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jueves, 25 de marzo de 2010

LA NOTA DE HOY




EL MODELO “DEL SAUCE”

Por Jorge Eduardo Lenard VIVES




Cierta vez, recorriendo en muy amable compañía el Museo Regional “Emma Nozzi” de Carmen de Patagones, acerté a pasar delante de una vitrina que exhibía un plato de porcelana decorado con motivos de color azul. El objeto me recordó de inmediato un grato momento de mi niñez: la hora del té en casa de mis abuelos, donde se utilizaba esa misma vajilla azul.

Hacia esa época – unos cuantos años ha -, leyendo una vieja edición del “Tesoro de la Juventud” archivada en la biblioteca familiar, encontré casualmente el relato que daba lugar al dibujo. El modelo, del que también se encuentran ejemplares en el Museo Regional de Gaiman, es llamado “del sauce”; nombre sin dudas merecido porque un ejemplar de este tipo de árbol domina el gráfico. Por eso también se la conoce como “porcelana Willow”. Al fondo, un lago; al frente, dos casas separadas por un brazo del estanque y un puente que lo franquea, cruzado por tres figuras humanas. Las construcciones, las siluetas, el bote que navega el lago, recuerdan una escena oriental.

De hecho, el motivo representa una historia de la China de los mandarines. Al respecto existen dos versiones: una, que fue de allí donde el modelo fue tomado en el siglo XIX para decorar la porcelana producida en algunos países europeos y especialmente en Inglaterra, lugar desde el que se difundió a otras partes del mundo. La otra versión, menos romántica, sostiene que el dibujo fue obra de un artista inglés, Thomas Minton, hacia el año 1790; y la leyenda en realidad es una fábula creada por algún escritor imaginativo inspirado en el gráfico.



Sea cual sea el origen, la tradición dice que las imágenes cuentan la historia de Kung Chi, una bella joven china que se enamoró de Chang, el secretario de su padre, hombre de pocos ingresos. El progenitor de Kung Chi, como es usual en estos casos, quería casarla con un pretendiente rico. Pero su hija no tenía deseos de hacerlo, por lo que su padre la recluyó en una casa al extremo del jardín para que reflexionase. Crecía frente a la vivienda un sauce, y un poco más allá un frutal, en cuya contemplación pasaba Kung Chi sus días. La visión de sus hojas y flores le daba alegría; ¡con qué poco se divertía la pobre mujer! Un día Chang le escribió una carta para invitarla a huir con él. Pero temiendo que su correo cayera en manos del irascible padre, tomó una cáscara de coco, le puso una vela para darle calidad de insólita embarcación; y después de colocar dentro su mensaje, la lanzó al lago y siguió su derrotero hasta que la vio llegar a manos de Kung Chi. La joven contestó por el mismo medio, aceptando la proposición; pero le aclaró que, si tenía valor, debía ir a buscarla. Chang tuvo valor; fue hasta la prisión de su querida y se la llevó consigo, sin olvidar el cofre de joyas de su novia que seguramente les sería útil para afrontar sus primeros días de vida en común. Al cruzar el puente por el cual debían a la fuerza escapar del jardín, fueron sorprendidos por el padre; quien comenzó a perseguirlos. Iba adelante Kung Chi, la seguía Chang con el cofrecito en sus manos y atrás el padre, blandiendo un látigo. No los alcanzó, y los novios se refugiaron en una casa en la orilla opuesta del lago, donde vivieron felices. Pero el otro pretendiente, despechado y enfurecido, logró ubicarlos; y cuando los enamorados se hallaban en el interior disfrutando de su intimidad prendió fuego a la humilde casa. Así murieron entre las llamas Kung Chi y Chang; aunque su espíritu continuó viviendo bajo la forma de las dos aves que sobrevuelan la escena.

Recorriendo los detalles del dibujo se puede ver reflejada toda la historia, la casa del jardín y la de la isla, el puentecillo, las tres siluetas cruzándolo, los árboles. Pero hay otros trazos que completan la escena: una pagoda al fondo del lago, un bote navegándolo. ¿Son detalles del relato que el cronista no registró? Como sea, no cabe duda que la contemplación de un dibujo tan cargado de sentido como éste, impreso sobre las formas armónicas y elegantes de un antiguo juego de té, combina un placer estético con la sensación de estar leyendo un mensaje del pasado. Y nos lleva a pensar que todos los objetos que nos rodean pueden tener una historia oculta. Lo importante es saber descubrirla.


Nota del autor: Quiero agradecer a la señora Rosa Spampinato y al señor Alejandro Zangra la excelente visita guiada que me permitió disfrutar del Museo Regional de Carmen de Patagones, en una de cuyas vitrinas hallé la vajilla con el dibujo “del sauce”. Y también quiero agradecer al señor Lucio González, del Museo Regional de Gaiman, haberme mostrado los platos con el mismo motivo que se encuentran en ese museo; traídos por los colonos galeses.


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domingo, 21 de marzo de 2010

LA NOTA DE HOY



En el puesto de barro, el último arreo


por Jorge Gabriel Robert



En el puesto, la gente está impaciente. Los peones, venidos de la Estancia mayor, se inquietan observando que las ovejas se acercan al bebedero y es necesario alejarlas. Todos hablan del último arreo. El molinero observa que la tarde anterior, el viento se ha llevado algunas aletas y será necesario, urgente, reponerlas.

