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martes, 15 de enero de 2008

LA NOTA DE HOY

EL COMIC Y LA FICCION HISTORICA

Por Carlos Dante Ferrari*

La evolución del “comic” en distintos países a lo largo de los tiempos nos muestra un variado abordaje a distintos ejes temáticos: humor (donde abunda la creación de personajes de enorme celebridad), ciencia ficción (de la mano de superhéroes), medieval, policial, guerra, westerns, literatura infantil ,etc.

No muchos ejemplos abundan en cambio de la historieta como un recurso para difundir capítulos de la historia. En España, hacia fines de la década del ‘80, se publicó la “Historia de España” en formato de comic con dibujos de Félix Carrión y guión de Jorge Alonso, obra que obtuvo excelentes resultados. A esta serie le siguió en 1992 la “Historia Universal Ilustrada”, un proyecto que, quizás por su excesiva ambición y un formato poco dinámico, no recogió la recepción esperada por parte del público.

En Argentina han habido algunas historietas de ficción dedicadas a recrear aspectos de la historia nacional entre las que podríamos mencionar, por su larga trayectoria, “El Cabo Savino” de Carlos Casalla, ambientada en la época de los fortines y malones en la llanura pampeana. En la actualidad es imprescindible citar la tarea llevada a cabo por la colección “La Historieta Argentina” bajo la dirección de Felipe Pigna, con la participación de Esteban D’Aranno, Julio Leiva, el mismo Felipe Pigna y Miguel Scenna, quienes han producido títulos muy interesantes, tales como “San Martín”, “Las invasiones inglesas” y “Bouchard, el corsario de la Patria.”

Entre los años 1990/91 el profesor Virgilio González y el dibujante y artista plástico Horacio Marras, desde Gaiman –una rica y constante usina cultural valletana- unieron genios y capacidades para emprender un proyecto en común. Habían decidido plasmar en formato de historieta dos episodios trascendentes de la historia del Chubut: la incursión de Simón de Alcazaba y Sotomayor en 1535 para tomar posesión de la Gobernación de Nueva León en nombre de la Corona Española y la excursión de la Compañía de Rifleros del Chubut encabezada por el gobernador Luis Jorge Fontana, en 1885.
Para nuestra fortuna, ambos trabajos fueron publicados en una edición limitada del año 1992 titulada “CHUBUT - La Historia en Historietas – 2 Relatos ilustrados de nuestro rico Pasado”.

En ambos casos puede apreciarse, por una parte, la formidable capacidad de síntesis de Virgilio González y su habilidad para narrar, en acertada elección, los pasajes más relevantes de esos sucesos. Y a la vez, como complemento imprescindible, las ilustraciones de Horacio Marras nos muestran ese increíble don que tuvimos ocasión de conocer en sus manifestaciones incipientes, durante nuestra infancia compartida, cuando Horacio ya nos sorprendía improvisando las ilustraciones y caricaturas que luego fueron perfeccionándose, primero a través de los cursos de dibujo a distancia y más tarde con su paso por Bellas Artes en Buenos Aires, de donde regresó convertido en un sólido artista plástico, con personalidad bien definida.

Virgilio y Horacio: una fusión de talentos. Las coordenadas del tiempo y del espacio quisieron reunirlos por primera vez en esa pequeña y mágica dimensión gaimense. En mayo de 2006 se nos fue Virgilio González, y hace poco tiempo, Horacio Marras apresuró su viaje hacia la misma dimensión.

¡Cómo no extrañarlos, si eran dos almas imaginativas y románticas que vivían tratando de contagiarnos sus sueños...!

Los pienso en algún recóndito plano de existencia, elaborando nuevos proyectos en común para seguir contándonos historias a través de imágenes y textos imperecederos.

*Escritor chubutense.





viernes, 28 de diciembre de 2007

NUESTRO SALUDO DE FIN DE AÑO


Desde nuestro comienzo en septiembre de 2007 hasta hoy hemos recibido más de 2.600 visitas, lo cual nos compromete a seguir perseverando en el camino elegido.

LITERASUR desea agradecer el estímulo de los amigos que nos han venido acompañando hasta hoy, y en especial, a nuestros colaboradores habituales, quienes ya se han integrado en forma definitiva a este proyecto.


Para el año que se inicia, planeamos mejorar y sistematizar las entregas habituales con la incorporación de nuestra página web, que operará en forma simultánea e interactiva con este blog, a fin de poder ofrecerles todo el material informativo de manera más completa y ordenada.


