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sábado, 11 de agosto de 2018

LA NOTA DE HOY




LOS ORNITÓLOGOS Y LA ORNITOLOGÍA

Por Jorge Eduardo Lenard VIVES





Parado en el umbral donde confluyen civilización y naturaleza, el ser humano suele escudriñar el ámbito de la segunda en busca de sus raíces. La pulsión por retornar al medio donde nació lo lleva a pergeñar una serie de actividades lúdicas; que van desde la ejecución del proactivo “turismo aventura” a la apacible contemplación de los variopintos paisajes que ofrece la geografía inmaculada. Entre las opciones que lo acercan al mundo virgen —o  casi virgen, dado que no existe lugar del orbe a salvo de la curiosidad indiscreta de los satélites, se destaca la observación de aves; hobby que permite disfrutar de una de las más espléndidas manifestaciones de la vida. A la diversidad de la avifauna, que torna apasionante el avistaje dado las múltiples posibilidades que ofrece, se suma el placer de descubrir las plásticas formas y lo portentoso de su vuelo; esa proeza que tanto excita la imaginación de los bípedos terrestres quienes sólo pueden surcar el aire, con mucha menos gracia, en sus artificios voladores.

La Patagonia alberga casi 350 clases de pájaros. La cantidad podría pasar desapercibida para el visitante ocasional, pero es bien conocida por el poblador vernáculo y por el ornitólogo profesional o aficionado. Hay variedades que vuelan, otras que caminan y aun algunas que nadan. Las hay de todo tipo, color, aspecto, tamaño... Están las que viven en la costa del océano, las que moran en la cordillera y las que habitan la meseta; aunque en sus vagabundeos no es extraño que algunos ejemplares, libres de toda barrera física o taxonómica, intercambien sus hábitats. 

La Literatura regional de ficción las ha tomado muchas veces como tema. Tal es el caso de una de las principales obras de Rodolfo Peña, "Trágica Gaviota Patagónica", donde el ave que viene desde la costa es un mensaje reconfortante para ese marinero de corazón que es Fermín Eleuterio. La figura de la gaviota confronta en el espíritu del peón con la del águila mora, que ocupa otro papel importante en la novela. En la obra "Vuelo de cóndor", Martha Perotto habla del majestuoso señor de los cielos y de su relación con la humanidad. Por su parte, “El pingüino aventurero”, relato de Asencio Abeijón, recuerda a uno de los animales emblemáticos del sur; y en el capítulo “Con los ojos del águila” de su libro “El chamán y la lluvia”, Hugo Covaro vuelve a ese rapaz que, al igual que el ñanco, tanto significado tiene en el folklore vernáculo.

La heterogeneidad de la fauna alada fue reflejada por los primeros exploradores que recorrieron la zona. Producto de la campaña del General Julio Argentino Roca de 1879, se publica el “Informe Oficial de la Comisión Científica Agregada al Estado Mayor General de la Expedición al Rio Negro”; una de cuyas partes, redactada por Adolfo Doering, describe 110 especies aladas de la región. Otros viajeros que recorrieron estas latitudes, como Luis Jorge Fontana en su “Viaje de exploración en la Patagonia austral” o William Henry Hudson —un reconocido protector de las aves y primer socio honorario de la Sociedad Ornitológica del Plata— en “Días de Ocio en la Patagonia”, dedican varias páginas a su descripción.

Con el tiempo esas reseñas se transformaron en unas publicaciones más específicas: las guías dedicadas en detalle a la identificación de los plumíferos regionales. Entre ellas pueden mencionarse “Aves terrestres de la Patagonia”, de Hernán Povedano junto con María Victoria Bisheimer; “Aves de Patagonia, Tierra del Fuego y Península Antártica” y "Aves del Canal de Beagle y Cabo de Hornos" de E. Couve y C. Vidal; “Guía de aves y mamíferos de la costa patagónica", de Guillermo Harris, “Manual ilustrado de las Aves de la Patagonia, Antártida Argentina e Islas del Atlántico Sur”, de Carlos Julio Kovacs, Ors Kovacs, Zsolt Kovacs y Carlos Mariano Kovacs; editado por el Museo Ornitológico Patagónico de El Bolsón; y “Aves de Patagonia y Antártida”, de Dario Yzurieta y Tito Narosky.

