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miércoles, 30 de julio de 2008

CONCURSOS

Primer Certamen Argentino de Autobiografía "Ricardo Jones Berwyn"


Este concurso es convocado por la biblioteca popular “Ricardo Jones Berwyn” de la ciudad de Gaiman, Provincia del Chubut, República Argentina, bajo las siguientes bases:

1) Pueden participar los autobiógrafos de habla hispana de cualquier nacionalidad con un trabajo de entre quince y treinta páginas donde narren Un fragmento de su vida.
2) La entidad convocante entiende por autobiografía la siguiente definición: La autobiografía (auto= de propio bios= vida y grafos = escritura) es la vida de una persona escrita por ella misma.
3) Presentación de las obras que se envíen por correo:
Papel A 4 a doble espacio, con letra Arial, tamaño 12. Por un solo lado. También se aceptarán los trabajos mecanografiados respetando las características similares descriptas para Word .El envío debe contener además un sobre cerrado (plica) en cuyo frente consta el titulo del envío y dentro, los datos personales del autor, en los que se haga constar numero de documento de identidad, dirección, teléfono de contacto e-mail.
4) Los concursantes que lo deseen pueden enviar sus trabajos por e-mail a la siguiente dirección: biberwyn@ar.inter.net
- Los trabajos deben constar de dos archivos en el mismo envío. Uno con el trabajo propiamente dicho y otro con los datos del autor, identificado en el asunto: I Certamen Argentino de Autobiografía (y el lugar del envío).
5) Plazo de Admisión:
La admisión finaliza el 30 de septiembre de 2008 y se respetará el matasello del Correo.
6) Jurados:
El jurado se dará a conocer junto con el fallo del mismo. Estará integrado por intelectuales de reconocido prestigio.
La organización del certamen literario designará además a dos jurados regionales para la presentación de los trabajos.
El fallo del jurado será inapelable y podrá declarar el premio desierto, si a su juicio, ninguna obra posee calidad suficiente para obtenerlo.
7) Premios: consistirá en una colección literaria con temas sobre la historia social de La Patagonia argentina de (autores contemporáneos) y Crónicas de exploradores patagónicos de los siglos XVIII y XIX .
El premio Ricardo Jones Berwyn, en caso de no estar presente el autor, será enviado por correo certificado.
Las obras ganadores serán difundidas en la página web de la biblioteca Popular “Ricardo Jones Berwyn”.
8) El ganador autoriza la utilización de su nombre con fines publicitarios y se compromete a participar si esto le es posible, personalmente a la presentación y promoción de su obra en aquellos actos que la Biblioteca Popular Ricardo Jones Berwyn considere adecuados, como actividades culturales de la Feria Provincial del Libro del Chubut y Feria Patagónica del Libro, ambas de la ciudad de Gaiman.
9) No es requisito que el ganador viaje a la ciudad de Gaiman, Provincia del Chubut para recibir el premio.
10) Los originales no serán devueltos.
11) La comisión Directiva y Organizadora de este certamen, se reserva el derecho de decidir sobre cualquier imprevisto en este Reglamento.
12) El Veredicto del PRIMER CERTAMEN ARGENTINO DE AUTOBIOGRAFÍA, se dará a conocer en el mes de noviembre del corriente año.


Comisión Directiva de la Biblioteca Popular Ricardo Jones Berwyn
Ciudad de Gaiman (Provincia del Chubut)

Consultas:
02965-491212 / 02965-491128
biberwyn@ar.inter.net

Bases, página web de la biblioteca:

www.bibliotecaberwyn.com.ar

jueves, 24 de julio de 2008

NOTICIAS CULTURALES

ACTIVIDADES de la ASOCIACION SAN DAVID de TRELEW

LA COMISIÓN DIRECTIVA DE LA ASOCIACIÓN SAN DAVID NOS HA HECHO LLEGAR LA SIGUIENTE GACETILLA DE NOTICIAS:


Con motivo de cumplirse el día 28 de Julio un nuevo aniversario de la llegada del Velero MIMOSA, con el primer grupo de Colonos provenientes del país de Gales a las costas de nuestra Provincia en el año 1865, nuestra entidad ha organizado una serie de actividades especiales:

--Viernes 25 de Julio a las 19,30hs. en nuestro Salón del 1er. Piso, San Martín y Belgrano de Trelew se desarrollará un concierto de piano el que estará a cargo de los profesores Nelly Calle y Ricardo Polacco quienes interpretarán obras de W. A. Mozart.

