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martes, 24 de noviembre de 2009

DOS NUEVAS OBRAS INCORPORADAS A LA BIBLIOTECA PATAGÓNICA

DOS OBRAS RECIENTES DE JULIA RITA CHAKTOURA*




GAIMAN
Conversaciones con el Valle
Julia Chaktoura
Ed. Jornada - Patagonia Contemporánea - Trelew, 2009




Esta obra contiene un rico anecdotario del valle del Chubut recolectado a través de los relatos de gente memoriosa, merced a la paciente y silenciosa tarea de la autora.
Según sus propias palabras, este libro "no pretende ser una erudita investigación antropológica, ni un trabajo de recopilación histórica. Es, sencillamente, una conversación serena y entrañable con personas del valle que tienen muchas anécdotas para contar y que, además, desearon hacerlo."
"Los entrevistados" -refiere Julia- "pertenecen a diversas colectividades. Algunos de ellos son nacidos y criados en la zona; pueden dar testimonio de la etapa fundacional de la provincia y recitar con orgullo su linaje colono. Otros, han llegado con la corriente inmigratoria de las primera décadas del siglo XX, y sus vivencias transmiten el cambio de la antigua aldea devenida en ciudad. Cada uno tiene un universo particular, pero al mismo tiempo se inserta en el de sus vecinos, formando una intrincada red de lazos parentales y amistosos que se fueron tejiendo a través del tiempo. Por eso" -afirma la autora- "este libro está dedicado a todos los habitantes de Gaiman. Es de ellos. Les pertenece".





LA OCTAVA PLAGA
Julia Chaktoura
Ediciones del Cedro - Trelew, 2009





"La octava plaga" es una novela de apasionante actualidad que transporta de la mano de un bioquímico argentino -interesado casual en una serie de informes confidenciales sobre el SIDA- hasta las entrañas mismas de la destrucción del hombre sobre la tierra.
El hallazgo que significa situar el desarrollo de la historia en la Patagonia y deslizar que esa es la "Tierra Prometida", muestra que la humanidad no necesita de ningún apocalipsis para evidenciar las miserias que la acosan.
Julia Chaktoura ha llegado hasta lo más recóndito del dolor con una aventura tumultuosa, desbordada por la carrera desigual entre la realidad y la fantasía de un modo febril y violento.
Patentiza la angustia y su visión crítica de la condición humana, nos permite reconocernos y nos invita a percibir el éxtasis que significa adivinar los trazos de "otro amanecer".



*Julia Chaktoura nació en Buenos Aires el 22 de mayo de 1948. Reside en Chubut (Patagonia) desde 1982. Narradora y poeta. Editora. Otras obras de la autora: "SIDA, desafío del futuro" (novela), Bs. As., Ed. Vinciguerra, 1991; premiada con la Faja de Honor de la Asociación de Escritores de la República Argentina; "El olor de los sentimientos" (novela), Bs. As., Ed. Vinciguerra, 1994, ambas obras incorporadas a la enseñanza en diversas escuelas secundarias; "Disparates, rimas y adivinanzas", Bs. As., Alfaguara, 1998 y Santillana, Venezuela, 2005 (poesía infantil), obra seleccionada por el diario "Clarín" entre los seis mejores libros argentinos para primeros lectores; "El baúl de los juguetes" y "El baúl de los oficios" de la colección "Los libros del baúl", Bs. As., Santillana, 2004 (ambos de poesía infantil). Coautora de "Pilchita", Chubut, Ed. del Cedro, 2005, literatura infantil para escuelas rurales patagónicas.




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domingo, 22 de noviembre de 2009

EL POEMA DE HOY

Poema ganador de la Medalla de Plata -Asoc. San David
Eisteddfod del Chubut 2009





CHUBUT



"quiero la eternidad como

una paloma en mis manos"

Vicente Huidobro




Yo soy la fiel amante de tu hechizo,
la peregrina voz de tus paisajes.
La que intenta viajar sin equipaje
por tus cielos de paz. Sólo preciso

los potros indomables de tu viento,
beberme las caricias de tus lunas
y exaltada de soles, una a una,
asirme a las palomas de tu lento

despertar de clarines. Será entonces
cuando mi cuerpo ahondado en tus entrañas
se abrace a tus raíces redimidas...

