google5b980c9aeebc919d.html

sábado, 4 de abril de 2020

EL CUENTO DE HOY




CRIMEN IMPUNE

Por Martha Perotto (*)




A principios del siglo pasado un hecho marcó al pueblo: una muerte violenta se había producido y las circunstancias llevaron a pensar que el asesino pertenecía a la pequeña comunidad.
“Alguno de los nuestros es un asesino”.
Después hubo un momento de terror y también de distensión cuando se comenzó a hablar de un espectro. La primera vez, la fantasmal aparición había asustado a las viejas que iban a vender sus productos al mercado; luego se supo que había subido a la torre de la iglesia haciendo sonar las campanas a todo vuelo a las tres de la mañana. Los vecinos habían corrido hacia el templo con velas en la mano, todavía en camisón, Cuando llegaron, el espectro había desaparecido. 
Todos murmuraban que si el fantasma existía, era probable que él hubiera cometido el asesinato.
Después… después el tiempo pasó; el muerto fue olvidado, pero el espectro jamás.
Sin embargo, alguien sonreía a escondidas cuando escuchaba la historia y se felicitaba por haber sido tan ingenioso. “Tienen razón, el fantasma y el asesino somos la misma persona”.





(*) Escritora de El Bolsón. Este cuento fue tomado de su libro “En la variedad está el cuento” (Imprenta “La Loma”, El Bolsón, 2011).

miércoles, 25 de marzo de 2020

EL POEMA DE HOY




SIEMPREVIVA


Por Magdalena Pizzio (*)




 En la buhardilla de mis sueños
recorro el jardín de la infancia
con las manos abiertas al susurro
del aura en el rubor de las plantas.

Sangre amor, rojo rosal del muro
perfume que acarició mi alma
cabellera nívea de azares 
y un limonero trepando descalza.

Aún veo la sombra contra la ventana
con sonrisa tierna cose y canta
su corazón teje pimpollos enamorados
que la madreselva, afuera, atrapa.

Sólo quedan las paredes vacías
ni una foto tampoco estampas
mientras el lucero me mira arriba
con sus ojos de fría plata.

En la muralla atemporal del tiempo
me visita su ángel fantasma
coronada de capullos y rocíos
siempreviva, jardín y nácar.




(*) Escritora neuquina. Este poema fue tomado de su libro "Laberinto entre la vida y la muerte"(Imprenta La Piedad, Bahía Blanca, 2009).

domingo, 22 de marzo de 2020

OBRAS DE AUTORES PATAGÓNICOS





COMENTARIO DE UNA OBRA LITERARIA RECIENTEMENTE EDITADA 
(EN FORMATO AUDIOVISUAL)

"TESTIMONIOS NOVELADOS" DE OLGA  STARZAK  (*)




Los recursos que ofrece Internet son de suma utilidad para lectores y escritores. Para los primeros porque acceden  a una cantidad de libros que años atrás era inimaginable; y más allá del gusto o no de leer "directamente de la pantalla" sus páginas o tomarse el trabajo de imprimirlas y disfrutar de una lectura más  tradicional, no puede negarse el placer que constituye disponer de una biblioteca universal. En tanto para los segundos, porque cuentan con diversas alternativas a fin de presentar sus creaciones; ya sea editándolas en blogs, páginas web y plataformas similares, ofreciéndolas a la venta -o gratuitamente- en formato digital; o recurriendo a cualquier otra variante que la tecnología y su ingenio le permitan. Una de esas maneras novedosas es la que ha elegido la escritora trelewense Olga Statzak para difundir su última obra, "Testimonios novelados": el modo audiovisual que ofrece el sitio YouTube.