--Lunes 28 de Julio a las 10,45 se llevará a cabo el ACTO CENTRAL de homenaje a los Colonos Galeses. El mismo se efectuará en el Cine Teatro Municipal de Rawson, con la presencia de los abanderados de distintos establecimientos educativos y de las colectividades de la zona. Actuarán entre otros el Ballet Folklórico Municipal de Rawson, el conjunto de danzas Galesas Gwanwyn de Trelew, el Coro Universitario de Trelew. Este reconocimiento es organizado conjuntamente con la Municipalidad de la Ciudad Capital de nuestra Provincia.

--Lunes 28 de Julio a las 11,45 se efectuará el tradicional Culto de Recordación a los Colonos en la Capilla Galesa Berwyn de Rawson.

Invitamos cordialmente a participar de estas actividades.

ASOCIACION SAN DAVID DE TRELEW

COMISION DIRECTIVA

domingo, 20 de julio de 2008

EN EL DÍA DEL AMIGO


Me voy a referir al Día del Amigo; sólo desde el lugar que mis amigos significan en mi vida. Y a través de ellos, al sentido primero y último de esa relación a la que se ha dado en llamar AMISTAD.

Escucho con frecuencia que la gente se pregunta: ¿existe la amistad? ¿Existe la amistad entre personas de diferente sexo?, ¿cuándo una relación se convierte en amistad?, ¿cuándo deja de serlo? Interrogantes que, a mi criterio, carecen de respuestas generales. Porque la amistad, como toda relación, se forja de a dos. De a dos seres únicos e irrepetibles que, como tales, crearán una pareja singular. Sin parámetros posibles de ser descifrados para un todo.

A este concepto, muy personal, si se quiere, le es indispensable formular determinadas variables que deberían estar presentes para que esos dos personas traspasen la línea del compañerismo, del conocimiento producto de un objetivo en común, del espacio y/o tiempo compartidos por situaciones externas, como puede ser la laboral o profesional, y decidan, en mutuo acuerdo -en la mayoría de las veces implícito- convertirse en amigos.

Y es allí donde surge la fuerza inevitable que los alienta a elegirse. Las características similares o disímiles de ambas personalidades que se atraen por situaciones que ni siquiera tienen respuestas explícitas. Hay algo en la historia personal de cada uno de ellos que, como una ley de Atracción, los liga en algún momento de la vida para no dejarlos, bajo ninguna circunstancia, separarse jamás. Aún cuando las circunstancias personales atenten contra la cercanía y les dispense historias geográficamente separadas.

La amistad solo tiene, a mi parecer, una condición, y es el afecto incondicional. El afecto producto de sentir que en otro hay algo de mí, algo que a veces ni siquiera todavía descubrí; que en mi ser hay algo que el otro busca, ya sea porque lo necesita, ya sea porque lo conmueve, ya sea porque le falta. O al revés. Que en ambos hay una conexión sublime y sagrada. Hay un deseo por encontrarlo y un placer en el abrazo. Hay una palabra que sin decirla es interpretada, y un gesto que sin ser expresado, es correspondido.

Un rostro que me es querido. Una mano que siempre está tendida. Una palabra que caló en lo profundo. Una actitud que surgió espontánea. Un sentimiento inalterable que se promulga siempre.

Hay, en la Amistad, una mirada serena, protectora y contenedora frente a la fragilidad, la desazón o la angustia. Hay una lágrima vertida como propia frente al dolor del otro.

Hay una emoción sentida frente a la alegría que no es propia. Hay un pecho henchido frente al éxito ajeno; un orgullo que no es mío pero me pertenece.

En síntesis: La amistad es al alma lo que el agua al cuerpo.

Con todo mi enorme afecto, a las mujeres y a los hombres que son mis AMIGOS, sin los cuales mi vida entera se asemejaría a un cuenco vacío.