Por ahora, la preocupación es el gran arreo que se acerca. Juan Cancelas, el gran capataz de arreos, ha logrado reunir dos mil lanares que, previo aviso y permiso de los terratenientes para el cruce, deberá llevar hasta Mancha Blanca, un paraje rionegrino entre San Antonio y Valcheta, para luego ser embarcado en ferrocarril hacia el norte. Se dice que será el último arreo. Estamos frente al puesto de barro, un rancho con dos habitaciones de barro y coirón con techo de chapa, dependiente de la estancia La Maciega en el dpto. Florentino Ameghino. Aquí habita el domador de la estancia, don Olegario Cardoso, su esposa Benicia (embarazada) y sus siete hijos.


Los mayorcitos varones, ya están sobre el lomo de los potros. Las damitas, ya hacen tortas fritas, cuando hay harina o consiguen galletas y bolsitas con azúcar que dejan los arrieros. Se dice que por ahí, por el puesto de barro, pasará el último arreo, porque una flota de camiones estará en la ruta para cambiar la historia y dar un impulso al progreso y el traslado de semovientes.
Cardoso ya tiene la primera tropilla de zainos lista a entregar, prepara los gateados, acostumbrado a entablar tropillas de un pelo y le preocupa la llegada del gran arreo, el molino descompuesto, y no sabe si esa noche los chicos tendrán para comer. Para colmo, un potro se ha mancado en la última ensillada corcoveando. Un disgusto más para el patrón que los acumula a fin de justificar el despido del puestero domador qué agrandó mucho su prole. Adónde irá con sus siete criaturas y otra por llegar?

La noche se insinúa tranquila. El gran arreo ha llegado descansado, a manos de Juan Cancelas y sus peones; se comienza a preparar el campamento, con techitos de lona, algunos fueguitos para el asado, que serán prolijamente apagados luego, las pavas listas para el mate, la galleta en bolsa, colgada de un molle, y en pocas horas comenzará la ronda que consiste en pastoreo con perros adiestrados, que la hacienda se mantenga tranquila, no se desparrame y permanezca al abrigo de inoportunos visitantes nocturnos, como zorros, gatos monteses, peludos, etc.; precaución que el capataz incluye en su profesionalidad para arrear animales lanares, tan lejos de sus lugares de origen.

La noche, plácida, serena, en el campo presagia algunos misterios; en los hombres crea supersticiones como el chistido de una lechuza, que nadie ve entre los montes o la cercanía de la luz mala que trae reminiscencias de viejas leyendas. El facón, inmutable en la cintura. El caronero, es siempre el revólver. Observemos la luna que intenta filtrarse entre las nubes como ayudando a despejar cualquier duda temerosa en la oscuridad.



La hacienda no ha sentido el estrés del camino: bien alimentada, satisfecha en su sed, comienza a moverse. Un sol rojizo, como desperezándose ante el rol que le toca ejercer, apaga los últimos vestigios de servidumbre que la luna ha prestado y proyecta tomar el mando del día. El último arreo patagónico con destino a Mancha Blanca, parte desde el puesto de barro. El molino ha sido acondicionado a la perfección de manera que pueda reponer su agua con las primeras brisas de la tarde. El molinero, hombre cabal y ducho en sus quehaceres, personaje de confianza en la patronal, vuelve a la estancia e informa en la administración, las novedades acontecidas que se registrarán en el libro diario.

En el puesto de barro, pese a la pobreza y la promiscuidad por la escases de medios y exenta la parte sanitaria indispensable, un niño o una niña va a nacer. La mamá embarazada, queda al amparo de Dios que esta vez ha enviado un invisible ángel de la guarda para presidir el acto de luz a un ser que impone su diminuta presencia con su llanto, único sonido que logra emitir. Es una niña. Las tres hermanitas mayores rodean el alumbramiento, mientras los cuatro varones observan desde el umbral. Se llamará Juana. Un vetusto almanaque colgado de un clavo en la pared marcado con lápiz rojo indica que es 24 de noviembre de 1944. En letras mayúsculas dice: CASA FINAT- DE SIMON FINAT – CABO RASO (ramos generales). Un segundo almanaque expresa: Tienda LA CASTELLANA de Manuel Graña, Rawson Chubut.- No marca cuándo se quitó la última hoja del día final de diciembre, ni el año una vez finalizado; queda el cartón de adorno en los muros de barro sin pintar y muestra una publicidad agonizante.

El reloj del tiempo movió sus engranajes llevándose los años como si fueran de juguete. Por el puesto de barro, no pasaron más arreos. Juan Cancelas, el capataz independiente, optó por el camión, y Olegario Cardoso, que había llegado a ese puesto recomendado por amigos de la zona de Azul, con su tropilla entablada y el inicio de su familia, deshizo su patriarcado. Los niños que la pobre madre no pudo llevar, fueron derivados a familias conocidas, de buen pasar.




Sesenta años más tarde, ya en pleno siglo XXI, una hermosa mujer decide volver a visitar el antiguo hogar de sus padres y hermanos donde ella nació. Es Juana; la niña del berrinche. Desde su domicilio en Buenos Aires, donde ha formado una excelente familia, viene a volcar sus emociones e intenta abarcar con sus brazos lo que fue su casa hoy derrumbada y el árbol que sí, resiste los embates del pampero, la desolación y el abandono, aunque ya nadie necesita de su sombra.