Durante el mes de enero próximo, mientras abordamos la tarea de organizar el plan de trabajo para el 2008, nos tomaremos un breve período de descanso.


Desde Literasur les decimos entonces:

¡Hasta pronto y MUY FELIZ AÑO NUEVO!

miércoles, 26 de diciembre de 2007

DONDE EL DIABLO PERDIÓ EL PONCHO


COLABORA HOY:
* Jorge Eduardo Vives

LEONARDO TUSO, UN ESCRITOR PATAGÓNICO




Cuando se escriba la historia de la literatura patagónica habrá que rescatar muchos nombres del olvido. Uno de esos nombres es el de Leonardo Tuso.

Nacido el 25 de noviembre de 1902 en Montevideo, Tuso alterna su infancia y adolescencia entre su ciudad natal y Buenos Aires. Concurre a la Universidad de La Plata, sin alcanzar a concluir su carrera de abogacía. Se inicia entonces en el periodismo. Trabaja en Buenos Aires con Botana y Constancio Vigil. A los 25 años ejerce un cargo directivo en la revista “Atlántida”. Hacia esa época se casa con Livia Zulma Echazarreta y decide afincarse en el sur; decisión en la que incide su espíritu aventurero. Aunque tenía antecedentes familiares, por cuanto su abuelo materno –cuyos restos descansan en Comodoro Rivadavia– estuvo junto con sus dos hijos entre los primeros pobladores de Sarmiento.

Entre 1929/1930 Tuso ejerce como Juez de Paz en Río Senguerr y su mujer, maestra, es directora de una escuela rural. En esos años escribe sus cuentos patagónicos, los que recién en la década del 80 y lejos de la Patagonia, en la ciudad de Montevideo, se publican con el título de “Fue por donde el diablo perdió el poncho”. Algunas páginas fueron escritas en el establecimiento rural “El Porvenir”, de don Custodio Alfredo Sisto, quien era además gobernador del territorio del Chubut. A la caída del gobierno de Hipólito Irigoyen, Sisto pierde su puesto. Igual suerte corre Tuso, por lo que debe marcharse del sur. No sólo sus cuentos lleva el escritor de la Patagonia: también a una hija, Ana Maria, nacida en Sarmiento.

Regresa a Montevideo, donde inicia su carrera política, y llega a ser a los 32 años diputado por el partido Colorado. Actúa en la prensa escrita, la radio y la televisión. Se desempeña como presidente de la Asociación Uruguaya de Escritores. Incursiona siempre en las letras, tanto en narrativa, como en poesía y en teatro. Entre sus obras se destacan las piezas teatrales “Pares Dobles” y “El río contra el muro”, el libro de poemas “Y estos versos...” y el volumen de relatos “El amor anda en los cuentos”. Fallece en Montevideo el 6 de junio de 1991.

Con respecto a sus cuentos patagónicos, el crítico literario uruguayo Adolfo Rodríguez Mallarini, al ponderar la calidad literaria del libro que los reúne con motivo de su aparición en el año 1981, dice: “El libro que nos ocupa luce el subtítulo de “Diez relatos del Lejano Sur” y ambienta su acción en la Patagonia de las primeras décadas del siglo presente. En ese territorio meridional de la República Argentina, expuesta a las consecuencias de una geografía inhóspita y de flagelos terribles, tales como el analfabetismo, la ignorancia, la violencia y el homicidio impune. “la muerte andaba siempre suelta” y “las noticias llegaban tan despacio como las autoridades” ... a esa región sureña, de sorprendente similitud física y existencial con el Far West solían llegar hombres “singulares y audaces”, aventureros siniestros que hicieron suponer a muchos lugareños la posibilidad de que fue “por esos escabrosos andurriales donde el diablo perdió el poncho”.

El estilo de Tuso es realista, sin distorsiones ni eufemismos. Se relaciona con la tradición de escritores como O’Henry, Jack London, Stephen Crane y sobre todo, Bret Harte. La técnica de Tuso es similar a la de estos autores, enriquecida con una temática patagónica. Lo vemos, por ejemplo, en la resolución imprevista de sus relatos; como es el caso de “Las botas amarillas”, que narra la historia de un crimen sin castigo cuya víctima es un honesto vecino, “responsable” de haber denunciado a un delincuente.

Al finalizar su crítica, Rodríguez Mallarini expresa: “Fue por donde el diablo perdió el poncho” enriquece la auténtica literatura nacional”. Se refiere a la literatura uruguaya. Deberíamos decir que también enriquece a la literatura patagónica.

