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martes, 30 de octubre de 2007

MÁS NOVEDADES SOBRE EL SIMPOSIO

El IV Simposio sobre Bandoleros Norteamericanos en la Patagonia exhibe una cartelera tan atractiva como prometedora. Los organizadores ya han publicado la lista de participantes, disertantes y panelistas que concurrirán desde otros países –Chile, Inglaterra, U.S.A.- y también desde distintos puntos de la Argentina para llevar a cabo este interesantísimo intercambio cultural.

Quienes estén interesados en conocer los objetivos del encuentro pueden visitar la página de Marcelo Gavirati, Patagonia Histórica

También recomendamos visualizar la lista de participantes y los resúmenes de las presentaciones y conferencias.

Del 16 al 18 de noviembre de 2007, Cholila estará engalanado por la presencia de un distinguido grupo de disertantes, en un ambiente donde volverán a flotar las reminiscencias de aquellas épicas aventuras que todavía siguen siendo terreno fértil para la investigación histórica, y también para la creación literaria.

lunes, 29 de octubre de 2007

EL CUENTO DE HOY


CRISTALES DE ESPERA


Tal vez debiste prestarle más atención a todas esas prevenciones. Si hasta Aldo te lo advirtió en esta misma sala, dos días atrás, mientras le comentabas tu entusiasmo acerca de ese libro. “Con eso no se juega”, ¿recordás...? El mismo mensaje iba implícito en las miradas reprobatorias de Nora, en el silencio sugestivo de Nacho cuando le comentaste el asunto.

Pero no hubo caso. Igualmente quisiste “experimentar”. Algo que la mayoría de los nuestros aguarda ansiosamente durante siglos. Y así llegó mi hora afortunada.

Cuando te sentaste frente al espejo (desde donde he espiado esta zona de tu intimidad durante tanto tiempo) nos miramos atentamente el uno al otro, como siempre. En verdad, sólo me limité a devolver tu imagen, con la entrega complaciente de quienes nos ha tocado en suerte la cristalina dimensión del mundo de las apariencias. Sólo que esta vez supe que sería distinto. Lo delataba el brillo de tus iris, las pupilas dilatadas, esa extraña y persistente concentración en tu mirada.

Casi lo logro en el primer intento. Sin embargo, fue preciso volver a insistir, porque de pronto vacilaste. Estabas entrecerrando los párpados y al distraer levemente tu atención por un instante, se interrumpió el hechizo.

Todo estuvo a punto de frustrarse.

Pero estabas obsesionado. La segunda vez sentí que finalmente iba a ocurrir. Respiraste muy profundo, me miraste sereno, con firmeza, permaneciste quieto. Obedeciste fielmente las engañosas instrucciones.

Al cabo de tres minutos ya no sabías bien de qué lado estabas. A medida en que nuestras miradas se iban intensificando, tu éxtasis y el mío se fusionaban en una comunión de imágenes gemelas. Cuando comenzaste a dudar, yo ya había comenzado a adueñarme muy suavemente de tu cuerpo físico y empezaba a percibir esa sensación de tibiezas recobradas, de contactos casi olvidados.

Creo que ni siquiera llegaste a percibir el momento en que se produjo el intercambio transpersonal, tu conversión de solidez material en puro reflejo lumínico, en energía sutil y capturada.

Ahora no te hagas ilusiones. No cometeré la equivocación de volver a colocar el espejo en su sitio. Simplemente diré que se rompió, y de aquí en más permanecerá guardado en el desván, hasta que el destino decida favorecer otro intercambio.

Sé que cuando eso ocurra estarás allí, solitario e impaciente, buscando en vano recuperar el cuerpo que ahora poseo, el que ahora extrañás y reclamás desde el silencio.

Más aún: juro que evitaré todos los reflejos. Hasta aquellos que surjan de los inocentes charcos de la calle.

No correré el riesgo de mirarte, de mirarnos, de distraerme o de dudar. Sería una estupidez de mi parte, ahora que he vuelto a apegarme definitivamente a este añorado universo de lo tangible.