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miércoles, 17 de marzo de 2010

PRESENTACIÓN DE UNA NUEVA NOVELA








El próximo viernes 19 de marzo, a las 19:30 horas, en los altos del Salón de la Asociación San David de Trelew, Carlos Dante Ferrari presentará la novela de su autoría titulada "Visiones en la Torre".

Ambientada en la Torre de Londres en el siglo XVII, la obra narra las asombrosas experiencias de dos reclusos condenados a muerte durante los pocos días que les toca compartir en una oscura celda de la fortaleza, mientras aguardan ser ejecutados en el patíbulo de la Colina.
Esta historia fue publicada por entregas semanales en Internet entre junio y octubre de 2009 a través de un blog
http://visionesenlatorre.blogspot.com e incluyó, además, una versión en audio grabada por el propio autor, concebida como recurso adicional para no videntes.
La obra ha sido editada por Simurg (Buenos Aires, 2010) y será presentada por la escritora Olga Starzak.

La presentación es abierta a todo el público.



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lunes, 15 de marzo de 2010

EL POEMA DE HOY




PATAGONIA



Por Diego Martín Antón




Comprenderé la libertad absoluta

cuando peregrine en el seno de tu calma,

ante tus parajes impúberes de tiempo.

Emanarán sin dudar los sueños, mis alas.

Seré como el viento en tus desiertos,

seré mar insolente en tus playas,

montañas, desfiladeros, deshielos.

Firme meseta para tus ansias.

Me impregnaré en tus ríos viajeros

y en tus lagos coloridos deseo.

Decorar los cielos que te apañan.

Encontraré la paz irresoluta

en tus vírgenes llanuras,

en tus valles prósperos.

En tu naturalidad, mi calma.

Eres edén inagotable de viajeros,

rocas de colores, prados ancestrales.

Mágicos atardeceres y dulce silencio.

Es en ti, Patagonia mía…

Que se hacen libres

los pensamientos,

la magia de tu suelo

son sustentos claros.

Para los que buscan inspirar sus sueños.



Diego Martín Antón, poeta trelewense, autor del libro “Lunera”. Su obra puede ser disfrutada en el blog http://www.antondiegomartin.blogspot.com/. En un “comentario del autor” dice de su creación: “Escribir y ser leído es una satisfacción inenarrable, se crea un nexo de sensaciones mágicas, interactuando entre las palabras y los hechos. Es por ello, amigo lector… las cosas que escribo nacen para ser leídas bajos estos claros contextos”.


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jueves, 11 de marzo de 2010

LA NOTA DE HOY





VILLALONGA TAMBIÉN ES PATAGONIA



Por Jorge Eduardo Lenard VIVES


Al cruzar con rumbo sur el puente de la Ruta 3 sobre el río Colorado, en inmediaciones de la localidad de Pedro Luro, es fácil advertir que se ingresa a la Patagonia. Algunos rasgos del ambiente geográfico, como la presencia del viento, la arena, la sequedad del clima, cierto tipo de vegetación, son características típicas de la región austral; y, pese a la mayor feracidad de esos campos respecto a otros más meridionales, estos rasgos no pueden ocultarse. Indudablemente, el partido de Patagones, provincia de Buenos Aires, es parte de la Patagonia.
Unos kilómetros al sur del puente se abre el acceso a Villallonga, una de las localidades que integra el partido. En esa ciudad pujante, plena de vida económica, social y cultural, María Tránsito Zúñiga, encargada de la Biblioteca “Presbítero Raúl Entraigas”, tiene el don de realizar milagros literarios. Cotidianamente, hace el milagro de introducir a los jóvenes alumnos de su taller “Cómplices de sueños” en el maravilloso mundo de la literatura. Y, cada dos años, su milagro es organizar un brillante Encuentro de Escritores de alcance internacional, con la asistencia de reconocidas personalidades del quehacer literario y de un número importante de artistas prestos a compartir sus creaciones con el público.
La eficacia de su tarea para acercar los chicos de Villalonga a la poesía, se refleja en dos importantes logros: la activa participación de sus alumnos en concursos, en los que obtienen excelentes resultados; y la inclusión de sus obras en diversas publicaciones literarias. Basta recordar, por ejemplo, su intervención en la última Feria del Libro de Gaiman, en el año 2009, en la que recibieron varias distinciones; o la inserción de sus poemas en los “Quaderns de poesia”, editados en Barcelona ese mismo año por la editorial Nostre Club, Les Planes.
Respecto a los encuentros bienales de escritores, su organizadora reúne autores de todo el país y también de Chile; y presenta figuras de reconocida trayectoria en el ámbito literario, como Poldy Bird y María Kodama. María Zúñiga, como nativa de Bariloche que es, tiene su mirada puesta al sur, por eso a sus encuentros concurren muchos artistas regionales; entre los que se puede recordar a Mario Cabezas. Estas reuniones presentan una realización impecable que logra María en forma casi artesanal; producto de su dedicación. El último encuentro se realizó en febrero de 2009; por lo tanto el próximo será realizado en el año 2011; al que su mentora ya está abocada.
Por su obra, María fue nombrada “Primera persona ilustre” de Villalonga; a propuesta de varias instituciones escolares y de bien público. Tuvo además muchos otros reconocimientos, pero sin dudas el que prefiere es el que le hacen sus alumnos del taller literario con su concurrencia cotidiana. Sin embargo, no sólo introduce a otros en el mundo de la literatura; también participa activamente de él. De “Aleteos”, un volumen editado por la Municipalidad de Patagones con poemas de sus alumnos y algunos de María, se pueden tomar estos versos de su poema “Zonas grises” como ejemplo de su creación:

