LITERATURA SARMIENTINA
Por Jorge E. VIVES
Sarmiento tiene varios puntos en común con el valle inferior del río Chubut. En principio, ambos son oasis enclavados en la meseta patagónica, manchones verdes de labrantíos perfilados por largas filas de álamos que celebran la presencia vital del agua. Desde una referencia histórica, los dos lugares contaron en sus inicios con la presencia de colonos galeses, quienes sembraron a la par de sus cultivos, sus tradiciones; que sumadas a las costumbres de pobladores de otros orígenes dieron un variopinto colorido a la sociedad.
Y hay aun un tercer punto que los une: el gozo por la cultura y la creación literaria. Así como sucede en el valle del Chubut, Sarmiento es un venero de bardos y escritores; entre los que podemos nombrar a Juan Carlos Moisés, poeta laureado a nivel nacional, autor de “Palabras en juego” y “Museo de artes varias” entre otros libros; a Andrés Gómez, homenajeado por la Municipalidad local en el año 1997 como “el poeta del pueblo”, por sus sentidos versos que reflejan las usanzas y los rasgos de los habitantes de la cálida “ciudad de los lagos”; y a Mirta Jodor, que a la par de incursionar en la poesía, se dedica con éxito al difícil género del cuento infantil.
Además de los mencionados más arriba, existen muchos otros cultores de la palabra escrita que aportan su inspiración para cimentar esa naciente fama. Se puede mencionar entre ellos a Eva Gomez, Ida Chaura, Ida Oporto, Inés Luna Torres, Lorenzo Sánchez, Luis Coronado, Gustavo Calderon, Mercedes Britos; y a la recientemente desaparecida Iris Ligo, la “dama de la poesía”.
Otra muestra de la raigambre que las manifestaciones artísticas tienen en Sarmiento es la realización anual de la “Feria del Libro y la Cultura”. La fiesta atrae tanto a escritores de la costa como de la cordillera, que convergen durante un fin de semana en la ciudad. Sarmiento, equidistante de esas dos zonas chubutenses y enclavado en el centro geográfico de la meseta, es el lugar natural de cita para la cultura del sur de la provincia.
Estas líneas sólo pretendieron presentar, en forma sencilla y seguramente muy poco hábil, la prometedora literatura de esa ciudad ubicada entre el Musters, azul y profundo, y el extenso y pando Colhué Huapi; flanqueada por la dominante cumbre cuadrada del San Bernardo y por la silueta lejana del Pico Onetto; y surcada por los meandros del río Senguerr. En los versos de la canción que le dedica, el “Vasco” Zalaberry canta: “Mi nombre es Sarmiento / ciudad chacarera / dame una semilla / y te entrego una flor”. Se puede decir que así como el suelo sarmientino es fértil para el cultivo, la sociedad sarmientina es fértil para la cultura. Ya llegará el tiempo en que las obras de sus autores se den a conocer aún más y alcancen la difusión que merecen; a medida que la literatura se afiance en el terruño y la simiente fructifique.
Y hay aun un tercer punto que los une: el gozo por la cultura y la creación literaria. Así como sucede en el valle del Chubut, Sarmiento es un venero de bardos y escritores; entre los que podemos nombrar a Juan Carlos Moisés, poeta laureado a nivel nacional, autor de “Palabras en juego” y “Museo de artes varias” entre otros libros; a Andrés Gómez, homenajeado por la Municipalidad local en el año 1997 como “el poeta del pueblo”, por sus sentidos versos que reflejan las usanzas y los rasgos de los habitantes de la cálida “ciudad de los lagos”; y a Mirta Jodor, que a la par de incursionar en la poesía, se dedica con éxito al difícil género del cuento infantil.
Además de los mencionados más arriba, existen muchos otros cultores de la palabra escrita que aportan su inspiración para cimentar esa naciente fama. Se puede mencionar entre ellos a Eva Gomez, Ida Chaura, Ida Oporto, Inés Luna Torres, Lorenzo Sánchez, Luis Coronado, Gustavo Calderon, Mercedes Britos; y a la recientemente desaparecida Iris Ligo, la “dama de la poesía”.
Otra muestra de la raigambre que las manifestaciones artísticas tienen en Sarmiento es la realización anual de la “Feria del Libro y la Cultura”. La fiesta atrae tanto a escritores de la costa como de la cordillera, que convergen durante un fin de semana en la ciudad. Sarmiento, equidistante de esas dos zonas chubutenses y enclavado en el centro geográfico de la meseta, es el lugar natural de cita para la cultura del sur de la provincia.
Estas líneas sólo pretendieron presentar, en forma sencilla y seguramente muy poco hábil, la prometedora literatura de esa ciudad ubicada entre el Musters, azul y profundo, y el extenso y pando Colhué Huapi; flanqueada por la dominante cumbre cuadrada del San Bernardo y por la silueta lejana del Pico Onetto; y surcada por los meandros del río Senguerr. En los versos de la canción que le dedica, el “Vasco” Zalaberry canta: “Mi nombre es Sarmiento / ciudad chacarera / dame una semilla / y te entrego una flor”. Se puede decir que así como el suelo sarmientino es fértil para el cultivo, la sociedad sarmientina es fértil para la cultura. Ya llegará el tiempo en que las obras de sus autores se den a conocer aún más y alcancen la difusión que merecen; a medida que la literatura se afiance en el terruño y la simiente fructifique.
*Escritor chubutense.