Eber Girado

viernes, 26 de octubre de 2007

UN POEMA DE AMOR

TUS BESOS, MIS BESOS

Sumergirse en un lago

muy tibio

y cristalino;

sentir que por la piel

te corre y cosquillea

la resolana

de un tierno mediodía;

dejarse agasajar

por múltiples caricias

que te despiertan e incitan

el deseo;

imaginar el roce

anticipado de los cuerpos

que anhelan enredarse

en la penumbra;

beber tu aliento triunfal,

entrecortado,

tu grito de hembra

que exalta

y me convoca:

eso es, amor,

lo que me dan

tus besos.

Todo eso es lo que siento

al contactarse

tu boca

con mi boca.


E.G.

jueves, 25 de octubre de 2007

EL POEMA DE HOY




LA PUNTA DE FLECHA
(soneto)

María Julia Aleman de Brand*






Esta punta de flecha, que en su arcano

recuerda el historial de una batalla,

fue en un tiempo la piedra que restalla

ante el ojo avizor del araucano.


El indio que la halló, con diestra mano

afiló su perfil sin una falla;

le dio forma de flecha con su talla

y dejó de ser piedra, cuarzo vano,


para ser, de su tribu la venganza,

un eco de los toldos desprendido

acechando el malón y la matanza...


...hendió el aire detrás del alarido

mensajero feroz, punta de lanza,

con la muerte enancada a su silbido!


*Escritora y poeta chubutense



miércoles, 24 de octubre de 2007

NUEVA REVISTA

La Dirección de Cultura del Municipio de Trelew informa que se encuentran en los quioscos de Chubut los números 1 y 2 de la revista "Los Duendes. Historieta, humor y cultura en la Patagonia". Agrupa a dibujantes y escritores profesionales de Patagonia que publican a nivel regional, nacional e internacional. Cultura patagónica de exportación, con repercusión en medios gráficos de Capital Federal y el país.

Incluye a dibujantes de Chubut, Río Negro, Santa Cruz, Neuquén y La Pampa. Notas sobre cine patagónico, libros de autores patagónicos y una entrevista a Carlos Nine, un dibujante argentino considerado entre los mejores del mundo.

En Trelew puede conseguirse la publicación (números 1 y 2) en algunos escaparates anaranjados y en otros quioscos revisteros.

ACTIVIDADES CULTURALES


CONFERENCIA

El día 25 de Octubre a las 20hs. el Dr. David Williams brindará una conferencia denominada “Entretelones y Tolderías”.

La misma tendrá lugar en el Salón Auditorio de OSDE – Trelew -Pellegrini 262 - 1er.piso

La entrada es libre y gratuita.

martes, 23 de octubre de 2007

UN CUENTO DE ANTOLOGÍA

"Bajo de los Huesos" - gentileza de R.H.Comes- www.vistasdelvalle.com.ar

Las tijeras*


de Virgilio Zampini

Las había comprado en Liverpool el día antes de embarcarse para la Patagonia. La Colonia del Chubut sería su ocasión de ejercer el postergado oficio de sastre y quería hacerlo con una herramienta nueva. Por eso había recorrido ávido todos los comercios de la ciudad hasta dar con el modelo y la marca que siempre quiso.

Esa primera noche, en la hostería, guardó las tijeras bajo la almohada. Y se durmió mientras imaginaba el seguro siseo avanzado en las telas por las rayas de tiza.

El viaje duró dos meses. Dos lentos meses de 1865. A bordo, nadie sabía mayores cosas sobre la tierra de destino. Era, simplemente, un mañana distinto, un legendario horizonte americano.

Alguno que otro día, al sacar ropa de equipaje, su mano se demoraba en las tijeras. Y, de pronto, las tomaba, sentía su forma exacta, verificaba su callado filo.

Llegarían a Patagonia en invierno. Tal vez tendría que cortar algún abrigo, o el vestido de esa novia que veía todas las noches en cubierta.

Desde las tijeras, el futuro adquiría perfiles familiares.

Desembarcaron en Bahía Nueva. El puerto natural le pareció cautivante. Hacia el sur, la playa concluía en cuevas rocosas. Al norte, un acantilado blanco volvía el mar más azul. Al oeste, después de esas lomas pardas, debería estar el río de los sauces y las sinuosidades. Cargó su breve equipaje y resolvió escalarlas. Por momentos, sintió el placer de las tijeras en una tela nueva. Todavía escuchaba el himno que, allá en la costa, cantaban los viajeros. Y tarareó una estrofa mientras los perdía de vista.

