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viernes, 1 de marzo de 2013

EL RELATO DE HOY



VOLTERETAS DE UN CARACOL


Por Carlos Dante Ferrari




        El hombre se acercó hasta el borde del agua, allí donde la corriente del río se tomaba un merecido sosiego, demorándose en la curvatura del remanso. Entre las piedras cercanas a la orilla, la superficie cristalina mostraba al pequeño molusco adherido a un trozo de basalto veteado.

       La delicada forma lo cautivó. Apenas tuvo que estirar el brazo para tomarlo entre los dedos. Al ser sacado de su medio natural, el cuerpecillo membranoso se contrajo en la pulsión más elemental del miedo. 

       El hombre lo llevó hasta el sitio donde la mujer yacía recostada bajo los árboles, entregada al ensueño. Entonces el caracol pudo percibir, con la sola sensibilidad de sus entrañas, las vibraciones sonoras de una voz aguda, la exclamación de sorpresa ante aquella forma de vida primigenia.

         Fue apenas un momento. Luego el hombre se compadeció de la criatura indefensa. En el improvisado cuenco de su mano condujo otra vez al gasterópodo hasta el confín donde el agua y la tierra demarcaban sus dominios y, con cuidado, lo colocó en el recoveco del  pedrusco, cerciorándose de que el tegumento de su pie ventral volviera a adherirse con firmeza en el mismo punto del Universo donde lo había encontrado.

       El caracol fue recobrando la paz perdida. ¿Qué habrían sido esas extrañas sacudidas que alteraron su sueño, acompañadas de unas oscilaciones indescriptibles, rozando su caparazón como un cosquilleo? Había experimentado un cambio brusco de temperatura, el contacto con otro ámbito totalmente desconocido, una vertiginosa sensación de vacío. 

        Poco a poco todo volvía a la normalidad. La acostumbrada quietud lo alivió enseguida. Mientras se adormilaba, atribuyó el episodio a algún arrebato del río caprichoso; quizás el embate encrespado del torrente, o las impredecibles rachas de viento acuático. 

       Su letárgico discurrir era ajeno a las irreverencias del reino humano. ¿Cómo explicarle que a veces la curiosidad puede ser atemperada por la mediación oportuna de una energía cósmica invencible? 

       Una misteriosa vocación protectora, capaz de evitar los peores cataclismos. El amor providencial, esa herencia de los dioses.                                                                                                                       

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martes, 26 de febrero de 2013

EL POEMA DE HOY






COMO EL HUDSON (*)

Por Lalo De Pablo 




Por el camino del chamán,
Llegué al pie de la montaña iluminada,
Y me volví montaña.

Penetré la luz hasta su mismo corazón,
Al tiempo que la luz se adueñaba de mí:
¡Milagrosa con-fusión!

Se iluminaron mis ocultas entrañas
Y un fuego purificador me derretía; 
En ese instante sublime, no sabía
Si era yo, o era la montaña.

Viví de pronto una expansión infinita
Y ya no cupe más en mí;
Algo se abultaba en mi vientre enardecido,
Pujando fuertemente por salir.

Fue entonces que mi alma estalló
En un infierno de fuego,
Liberándose del molde de mi cuerpo,
Elevándose rauda hacia el cielo.

Como siempre, después, siguió la calma;
Mis partículas, dispersas a merced del viento,
Liberada mi alma.



(*) De”Escritos de Finis Terrae – Versos Universales y Cuentos Patagónicos – 2011 – Patagonia Contemporánea.

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EL POEMA DE HOY






COMO EL HUDSON (*)

Por Lalo De Pablo 




Por el camino del chamán,
Llegué al pie de la montaña iluminada,
Y me volví montaña.

Penetré la luz hasta su mismo corazón,
Al tiempo que la luz se adueñaba de mí:
¡Milagrosa con-fusión!

Se iluminaron mis ocultas entrañas
Y un fuego purificador me derretía; 
En ese instante sublime, no sabía
Si era yo, o era la montaña.