Y estaremos así, como en el bronce,
con la eterna delicia de una hazaña,
cantándole al soneto y a la Vida.


Griselda Jones Redondo

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sábado, 21 de noviembre de 2009

EL CUENTO DE HOY





CASIMIRO SZLAPELIS
(Colonia Sarmiento- Chubut- 1903-1983)

por Mónica SOAVE*



...hoy me quedan algunos minerales y algo más que una milenaria astilla petrificada del cargamento que me mandó Don Casimiro con las identificaciones manuscritas de lo que es cada piedra. En el grabador escucho su voz firme contando su historia increíble...
Francisco N. Juárez


Nace el 1º de octubre de 1895 en el pueblo de Kupiskis, a orillas del río Levuo, en Lituania. Su padre Justino, ha tenido cuatro hijos con su primera mujer pero, después, se ha enamorado de nuevo y se ha casado con Sofía Yankaukas, por eso ya no le extraña ver ahora la cara de esta criatura recién nacida, tan arrugada, tan azulosa, tan parecida a todas las otras.
El padre de Justino se llama Isidoro y vive sin su familia y muy lejos de su Lituania natal, en Gualeguaychú, Argentina. En 1897 Isidoro se cansa del litoral, del río y de los mosquitos y decide partir hacia la zona de Colonia Sarmiento. Descubrirá que hay allí también un río, pero más angosto, con cisnes de cuello negro y sin mosquitos. Hay también viento. Hay dos lagos que, de a ratos, se embravecen. Hay caminos polvorientos, un bosque petrificado y una soledad más árida y más temible que la de Gualeguaychú, por eso se vuelve y le escribe una carta desgarradora a su hijo Justino pidiéndole que se encuentre con él en este final de mundo.
Justino y toda su familia llegan a la Argentina. El pequeño Casimiro inaugura su segundo año de vida cerca del río caluroso y marrón, mientras su padre y su abuelo trabajan la chacra y su madre ha comenzado a dictar clases en la escuela de artes y oficios y va teniendo más hijos.
En el verano de 1903 una manga de langostas les devora los campos y todos deciden radicarse definitivamente en Sarmiento, aun con la soledad.
Las aguas del Lago Musters están grises, heladas y con olas. Más lejos se ven los sauces bordeando el río Senguer. Casimiro y algunos de sus hermanos comienzan a ir a la escuela allí pero, luego, él sigue estudiando pupilo en Comodoro Rivadavia. Todos saben que, en el colegio de los salesianos los huérfanos abandonados, los indígenas y los pobres de solemnidad, se admiten gratuitamente.
Después, con los años, Casimiro será esquilador, peón, carrero, mecánico. También será el primer automovilista del lugar conduciendo un Buick de cuatro cilindros con palanca afuera. Para 1918 sigue soltero, compra su primer coche propio y se independiza.
En el pueblo también vive Amalia Ramig, una joven rusa llegada con su familia de una colonia alemana en el Volga, protestante luterana.
Estimada Amalia - le escribirá ardido de vergüenza y desesperación - no sé si usted habrá reparado alguna vez en una presencia temblequeante, casi desapercibida, que la ve pasar todas las tardes por la esquina del almacén. Esa presencia, mi querida, no es otra que la mía, tan temblequeante como esta mano - también mía - que en este justo instante se atreve a escribirle y a rogarle que me permita, alguna de estas tardes, mirarla a usted a los ojos para decirle, en presencia no desapercibida sino concreta, cuánto la amo.
Casimiro se preguntará por muchos años qué fuerza había sido la que le permitió deslizar esa carta debajo de la puerta cancel de la casa de Amalia pero lo cierto es que ella accede a esperarlo y a escuchar su encendida declaración de amor de sus propios labios, un día particularmente ventoso a fines de octubre de 1918.