La invariable meseta lo sorprendió. Él no conocía otra naturaleza que los campos de Gales: húmedos, verdes ondulados. Siguió andando. Quizás después de aquellos arbustos oscuros...

Cuando el sol se puso, se sentó a descansar. Ya no existían los puntos cardinales. Después quiso correr. Y a cada salto le crecían la noche y las tijeras.

Durante tres días, cruzó repetidamente sus propias huellas.

El equipaje comenzó a pesarle. Y lo fue alivianando. Este pantalón... esta chaqueta... estos zapatos. Y se quedó solo con sus tijeras.

La vidriera de Liverpool, el vestido de novia, la tiza en la tela, ardieron entonces en la sed, el hambre y el desierto, que le ganaron la entraña y lo volvieron un simple hilo.

En la meseta extranjera, irresistibles, las tijeras lo cortaron.


* Nota del autor: En el diario de Lewis Humphreys (pág. 18) se menciona la pérdida de David Williams. Durante el viaje que hiciera desde Gales, había guardado en sus bolsillos unos versos que sobre la imaginada Patagonia escribiera su compañero Aaron Jenkins. Tocó a éste, años más tarde, encontrar sus restos en un lugar que se conoció desde entonces como “Bajo de los Huesos”, ubicado entre Puerto Madryn y Rawson. Y una de las pruebas para identificarlo fue el hallazgo de los versos (Cf. Williams. Egryn. Aarón Jenkins, Revista El Regional. Gaiman. Julio 1978).

domingo, 21 de octubre de 2007

NOTICIAS LITERARIAS

Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes


Cristian Aliaga (45), oriundo de Darragueira, provincia de Buenos Aires y actualmente residente en Comodoro Rivadavia, acaba de ganar el primer premio de poesía del Fondo Nacional de las Artes 2006, con su obra «La sombra de todo».

El escritor es periodista y docente en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco de Comodoro Rivadavia, donde fundó la Editorial Universitaria. Fue director periodístico de Diario El Patagónico, y actualmente dirige el periódico El Extremo Sur y es columnista político de Radio del Mar.

Ha publicado cuatro libros de poemas: Lejía (Buenos Aires, 1988), No es el aura de Kant (Buenos Aires, 1992), El pasto azul (Buenos Aires, 1996) y Estancia La Adivinación (Buenos Aires, 1998).

Además es autor de varias antologías: Sur del Mundo, narradores de la Patagonia (Comodoro Rivadavia, 1992), Comodoro Rivadavia 1900-1940, años de imagen (Comodoro Rivadavia, 1994), Patagónicos. Narradores del país austral (Buenos Aires, 1997) y Los mejores relatos patagónicos (Buenos Aires, 1998).

La ceremonia de entrega de premios tuvo lugar el jueves 18 de octubre a las 19.00 en la Casa de la Cultura del FNA –Casa de Victoria Ocampo– en Capital Federal.

jueves, 18 de octubre de 2007

ACTIVIDADES CULTURALES

CYMANFA GANU-REUNION DE CANTO CONGREGACIONAL

La ASOCIACIÓN SAN DAVID de Trelew informa que el dia sábado 20 de Octubre a las 16 hs. en la antigua Capilla Galesa GLAN ALAW -de la Zona de Bethesda-ubicada en la margen norte del Río Chubut, en las cercanías de la localidad de DOLAVON, se efectuará una nueva reunión de Canto Congregacional -Cymanfa Ganu- invitando cordialmente a todos los interesados a participar del encuentro.
Es de destacar que esta Capilla, una de las más pequeñas del Valle del Chubut, se construyó en el año 1887.

PEQUEÑO TEMPLO SECRETO


Apago el motor y el paisaje me devuelve al instante toda la intensidad de su silencio. Un silencio sideral, profundo, extendido. Me bajo enseguida y salgo a caminar por el sendero aleatorio que voy abriendo a mi paso mientras avanzo entre las matas.