“La noche
– con su ausencia de luz -
ata y desata las bocas de los fantasmas
saciadas de preguntas”

Villalonga es parte de la Patagonia; por lo tanto, sus escritores también son escritores patagónicos. Y es María Zúñiga, con su labor silenciosa y persistente, quien se encarga dar vida y hacer brillar sus creaciones.


Nota: Se agradece a la Sra. Rosa Spampinato y al Sr. Mario Cabezas el haber hecho conocer a Literasur la importante actividad cultural desarrollada por la Sra. María Zúñiga.


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domingo, 7 de marzo de 2010

LA NOTA DE HOY



Perspectivas


Por Jorge Baudés



Lo viejo, ¿es viejo? ¿lo vemos viejo? O lo envejecido es nuestra visión para ver las cosas?
Dicen que envejecemos a partir del primer día luego de nuestro nacimiento pues la vida es un camino unilateral, sin retorno. Los objetos que rodean nuestra cotidianeidad van perdiendo a nuestra percepción la frescura de los primeros momentos compartidos. Así ocurre también con las relaciones humanas y también con los recuerdos. Hablamos de viejos amigos, de viejos recuerdos, y de glorias pasadas que desempolvamos de la memoria, arrumbadas en algún viejo rincón de nuestra conciencia.
Desechamos por vieja la ropa y los enseres. Remodelamos nuestra casa para que no se le note el transcurso de los años pues sentimos que nosotros mismos estamos caminando al lado de ella en un sistemático deterioro de ambas estructuras. Viejos miedos nos acechan, negros pensamientos que provienen de las lúgubres oquedades de nuestro Ser, envejecido...

En los orígenes del Hombre, sin embargo, el anciano representaba la sabiduría, el acopio de experiencias y el criterio desapasionado, que constituía un bálsamo y guía para sus desorientados jóvenes pueblos. Ellos se constituían en Concejos. Eran venerados por sus consejos. Luego el tiempo comenzó a correr más rápido y la gente con él, tratando de ganarle tiempo al tiempo. De llegar antes aunque sin saber a ciencia cierta hacia dónde o para qué. Entonces el tiempo empezó a envejecer también y tiñó de gris el camino de regreso. El hombre se detuvo, recorrió con su mirada sus propias huellas y se vio reflejado a si mismo en el viejo camino, gris, solitario, silencioso..

Pero un día despertará de su sueño gris, de su sueño aturdido, de su loco frenesí. Despertará mirando delante suyo y rejuvenecerá. Verá entonces que la naturaleza subsiste a pesar nuestro, que el agua aún corre aunque la contaminemos, que el aire se renueva y nos sigue nutriendo aún sin merecerlo y, sobresaltado descubrirá que no existe el tiempo. Que todo es simultáneo. Que lo joven y lo viejo son diferentes facetas de un mismo prisma. En definitiva, distintas perspectivas de una misma realidad.

Entonces, habrá nacido un nuevo Hombre...tal como anuncian las profecías...




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miércoles, 3 de marzo de 2010

LA NOTA DE HOY

LA VIDA
La tierra, el mar y el aire




Los que hemos vivido la mitad en el campo, notamos que la naturaleza misma nos arrastra a convivir más con otros seres vivientes que con nuestro mismos congéneres. Los comprendemos, los amamos y por supuesto si podemos sacar tajada favorable, los matamos para alimentarnos de ellos y apropiarnos de su piel para nuestro abrigo u otro beneficio. Para el caso de los animales de tierra, pongamos como ejemplo al guanaco; de estirpe silvestre, no se resigna a convivir con los humanos, se torna agresivo si lo obligan a domesticarse. Huye siempre del hombre, en general, su predador.
En el mar, un medio que hemos usurpado, salvo los peces que involucramos en nuestro comercio, los pingüinos son nuestros mimados, los consideramos pájaro bobo o pájaro niño porque notamos un parecido con nuestro modo de ser o nuestro modo de caminar. Y es curioso, los hemos observado y admirado su idiosincrasia. En la imagen que sigue, un grupo de pequeños, en edad ya de caminar, ha abandonado momentáneamente sus nidos, y a pesar de no estar al alcance de su vista el mar, por donde sus progenitores volverán a traerles el alimento, esperan que estos lleguen con el buche lleno de pececillos y observan el mar que no conocen y será el medio natural de sus vivencias por el resto de sus días hasta que si la suerte no los acompaña, una orca hará de ellos su plato favorito.


En tierra, en lugar de sus cuevas donde de un huevo nacieron, a cada uno de ellos espera un hermano (son dos) en cada nido. Sus nidos (hogares) están alejados del mar, bien con el frente al sol, necesitan mucho de su calor para incubar y durará seis meses el desarrollo del pichón hasta que el plumín le sirva para nadar. Y el tercer medio que compartimos con otros seres vivientes es el aire.