Pero los padres de Amalia se oponen a semejante compromiso por asuntos religiosos y, sobre todo, porque la chica es todavía menor de edad. Casimiro delira con el rapto de la niña: se imagina llevándosela lejos, despeinando sus trenzas, persiguiéndola a las escondidas entre los álamos, incluso viajando a Lituania juntos en algún barco carguero; pero al fin resuelve con cordura esperar a que ella se haga mayor. El día de su cumpleaños la va a buscar con su sombrero de paja echado para atrás y su chaqueta de domingo. Amalia sale de su casa sólo con un atado con sus ropas, una carterita de cuero negro y la negativa de sus padres, que la miran partir detrás de la ventana entrecerrada. Se casarán, pero bastantes años después porque en Sarmiento no hay iglesia.
Casimiro trabaja como contratista pero también construye caminos y escuelas y, en 1922, compra una radio. Es muy difícil sintonizar una emisora desde esas latitudes pero, cuando consigue encontrar "Radio Cultura" que llega de Buenos Aires, pone el artefacto a todo volumen y la gente del pueblo se arremolina a las puertas de su casa siempre abierta, para poder escuchar y compartir.
Con Amalia tienen seis hijos: Elena, Tula, Antena, Rosa, Alba y Febo. Todos conformarán más tarde un conjunto coral que cantará en todo acontecimiento importante de la zona. Es que Casimiro mismo es un personaje importante de la zona.
En 1929 se le ocurre explotar una mina de hierro y cobre que ha descubierto en el Lago Fontana. La llaman "El solcito" y, en su inauguración, toca la banda municipal de Sarmiento.
Casimiro también buscará uranio en las mesetas patagónicas, será operador de cine, dirigirá las obras de otras escuelas en Río Mayo, Aldea Beleiro, Apeleg; pero lo que él realmente quiere es volar. Volar como las águilas y los cóndores. Acortar distancias, difuminar fronteras, desvanecerse en el aire.
En 1933 da sus primeros pasos en un planeador. Vuela por los cielos del sur como ha hecho todo siempre: sin permiso y sin licencia.
En 1951 recién consigue su brevet y entonces se compra un avión de segunda mano y funda un aeroclub. Tendrá tres aviones Casimiro en su vida. Al tercero lo llama Chimango. Es un pequeño Luscombe de 1947 y él usa la ruta 3 como guía para seguir el rumbo.
Con ese avión traslada enfermos, acarrea materiales y hombres para seguir abriendo caminos en la Patagonia, lleva a algunos chicos, también sin permiso, a volar sobre las casas y les arroja a otros, para que se repartan, bolsas de caramelos que estallan como bombas sobre los patios de las escuelas.
Todo sigue igual - le escribirá a Amalia alguna tarde melancólica de marzo - todo sigue como era entonces, como cuando fui a buscarte con mi sombrero de paja y te vi esperarme con tus zapatitos de taco a la puerta de la casa de ladrillo de tus padres. Siempre estaremos juntos y, alguna vez, volaremos entre los pasillos de la eternidad y cruzaremos todos los obstáculos.
Tiempo después, y también con ese último avión, Casimiro tirará flores todos los domingos sobre el cementerio, tratando de hacer puntería para que las margaritas y los malvones y las rosas silvestres, caigan sobre la tumba de Amalia que ya hace algunos años no está con él. Entonces, nada es igual. Las visitas al cementerio se volverán casi cotidianas en el otoño y en el invierno de 1982, aun con frío y nieve. Solo, tantas veces sin la compañía de sus hijos o de sus innumerables nietos, continuará con la obsesiva limpieza del sepulcro matrimonial, del respaldo de yeso que lo espera como alargando los brazos en esa tierra firme tan diferente a los cielos patagónicos y abiertos.
Casimiro se apaga la tarde del 10 de mayo de 1983, después de almorzar en el aeroclub mientras se adormece escuchando por la radio una melodía de Brahms con el diario en la mano.


N. de la A. Esta historia está basada en hechos reales, entretejidos dentro de la trama de la ficción. La chacra "El labrador" que Casimiro construyó puede hoy todavía visitarse a aproximadamente 10 kilómetros de Sarmiento.