Unos silbidos cercanos se acallan de pronto ante el ruido provocado por mi presencia. Me detengo por un momento. Respiro hondo. El perfume agreste me ha invadido las fosas nasales; es una fragancia oleosa que emana de las jarillas y se entremezcla con dejos de tomillo.

Deslizándose por la bóveda límpida del cielo luminoso, tres o cuatro jotes sobrevuelan las lomas cercanas. La vida de la meseta va volviendo a la normalidad. Mi quietud parece haber devuelto la confianza a los gorriones que ahora retoman su juego a las escondidas entre el follaje, mientras sueltan sus trinos breves e inquietos.

Comienzo a caminar otra vez. A los pocos metros me sorprende el fragor repentino de un aleteo torpe, urgente: es una martineta que ha levantado vuelo casi bajo mis pies para huir despavorida. Río para mis adentros. Estos incidentes ya me han sucedido otras veces y sin embargo, el revuelo inesperado siempre me deja una sensación de vaga inquietud durante algunos segundos.

Avanzo hacia el cañadón estrecho. A medida que me acerco voy apretando el paso a causa de la ansiedad. Hace mucho tiempo que no visito el yacimiento. Esta vez traigo conmigo el equipo adecuado para fotografiarlo en detalle.

Al llegar al talud me ocurre lo de siempre: los matorrales que ocultan el alero me desorientan, tengo que abrirme paso entre las ramas una y otra vez, las espinas de los algarrobillos se me enganchan en la ropa, me raspo los brazos y las manos, pero al fin consigo llegar a un pequeño claro donde asoma el voladizo de piedra y arcilla.

Me tiro en el suelo boca arriba y comienzo a fotografiar los grabados rupestres sobre el techo de greda. Pisadas de guanacos, de pumas, de ñandúes; manos, espirales graciosas, casi perfectas; círculos que representan soles circunvalados por un haz de rayos diminutos, trazados con delicadeza y mucha paciencia.

Por fortuna todo sigue intacto, a diferencia de otros yacimientos en la misma zona que han sido destruidos, saqueados por depredadores para llevarse terrones enteros con grabados similares.

Quiero pensar que esto no sucederá aquí por mucho tiempo. El alero está bien oculto de la vista de cualquier caminante. Lo descubrí por purísima casualidad hace algunos años, un día en que me sucedieron ciertas cosas extraordinarias. Pero esa es otra historia.

Mientras no esté garantizada una custodia responsable de su integridad física, el único modo de proteger estos tesoros consiste en registrarlos con la cámara para rescatarlos de cualquier posible infortunio, aunque sea través de las imágenes fotográficas.

Quiero creer que algún día estarán dadas las condiciones para compartir con todos el sitio hoy secreto.

Entretanto y por ahora, mientras de mí dependa, nadie sabrá donde se encuentra este minúsculo templo del arte primigenio.

E.G.

martes, 16 de octubre de 2007

EL CUENTO DE HOY

"EN

EL

UMBRAL"




por Mía Sanz


Ahora

en esta hora incesante

yo y la que fuimos nos sentamos

en el umbral de mi mirada*



-¿Qué hacés ahí? -me escucho preguntar. No me contesta y vuelvo a intentarlo:
-¡Eh!, ¿qué hacés ahí arriba?
Me mira con ese rostro angelical que pone solamente cuando quiere enternecer.
-Bajate, podés caerte -insisto.

La estoy mirando desde la puerta. ¿Qué puerta? Nada la sostiene, parece en el aire; sin embargo estoy segura de estar apoyada en el marco derecho de una amplia abertura.

A Marianita la conozco bien. No tiene más de cuatro años y una dulzura peculiar; es del grupo de chicos del Jardín que diariamente concurren a jugar a la plaza del barrio; hoy está sola, no hay nadie a su alrededor. La veo sentada en el borde del paredón que rodea al parque; el muro mide unos dos metros y está sin terminar; sus ladrillos irregulares y mal colocados dejan entrever la luz del otro lado; un revoque grueso y desparejo lo recubre en parte.

- ¿Qué hace esta nena allí? -me pregunto.