Algunos trabajos se focalizan en espacios geográficos más reducidos. Tal el caso de “Aves de la provincia de Río Negro” del ya citado Hernán Povedano; “Aves del Noreste del Chubut” de Santiago Sainz Trápaga; “Aves de Tierra del Fuego y Cabo de Hornos. Guía de Campo” de Ricardo Clark, “Aves de la provincia de Neuquén” de J. O. Veiga, F. C. Filiberto, M. P. Babarskas y C. Savigny; y la “Pequeña guía fotográfica de aves de Villa Los Coihues”, del fotógrafo Hernán Pirato Mazza y la bióloga Carla Pozzi. Semejante exuberancia literaria habla de la rica miscelánea emplumada de la zona y del interés que despierta en el público.

En esta nota los protagonistas son los pájaros patagónicos. Pero quieren dedicarse estos últimos párrafos a recordar a sus observadores, quienes, munidos de cámara fotográfica, largavista al cuello y alguna guía como las mencionadas más arriba dentro de una mochila colgada a la espalda, salen a encontrar a estas criaturas en su hábitat natural. Al igual que los astrónomos, los arqueólogos y otros investigadores amateurs, los diletantes de la ornitología llevan dentro de sí esa curiosidad científica que cada tanto logra producir un hallazgo para el corpus del saber universal. Con la seriedad del investigador profesional, ellos registran y comparten sus comentarios; estando siempre latente la posibilidad de descubrir un nuevo espécimen, u observar algún comportamiento inédito o anómalo que agregue información para mejorar el conocimiento de la avifauna.

Pero, por supuesto, en estos amantes de la volatería está también presente el placer estético que la actividad les brinda; el gozo de contemplar esa maravillosa obra de arte de la creación que son las aves en libertad y en su ambiente natural. Como ya se dijo alguna vez en este blog —y como trata de recordarse en este breve epílogo—, el espíritu del científico y el del artista convergen muchas veces en los individuos para dar lugar a destacadas manifestaciones culturales.





Nota: se dedica esta nota a Verónica y Carlos, quienes en una conversación en Puerto Madryn interesaron al autor en el tema.

martes, 7 de agosto de 2018

EL RELATO DE HOY










AJO Y AGUA


Por Paulo Neo (*)




Toda la historia del mundo es la historia de la libertad. 
Albert Camus 





Muchas mañanas me quedo pensando un buen rato frente al armario. Sucede que nunca alcanzo a saber si este pantalón de aquí combina bien con aquella camisa de allá. O si este suéter verde agua va bien con los zapatos con cordones. O si la corbata roja es demasiado estridente, demasiado llamativa. Y así.

Por suerte la cosa se diluye pronto, como el azúcar del primer café. Son apenas unos minutos, claro, pero de una pesadez abrumadora. Y si bien podría disponer las prendas la noche anterior, lo cierto es que siempre hay algo que logra distraerme: alguna lectura apasionante, algún texto que pide corrección, alguna película recomendada, etc. Nada que hacer entonces. Ajo y agua, como dicen por ahí.

Al momento de elegir una próxima lectura, experimento algo bastante similar. Por más que confecciono listas, que apilo ejemplares a un lado del escritorio, siempre tengo momentos de indefinición, de absoluta ambigüedad. No sé si ir por un ensayo, una novela o una colección de cuentos. Es que el abanico de posibilidades, tan ilimitado, me resulta agotador. Aun así, quiero creer, esto es siempre preferible a su opuesto. Lo cierto es que bendigo entonces, mi gran fortuna. Pues si este pequeño aturdimiento es el precio, lo pago con infinito gusto.