Olga Starzak

20 de julio de 2008

miércoles, 16 de julio de 2008

EL CUENTO DE HOY

LA PELEA

por Gerardo ROBERT*



Desde el calor sofocante del galpón, la figura del chileno Barrientos se proyectó en un salto hacia las espaldas del agarrador, que en ese instante se agachaba en el brete tentando la pata de una oveja lanuda.
Adentro, ensordecía la mezcla de ruidos de motor, manijas, discos de afilar y los gritos aislados pero fuertes de una veintena de hombres, envueltos en el clima singular e inconfundible de la esquila.
Eran las cuatro y veinte de la tarde y faltaban apenas unos minutos para el descanso del tercer cuarto.
Desde la mañana, una vieja rencilla sin mayores compromisos entre Barrientos y Faustino fue ganando espacio bajo el techo ondulado y ardiente. Ni siquiera hubieron destemples o amenazas; apenas roces y no me empujés o esta arrugada cascarrienta maneásela a otro. Vestía bien de criollo el Faustino. Botas de caña lisa, bombacha negra y una rastra modesta sobre la faja también negra que le ajustaba la cintura. Apenas deslucido por el polvo reseco de los bretes, completaba su atuendo la camisa celeste, pañuelo al cuello, el sombrero de ala angosta y un cuchillo mediano cruzado bajo la faja sobre el espinazo.
Un grito de advertencia agudo y resonante salió también del galpón junto con Barrientos y fue un resorte violento para las piernas encogidas del Faustino. ¡Guardaaa! Y la agilidad del salto instaló al agredido y al agresor en el corral grande, a partir de allí escenario de un torbellino de coraje envuelto en la nube creciente de estiércol pulverizado que levantaba la pelea.
En el momento mismo en que saltaba del brete, Faustino había llevado su mano derecha a la cintura y en la izquierda envolvió un extremo de la manea de cuero de oveja que en ese momento estaba utilizando.
Los esquiladores desconectaron con un golpe seco los engranajes de sus respectivas manijas y junto con el resto de la comparsa, corrieron entre gritos de intenciones diversas hacia el corral donde ya los dos hombres, absolutamente desprendidos de su entorno, concentraban bravura, mañas y habilidades en la contienda que parecía premonitoria de una tragedia insalvable.
La agresividad tozuda del chileno salpicaba con saltos, atropelladas y gritos sus arrestos impetuosos. Y era por comparación más sereno el movimiento sinuoso de Faustino, que “visteaba” prolijamente los embates con sus ojos muy abiertos, bajo el ala del sombrero que había levantado sobre la frente y que increíblemente, pese al rigor de la pelea, se mantenía imperturbable sobre su cabeza.
-Pará Barrientos! Sujetá! ...no me obligués! -reiteraba Faustino mientras los resoplidos del chileno parecían una necesidad impuesta por esos dientes apretados hasta blanquearle los labios.
Y los pesados minutos se estiraban como queriendo demorar un final advertido y amargo. Fueron diez; quince. No hubo tiempo de contarlos ni hacía falta. El sudor caliente de esos gladiadores criollos y el de sus absortos circunstantes se entumeció de golpe sobre sus cuerpos cuando la puñalada profunda se hundió bajo la tetilla izquierda de Barrientos y su figura se quebró para deslizarse callada sobre el charco de sangre que se le había adelantado en la caída.
-No me dejaste otra, chilote. Yo no quería matarte pero no me dejaste, viejo.
Faustino, casi impasible, volvió su cuchillo a la cintura, bajó el sombrero sobre los ojos como con vergüenza y por el espacio que le iban abriendo, sin que nadie se le acercara, caminó bajo el sol agobiante de la mediatarde hasta sus pilchas, apiñadas sobre el piso de tablas en un rincón de la pieza de los peones.
El “compositor” de la comparsa, como se lo denominaba por entonces al contratista propietario de la máquina, fue el primero en agacharse junto al caído. Lentamente, con cuidado, lo dio vuelta y como si quisiera encontrar alguna inexistente posibilidad de salvarle la vida, le abrió la camisa dejando expuesta al sol la palidez final de su torso. Y sobre él, abiertas al asombro y al respeto, como semillas de leyenda, dieciséis puntadas, dieciséis incisiones pequeñas, dieciséis líneas breves de sangre apenas coagulada, se distribuían señalando los dieciséis momentos en los que la destreza de Faustino, a punta calculada de cuchillo, fue tanteando sin éxito los límites imposibles del coraje compartido en la pelea.