Las aves, los pájaros, que con sus trinos endulzan nuestra vida, son dignos de ser estudiados y uno de sus períodos más subyugantes son el tiempo de las aves migratorias que se juntan en inmensas bandadas para trasladarse de uno a otro continente por pura magia de la naturaleza. Pondré como ejemplo el chorlo, que acá en las costas del atlántico, en la ribera patagónica, llega en primavera, incuba en lugares de canto rodado muy fino y del color de sus huevitos, escondidos así de sus predadores. Una vez en condiciones de volar, las pequeñas avecitas, forman un grupo homogéneo, que es algo así como una nube de pájaros capaz de nublar el sol y emprenden su viaje hasta zonas en que la sabia naturaleza les ha designado para vivir con buena alimentación hasta la fecha de retornar por el mismo sendero visible solo para ellos y así mantener la especie.

Jorge Gabriel Robert


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domingo, 28 de febrero de 2010

LA NOTA DE HOY

A UN MES DE LA MUERTE DEL GRAN ESCRITOR ARGENTINO




Tomás Eloy Martínez: una herencia Periodística y Literaria



Conocí a Tomás Eloy Martínez cuando en el año 2007, invitado por el Grupo Jornada, visitó la Ciudad de Trelew.
A decir verdad mi primer encuentro con él se produjo mucho antes: al mismo tiempo que mi cita con la literatura de alto vuelo. Acababa de leer Santa Evita y había quedado cautivada por la prosa eximia, audaz y certera de esa novela de ficción escrita por un investigador nato que, sumido -tal vez impactado- por la misma emoción que después vivirían sus lectores, descubría los inhiestos vericuetos de la muerte, del cadáver de una líder política.

Entonces ya había sido seducida por la prosa de Martínez y enseguida busqué las huellas de su talento en otras de sus obras, primero en La novela de Perón, después en El vuelo de la reina, más tarde en La Pasión según Trelew. Últimamente en Purgatorio.

Cuando en la oportunidad citada concurrí a la conferencia que ofreció en el Museo Egidio Feruglio no buscaba más que escuchar la voz de alguien que ya admiraba profundamente. Recuerdo que al ingresar al auditorio y encontrarme con su rostro me invadió una intensa emoción. Era consciente de que estaba frente a un ícono de la Literatura Argentina, aquel periodista que –como pocos- pudo amalgamar ambas pasiones y entregarse a su público como entrega la orquídea sus flores: en forma sucesiva, perdurable y hermosa.
E
staba invitado -y así fue presentado por la locutora- para hablar de su obra La pasión según Trelew, sin embargo, con la facultad que le otorgaba -no tanto su trayectoria como sus propios años- explicó que no hablaría de ese tema del que tanto había y se había dicho; muy por el contario quería dedicar la tarde a conferenciar sobre los puntos en común del periodista y del escritor. ¡Y vaya con la maestría que lo hizo! De más está decir que al escuchar estas últimas palabras mi alegría se potenció a límites insospechados y debí disimularla porque, gran parte de los presentes -puedo asegurarlo- sufrió una especie de decepción (parece ser natural que las personas deseen que una y otra vez sangren las viejas heridas). Tanto que algunos hasta se retiraron, lo que me permitió, gloriosa, ocupar un asiento y disfrutar a mis anchas del doble regalo que me ofrecía su presencia.
Podría contarles, como si lo hubiese escuchado ayer, los aspectos que consideró a la hora de hablar de la escritura, tanto para quien informa como para quién hace literatura. No dejó lugar a dudas de cómo una profesión no sólo se alimenta sino que necesita de la otra. Que la suma de ambas es lo que logra la diferencia: calidad en el lenguaje, en el decir y en el estilo; la que produce esos textos inolvidables, escritos con la destreza y técnica de un literato que tanto puede narrar la realidad a través de una prosa poética o transfigurarla a través del texto.

Él creía, y luchaba porque así sea concebido, que el periodismo era, en sí mismo, un arte.
A lo largo de esa charla en el Mef, estudiantes, hombres públicos y oyentes en general desplegaron sus preguntas, a veces con la sola intención de pronunciarse, otras –las más- por sonsacar del intelectual firme y decoroso que tenían frente, la opinión que considerarían indiscutible.
En mi caso, y a pesar de mi temperamento impulsivo, de la curiosidad y mi afán de seguir escuchándolo, no pude emitir una palabra: estaba conmocionada por su profesionalidad pero muy especialmente por la modestia que, infranqueable, mostró en cada una de sus opiniones, anécdotas, experiencias; en sus manifestaciones de desesperanza y otras de optimismo, en el recuerdo a los amigos, en los relatos de su paso por las distintos escenarios de editoriales, diarios, revistas y universidades.

Esto sólo es una brevísima reseña de su pensamiento porque no es este el momento ni el objetivo de este escrito. Tampoco hablarles de su biografía, ni de sus obras, ni las prolíficas actividades que ha desarrollado a lo largo de su vida. Ya lo han hecho en todos estos días, todos los medios gráficos de la zona, de la Argentina, de Latinoamérica y Europa.