Sigo apoyada, sin moverme. No es ahora Mariana quien me mira, molesta por haberla descubierto: soy yo... frágil, malhumorada, escapando de alguna travesura. Rulos apretados y oscuros casi no dejan ver mi carita.

La niña mira fijo hacia abajo, me provoca moviéndose arriba de esa pared, variando su posición; encoge las piernas, apoya los pies en el borde y con los bracitos envuelve sus rodillas; antes, toma la amplia falda de su vestido amarillo y tapa, prácticamente, todo su cuerpo. Desafiante, ahora me sonríe. Quiero hablarle, pero mi voz no responde. De pronto desaparece y desespero: quiero encontrar otra vez el rostro de Mariana. Por momentos lo veo. ¡Ahí está! ¡Ahora sí!

No le ha sido difícil llegar hasta allí; hay muchos y frondosos árboles que hicieron posible la trepada. Son aromos, en su mayoría florecidos, que han crecido lo suficiente hasta formar un pequeño bosque. Puedo oler sus pequeñas y rosadas flores; es una sensación nueva y agradable; toda la plaza parece impregnada de su fragancia.

Me olvido, por un momento, de la chiquita.

Absorbe mi atención el verde que predomina en el lugar; los rosales están en flor; los hay blancos, amarillos y rojos por docenas. Abundantes plantas de diversos tamaños completan la escena: lavandas, verbenas, margaritas, rayitos de sol...

Las hamacas, la calesita y el tobogán, desgastados por el paso del tiempo, me resultan ampliamente conocidos.

Esta plaza es aquella plaza. Mi plaza.

Una niña corre entre los caminitos de piedra laja que dibujan los canteros; se ríe con ganas y emite palabras que no entiendo. Una mujer la sigue, la toma en sus brazos, la mima... Es la mamá de Mariana. ¿Lo es? Recuerdo, nuevamente, a la nena del paredón; la busco con la mirada. Ya no está.

-Mariana, Marianita... -la llamo una y otra vez, elevando mi voz.

Debo haber gritado demasiado fuerte. ¡Qué insensatez! Acabo de despertarme.


*Alejandra Pizarnik


miércoles, 10 de octubre de 2007

LA NOTA DE HOY



El interrogante planteado por el columnista ha espoleado frecuentes discusiones, no sólo en la región austral sino también en otros foros literarios, suscitando disímiles posturas. Jorge Vives pone aquí de manifiesto su criterio concreto sobre este tópico, desarrollando interesantes argumentos para sustentarlo. ¿Qué piensa el lector acerca del mismo tema? Háganos conocer su opinión a través del enlace al pie del artículo (“Comentarios”) a fin de enriquecer un debate que aún admite muy variadas respuestas.


¿EXISTE UNA LITERATURA PATAGÓNICA?

Por Jorge Eduardo Vives*

¿Puede hablarse de la existencia de una literatura auténticamente patagónica? Antes de opinar sobre el tema, y dado lo escueto que pretende ser este artículo, debemos acotarlo un poco. Es demasiado ambicioso desarrollar la temática de toda la “literatura patagónica” en estas escasas líneas. Será más cauto y prudente hablar sólo de un género: el de la “narrativa patagónica”, de la novela y el cuento; y dejar la poesía, el teatro y la ensayística para quien quiera, seguramente con más conocimientos, desarrollar esos asuntos en otra oportunidad.

Reducido entonces nuestro campo de estudio, deberíamos precisar que entendemos por “narrativa patagónica”. En principio, es una narrativa cuyas ficciones transcurren en la Patagonia. Luego, es una narrativa escrita por autores patagónicos, por “nacimiento o adopción”. En tercer lugar, es una narrativa que tiene temática patagónica; y recurre a elementos comunes que forman parte del acervo geográfico y humano de la región. Creo conveniente aclarar que cuando pongo como condición que los autores sean locales, no es por chauvinismo ni mucho menos. Pero entiendo que para reflejar adecuadamente la realidad patagónica, quien escriba deberá conocerla con cierta profundidad; conocimiento que sólo da el haberla vivido. Imaginemos un escritor argentino tratando de escribir un cuento ambientado en la Francia decimonónica; resultaría, probablemente, artificial, sin alma.