Ya con anterioridad el escritor Carlos Ferrari había difundido su novela "Visiones de la Torre" en forma de audio, al que se podía acceder desde una página web. El autor ponía, de manera periódica, un capítulo de la obra "al aire"; como en esas clásicas radionovelas por entregas que fueron populares hace algunos años atrás. En el caso de Olga Starzak también ha publicado su creación en episodios secuenciales -una introduccion y nueve capítulos-; atendiendo al tiempo de audición del lector-oyente. El hecho de ser una narración oral, implica la importancia de que el locutor tenga las condiciones adecuadas;  buena pronunciación, voz clara, correcta dicción, una entonación acorde... y en esto, la autora, que es quien lee su propio texto, sale airosa.

Pero como bien reza el título de esta página,  la intención no es hablar de las características técnicas del medio para propalar la obra -aspectos, la computación e informática, de los que este escriba poco sabe-, sino del texto en sí desde el punto de vista literario.  "Testimonios" es una recopilación de los relatos orales que Eduardo Starzak, el padre de la escritora, narró a su hija; y que ésta trasladó al papel para conservarlos, previo a volverlos a su forma verbal a fin de difundirlos por YouTube.

Nacido en Trelew en 1922 y recientemente fallecido, Eduardo Starzak fue un testigo privilegiado del desarrollo de la zona a lo largo del tiempo. Los múltiples oficios que realizó, entre otros, telefonista, maquinista de la usina eléctrica, empleado de correos, le permitieron conocer con profundidad tanto el ambiente urbano como el rural; por lo que sus narraciones guardan interés para los historiadores que quieran profundizar en algún aspecto específico del ayer de la zona. Pero también cada uno de los acontecimientos.que vivió, en una época en la que no se disponían de todos los adelantos de la actualidad, poseen un tono de aventura que su hija escritora supo rescatar; y a los que noveló y dio su habitual estilo atractivo y ágil, que ya conocemos por sus anteriores obras. Muchos de los sucesos muestran una faceta divertida,  otros no tanto; pero todos cautivan a quien los escucha. Para el valletano estos relatos tienen el valor agregado de despertar recuerdos personales, según la edad del auditorio, a medida que se mencionan lugares, hechos, personas.

El medio de edición elegido en esta oportunidad por la autora es interesante; y se ofrece como una posibilidad para que los escritores patagónicos difundan sus obras. La modalidad en cuestión ya ha revelado su capacidad de llegar a cualquier lugar del mundo; y sin dudas la "Audio Literatura" es una opción que se debe tener presente al momento de decidir una publicación. Más allá de esta certeza, el libro impreso sigue siendo el medio que, por diversos motivos, estará siempre vigente en la intención del escritor.  Y una obra como la que se comenta aquí, por su importancia para el conocimiento del pasado regional y la amenidad de su contenido, tiene como destino ineludible la impresión en soporte papel.



J.E.L.V.



(*) "Testimonios Novelados". Starzak, Olga. Edición audiovisual de la autora. Se puede acceder a través de YouTube o de Facebook con este link: https://www.facebook.com/eduardostarzak/

jueves, 19 de marzo de 2020

LIBROS DE AUTORES PATAGÓNICOS



COMENTARIO DE UN LIBRO RECIENTEMENTE EDITADO
“GORRIONES DE LA NOCHE” POR JORGE CURINAO (*)


“Gorriones de la Noche”, de Jorge Curinao, hace un nuevo aporte a la Literatura regional con un estilo poético a tono con los tiempos que corren: el micro- poema. Así como la narrativa ensaya el micro-cuento y el micro-relato, la poesía también busca incursionar en sus manifestaciones minimalistas. No es el aforismo, el refrán o la máxima. En la línea del haiku japonés de tres líneas, del pareado español de dos, se llega al verso único, al verso mono-lineal. Esta técnica, que ya tuvo y tiene diversos antecedentes y cultores, como Antonio Porchia y Alejandra Pizarnik, es la que el autor riogalleguense eligió para expresarse. Son cuarenta poemas, la mayoría de una oración, algunos de dos y los menos de tres, que a razón de uno por hoja –para dar mayor contundencia a su brevedad– pintan con trazos precisos el universo íntimo del escritor. 