Camarones-1995

*Escritor y poeta chubutense

martes, 15 de julio de 2008

INFORMACIÓN SOBRE CONCURSOS




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Municipalidad de Azul

8vo. Concurso Nacional en Poema y Narrativa de Azul

· Año 2008 ·

Convocatoria

La Dirección de Cultura y Educación de la Municipalidad de Azul, convoca a los escritores de todo el país y a los extranjeros radicados con un mínimo de cinco años de antigüedad en el mismo, a participar del Octavo Concurso Nacional en Poema y Narrativa de Azul, que esta institución propone con el fin de aunar las diferentes expresiones literarias abarcativas en todo el territorio nacional, siendo el tema Libre, respetando de esta manera la absoluta libertad del escritor, para que encuentre en su entorno y desde su interior, la expresión mágica en la síntesis de un poema o una narración.

Bases

Podrán participar todos los poetas de habla hispana, mayores de 18 años, nacidos en el país o con un mínimo de cinco años de residencia en el mismo.

Poema

Podrán enviarse hasta tres (3) poemas que no superen los 30 versos cada uno, escritos en una sola cara del papel tamaño A4, a máquina ó en PC a doble espacio, por triplicado, firmados con seudónimo. Los trabajos deberán ser inéditos.

Serán remitidos en un sobre dentro del cual habrá un segundo sobre cerrado en cuyo exterior figurará el nombre de los poemas y el seudónimo del autor. Y en su interior bien legible deberá constatarse los datos personales del participante: nombre y apellido, seudónimo con el cual participa, documento de identidad, fecha de nacimiento, dirección, código postal, teléfono.

Narrativa

Podrán presentarse hasta tres (3) obras, cada una en hoja A4 hasta un máximo de cuatro páginas escritas en una sola cara del papel, firmadas con seudónimo. Los trabajos deberán ser inéditos.

Serán remitidas en un sobre dentro del cual habrá un segundo sobre cerrado en cuyo exterior figurará el nombre de las narrativas y el seudónimo del autor. Y en su interior, bien legible, deberá constatarse los datos personales del participante: nombre y apellido, seudónimo con el cual participa, documento de identidad, fecha de nacimiento, dirección, código postal, teléfono.

Recepción de las obras

Tendrá lugar hasta el 21 de septiembre de 2008 en la sede de la Dirección de Cultura y Educación de la Municipalidad de Azul, sita en San Martín 425 Planta Alta (7300) Azul - Pcia. de Bs. As.

Premios

Sección Poema: Primer Premio: Plaqueta y Diploma – Segundo y Tercer Premio: Medalla y Diploma – Cuarto al Décimo Premio: Diplomas

Sección Narrativa: Primer Premio: Plaqueta y Diploma – Segundo y Tercer Premio: Medalla y Diploma – Cuarto al Décimo Premio: Diplomas

Premio Especial a la mejor obra de autor azuleño.

Los premios serán entregados en acto público en el mes de noviembre del presente año y la decisión del jurado será inapelable.

Los premios no se declararán desiertos, siendo los escritores premiados notificados a los treinta (30) días de cerrado el plazo de recepción de los trabajos.

Mayor información

Dirigirse a la Dirección de Cultura y Educación de la Municipalidad de Azul, San Martín 425 - Planta Alta de lunes a viernes de 7 a 14 hs. Tel. 02281 - 42 4784 - (7300) Azul. Bs. As –

Mail: culturaazul@yahoo.com.ar


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CERTAMEN LITERARIO "GONZALO DELFINO" 2008


La Biblioteca Popular “RICARDO J. BERWYN” de GAIMAN, Provincia del CHUBUT, convoca a participar del Certamen Literario Nacional

Premio“GONZALO DELFINO”

Reglamento y modalidad de participación:

  1. Consideraciones Generales:

La participación en el certamen literario está abierta a cualquier persona que lo desee, residentes en la República Argentina

  1. De las categorías:

Infantil (para participantes de 8 a 13 años)

Juvenil (para Participantes de 14 a 18 años)

Libre (Para participantes de 19 años en adelante)

  1. De los géneros:

a) Cuento: uno(1) por autor, tamaño Carta o A 4, hasta cinco (5) carillas, tipiado a doble espacio, en computadora (fuente: Times New Roman, tamaño 12)

b) Poesía: Hasta Tres (3) poesías por autor, extensión máxima cuarenta (40) versos c/una.-

  1. De la presentación de los trabajos:

Los trabajos destinados al premio “Gonzalo Delfino” 2008 deberán ser inédito y no haber sido premiados en ningún otro evento.