Teniendo en cuenta esos tres principios, ¿podemos decir que existe una narrativa patagónica, así como existe una narrativa rusa? En principio tendríamos que adelantar una respuesta afirmativa. Existen cuentos y novelas de temas decididamente patagónicos, desarrollados por escritores patagónicos, que revelan un estilo sobrio y realista matizado por elementos constitutivos del paisaje físico –el mar, la meseta, la cordillera, la nieve, el viento, los soles quemantes, los horizontes distantes, los espacios enormes, los cielos brillantes y coloridos–, y también del paisaje humano –los pobladores rurales, los colonos, los habitantes originales.

Sin embargo, en opinión de quien escribe estas discutibles líneas, aún no podemos hablar de una narrativa patagónica. Todavía los relatos están dispersos y sus autores son poco conocidos, aún no existen estudiosos que analicen y comenten los textos. Para hablar de una narrativa patagónica debe existir una cuarta condición: la exégesis; a cargo de críticos literarios que reúnan, sistematicen y comenten la obra existente; rescaten la producción de los autores antiguos y actuales, y la den a conocer, enriquecida con sus propias ideas.

Por eso la respuesta que estimo más correcta a la pregunta inicial es que la “narrativa patagónica” no existe... todavía. Pero va a existir a medida que se afiance a través de sus eventuales exegetas.

*Escritor y poeta chubutense.



lunes, 8 de octubre de 2007

PRESENTACIÓN DE UN NUEVO LIBRO




"EL LENGUAJE DEL SILENCIO"
OLGA STARZAK

VINCIGUERRA (2007)


El viernes 5 de octubre pasado se presentó en el auditorio del Museo Egidio Feruglio (MEF) el tercer volumen de cuentos de la prolífica escritora trelewense Olga Starzak. Con la excelente conducción de Silvia Sánchez, acompañaron a la autora en la oportunidad los escritores Luis Alberto Jones y Carlos Dante Ferrari, quienes se refirieron a diversos aspectos de la obra.

(Para ver imágenes, cliquee aquí).

Este libro contiene once cuentos en los que el silencio, como un hilo conductor invisible, adquiere un acendrado protagonismo. El texto de contratapa nos introduce de lleno en ese plano donde se acalla el lenguaje, cuando expresa: “A veces por decisión, otras por temor y muchas más por necesidad, los seres humanos transitan la vida guardando algún secreto, algo muy íntimo que les pertenece y que, por razones diversas, no debe manifestarse. Eclipsado en una zona reservada de la mente, quizás sea preferible no pronunciarlo jamás.”

Al referirse a esta producción, Luis A. Jones señaló, entre otros conceptos: “Ya el título anuncia la parte medular que diera impulso al trabajo: el trato, a través de los relatos, de una problemática enraizada en el tiempo por el silencio.” Más adelante anticipó: “Brotan las miserias humanas: el sometimiento, la impiedad, la cobardía, la denostación...”, para agregar de inmediato: “Afortunadamente se respira con las caras contrapuestas cuando asoman la nobleza, la mano sosteniendo la esperanza ajena, los solidarios pactos que evitan que el protagonista acabe en el picadero público; realidades todas que la autora corporiza en fantasmas conformados por el temor.” Luego, al referirse a las calidades literarias de la autora, Jones señaló: “No es la primera vez que Olga con sus escritos manifiesta su compromiso con situaciones que apuntan a lo más profundo del ser: los dolores, las tristezas o convicciones. Intenta descorsetar lo que se soslaya consciente o inconscientemente. Va sembrando volcanes cuyas erupciones son impredecibles. Se convierte así en un francotirador: ese que nos tiene en la mira y permanece oculto con el dedo en el gatillo”, para advertir finalmente, con tono afectuoso y humorístico: “De manera que al terminar de leer este libro yo me permitiría aconsejarles que no se adormilen; deberían estar atentos, pues cuando menos lo esperemos, Olga nos disparará con “El lenguaje del silencio”.