*Mónica Soave, nacida en Buenos Aires, es socióloga y vivió durante varios años en Puerto Madryn (Chubut). Escribió, entre otras obras, dos volúmenes de cuentos, uno titulado "Por Amanda y los demás" (Ed. Torres Agüero) y recientemente "El botón de nácar" (Ed. Simurg), un libro de investigación histórica sobre los primeros colonizadores galeses en el Chubut de la que -según sus propias palabras- se desprenden "ficciones" basadas en esa realidad.


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viernes, 20 de noviembre de 2009

NOTICIAS CULTURALES

DESDE SAN MARTÍN DE LOS ANDES

(Por gentileza de Ana María Maceda)



Se conocieron los nombres de quienes publicarán sus cuentos en una antología que editará Cultura.


Los sobres del concurso convocado por el Centro Editor Municipal fueron abiertos el martes y permitieron develar los nombres de los seleccionados.


En la noche del martes se conocieron los nombres de quienes fueron seleccionados por el Centro Editor Municipal, para formar parte con sus cuentos de una antología que será editada en el año 2010.


Con la presencia del jurado que estaba constituido por los integrantes del CEM: Delia Boucau, Ana María Manceda, Marcelo Gobbo, Daniel Tórtora y Jorge del Río, todos representantes de las bibliotecas populares de la ciudad, se llevó a cabo el acto de apertura de sobres.


Se encontraba como autoridad del Municipio el Subsecretario de Cultura, Gustavo Santos, quien destacó la tarea de los integrantes del CEM que desde octubre del año pasado se puso a disposición ad-honorem, de esta propuesta cultural que está reglamenta por ordenanza.


En el salón municipal siguieron esta instancia definitoria muchos de los que participaron enviando trabajos que se enmarcaban en las bases que fueron informadas oportunamente por el área de Cultura y que se centró en el género de narrativa breve.


El jurado expresó que se produjo una importante coincidencia en la elección a pesar del total hermetismo con que definieron sus decisiones.


Se otorgaron siete menciones especiales y un primer, segundo y tercer premio.


En el acto existió en primera instancia una impugnación por no contar una de las participantes con la residencia de tres años en la localidad plasmada en su documento de identidad, una de las condiciones que señalaban las bases, fue Marina Secondini quien recibió la segunda mención, y que debido a que registró su domicilio en el 2007, no podía acreditar esta residencia, pero explicó que hace más años que vive en la ciudad y que puede constatarlo con recibos de sueldo y otros documentos.


En este sentido el jurado y los presentes solicitaron que se presente el caso en el Concejo Deliberante, ya que este requisito está expresado por ordenanza y ni el subsecretario Santos ni los integrantes del CEM, pueden decidir sobre el particular.


El jurado señaló que se priorizó el nivel literario para la selección y se informó que de los 22 trabajos recibidos, 20 pertenecían a adultos y 2 a jóvenes, esta última categoría fue declarada desierta debido a que se presentaron solo dos cuentos y el nivel no alcanzó los objetivos fijados.


Los trabajos seleccionados formarán parte de una antología que será editada por la Subsecretaría de Cultura en el año 2010.


Los seleccionados: siete menciones.


1. Nicolás Coleto "Hierro forjado", 2. Marina Secondini (impugnado será presentado al Concejo Deliberante) " Que no se de cuenta", 3. Luisina Campos ""Mi abuelo cronopio", 4. Ignacio Ferrería "Voy por puchos", 5. Natacha Donadío "La Espera", . 6. Graciela Castro "Por una mosca", 7. Fernando Astuni "Original".


Primer Premio: Moira Russo - "Canción de cuna para un ángel"
Segundo Premio: Rafael Urretabizcaya - "Blanca en la montaña"
Tercer Premio:
Carlos Abadie - "Un día muy especial"



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miércoles, 18 de noviembre de 2009

LA NOTA DE HOY


BESTIARIO PATAGONICO


Por Jorge Eduardo Lenard VIVES



En los “Bestiarios” medievales convivían, en abigarrada colección, animales reales e imaginarios. Si bien la literatura patagónica no dispone de tal catálogo de bestias, muchos escritores hacen referencia en sus obras a la variada fauna que puebla la geografía sureña. Y al igual que en los “Bestiarios”, las citas reúnen entes verdaderos y ficticios.