Se presentarán por cuadruplicado, firmados con el mismo seudónimo.

Se adjuntará a los trabajos un sobre cerrado en cuyo exterior deberá figurar el título de la obra, la categoría y el seudónimo, y en su interior los datos del autor: nombre y apellido, tipo y número de documento, dirección, teléfono, e-mail, título de la obra, categoría, género y antecedentes literarios si los hubiere (no más de 10 renglones)

  1. De la NO-ADMISIÓN de los trabajos:

No serán admitidos los siguientes trabajos:

a) los trabajos que lleguen deteriorados y/o fuera de término

b) los trabajos que no se ajusten a lo establecido en el presente Reglamento

c) Los trabajos para la categoría Infantil y Juvenil escrita por adultos.

6. De la recepción de los trabajos

Las obras destinados al Premio “Gonzalo Delfino” 2008, deberán ser remitidas a la Biblioteca Popular “Ricardo J. Berwyn”, calle Juan C. Evans 154 (9105) Gaiman, Chubut.

Los trabajos se reciben hasta el día: 31 de Agosto de 2008 inclusive, o el sello del correo hasta esa fecha en el sobre de envío.

En el mes de Enero de 2008 se darán a conocer los resultados del Certamen.

  1. De la actuación del jurado

El Jurado estará integrado por miembros de reconocida trayectoria a nivel Nacional, y designados por la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “R. J. Berwyn”.

La decisión del jurado será inapelable e irrevocable, en un todo de acuerdo con el presente Reglamento, labrándose un acta donde se dejará constancia de la adjudicación de premios y conceptos que el Jurado estime consignar.

El jurado quedará facultado para declarar desierto algún premio y no se otorgarán premios compartidos. El veredicto del Jurado se publicará a través de los medios de información pertinente.

  1. De los Premios a Otorgar

Con todos los trabajos premiados se imprimirá una antología de 300(trescientos) ejemplares y serán entregados de la siguiente manera:

Premio: 10 ejemplares, plaqueta y certificado.

Premio: 7 ejemplares, plaqueta y certificado.

Premio: 5 ejemplares, plaqueta y certificado.

De las antologías restantes, las mismas serán distribuidas entre las Bibliotecas Populares del País.

Las plaquetas serán donadas por distintas Instituciones Intermedias, por lo que esta Biblioteca no se hace responsable por la característica de las mismas.

  1. De la entrega de premios

Los premios se entregaran durante el desarrollo de la 25ª Feria Provincial del Libro en Chubut y 5ª Patagónica del libro, a realizarse en el mes de Junio de 2009, en Gaiman, Provincia del Chubut, Patagonia Argentina.

  1. De la Institución Organizadora

Cualquier situación no prevista en este Certamen, será subsanada por la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “Ricardo J: Berwyn

Participar en el Certamen Literario supone la aceptación de sus reglas y condiciones, cuya interpretación final quedará a juicio de la Comisión Directiva.

11. De la Biblioteca Popular “Ricardo J. Berwyn”

Dirección: Juan C. Evans 154 – (9105) – Gaiman –Pcia. Del Chubut.

Tel. 02965-491128 – Tele- Fax 02965-491212

e-mail: biberwyn@ ar.inter. net Página Web www.bibliotecaberwyn.com.ar




domingo, 13 de julio de 2008

EL POEMA DE HOY

OTRO POEMA INÉDITO DE
DONALD BORSELLA*




ESTE DOLOR
(soneto)


Dolor exactamente definido
es éste que me tiene acongojado.
Es un dolor de ser que no está herido
y no es dolor de ser que no es amado.

Pero mi corazón con su latido
extraño, en un vibrar desmesurado
quiere comunicarme, sorprendido
una revelación de algo soñado.

Descubro entonces que lo más querido
pierde su forma en el desconsolado
ser de mi ser, y que lo aborrecido

que pudo -siempre- haberme torturado,
en este nuevo ser adolorido
perfectamente está disimulado.