A su turno, Carlos Ferrari se refirió al silencio expresando que: “aunque no siempre, suele estar asociado con frecuencia a algún secreto. A veces, en cambio, es un simple escudo de defensa; otras, un arma eficaz para la venganza. También puede ser una desmayada manifestación de impotencia, o de un dolor inexpresable. Sea como fuere, desde que la humanidad se comunica a través del lenguaje, el silencio –por oposición a la palabra– siempre tiene algún significado oculto. Esto lo saben mejor que nadie quienes estudian la psicología, que encuentran en ciertos silencios muchas claves de ingreso para ahondar en la mente humana.” Aludió más tarde a su utilización como un recurso eficaz en las diversas ramas del arte (entre ellas la música, el cine y teatro) y particularmente en la literatura. Hizo referencia, a modo de ejemplo, a significativos pasajes de la obra poética de Atahualpa Yupanqui y a renglón seguido efectuó una sinopsis de los diversos modos en que el silencio manifiesta toda su elocuencia en los once títulos que integran el libro. Concluyó diciendo: “Como verán, una cualidad casi inseparable del silencio es la intriga y la curiosidad que nos provoca y nos tienta a interpelarlo. Una intriga que a veces llega a exasperar, y que sin embargo –o quizás, justamente por eso– se convierte en una herramienta magnífica para el escritor. Olga Starzak ha sabido manejarla con notable maestría. Sé que esta breve reseña ha dejado muchos más interrogantes que respuestas, pero ustedes las encontrarán en la expresividad de los silencios que habitan en cada cuento, al leer la obra, que es su modo de consumación auténtica.”

Es importante tener presente la concepción de la propia autora al referirse a esta temática. En el prólogo, Olga Starzak nos advierte: “La palabra, con su elocuencia, con su multiplicidad expresiva, a veces es reacia a la hora de las emociones intensas. Se vuelve huidiza, juega a las escondidas, presume de ingrata o se oculta en los pliegues más recónditos del alma. Y es entonces silencio. Aún así, el silencio tiene su voz, un lenguaje lleno de significados, un latido con ritmo propio”.

Después de leer la obra, podemos afirmar que la destreza artística de esta apreciada escritora –en constante crecimiento– ha conseguido hacer realidad estos postulados en cada uno de sus cuentos.





sábado, 6 de octubre de 2007

EL CUENTO DE HOY:


DECIDIR

De Osian Hughes*




Olegario era un buen hachador, picaba leña con un ritmo casi mecánico.

Esa mañana era muy fría y lluviosa para trabajar expuesto a la intemperie.

El patrón, luego de observarlo un momento, consideró oportuno ofrecerle una tarea más cómoda.

–Olegario –le dijo–, vení al galpón a clasificar papas.

–Sí, señor –contestó Olegario, y lo siguió.

–Mirá qué fácil es esto: las papas grandes las embolsás para el consumo, las medianas para la venta, las de tamaño del huevo de gallina para semilla y las chiquitas, las cortadas y las podridas las ponés en aquel cajón grande, para los chanchos.

–Bueno, señor –murmuró Olegario por lo bajo, y comenzó a manosear las papas entre pensativo y dudoso.

No había transcurrido ni una hora, cuando el patrón volvió a escuchar los golpes rítmicos del hacha.

–No puede ser –se dijo, y salió para averiguar las causas.

–¿Qué te pasó, Olegario, que dejaste de clasificar?

–Es que me cansa mucho, señor, el tener que decidir a cada rato.

*Escritor y poeta chubutense.

miércoles, 3 de octubre de 2007

ACTIVIDADES CULTURALES

La Asociación San David de Trelew informa las actividades culturales a desarrollar durante el mes de Octubre del corriente año:

Sábado 6 de Octubre- l9 hs.-
Lugar: Salón 1er.piso Asociación San David-San Martín esq. Belgrano-Trelew:
En el marco del ciclo de difusión de nuestra historia regional que auspicia nuestra entidad se proyectará la Película RAWSON-CAER ANTUR o FUERTE AVENTURA que produjo la Municipalidad de Rawson. La película está narrada desde las vivencias del primer colono, Don Edwin Roberts.

Sábado 20 de Octubre- l6hs.-Lugar: Capilla Galesa GLAN ALAW-Zona de Bethesda-ubicada en la margen norte del Río Chubut, en las cercanías de la localidad de DOLAVON
Reunión de Canto Congregacional- Cymanfa Ganu.
Es de destacar que esta Capilla, una de las más pequeñas del Valle del Chubut, se construyó en el año 1887.