Ahora bien, la imagen que nos ocupa fue tomada en el interior de la nueva biblioteca de Tianjin, en China. Se trata del Paraíso con el que cualquier lector sueña: más de un millón de libros al alcance de la mano. 

Cierto es que hay quien solo aprovecha para sacarse selfies, como el hombre de abajo a la izquierda. O el que está de espaldas en el pasillo, oteando el horizonte, buscando el baño o algo parecido, al lado de la mujer que limpia uno de los estantes con el paño azul. O la mujer de joggins y zapatillas que se pasea con las manos en los bolsillos. Pero coño, que de las excepciones no se salva nadie nunca.

En fin, que mientras me abrazo a mi pequeña y querida biblioteca, le pregunto a Ud. querido lector: ¿cuánta libertad está dispuesto a soportar?




(*) Este texto ha sido tomado del sitio web del autor: www.pauloneo.com

lunes, 30 de julio de 2018

LA NOTA DE HOY




NOTICIAS OCULTAS DETRÁS DEL ESPEJO


Por Carlos Dante Ferrari




Mi amigo Pedro (*) es, entre otras cosas, un carpintero excelente. En ocasiones dedica esa envidiable habilidad a la restauración de muebles antiguos. Así fue como cierto día alguien le encargó un trabajo delicado: reparar un ropero de gran calidad, muy antiguo, y reconvertirlo en un módulo para el living. El mueble en cuestión pertenecía a los padres del cliente y había sido traído de Buenos Aires tras el reparto de bienes del ajuar familiar.

Pedro se abocó a la tarea con todo entusiasmo. Había que desmontar algunas partes, reparar, volver a ensamblar, pulir y lustrar. En ese cometido desarmó lo que había sido una puerta con espejo, a la que le faltaba el cristal. Al hacerlo, descubrió que entre la placa exterior y la posterior había algún tipo de relleno. Retiró el panel con todo cuidado y entonces se sorprendió: el material consistía en un montón de hojas de diario prolijamente dobladas. En ese instante, una intuición —y, sobre todo, su respeto por todo lo que pueda constituir material histórico— le indicó que debía extraer esas páginas sin dañarlas para ver después, con más tiempo, de qué se trataba.

El papel era amarillento, quebradizo. A medida que lo desplegaba, Pedro descubrió que eran varias hojas del diario “Crítica”; ediciones de distintos días de noviembre de 1926. Decidió consultarle al dueño del mueble qué quería hacer con esos papeles; el hombre le respondió que no le interesaban y, por lo tanto, podía disponer de ellos como quisiera.

Días más tarde mi amigo apareció por casa con un envoltorio. Me dijo: “encontré esto y pensé que si te lo traía, estaría en buenas manos”.  ¡Yo estaba encantado con el hallazgo! Le expresé mi gratitud y mientras tomábamos unos mates me contó la historia. Abrimos el paquete, hojeamos juntos el contenido a vuelo de pájaro y le prometí que pronto examinaría las páginas con más detenimiento.

Encerradas entre dos módulos de madera que operaron como un cofre, aquellas hojas del diario “Crítica” habían atravesado varias décadas para mostrarnos pequeños retazos de la vida cotidiana de nuestro país, allá, en la época de Marcelo Torcuato de Alvear. Páginas viajeras, pasajeras del Tiempo...

Me dediqué a leer algunos de esos textos que hoy están a punto de cumplir 92 años. Había un poco de todo: noticias políticas, deportivas, del mundo del espectáculo y hasta secciones de humor gráfico.



Algunos titulares y fragmentos servirán para ilustrar a los lectores:

Boxeo: “El campeón Ruiz peleará con Roldán en el Parque Romano y Ascensio con Morel en River Plate”.  (El campeón español Antonio Ruiz venía nuestro país a combatir con el campeón santafesino Horacio Roldán).