(circa 1958/9)




*Escritor chubutense (Esquel, 1926 - Trelew, 1986). Fue maestro rural, corresponsal del diario "Esquel", inspector de escuelas, diputado provincial, periodista. Publicó dos libros de relatos: "Las Torres Altas" (1978) y "El Zorro Cifuentes" (1981). En 1984 la dirección de Cultura de Trelew, de la que fue incansable colaborador, editó su ensayo "Alberdi y una novela Patagónica".

jueves, 10 de julio de 2008

EL CUENTO DE HOY


IXIAMAS

Por Jorge E. L. Vives*



Ixiamas. Aun ahora, cuando conozco la realidad de este caserío rodeado de selva, con sus calles de tierra roja hundiéndose abruptamente en el mar verde esmeralda que lo circunda y lo aísla, su nombre sigue teniendo el mismo dejo romántico que me subyugó cuando lo escuché por primera vez en un bar de La Paz. Sofocado por el calor y la pesada quietud del aire que un desganado ventilador de techo intenta vanamente aligerar, contemplo a través del vidrio de la ventana del hospitalito donde estoy postrado la lluvia que se derrama sobre la vegetación exuberante.

Superado por este escenario tropical no dejo de pensar en los fantasmas que menta Conrad en “El corazón de las tinieblas”, recreado a fines de los setenta por Francis Ford Coppola y un irreconocible Marlon Brando. Congo, Indochina, el Beni... ¿todos los trópicos serán así, densos, agobiantes para los cuerpos y los espíritus? Soy un hombre del sur, del viento y del frío; y este paisaje me es anómalo. Pienso entonces, mientras la lluvia cae impasible sobre el pueblo, cómo fue que llegué aquí.
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Recuerdo mi arribo a Bolivia, a causa de un trabajo de varios meses en La Paz. La ciudad me atrapó desde el principio. Tenía – tiene, aunque ahora me parezca tan lejana en el tiempo y la distancia – un aire cosmopolita, pero a la vez profundamente vernáculo; donde se mezclan íntimamente los recuerdos de la época colonial con las tradiciones collas y la modernidad occidental. Me gustaba, luego del horario laboral, recorrer cualquiera de los barrios de la fragmentada capital; aunque la mayoría de las veces prefería caminar por el Casco Viejo o calle arriba por la Buenos Aires. Curioseaba en las tiendas de las brujas de Linares y en los negocios de la Sagárnaga, mientras el sol de la tarde caducante iluminaba el campanario de San Francisco y, allá a lo lejos, la cumbre del Illimani.

El boliviano es hospitalario por naturaleza. Pronto me hice de un grupo de amigos con los que compartíamos un café espeso y exiguo en el bar “La Ciudad”, un whiskey en el “Montmartre” o unas cervezas en “El loro en su salsa”. Fue en uno de esos lugares cuando alguien mencionó por primera vez a Ixiamas. Yo había comentado que me agradaba Bolivia. Entonces otro de los presentes dijo que a mi lo que me gustaba era La Paz. Pero La Paz no era Bolivia; debía recorrer Bolivia, entrar en la Bolivia profunda si quería conocerla, aunque más no fuera como se conoce al iceberg por su punta, para emitir mi opinión. “Debes ir a Potosí, a Santa Cruz, a Trinidad, a Riberalta... debes recorrer este país poligonal bordeando su perímetro... y tienes que terminar en Ixiamas”.

– ¿Por qué en Ixiamas? –pregunté, y su vaga respuesta fue el acicate que me decidió a realizar el periplo. “No sé”, me contestó, “supongo que porque cualquier lugar es bueno para terminar un viaje”.
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Con un mapa vial no muy confiable – según me advirtió el vendedor - y una mochila, subo al bus que me llevará a Oruro, primer punto de mi viaje. Varias veces me alertaron sobre la dificultad de conseguir medios de movilidad en el interior del país; pero confío en mi suerte. Tengo un itinerario dibujado en el mapa. Lo que no estoy seguro es si tengo un motivo para viajar. ¿Conocer la Bolivia profunda? ¿Llegar a Ixiamas? ¿O habrá otro motivo que aun no tengo claro y que espero descubrir en el camino?