Porque de eso se trata el libro. En los poemas que integran sus cinco textos anteriores, el poeta acostumbró a sus lectores a sumergirse en un mundo conformado por sus espectros, que son los de todos; pero que él con su Arte logra volcar al papel. En “Gorriones de la Noche” vuelve a ese mundo; aunque busca reducirlo a su expresión mínima. Y el efecto que obtuvo, luego de cinco años de paciente elaboración, es un conjunto de obras en las que no sobra ni falta una palabra; y que están tan concentradas, al modo de la materia en el punto que precedió al Big–Bang, que al ser leídas generan en el lector un estallido de ideas. Cada micro- poema es un disparador para originar, merced a la sensibilidad de quien lo lee, un cosmos de pensamientos y sentimientos. A partir de ese verso inicial, el lector puede agregar, arriba o abajo, todas las líneas que quiera y que su creatividad le inspire.

Al recorrer la obra, surgen una serie de “palabras clave”, parecidas a las de esos listados que aparecen al pie de ciertos artículos de la red, algunas de las cuales se repiten varias veces y otras no tanto. Como “perro”, “puente”, “pájaros”, “viento”... Pero cada uno de esos términos tiene un significado particular en el universo del bardo. O varios. Cada vocablo es en realidad una metáfora de otros tantos. Por eso cuando, fruto de su afán sintetizador, el párrafo de un poema en prosa se sublima en unas pocas líneas, esas “palabras clave” fijan el mensaje que el artista quiere hacer llegar. Con seguridad, otra de esas palabras es “gorriones”. En las páginas del libro hay gorriones del día y gorriones de la noche. Estos últimos, los que figuran en la ilustración de la tapa, son muy significativos para el autor; porque son los recuerdos vividos en un ambiente nocturno que estimuló en su juventud su pasión por la Literatura y su numen creador.

El libro se presenta en una edición muy cuidada y prolija, realizada por Remitente Patagonia. La fotografía de tapa, muy estética y elocuente, es del mismo escritor. En las solapas puede encontrarse una breve biografía del poeta y el detalle de sus obras anteriores. El prólogo, ubicado luego de la dedicatoria “A Lunita”, es de Noelia Palma. Al iniciarlo la prologuista manifiesta: “¿Dónde habita la noche para el poeta Curinao? ¿Qué nido construyó dentro de su poesía para que podamos los lectores ser gorriones y álamos?”. Y más adelante: “¿Sobre qué hebra de luz construyó Jorge Curinao su nido para resistir los vientos de su propia poesía?”.

También la contratapa tiene una nota introductoria que, entre otros aspectos, expresa: “… “breve” no es sinónimo de “efímero”. La calidad de efímero, otra de las características de la actualidad, no cabe a la presente obra, porque, sin duda, estos “Gorriones de la noche” están destinados a perdurar y a convertirse en referentes ineludibles de la Literatura Patagónica”. Como es lógico, quien escribe estas líneas no puede dejar de hacer suya esa opinión.

Ya es tiempo de dejar que los gorriones vuelen; con un vuelo por los cielos sureños, y seguramente de otras latitudes lejanas, que se desea exitoso para el escritor y su creación. Por eso, para dar fin a este comentario y a título de colofón, se transcribe uno de los micro-poemas del libro, que tiene mucho de síntesis de toda la obra y pinta al autor de cuerpo entero:

Mi tristeza viene de los puentes, no de la noche

J.E.L.V.




(*) “Gorriones de la noche”. Curinao Jorge. (Trelew, Remitente Patagonia, 2020). Contacto con el autor: jorgecurinao06@yahoo.com.ar

jueves, 12 de marzo de 2020

EL RELATO DE HOY




VIAJE EN TREN A PLAYA UNIÓN

Por Iris Lloyd (*)