Cine: “Margaret Livingston dá su opinión sobre el arte de coquetear”. (En esta nota la actriz norteamericana del momento opinaba, entre otros conceptos: “la coquetería es un arte y puede aprenderse lo mismo que cualquier otro”).



Fútbol: “La Asociación no comunicará nada a la FIFA hasta que lo resuelvan los Presidentes de sus Clubs”. (El artículo daba cuenta del enojo de los dirigentes nucleados en la Asociación Amateurs Argentina de Football (AAAF – más tarde sería la AFA, a partir de 1934) por un laudo del Presidente Alvear que dividía a los clubes en categorías: era el nacimiento de la “B” y, para peor, el laudo de Alvear decidía qué clubes integrarían la élite).



Política: “Por qué firmé en disidencia el despacho sobre concesión de los subterráneos”.  (Declaraciones el Concejal Personalista Adrián Fernández Castro, quien consideraba que “no es de buen gobierno ni serio la contratación directa de explotación de servicios públicos”).

Automovilismo: “Desde Bucarest hasta España en tres días” (una tentadora imagen acompañaba la nota para ilustrar acerca de las excelencias del flamante Roadster Buick Sport de 4 asientos).

Sindicales: “El caso de Ascaso y Durruti es idéntico al de Sacco y Vanzetti – Enérgica será la protesta popular por la extradición de los detenidos en París”. (Ascaso y Durruti, dos gremialistas españoles de filiación anarquista, eran sindicados como probables autores —en su breve paso por la Argentina— de asaltos a las estaciones de Caballito y Las Heras y al Banco de San Martín. A la sazón se hallaban refugiados en Francia y dado que nuestro país requería su extradición, la dirigencia sindical argentina estaba organizando una campaña en defensa del dúo denominado “Los errantes” y también “los solidarios”, a quienes se los consideraba adalides de los derechos de los trabajadores).

Policiales: “Abeja del vicio, a los 17 años arrastraba su vida por las calles explotada por un anciano de 53” (El artículo aludía al caso de una joven sometida a ejercer el comercio sexual en Buenos Aires por un “tratante de blancas”. El “anciano de 53” se llamaba José Paz).

Elecciones: “Los partidarios del señor Yrigoyen se corren una fija”. (La nota a doble página agregaba estos sugestivos subtítulos: “Fue enorme el entusiasmo de la multitud en la proclamación radical de anoche” – “Una sonrisa, sin duda optimista, parece insinuarse en el rostro habitualmente adusto” – “La multitud  aclamó anoche Hipólito Yrigoyen con el mismo entusiasmo de 1916” – “80.000 votos cree tener el Yrigoyenismo”).

Durante un buen rato, la lectura había suspendido nuestra noción del tiempo, sumergiéndonos en aquellos agitados días del pasado. 

Era el 30 de noviembre de 1926. Allí comenzaba a inscribirse una nueva página de la historia política argentina.



(*) Pedro Moccio.

miércoles, 25 de julio de 2018

LOS RELATOS DE HOY





FRAGMENTOS DEL LIBRO “RECUERDOS DEL PRESENTE”

Por Mario dos Santos Lopes (*)






ASESORES AD HONOREM

La escena es de pueblo. Divertida, tierna y recordable. Uno pregunta cómo se pueden cocinar los espárragos que vio en la góndola. Y ahí nomás se arma un bello debate donde la señora presenta una receta tradicional y otro cliente que anda cerca propone aceite y vinagre, tipo ensalada. Uno anhela, entonces, que nunca se pierda esta esencia de pueblo, donde todavía hay tiempo para asesorar ad-honorem, al que anda desorientado en pequeños o grandes temas de la vida, al que anda arrastrando una pena y necesita un cafecito o una "vuelta del perro" en el auto del amigo que lo vuelve a reconciliar con su esperanza.