Entre los seres fantásticos se destacan, sin dudas, los monstruos acuáticos; al estilo del plesiosauro de Sheffield. Numerosos autores les dedicaron sus creaciones: “El lago”, de Paola Kauffman; “El manuscrito de Sheffield”, de Fernando Nelson; “El palo vivo”, de Lobodón Garra; “Gondwana” de Jorge Honik. Otro animal mítico mencionado habitualmente en la literatura patagónica es el “cuero”; a quien Jorge Sánchez, escritor de El Bolsón, presenta en su cuento “El cuero del agua”. Este mismo autor recuerda en una de sus narraciones al “ellumgassen”, entidad fabulosa vagamente relacionada con el gliptodonte.

Por su parte, los animales reales que pueblan la región son objeto de continuas menciones en las obras de temática patagónica. Incluso existen algunas creaciones específicamente dedicadas a las especies más representativas, aunque muchas veces son mostradas como telón de fondo para la acción humana. Un ejemplo es la novela de Rodolfo Peña, “Trágica gaviota patagónica”, que además del ave de referencia introduce la figura del águila mora. Mientras la primera complementa al soledoso Fermín Eleuterio, la otra lo confronta. “Aventuras de un zorrino matrero”, “El guanaco vencido” y “El pingüino aventurero” son tres relatos de Asencio Abeijón que hablan sobre los animales mentados en sus títulos. Donald Borsella alude en el relato “Las torres altas” al jabalí. El puma protagoniza “El poblador”, de Oscar C. Vives.



Existen algunos comentarios literarios sobre la fauna sureña que despiertan particularmente el interés, desde los guanacos con cuernos de “El faro del Fin del Mundo” de Julio Verne, producto de un equívoco; hasta la plausible pero extemporánea aparición del jaguar en “Los náufragos del Jonathan”, del mismo autor. Lobodón Garra en “La borrasca”, un cuento de su obra “La tierra maldita”, cita la presencia de renos en uno de los archipiélagos del Atlántico Sur. Esta mención, a primera vista errónea, es aclarada en su autobiografía “Prontuario”. Allí explica que realmente existían estos animales en las Georgias del Sur, llevados a ese lugar por los operarios noruegos de las factorías balleneras asentadas en las islas.

Pero tal vez una de las alusiones más llamativas a la fauna patagónica la hace el mismo Liborio Justo en otro de sus cuentos, “Las brumas del Terror”. Allí introduce un vagabundo misterioso que marcha acompañado de un raro perro: “su pelo marrón obscuro, su largo hocico puntiagudo y sus orejas cortas y erectas”, explica el narrador del relato,” desde un principio habían llamado mi atención. Se lo hice notar. - Es un uarrah - me dijo con la mayor naturalidad. Mi extrañeza siguió en aumento. ¿Un uarrah? No era posible”. Esta insólita y poco frecuente referencia nos lleva a recordar que el “uarrah”, “warrah” o “zorro malvinero”, fue un animal que habitó en el pasado el territorio malvinense. Su presencia fue constatada por Bougainville, Fitz Roy y otros navegantes. La población, inicialmente reducida y luego acosada por los criadores de ovejas y los cazadores de pieles, se extinguió completamente a principios del siglo XX.

Borges sostenía que el Corán probaba la autenticidad de su origen árabe porque el texto no menciona al camello. El genial escritor suponía que en un país lleno de estos animales, su contemplación, por cotidiana, no concitaría la atención. Contrariando este aserto, la literatura de temática patagónica, tanto de autores regionales como foráneos, abunda en referencias a su fauna. Tal vez sea porque la atención del artista es irremediablemente atraída por la presencia de la vida silvestre -en realidad, de la vida en cualquiera de sus manifestaciones- aferrándose milagrosamente a estos espacios bravíos.


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