Al mediodía arribamos a Oruro. Desciendo para recorrer la ciudad, que me defrauda. Sin el frenesí del carnaval es una ciudad común y corriente, incluso un poco apagada. Tal vez, despojada del disfraz de la triste alegría de las carnestolendas, se me aparece tal cual es. En La Paz he presenciado varias entradas folklóricas, donde los bailarines danzan como en la famosa Diablada; y me gustó el colorido de los disfraces, el pegadizo ritmo de la música; la belleza y la gracia de las mujeres y la fuerza de los hombres bailando caporales. Pero me alegra conocer a esta ciudad de mineros, sin sus oropeles. Así es más real.

Al día siguiente retomo mi camino hacia Potosí. Con las últimas luces, luego de una jornada durante la cual la calamina me ha hecho tiritar sobre el bus, percibo a lo lejos la silueta del cerro Rico. Pero recién en la mañana posterior lo veo con todo su esplendor, dominando la ciudad como un Leviatán. En compañía de unos guías–niños recorro los túneles de una mina, previo regalar a los mineros cartuchos de explosivo comprados en el mercado local. También adquirí unos cigarrillos: en la profundidad, frente a la rudimentaria estatuilla de un Baphomet de ojos brillantes, los ofrendamos al Tío; ceremonia que se me antoja demasiado turística. Sin embargo, al salir, uno de los niños me invita a presenciar el sacrificio ritual de una llama que se llevará a cabo unos días más tarde para propiciar la búsqueda del mineral. Eso me parece más genuino. En esa supervivencia de lo ancestral tal vez empiece a encontrar la Bolivia profunda, una tierra que sin dudas sería la delicia de Frazer.

Esa noche en un bar conozco a un yanqui, en cuyo vehículo al otro día me encuentro rumbo a Uyuni. Hemos acordado compartir el costo del combustible. Maneja rápido; un paisaje desértico de quebradas y cerros coloreados pasa fugaz a nuestro lado. Pronto llegamos al pueblo, chato, horizontal, aferrado al borde del mar de sal. En una agencia de turismo conseguimos dos guías; estos son adolescentes. Nos internamos en la planicie blanca siguiendo sus indicaciones, ya que no hay caminos marcados. El yanqui acelera el vehículo; incitado por los gritos de excitación de los jóvenes conduce a una velocidad peligrosa. Pero arribamos sanos y salvos a la isla del Pescado. Mientras el yanqui fuma un cigarrillo y charla con los adolescentes que lo han hecho su héroe, subo por la pendiente erizada de cactus enormes para contemplar desde la cima el infinito blancor.

Cuando volvemos a Potosí el yanqui se ofrece a llevarme hasta Sucre, donde debe ir por cuestiones de trabajo. Es así que doce horas más tarde vuelvo a subir a su jeep; y luego de un corto viaje nos despedimos al llegar a nuestro destino. Así como Oruro se me mostró chata y Potosí colonial, Sucre aparece ante mis ojos como una ciudad blanca. Pero no me quedo allí mucho tiempo: estoy ansioso por bajar del altiplano; quiero llegar a Santa Cruz. Consigo un vehículo que va para aquel lado, aunque el conductor me advierte: “No paso por Cochabamba, voy por Epizana”. Lejos de molestarme, me alegra ese insólito itinerario. Es así que después de varias horas llegamos de noche a Santa Cruz de la Sierra. No pude ver la fortaleza de Samaipata; pasamos por allí en plena oscuridad. Pero sí pude contemplar la tenebrosa selva húmeda, donde la niebla eterniza una amenguada luz crepuscular.

Permanezco sólo un día en la ciudad. Es un lindo lugar, pero no es la Bolivia que busco. Tomo un tour para recorrer las Misiones; como era lógico, me aburre la vocinglería de los turistas. Abandono el vehículo en Concepción, en medio de las airadas críticas del guía. Allí, mientras tomo un chuflai al aire libre en un bar ubicado enfrente de la policroma iglesia de madera, me reencuentro con Bolivia. Al día siguiente logro convencer a un camionero que va para Trinidad que me lleve. La ciudad, rodeada de agua, remeda una Venecia salvaje. El clima tórrido me empieza a urgir: siento el llamado de Ixiamas desde algún lugar de la selva amazónica. No puedo evitar su influjo y esa misma noche busco un medio para proseguir mi viaje. Mi transporte pasa por San Borja y luego me deja en un cruce de rutas solitario llamado Yucumo. De aquí a Rurrenabaque son unos pocos kilómetros. No me cuesta mucho conseguir quien me acerque al pueblo de nombre eufónico acurrucado en un recodo del Beni; frente al cual ceno a la noche con pacú fresco, pescado esa misma tarde. Contemplo las luces que se encienden en San Buenaventura, del otro lado del río. Una lancha navega de costa a costa: el sonido de su motor se escucha nítido en el calmo anochecer. En un bote similar espero cruzar al día siguiente.