EN ESTO TENEMOS QUE SER MUY SINCEROS

Somos dueños de las palabras que callamos, es cierto. Escucho a una mujer de la política - como a tantos hombres - que "en este tema tenemos que ser muy sinceros". Esto es bueno, dice el optimista que me habita. El pesimista que también convive dentro de mi mente no cree en la sinceridad. Y el otro, el realista, el que tiene los pies sobre la tierra, se pregunta si "en este tema" pretenden ser sinceros, tal vez en los otros no. ¿Porqué en este tema, específicamente? ¿No será otra frase hecha?
¿No será como el que nos da "su palabra de honor" con respecto a algo? ¿O existe, para la gente decente, otra palabra que no sea la de honor?
Qué sé yo.




CUANDO SALIMOS

Decir que Deseado es un paraíso resulta una exageración y una mentira, ya que tal cosa no existe en la tierra, salvo por contados segundos parecidos a la felicidad. Sin embargo, cuando la vida nos lleva a tener que hacer trámites y gestiones en otras ciudades, valoramos cosas que estando aquí no nos parecen importantes.
En las grandes ciudades, especialmente en Buenos Aires, me recuerdan a cada rato que somos un número, que esperar un turro en una oficina pública puede implicar desde varias horas a "vuelva la semana que viene", que cuando un expediente se pierde no hay a quien responsabilizar, que comprar medicamentos a través de una reja es algo habitual, que nadie tiene tiempo para nada y al mismo tiempo, todo parece al alcance de todos, aunque la mayoría no pueda comprarlo ni disfrutarlo. Y entonces, uno disfruta doblemente la vuelta a casa, y por unos días, evita criticar las cosas y los servicios que le faltan todavía a Deseado.




FECHAS DE VENCIMIENTO

Los que tienen más de treinta o cuarenta años deben recordar aquellas galletitas con paquetes desteñidos por el sol que comprábamos en los viejos kioscos de Puerto Deseado. Tenían fecha de elaboración de uno o dos años atrás, y sabían riquísimas. Tal vez estaban un poco más duras que en sus momentos de gloria, pero las comíamos y no me hacían mal. Lo mismo ocurría con alfajores, mermeladas, mayonesas. y tantos otros artículos.
Hoy encontramos un producto que "vence mañana" y tememos que caigan sobre nosotros todos los males del planeta. Es más: hasta la lavandina y el shampoo traen fechas de vencimiento. ¿Se nos caería el cabello si lo usamos al día siguiente?
Es cierto que son necesarios controles, y que en esto vamos avanzando, se supone. Pero nos queda la duda sobre nuestra vida anterior, menos complicada y, tal vez, quizá, probablemente, más sana.







(*) Mario dos Santos López, el reconocido escritor de Puerto Deseado que colaboró con Literasur en varias oportunidades, falleció en la ciudad donde vivía el 30 de abril del 2017. Sirvan estos fragmentos de una de sus últimas obras para recordar su figura, a más de un año de su fallecimiento; como un sencillo homenaje por parte de nuestro blog.





miércoles, 18 de julio de 2018

EL RELATO DE HOY




HUMO

Por Luis Ferrarassi (*)




Aspiro, siento el ardor en mi garganta, el dolor del placer, trago, soplo y el humo sale despedido por mi boca. La nube oscura, densa que se va llevando en cada aspiración un nuevo segundo de mi vida, como si el humo fueran unas garras que al entrar acuchillan mi vitalidad y al salir se llevan consigo un trozo de mi interior. Cuando esa opaca niebla se alza, toma altura, cobra vida y cuerpo, forma una figura que he imaginado. Al principio tenía que pensarla de antemano y luego hacerla realidad. Ahora ya manejo mejor este asunto. Mientras la nube se disipa en el aire de mi habitación, pienso en un caballo y eso es lo que el humo dibuja antes de evaporarse.