A partir del 1º de Octubre se ha habilitado un nuevo horario de verano para la atención al público de nuestra Oficina de Informes y Biblioteca (Belgrano y San Martín de Trelew) es de Lunes a Viernes de 16 a 20hs.

lunes, 1 de octubre de 2007

UNA OBRA TESTIMONIAL




"PATAGONIA GRINGA"
y otros cuentos

de Iris Myfanwy Lloyd

(Edición de autor)

Iris Myfanwy Lloyd es nacida en Esquel, Chubut, pero vive en Buenos Aires desde hace muchos años. Según sus propias palabras, juntó algunos relatos y poesías de su autoría y los publicó en un pequeño libro titulado "Patagonia Gringa” para compartir sus vivencias de la Colonia 16 de Octubre, donde pasó su infancia y adolescencia, “en una crianza criolla/galesa sólo conocida en la Patagonia”.

Iris es la menor de siete hermanos y afirma que siempre le gustó leer y escribir. Se considera una autodidacta, pues por falta de oportunidad nunca asistió a reuniones literarias. En mayo del 2004 presentó su primera obra, afirmando que le ha dado muchas satisfacciones, “pese a ser simple y narrar lo cotidiano”, según expresa con auténtica modestia.

Cualquier chubutense que haya tenido contacto con la cultura galesa no puede leer estas páginas sin un dejo de nostalgia, o dicho quizás con más propiedad, con esa intraducible “hiraeth”, más cercana a la saudade o al spleen, vocablos sin equivalentes exactos en nuestro idioma, porque contienen los ingredientes del amor, de la memoria agradecida y una dulce e indescriptible melancolía.

En realidad, creemos que la dulzura espiritual de Iris es la que rezuma en todos sus textos. Porque en ellos aflora la tierna mirada evocativa de una niña que presenció aquel fenómeno sociocultural único en el mundo: la colonización de un territorio casi yermo por un puñado de “gringos” celtas, venidos de una geografía y un clima insólitamente diferentes.

El volumen –con prólogo del recordado profesor Virgilio González- contiene varios cuentos, poemas y relatos, y quizás su mayor mérito repose en las referencias de carácter testimonial. De los primeros, se destaca el que da título a la obra, donde cobra relieve el asombro inusitado de un joven cronista de “La Prensa”, quien al visitar por primera vez la colonia galesa, de pronto se ve envuelto en un clima festivo donde la música, el canto coral y la poesía lo confrontan con una cultura inesperada y exótica.

Luego están las semblanzas de algunos personajes de la vida real –Mrs. Freeman, Eluned Morgan, Tudur Evans- entremezclados con recuerdos y experiencias personales de la autora. Aquí es donde la pluma de Iris adquiere su máximo vigor, inspirada por las tiernas remembranzas de un pasado irrepetible. Dos o tres párrafos bastarán para ilustrarlo. La reflexión acerca de la tarea comunitaria de la trilla: “eran los días en que aún el reloj no se había adueñado de las cosas y se podía disfrutar del tiempo”. El paso de un arreo contemplado desde la casa rural: “Caballos, jinetes, ovejas y perros son una masa de cuerpos y tierra que se desplaza a lo largo del callejón. Los veo en su marcha lenta y penosa y agradezco el refugio cálido de mi cocina.” El orgullo de ser una argentina de origen “gringo”: “Ser descendiente de galeses era saber que sus padres y abuelos habían ganado para la Argentina un pedazo de tierra que hasta entonces nadie había querido. Significaba que los indios no habían sido perseguidos ni muertos, sino que su amistad había sido conquistada con amor y buenos tratos. Quería decir que uno sabía cantar, que ir a la capilla era hermoso, que llamarse Ceinwen en lugar de Irene o María era lindo también”.

Creemos que la autora todavía tiene muchas cosas más para contar acerca “de los días de oro de su infancia”. Por eso nos apropiamos de sus mismas palabras para expresarle desde aquí -con sincera gratitud- que no le decimos adiós, sino simplemente: “tan tro nesaf” (hasta la próxima vez).

Eber Girado.