Sí decirles que también fue la conmoción la que me quitó las palabras el domingo 31 de enero a la noche, cuando leí en la primera plana de un diario, que había fallecido Tomás Eloy Martínez.

Hoy, a un mes de su viaje eterno, surgen estas palabras como un simplísimo homenaje al hombre que le dejó a la literatura y la sociedad toda el legado indiscutible de sus obras pero también de su hombría de bien, de sus preocupaciones por las causas justas, su sentido humanístico, su valor por la cultura, su amor a la familia y su devoción por la amistad.



Olga Starzak

Febrero de 2010




Tomás Eloy Martínez, periodista y escritor, murió el 31 de enero pasado en Buenos Aires, después de una larga enfermedad. Había nacido en Tucumán el 16 de julio de 1934.
Licenciado en Literatura Española y Latinoamericana (Universidad Nacional de Tucumán y Maestro en Literatura (Universidad de París), desempeñó múltiples actividades como guionista, ensayista, crítico de cine, columnista, editor, y corresponsal. Entre sus obras mencionamos las novelas Sagrado, Santa Evita, La mano del amo, La novela de Perón, La Pasión según Trelew, El vuelo de la Reina, Purgatorio.



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lunes, 22 de febrero de 2010

EL CUENTO DE HOY





Shaida

Por Olga Starzak





No podía apartar de sus pensamientos a la pequeña Behjat. Se la habían arrebatado, sin piedad, mientras participaba de un acto público bregando por los acuciantes derechos de las mujeres de su tierra. Entre latigazos y abusos verbales, los opresores fueron separando a las manifestantes y las azotaron con devastadora crueldad. A Shaida le partieron un palo en los tobillos y la sometieron a la invalidez. Con su pie derecho quebrado en cien pedazos y el dolor encarnizado en el alma, se arrastró hasta la vereda de esa calle, testigo diario de lágrimas y sangre.
Su hija de casi dos años estaba, ahora, custodiada por miradas asesinas. La habían despojado de su madre, de su cuerpo cálido y de su único alimento. Como tantos miles de niños, su destino estaba en manos del abominable poder de misóginos.
En algún momento que no podía recordar, Shaida fue rescatada por aliadas y asistida en uno de los pocos hospitales que, en forma clandestina, recibían diariamente a decenas de mujeres degradadas.
Cuando el estado de confusión comenzó a disiparse y el dolor la dejó pensar, gritó con desesperanza el nombre de su hija. Sus compañeras le prometieron que la buscarían; recorrerían los campos de concentración hasta dar con ella.
Sabía que sólo estaban tratando de consolarla. En el estado en el que se encontraba no podía, por el momento, hacer nada para aliviar tanto sufrimiento. Sin embargo, prometió, en nombre de Behjat, que nada ni nadie le impedirían intentar el reencuentro. Vivía, como muchas otras, atormentadas por las diarias persecuciones ultramachistas que habían prometido exterminarlas. Sólo por pedir caridad, sólo por exigir que se las tratara como seres humanos. Cuando sus piernas ulceradas comenzaron a tomar fuerza, fue derivada a un centro de refugiadas. En colectivos encubiertos, en la oscuridad de una noche impregnada de olores nauseabundos, viajaron hacia el exilio.
En aquel lugar, mientras no pudo hacer otra actividad, Shaida bordó, cosió e hizo otras manualidades para ser vendidas. Agobiada por el hambre, la discriminación y el desasosiego, encontró en la organización que la cobijaba el único sostén que le permitía escapar de la locura o el suicidio. Unos meses después, acompañada de su mahram, un hombre que compartía sus ideales, partió hacia la región endemoniada. Apresada en su jaula de tela, en el agobiante calor de un verano mucho más apesadumbrado que otros, emprendió la búsqueda.
Recorrió las mismas calles en las que meses atrás viera torturas y linchamientos; calles transitadas por hombres saciando su lujuria y escupiendo improperios. Hombres poseídos por el fanatismo y la ignorancia. Hombres que no eran hombres.
Recordó cómo, inmersa en el bélico escenario en el que se había convertido la tierra de sus padres, arriesgaba cada día su vida formando parte de un grupo que, con muy pocas posibilidades, luchaba sin cesar por un país diferente.
Rememoró el día en que parió a su hijita, ya sin padre; y soñó para ella una vida digna.
¡Tenía que encontrarla!
Siempre escoltada por su mahram buscó en orfanatos y hospitales, en centros de refugio clandestinos y en casas de familias protectoras. La imaginó rescatada por sus compañeras. Y cuando ya no le quedaron lugares para visitar, la imaginó en manos de los talibanes. Se derrumbaron, entonces, sus fuerzas.
Pasó días y noches albergada por familiares de su esposo muerto en combate, sumida en la depresión. Suplicó al mismo Dios por el que otros cometían barbaries. Oró cinco veces al día por obligación y otras tantas por desesperación. Buscó su rostro en cada niño que cruzó, le habló a su pequeña en las largas noches de insomnio. No la abandonó ni cuando, desfallecida en la miseria, no tenía energías ni siquiera para caminar.
Mendigó en calles desiertas evitando el castigo del opresor. Mojó con lágrimas, innumerables veces, la tupida red que cubría sus ojos. Y cuando el cuerpo ya no pudo resistir, su acompañante la llevó de regreso a Pakistán, único lugar en el que, en ese momento y en esas condiciones, podría evitarse su muerte.

