
PRIMALEON Y LOS PATAGONES
Por Jorge Eduardo Lenard VivesEn 1524 Antonio de Pigafetta redacta su obra “Primer viaje en torno al globo”; en la que expone los avatares de la expedición de Hernando de Magallanes, de la que formó parte. Al describir los varios encuentros de los marinos con los habitantes del extremo austral de las tierras americanas, termina diciendo: El capitán general llamó a los de este pueblo "patagones".

El significado del nombre muere con el navegante portugués en la isla filipina de Mactán. El cronista no da más detalles sobre su origen; pese a que luego lo emplea para designar a la “Región Patagónica” y al “Estrecho Patagónico”. Este misterioso término dio lugar a muchas conjeturas, una de las cuales hace referencia al supuesto gran tamaño de los pies de los pobladores. Sin embargo, tal característica anatómica no es mencionada por Pigafetta. Menos probables aún son las interpretaciones que asocian su acepción a lenguas nativas americanas, desconocidas por quien dio el nombre a los pobladores de esas zonas. Pero hay una explicación que, por su relación con la Literatura, resulta de especial interés para este blog. La menciona, entre otros autores, Virgilio Zampini en su “Chubut, breve historia de una provincia patagónica”; y es en la actualidad la versión más aceptada (aunque hay autores de fuste que defienden otras etimologías).
En el año 1512 se publica en Salamanca una novela de caballería llamada “Primaleón”; la segunda parte de una saga iniciada con la obra “Palmerín de Oliva”. El autor de ambos textos sería Francisco Vázquez. Primaleón era un caballero que andaba de isla en isla solucionando entuertos. En una de esas islas se le informa que “hay muy grandes montañas” y que “moran en ellas una gente muy apartadas de todas las otras que hay en ella... y son muy bravos y esquivos... no traen sino vestiduras de pieles de las animalias que matan... Más todo es nada con un hombre que ahora hay entre ellos que se llama Patagón... que tiene cabeza como de can... y los pies de manera de ciervo y corre tan ligero que no hay quien lo pueda alcanzar. Y algunos de los que lo han viso dicen de él maravillas. Y él anda de continuo por los montes... y trae un arco en sus manos con saetas muy agudas con las que hiere... Y trae un cuerno a su cuello y tañéndolo viene muchos de aquellos patagones a le ayuden, y hacen gran daño que no temen por sus vidas”.
Patagón es derrotado por Primaleón; y ante sus bramidos “acudieron allí dos de aquellos patagones de su linaje y estos traían asimismo cuchillos muy agudos como él, que otras armas no tenían, más era muy fuertes y ligeros... cuando tales vieron a Patagón fueron muy espantados y muchas cosas decían, más Primaleón no las entendía...”
Compárese esta descripción con la que hace Pigafetta de los moradores de la región austral: "... alcanzamos a los 49 grados y 30 minutos de latitud meridional, donde encontramos un buen puerto.... Un día en que menos lo esperábamos un hombre de figura gigantesca se presentó ante nosotros. Estaba sobre la arena, casi desnudo, cantando y danzando al mismo tiempo (...). Su vestido, o mejor dicho, su manto, estaba hecho de pieles, muy bien cosidas, de un animal que abunda en el país (...). Llevaba este hombre también una especie de zapatos hechos con la misma piel. Tenía en la mano izquierda un arco corto y macizo, cuya cuerda, algo más gruesa que la de un laúd, estaba hecha con un intestino del mismo animal; en la otra mano empuñaba unas cuantas flechas de caña pequeñas, que por un extremos tenían plumas, como las nuestras, y por el otro, en lugar de hierro, una punta de pedernal blanco y negro”.
Y más adelante: “Seis días después... vieron a otro gigante, vestido cómo los que acabábamos de dejar y armado igualmente por arco y flechas... Este hombre era más grande y estaba mejor formado que los otros; tenía también los modales más dulces, danzaba y saltaba tan alto y con tanta fuerza que sus pies se elevaban muchas pulgadas de la arena”.
Las similitudes respecto a la vestimenta, las armas, la agilidad, la fuerza física, incluso el habla intrincada, permitirían suponer que el navegante bautizó al pueblo que había hallado recordando a los patagones descritos en “Primaleón”, entre quienes habitaba el peculiar Patagón. ¿Conoció Hernando de Magallanes la novela? Dado que su expedición zarpa en 1519 y la obra, al parecer exitosa, se habría reeditado por primera vez en 1516; no sería raro que supiese de ella. A lo mejor, no en persona; pero alguno de los más de doscientos expedicionarios pudo haberla leído. Pigafetta nada dice sobre cómo Magallanes eligió el nombre, tal vez surgió de una charla con otros tripulantes.
Este artículo no presenta nada novedoso. Su tema fue objeto de estudio por parte de muchos investigadores; y nada se pretende agregar a sus conclusiones. Sólo se quiere recordar, una vez más, como la Patagonia se liga por caminos impensados con la Literatura universal.

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