Esa noche duermo mal; mejor dicho: no duermo. Acosado por el viaje que me espera doy vueltas en la cama aséptica de un hotel casi vacío. Un amanecer de cielo gris y garúa fina me sorprende preparando mis escasas pertenencias. Salgo para el muelle y pronto consigo una embarcación. A partir de ese momento todo se acelera, como si Ixiamas fuera un imán que me empezase a atraer con más fuerza. En la otra orilla debo esperar casi una hora hasta que se reanuda la vida en el pueblo; pero no advierto el paso del tiempo. Mi reloj vuela. Pregunto por doquier hasta que al fin encuentro alguien dispuesto a llevarme; pide una buena suma. Pago sin chistar: tampoco me importa el dinero, sólo quiero llegar a mi destino. Me subo junto con un hombre circunspecto e impenetrable a una camionetita. Partimos por una huella orientada hacia el norte, mientras la lluvia cae a ratos, como si el cielo encapotado estuviera jugando con nosotros.

Al cabo de varios kilómetros de camino precario recorridos bajo la intermitente llovizna, desde una altura, distingo entre la vegetación los techos de un caserío. Como un relámpago entreveo a través de la lluvia la vaga silueta del fin de mi viaje. Un pueblo pequeño, similar a Rurrenabaque, materializa la mítica –en mi visión– Ixiamas. Luego de quince días intensos estoy llegando a ese lugar que marqué en mi mapa; como un incentivo que me movió a lo largo de cinco mil kilómetros de sendas y carreteras y huellas desoladas. Pero aun falta un trecho. Delante nuestro el enlodado camino desciende casi verticalmente; flanqueado por un lado por la montaña y por el otro por un amenazante barranco. Mi chofer comienza a bajar cautelosamente.

De repente sucede, con la molesta indiscreción de lo inopinado, el accidente. En el camino angosto y húmedo el vehículo patina y se va al precipicio. El conductor salta, al tiempo que me urge histéricamente a hacer lo mismo. Pero no reacciono. Dando vueltas dentro del vehículo, caigo varios metros; hasta que afortunadamente se detiene en un precario e inestable equilibrio. No pierdo la conciencia; siento pasar el tiempo. Anochece cuando escucho una veces e intuyo el cercano rescate. Ahora sí caigo en un sopor aceitoso, del que despierto en esta habitación del hospital. Cuando me recupero un poco un médico me informa de la gravedad de mis situación; está gestionando que me evacuen a un lugar que disponga de más medios. Luego me deja sólo en la habitación; y mientras veo el chaparrón derramarse sobre Ixiamas me sumerjo en mis recuerdos.

Ahora oigo voces en la habitación de al lado. Tal vez sea el médico, discutiendo mi traslado a un hospital mejor equipado donde tenga posibilidades de salvarme. Siento frío; no deja de rondarme la idea de una hemorragia interna. ¿Qué sé yo de medicina? Pero tantas veces he escuchado esas palabras...

Y hay otros indicios. Hace rato ha entrado una enfermera, una bonita joven de piel morena, ojos enormes como almendras del Beni y sonrisa dulce; una hermosa mujer que seguramente lleva en sus venas la sangre de los negros de los Yungas. Pese a su profesional optimismo no ha podido ocultar un aire sutil de conmiseración. Me agradó verla; no me cuesta imaginarla en una fiesta del pueblo bailando alegre y sensual al ritmo de una saya. Pero dejo pronto de deleitarme con esa imagen y vuelvo la vista a la ventana y a la lluvia que sigue cayendo en la tarde de cielo gris y melancólico.

¿Saldré de Ixiamas? Poco me importa. Sin ataduras sentimentales en ningún sitio de este mundo, Ixiamas es un lugar tan bueno como cualquier otro para morir.




*Escritor chubutense.

Este cuento obtuvo la 2da. mención en el X Certamen Literario “Premios Roberto Juarroz” 2007 organizado por la Municipalidad de Almirante Brown (Prov. de Buenos Aires).