Shaida sobrevivía gracias a las permanentes atenciones de mujeres que, como ella, tenían tallado en el corazón la insignia del horror. Se desesperaba al querer recordar el rostro de su amada hija; y comprobaba que se habían apropiado hasta de su memoria.

Pasaron varios años. La resignación llegó para ella como llegaba para todas. Acostumbrada a las pérdidas y la desolación, ocupaba sus días solidarizándose con otras refugiadas en una causa común que no estaba dispuesta a abandonar. Los fundamentalistas seguían sus rastros como el lobo sigue al de su presa; sin pausa… sin tregua.

Despojada de la burhka, trabajando la tierra y de cara al sol, Shaida fue sorprendida por una adolescente que -horas atrás- había llegado al hogar. La jovencita se acercó y le ofreció su ayuda. Si alguna vez hubiera visto su propio rostro reflejado en un espejo, no le habría sido difícil encontrarlo ahora en el de esa muchachita. Reparó en sus manos: le faltaban dos dedos. Observó sus ojos opacos y la mirada perdida. El sufrimiento metido en su piel.
-Fue sólo por pintarme las uñas –susurró.
-Ven, ven conmigo criatura. No será impedimento para que me ayudes a cosechar. Empieza por allí. ¡No podrán con nosotras… no podrán! Algún día venceremos. Llámame Shaida; ven, ven conmigo, ¿cómo te llamas?
-Behjat. Me llamo Behjat.




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viernes, 19 de febrero de 2010

CONCURSO LITERARIO

BASES DEL XXXIX CONCURSO

INTERNACIONAL DE CUENTOS DE

GUARDO-2.010



1ª.- Se establecen los siguientes premios:


1º de 1.200 euros, patrocinado por la Diputación de Palencia, más trofeo de vidrio artesanal guardense y conmemorativo al mejor cuento presentado de tema libre.


2º premio de 400 euros, patrocinado por Caja España y trofeo de vidrio artesanal de Guardo para el mejor cuento presentado por autor palentino (nacido o residente en Palencia o provincia).


2ª.-Los cuentos serán originales, inéditos, con extensión máxima de cuatro folios, Din A-4 escritos por una sola cara, a dos espacios, con carácter de ordenador 12 y se presentarán por TRIPLICADO, sin firmar y CON PLICA.


3ª.-Los envíos se harán por Correos ordinario al GRUPO LITERARIO GUARDENSE, Avda. de Asturias, 28- 34880-Guardo (Palencia)- ESPAÑA, no admitiéndose el envío por internet.


4ª.- Los autores palentinos que opten al 2º premio lo harán constar en la cabecera de su trabajo.


5ª.-No podrán presentarse los ganadores en ediciones anteriores.


6ª.-El plazo de admisión finaliza el 1 de MAYO del 2010.


7ª.-La entrega de premios y lectura de cuentos premiados tendrá lugar en un acto cultural dentro de las fiestas patronales de San Antonio, en Guardo, en el mes de junio, cuyo día y hora se comunicará previamente.


8ª.-Es requisito imprescindible para obtener los premios el presentarse los autores galardonados, si éstos residen en la Península, para leer su trabajo premiado en el citado acto cultural.


9ª.-Los trabajos premiados quedarán en propiedad de la Organización, para su posterior publicación, sin que por ello tenga que devengar a los autores ningún derecho. Los cuentos premiados se publicarán en la página web del Grupo Literario Guardense.


Y 10ª.- Los trabajos no premiados, no serán devueltos y destruidos después del fallo del Jurado.


ORGANIZA: el Grupo Literario Guardense


PATROCINA: Diputación de Palencia.


COLABORAN: Caja España, Ayuntamiento de Guardo, la editorial ARUZ de Palencia y DISEÑO PROMAIL,S.L. DE Guardo


Para mayor información visite esta página WEB:


http:// www.grupoliterarioguardense.blogspot.com





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domingo, 14 de febrero de 2010

LA NOTA DE HOY




CIELOS PATAGONICOS



Por Jorge Eduardo Lenard VIVES


Es fácil percibir la bidimensionalidad esencial de la Patagonia: por un lado el mar, por otro la meseta. En estas páginas se ha descrito más de una vez cómo la literatura regional indaga en esta doble vertiente. Pero la realidad regional es tridimensional; al mar, a la tierra, hay que sumar el aire. ¿Se refleja ese tercer ámbito, el espacio aéreo, en la literatura regional? Aunque en principio no lo parece, a poco de andar se encuentran muchos escritores que incorporan los cielos sureños a sus creaciones.


El ejemplo más conocido es el de Antoine de Saint Exúpery y su “Vuelo Nocturno”. Escrita en 1931, cuando el artista aviador se desempeñaba como director de la Aeroposta Argentina; filial de la compañía francesa “Aéropostale” para la cual trabajaba, no fue su primer obra; pero sí la que comienza a hacerlo conocido en el mundo literario. “Las colinas, bajo el avión, cavaban ya su surco de sombra en el atardecer”. De esa manera se inicia la novela; y también el trágico vuelo del piloto Fabien y su anónimo “radio” hacia la noche. Si bien el argumento principal pasa por los avatares del aeroplano en medio de la tormenta que lo sorprende entre Comodoro Rivadavia y Trelew; una parte fundamental de la obra es el contrapunto de Riviere, jefe de tráfico aéreo, dominado por el cumplimiento del deber, con Robineau, el inspector, sensible a los sentimientos del personal a su cargo.