Al fin, al fin andaría en tren. La excitación era tan grande que casi no la podía soportar. Tenía trece años y era la primera vez que andaría en tren. Metí con mucho cuidado mi boleto en mi monedero y subí muy tiesa al vagón de primera. Olía a cuero, todos los asientos eran de cuero color beige, reluciente por el uso. Me senté con mucho cuidado en asiento individual y traté de abrir la ventanilla. La estudié con detenimiento tratando de descubrir por dónde se abría. Me sentía perpleja. Sólo tenía una tira de cuero en la parte inferior de la ventanilla, la toqué y luego tiré suavemente pero no pasó nada. Muda por la timidez y desconocimiento del ambiente me quedé observando lo que pasaba a mi alrededor cuando de pronto, “tan, tan”, el sonido de la campana casi me hace saltar del asiento y con un “¡Chuuuuuu, chuuuuuu!”·ruidoso y lleno de humo, el tren comenzó a andar lentamente.

El vagón casi se había llenado y frente a mí se sentó un niño muy desenvuelto que con movimientos seguros tomó la tira de cuero de la ventanilla, tiró hacia arriba, la empujó un poco hacia afuera y la largó de golpe. Con razón yo no podía abrirla, era para abajo y no para arriba que se abría.

El tren fue tomando cada vez mayor velocidad y ya salíamos de Trelew hacia Playa Unión.

Con mucho cuidado intenté los movimientos del niño frente a mí y abrí la ventanilla. El aire que entraba hizo que el pelo se me volara para todos lados y con satisfacción dejé que mis ojos se perdieran en el paisaje.

¡Qué distinto a los Andes! Aquí no había montañas, ni bosques, ni arroyitos claros, las lomas chatas y marrones mostraban verde sólo en los lugares en que el hombre había sembrado y el agua marrón corría lenta, encerrada en zanjas abiertas para regar. Sin embargo era una vista plácida, transmitía paz.

“Boletos, boletos” el guarda entró en el vagón gritando para alertar al pasaje. Todos buscamos en bolsos, carteras, monederos o bolsillos. Tomé nerviosamente mi boleto y cuando la seria se paró frente a mí, se lo pasé (daba miedo así de uniforme, con gorra y tan serio).

“Boletos, pases y abonos”, tomó mi boleto sin una sonrisa, lo perforó y me lo devolvió con un: “- Cuidado con perderlo, es de ida y vuelta”.

“Chucu, chucu, chucu” seguía corriendo el tren, pero un silbato largo y estridente nos hizo saber que estábamos llegando a Rawson. Redujo la marcha y anduvo despacio, despacio hasta que se detuvo. Unos pasajeros bajaron y otros subieron y pronto el tren estuvo lleno de gente que iba a disfrutar el día soleado. Otra vez la campana, otra vez el silbato y ahí partimos a Playa Unión.

Ya no había lomas, sólo pampa y unos yuyos secos y achaparrados. Pero también había algo más. Perpleja miré hacia adelante, de donde venía la brisa y entonces me di cuenta; claro, era el olor. Un fuerte olor a sal, a pescado, en fin, olor a mar.

Había ruido en el tren. La gente se conocía y hablaban entre ellos en voz alta pero sus palabras se perdían, pues mi interés estaba en lo que había allá afuera, cuando… sí, ahí estaba. Unas casitas bien alineadas frente a un manchón inmenso color gris azulado, que no era otra cosa que el mar. Eso era Playa Unión, el lugar de vacaciones y los días felices de arena y sol. Todo se sumaba para que fuese algo extraño, el ruido del tren, la gente, el olor a mar. Por un momento me sentí pequeña y sola, pero la figura conocida de mi hermana esperándome en el andén me trajo la seguridad perdida por un segundo. Feliz bajé los escalones corriendo a contar la primera experiencia en tren.




(*) Escritora chubutense. Este relato está tomado de su libro “Patagonia gringa” (Edición de la autora, Buenos Aires, 2004). El texto hace referencia al servicio de tren que llegaba a Playa Unión, activo entre 1921 y 1961. Fue muy usado por la población del Valle para concurrir al balneario. En el espacio entre los dos carriles de la doble trocha Rawson – Playa Unión, existe un monumento recordatorio con trozos de rieles y durmientes sobre  una alcantarilla. Está señalizado con un cartel.