Viví de pronto una expansión infinita
Y ya no cupe más en mí;
Algo se abultaba en mi vientre enardecido,
Pujando fuertemente por salir.

Fue entonces que mi alma estalló
En un infierno de fuego,
Liberándose del molde de mi cuerpo,
Elevándose rauda hacia el cielo.

Como siempre, después, siguió la calma;
Mis partículas, dispersas a merced del viento,
Liberada mi alma.



(*) De”Escritos de Finis Terrae – Versos Universales y Cuentos Patagónicos – 2011 – Patagonia Contemporánea.

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miércoles, 20 de febrero de 2013

EL POEMA DE HOY




                  TARDES ASÍ



                            Por Antonio Vicente Ugo (*)




Hemos estado juntos contemplando
como el día se duerme, entre las bardas,
se pone rosa el cielo y están pardas
las más lejanas que se van borrando.

En las luces del valle te retardas
y a lo mejor las miras añorando
las otras de la infancia, retornando,
a la primer muñeca que aún guardas.

Es un hecho trivial si estamos grises,
la poca luz perfila así las cosas
y ya tampoco oigo lo que dices.

Se aspira un suave aire de verano,
vuelan aún algunas mariposas...
(La tarde se puso íntima de tu mano).





(*) Poeta chubutense, por opción. De su poemario “La tierra que me diste”.
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jueves, 14 de febrero de 2013

EL POEMA DE HOY




La otra ciudad

Por Miguel Oyarzábal (*)




Afuera la noche se deshilacha
y acá la claridad
da con los límites del cuarto,
es un gris celeste
que lo puebla de objetos y de aire:
el placard parece un edificio en torre
deshabitado,
la cómoda es el municipio aún sin gente,
los adornos, carteles luminosos en silencio,
la silla un inquilinato en la calle principal
y el espejo
es el monumento a la verdad,
pero no cuenta.
Las sábanas son el mar en calma después de las tormentas
y nosotros,
dos barcos entredormidos
a la espera de una señal.
Desde la mesa de luz,
que debe ser el muelle,
el despertador da la orden de soltar amarras.
ya se,
Al amparo de tus pechos
sería un náufrago en lugar seguro:
podría esconderme debajo de las cobijas,
escuchar las olas en el hueco de los caracoles,
permanecer,
hacerme viejo cuidando sueños.
Tus mareas terminarían por anegarme,
y la varadura,
sería para siempre.




(*) Poeta, periodista y narrador oral. Vive actualmente en Puerto Madryn, nació en Salto (Bs. As.) en 1948. Protagonizó espectáculos literarios y contó sus historias en el canal de televisión provincial de Chubut, en la Feria del Libro de Buenos Aires y en Colombia (2003) y México (2006). Coordinó Talleres Literarios y de Narración Oral. Desarrolló el proyecto de recuperación de la memoria “Re-Conocernos”. Publicó seis poemarios: “Pasillos” (1986), “Y esa tinta no se borra” (1992), “Noctambulario” (1994, con subsidio del Fondo Nacional de las Artes), La Lámpara (2001, del cual se tomó el poema publicado), “Café con cielo” (2006) y “Por lo que tengo” (2011). Becado por el Fondo Nacional de las Artes (1987) y por Fundación Futuro (1988-1995). Premios: Plaqueta al Mérito Literario Biblioteca Popular “Juan José Castelli”, General Pacheco (1974). Concurso del Encuentro de Escritores Patagónicos: 1er premio (1993) y dos 2dos premios. 1er Premio VI Edición Encuentro Internacional “Reunión de Voces” (2011) Reconocimientos: Por la Trayectoria en la Cultura Revista “Tela de Rayón”, Diario “Jornada” (2007), por la Trayectoria Literaria, “II Congreso Latinoamericano de Comprensión lectora” (2009), al Mérito por la actividad cultural en Literatura, Municipalidad de Puerto Madryn (2010) y Diploma de Alta Distinción Municipalidad Distrital de Ahuac, Perú (2009). Integró la antología de poetas madrynenses “La cuerda de los relojes limando el tiempo” (2012).



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