No sé cómo llamar a esto que hago. No lo considero habilidad porque no tiene ningún fin. No creo que sea talento, porque no es ninguna habilidad. No es un poder porque no requiere de talento ni demuestra habilidad porque no tiene ningún fin.

Recuerdo que comenzó cuando fumé mi primer cigarro, allá por 2007. Desde entonces, a lo largo de estos siete años, sólo me ha servido para divertirme y entretener a mis amigos cuando nos emborrachamos.

Sin embargo, fui muy estúpido como para no darme cuenta que el “hecho” de poder crear figuras con el humo (y no con otra cosa, como el vapor, el vaho de la respiración en las noches gélidas o la neblina), fue creciendo y manejándose por sí mismo.

La primera vez que no pude controlarlo, sucedió de repente. Yo solté el humo y pensé en una mujer con un niño, tomados de las manos. Pero no se formó aquella imagen, sino el rostro de una persona. Luego, se disolvió y volvió a formarse otra imagen: un corazón, que luego se disolvió también.

No logré identificar el rostro. Pero aquella duda se resolvió cuando una hora y media después, me enteré del fallecimiento de mi abuelo por un ataque al corazón.

Traté de no atribuirlo a lo que hacía con el humo. Podría ser coincidencia. Pero mi propio abuelo siempre me decía que no había que mentirse a uno mismo. Volví a fumar y en cada expiración se formaban figuras de personas muriendo de diversas formas. Sólo a veces, pocas veces, reconocía a alguien y luego me enteraba de su muerte. Las otras, no había nada que hacer al respecto. Entonces, surgió la pregunta: “¿Podré hacer algo por las personas que conozco? ¿Sus muertes estarán premeditadas de tal modo que sea un acto irreversible del destino? En ese caso, ¿por qué razón se me ha dado de evidenciar estas cosas si no puedo interceder?”

A medida que seguía pasando el tiempo, me fui acostumbrando a esto y ya no me hice más preguntas retóricas, sino que comencé a intentar interceder en las muertes de personas conocidas. Pero no había mucho tiempo entre la visión y la consumación.

En una sola ocasión pude evitarlo y fue cuando estaba junto a la persona cuya muerte fue anunciada por el humo.

Luego de eso, ya no pude hacerlo nuevamente.

Nunca pensé en alguna divinidad malvada manipulándome para su entretenimiento al darme esta visión, que bien podría ser un poder salvador, hasta que vi morir a mi madre y el hecho se llevó a cabo sin que pudiera hacer nada.

Entonces sí lo pensé.

Y tuve dos opciones.

Elegí la primera que se me ocurrió y dejé la segunda como Plan B: dejé de fumar, aunque fuera muy difícil.

Durante dos semanas tuve las peores pesadillas de mi vida. Sufría terribles dolores en todo el cuerpo. De noche soñaba y de día veía toda clase de cosas horripilantes. Sea como fuere, aquello era peor que fumar. Así que, volví a hacerlo.

Los siguientes tres meses volví a lo anterior: visiones dibujadas por el humo. Más personas conocidas muriendo bajo el martillo dictador de alguien que se reía de mí.

Era momento de poner en práctica el Plan B y hacerlo rápido.

Encendí un cigarrillo, rodeé mi cuello con una soga, lancé una nubecilla de humo y salté de la silla. Antes de desvanecerme, vi mi propia imagen dibujándose en el aire y difuminándose con la misma rapidez con que emergió de mi garganta. Seguida a la imagen de mi rostro, apareció la de una munición que fue quien destruyó la de mi cara.

Me salvaron en el momento justo antes que se me acabara el aire.

Desde entonces, van doscientos días que no salgo de mi casa ni he vuelto a fumar y no puedo evitar vislumbrar a esta vida como un camino infinito lleno de humo y rostros difusos que nunca terminan de formarse.







(*) Escritor riogalleguense.