Nota: al autor quiere agradecer a las señoras Alejandra Tegli y Martha Tuso, sobrina nieta e hija de Leonardo Tuso, respectivamente, los datos sobre el escritor que figuran en este artículo.

*Escritor y poeta chubutense.


domingo, 23 de diciembre de 2007

GRANDES POETAS


Hoy:
VICENTE HUIDOBRO*


HORIZONTE


Pasar el horizonte envejecido

Y mirar en el fondo de los sueños
la estrella que palpita

Eras tan hermosa
que no pudiste hablar

Yo me alejé
Pero llevo en la mano
Aquel cielo nativo
Con un sol gastado

Esta tarde
en un café
he bebido

Un licor tembloroso
Como un pescado rojo

Y otra vez en el vaso escondido
Ese sueño filial

Eras tan hermosa
que no pudiste hablar

En tu pecho algo agonizaba

Eran verdes tus ojos
pero yo me alejaba

Eras tan hermosa
que aprendí a cantar



*Poeta chileno (1893-1948)







martes, 18 de diciembre de 2007

EL "COMIC" COMO EXPRESIÓN ARTÍSTICA






Colabora hoy:

Carlos Dante Ferrari*


LAS GRANDES DUPLAS DE LA HISTORIETA Y SU APORTE A LA CULTURA


Suele ser un tópico concebir la historieta como un género destinado primordialmente al lector infantil y/o juvenil, cuyos contenidos podrían conjeturarse, por ende, un tanto livianos, de mero entretenimiento, con cierta dosis de frivolidad o fantasía y tal vez sin grandes pretensiones intelectuales.

Claro está que, como todas las generalizaciones, esta es una visión no sólo deformada e inexacta sino, por encima de todo, injusta.

El “comic” es un género de arte mayor, por más que puedan existir expresiones –quizás no poco abundantes–de escasa calidad. Al fin y al cabo, esto sucede en todas las ramas de arte, y sin embargo, nadie se atrevería por este motivo a calificar la pintura, la poesía, el cine o la música como géneros menores.

Hay dos elementos básicos que confluyen para la elaboración de una tira: el texto y la imagen. Y hay un tercero, que es la concepción estética y unificadora de ambas expresiones. Esta última, lejos de ser secundaria, es la que probablemente le da mayor cohesión y sentido al producto final.

Muchas veces la “gran” historieta ha sido producto de un único autor, aunque en la actualidad lo más común es que se asocien en un proyecto común un dibujante y un guionista. Esas uniones de talentos han brindado obras memorables. Hemos conocido a lo largo de décadas las grandes duplas mundiales: Freixas y Blasco en España, Ross y Duval en Inglaterra, Uderzo y Goscinny en Francia (nada menos que con “Asterix” y “Obelix”) o Siegl y Shuster en U.S.A. (“Superman”), por sólo nombrar algunas de las más destacables.

En la Argentina, hoy en día se considera pacíficamente que la historieta comenzó con “Caras y Caretas” a partir de 1898 (sí, también en esto hemos sido precoces). Excedería los límites de este espacio hacer una reseña completa de los antecedentes nacionales. Lo cierto es que nadie ignora la trascendencia artística y la perdurabilidad de las obras de Dante Quinterno (“Patoruzú”), Fontanarrosa (“Inodoro Pereyra”), Quino (“Mafalda”), o a Divito, Lino Palacio, César Bruto, Oski, Landrú... La lista sería supernumeraria.

Pero estábamos refiriéndonos en particular a las duplas. Aquí es forzoso citar entonces a Oesterheld (con Pratt, con Breccia, con Solano López, etc.) , a Cammarota y Mordillo, a Rapela y Leyes, a Robin Wood (con Vogt, con Salinas), a Trillo (con Altuna, con Breccia, con Dose, con Saccomanno, con Saborido...), a Sasturain y Patricia Breccia...

Toda enumeración es una segura lista de omisiones, y es inevitable por tanto que esté olvidando figuras de enorme rango; pero por fortuna, la historia del comic argentino no se escribirá a partir de esta modesta reseña.

En la nota siguiente, merced a la gentileza de Literasur y gracias al espacio brindado, me referiré a una dupla chubutense que “hizo historia” en forma de historieta, en el literal sentido de la expresión.

Estoy hablando de Virgilio González y de Horacio Marras.

Hasta la próxima.

* Escritor chubutense.