie de trabajos de investigación con motivo de los 100 años de la llegada
de los galeses al Valle del Chubut, para la Asociación San David de Comodoro
Rivadavia. Con el tiempo, este interés lo lleva a ser miembro fundador de la
Junta de Estudios Históricos del Chubut, miembro de número de la Junta
Provincial de Historia de Córdoba y miembro fundador del Instituto de Estudios
Históricos Roberto Levillier.
A los libros ya publicados, agrega con los años sus otras obras: “Patagonia
poética” (poesía, 1965), “Los frustrados” (novela, 1968), “Génesis de la
sociedad chubutense” (historia, 1983), “El período hispánico en la Patagonia”
(historia, 1984) y “Grandeza y miseria de la condición humana” (novela, 1995). Durante
su feraz vida intervino en congresos, dictó conferencias y participó en diversas
publicaciones, mayormente sobre la Patagonia y su historia. Obtuvo gran
cantidad de premios literarios, entre ellos en el Eisteddfod del Chubut, en
1968 y 1984.
Este Escritor, con mayúscula, falleció en la ciudad de Córdoba el 25 de
agosto de 1999. El título de la nota recuerda su faz de poeta; pero su figura
se agiganta como novelista y ensayista. Y ensayista de filosofía, que no es
poca cosa. Filosofía y Literatura van hermanadas por los caminos de la cultura;
y allá las habrá encontrado nuestro poeta en su juventud; cuando transitaba por
esas calles que trazan el damero colorido del valle, a las que cantó, añorando
el regreso:
¡Son grandes las ansias!
¡Me llevan los ojos!
¡Mil sueños me acunan por las tierras buenas!
Blanquean los caminos,
los quietos caminos que cruzan el valle
u orillan su falda entre jarillales.
Nota: El
autor agradece al escritor Gonzalo Salesky, hijo del poeta a quien dedicamos
esta nota, los datos biográficos tan gentilmente aportados. Gonzalo es un
escritor con una gran trayectoria y variados reconocimientos nacionales e
internacionales, que honra la figura de su padre. Otra información proviene del
literato comodorense Eduardo Gallegos, quien fuera prologuista y amigo de
Aurelio Salesky Ulibarri.. Los versos reproducidos son del poema “Valle del
Chubut”, que integra su libro “Patagonia Poética”.