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lunes, 2 de febrero de 2009

LA NOTA DE HOY

Thomas Gwilym Pritchard


BARDO Y MAESTRO

Por Jorge E. VIVES



La historia de la Colonia Galesa del Chubut es un entramado formado por la vida y obra de sus pobladores que, como los hilos multicolores de un tapiz, al entrelazarse crean las figuras que representan el pasado. Cada uno de estos hilos, cada una de estas vidas, como sucede en el tapiz, tiene tramos visibles y otros que permanecen ocultos; y también insospechados puntos de contacto con el resto de las hebras del tejido. Ejemplo de esa urdimbre es la vida de Thomas Gwilym (“T. G.”) Pritchard, ganador del primer sillón bárdico otorgado en el Eisteddfod del Valle. “T. G.”, galés de nacimiento, llegó al Chubut proveniente de Estados Unidos hacia 1874, junto con su primo David Beynon Williams. En 1877 la Junta de Educación del valle lo nombra maestro de la Colonia; da clases en la zona de Glyn Du y también en Moriah. Tanto William Hughes, en su obra “A orillas del río Chubut en la Patagonia”, como Lewis Jones en “Una nueva Gales en Sudamérica”, mencionan su actuación docente.

Desde su llegada los colonos intentaron instalar la tradición del Eisteddfod, aunque recién hacia 1876 pudo contarse con un número importantes de asistentes en las reuniones realizadas cerca de Rawson. Y fue en 1880, en el Eisteddfod celebrado en Treorcky, cuando se entregó el primer sillón bárdico. Según señala Enriqueta Davies de Johnson en su libro “Un sillón para el bardo en la Patagonia”, lo gana “T. G.” Pritchard; quien con el seudónimo “Glan Tiwy” presenta el poema “Rhyfyg” (“Presunción”). Posteriormente, “T. G.” participa como jurado en varios de estos certámenes. Hacia esa misma época su primo David Williams se casa con Gwen Jones, hija de Thomas M. Jones, y marcha con su suegro a iniciar una explotación agrícola en la zona de Coronel Suárez, siendo uno de los primeros habitantes de ese lugar del sur de Buenos Aires. Uno de los hermanos de Gwen, Llewelyn, aparecerá más tarde en este relato; como un ejemplo de esos entrecruzamientos inesperados que se descubren al deshilar el tejido de la historia.

En 1888 se establece en la cordillera la Colonia 16 de Octubre. Allí marcha “T. G.”, quien en 1894, según nos informan Jorge Fiori y Gustavo de Vera en su libro “1902”, se encuentra dando clases particulares a los hijos de los colonos. Al año siguiente se crea una Escuela Nacional, próxima al río Corintos, que llevaría el número 18; la “escuela del plebiscito”. El 23 de junio de ese año se confirma a “T. G.” como su maestro y director; debiendo aplicar los programas oficiales en castellano. En febrero de 1896, Juan Waag, un integrante del Museo de La Plata enviado por Francisco Moreno, entrega a Pritchard instrumental meteorológico para registrar las condiciones climáticas de la zona tres veces al día. En 1898, “T. G.” es reemplazado en su puesto por Llewelyn Jones, el hermano de Gwen; y vuelve al valle. Llewelyn muere al año siguiente, al ser arrastrado por la impetuosa corriente del río Corintos cuando intenta cruzarlo a caballo. Durante varios años, cada 11 de septiembre, Día del Maestro, los alumnos de la Escuela 18 llevaron flores a la tumba del malogrado docente.

Al regreso de la cordillera, “T. G.” se radica en Gaiman; donde permanece hasta su muerte el 12 de septiembre de 1927, a los 77 años. Ya anciano, sus ex -alumnos organizan una reunión en Rawson para manifestarle su afecto; un sentimiento que despertó a lo largo de toda su actividad en el ámbito escolar. Pritchard no se había casado; y salvo su primo David, con quien pasa sus últimos años, y su familia política, no cuenta en el valle con otros parientes. Al fallecer semeja a un árbol que a lo largo de su vida da copiosos frutos; pero que, sin dejar retoños, al fin se agosta, se agrisa, fenece, se mezcla con la tierra y perdura sólo su memoria.

Pero su muerte revela una faceta de su personalidad, entrevista en sus apariciones públicas como literato y docente. En la casa donde moraba quedó la selecta y abundante biblioteca que “T. G.” había reunido a lo largo de su vida. Allí se encuentran gran cantidad de obras, en inglés, de Charles Lamb, Charles Dickens, George Elliot, Bret Harte, Mark Twain, William Thackeray, George Borrow, Washington Irving, José Mazzini, Nathaniel Hawthorne, James Russell Lowell, William Hazlitt, Jonathan Swift, Coningsby Dawson y otros autores reconocidos. Una edición de 1902 de “El origen de las especies”, de Charles Darwin, refleja su amplitud de pensamiento; y, mostrando su interés profesional, se asoma el “Introductory text book in School Education Method and School Managemenet” de John Gill, del año 1870. Entre otros textos se destacan además la “History of England” de Thomas Macaulay, las “Reflections on the Revolution in France” de Edmund Burke y “The story of Don Quixote de la Mancha”.

“Estoy más orgulloso de los libros que he leído que de los que he escrito”, dijo Borges. Los libros son parte del alimento que hace crecer a una persona; por eso su biblioteca particular es uno de los lugares ideales para conocerla en detalle. Y la biblioteca de T. G. Pritchard revela que sus logros como escritor y maestro no eran hueros; detrás de su imagen pública se encontraba un ser humano poseedor de una vida intelectual profunda, con la mente abierta al conocimiento y a la belleza de la literatura, que bien merece ser recordado.

Agradecimiento: El autor quiere agradecer al señor Archie Lenard Griffiths la información brindada para redactar el presente artículo.

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