Muestr
as no menos importantes son las creaciones de Rufino Luro Cambaceres, “Huellas en el cielo austral” y “Rumbo 180”. Este piloto argentino fue compañero de proezas de Saint Exupery, a quien sucede como Director de la flamante “Aeroposta Nacional”. Sin embargo, al contrario del aviador francés, su fama como escritor no logró opacar su tarea como piloto. “Rumbo 180” es una crónica, escrita con lenguaje poético, de los primeros años de la aviación en la Patagonia. El autor describe así uno de sus primeros vuelos en la región: “En la amplitud de un panorama que todo lo llenaba el azul gris de su cielo interminable; el azul violáceo de ese mar que se perdía en el horizonte como otro cielo más oscuro y profundo; y el verde de los montes patagónicos, que lejos en la apreciación posible de las alturas, semejaban un verde prado, salpicado aquí y allí con las gotas claras de sus lagunas secas...”. Su otra obra, “Huellas en el cielo austral”, es un conjunto de bocetos de situaciones y personajes de esa “belle epoque” aérea; donde hechos ficticios se suceden a crónicas reales; todos con el mismo lenguaje pleno de calidad literaria.


Pero son varios los autores que incorporaron a las letras este ámbito de la Patagonia. Entre esas obras que, por falta de una buena difusión, permanecen un poco ocultas, pero que merecen ser conocidas, encontramos “Entre nubes, Patagonia y viento” de Marcelo Augusto Conte. Es una interesante novela que describe las vicisitudes atravesadas por los pilotos que vuelan los cielos patagónicos; enfrentando los fuertes vientos y las bajas temperaturas, condiciones meteorológicas desfavorables para aeronaves y aviadores. Con una redacción sumamente amena, narra el viaje de ida y vuelta que realiza, en el año 1969, la tripulación de un Twin Otter perteneciente a una ficticia aerolínea comercial entre Comodoro Rivadavia y Bariloche; un recorrido lleno de aventuras y de referencias al paisaje y a las costumbres patagónicas que revela el profundo conocimiento de la región por parte del autor. Conte se retiró de la Fuerza Aérea Argentina luego de volar treinta años como piloto de transporte; de sus once mil horas de vuelo casi el cincuenta por ciento fueron sobre la Patagonia. Esta circunstancia hace que su libro tenga una verosimilitud que lo torna apasionante.


También desde el cuento se incursionó en la temática: “Vuelo“ de Rodolfo Peña, es un recuerdo hacia el Aeroclub, esa institución señera de la cual el autor formó parte como piloto y de donde extrae el material para su relato. En cuanto a la literatura testimonial sobre el asunto, el mejor representante es Raúl Larra y su obra “La conquista aérea del desierto”; cuyas páginas traen el recuerdo de Cambaceres, Zanni, Palazzo, Parodi, Pluschow y otros aviadores pioneros.


Aire, agua, tierra... las tres dimensiones patagónicas se reflejan en su literatura. Sin dudas, estos ámbitos dan lugar a muchos argumentos que pueden motivar a los escritores regionales.



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viernes, 12 de febrero de 2010

NOTICIAS CULTURALES

Registro Provincial de Escritores


La Secretaría de Cultura del Chubut comunica a los escritores provinciales que continúa en vigencia la actualización del Registro Provincial de Escritores que se lleva a cabo en el Departamento de Estudios Lingüísticos y Literarios. La misma es de carácter anual.

El objetivo de esta convocatoria tiene como fin la actualización de la base de datos con que ya dispone el Departamento, con el propósito de poder tener en cuenta a los escritores de nuestra provincia en los programas y acciones culturales.

Por cualquier consulta pueden dirigirse a la siguiente dirección de correo electrónico:
literatura.cultura@yahoo.com.ar o bien a los teléfonos que figuran más abajo, a fin de obtener el formulario correspondiente para la inscripción.



Lic. Carolina Wheeler
Dto. de Estudios Lingüísticos y Literarios
Secretaría de Cultura del Chubut
Dr. Federicci 216 (9103) Rawson
Tel.: 02965 - 484563 - 483147/848/697 int 261



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domingo, 7 de febrero de 2010

EL POEMA DE HOY



EN LA NIEVE

Por Ana María Manceda




La noche está allí, detrás de las ventanas.
La nieve se refleja posada en las hierbas
y cuelgan las estrellas de las ramas heladas de los árboles.
Con solo estirar mi brazo, aún a través del límite de los vidrios
podría tomarlas para adornar mis ojos.
Si la valentía me sorprendiera abriría la puerta
y recostada en la hierba nevada
tomaría un baño de luz sonriendo a la noche
con mis ojos adornados de estrellas
que cuelgan de las ramas heladas de los árboles.
Pero sigo mirando detrás de las ventanas.
Mi aliento, llanto de recuerdos empaña los vidrios.
Me rebelo.
Rotos los vidrios estallan en la nieve,
yo también, rota, estallada,
yo también en la nieve, me rebelo.




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