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lunes, 28 de diciembre de 2015

EL POEMA DE HOY



HE NACIDO EN EL SUR

   Por María Julia Alemán de Brand (*)



He nacido en el sur. En esta tierra
de campos infinitos… Y de un cielo…
En el día, los pájaros en vuelo,
Las estrellas cuando la noche cierra.

El que ha nacido aquí, tenaz se aferra
con todo su trabajo y su desvelo
al nativo solar: este es su suelo
y en él, es otra raíz que se sotierra.

A esta tierra de alerce y de jarilla
con montañas y mar por atavío
con perfumes de menta y de frutilla

yo la llevo tan hondo dentro mío
como llevan los frutos su semilla
o una rosa, la gota de rocío.



(*) Poeta chubutense. Este poema fue tomado de su libro “De mi tierra paisana” (Subsecretaría de Cultura y Educación, Esquel, 2008).



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miércoles, 23 de diciembre de 2015

EL MICRORRELATO DE HOY



LA PIEDRA

Por Carlos Dante Ferrari


     Estuvo en ese paraje desde el comienzo de los siglos. Formaba parte de una roca inmensa en la montaña. Luego vino aquel cataclismo provocado por la caída de un cuerpo celeste que sacudió la tierra, abriendo un foso de casi dos kilómetros de diámetro. La roca se dispersó en miles de fragmentos que rodaron por las laderas hasta la cuenca del nuevo valle.

      Muchos milenios transcurrieron desde entonces. Un río cruzaba ahora el collado y las piedras se pulían lentamente, arrastradas por su lecho. Eran días de guerra. Cierta mañana un joven la escogió en la orilla, junto a otras cuatro piedras lisas, para enfrentar al gigante. Cuando se halló frente a él, la extrajo de la bolsa para colocarla en la honda, apuntó y la lanzó con toda su fuerza. El proyectil hendió la frente del energúmeno causándole la muerte.

      La piedra justiciera rodó por el suelo y allí permanece aún, oculta en las pasturas. Está intacta. Sólo la sangre de Goliat ya se ha desvanecido, lavada por las lluvias y el tiempo.



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jueves, 17 de diciembre de 2015

LA NOTA DE HOY





COMENTARIO DE DOS LIBROS RECIENTEMENTE PUBLICADOS
“EL CHAMAN Y LA LLUVIA – LE CHAMAN ET LE PLUIE”
Y “LOS DUEÑOS DEL FUEGO” DE HUGO COVARO (*)



     Sin dudas, las dos obras de Hugo Covaro que aquí se presentan merecerían ser objeto de sendos comentarios individuales. Debido a la riqueza literaria que ofrecen, cada una de ellas amerita un análisis amplio de sus contenidos. Pero agruparlas en este único artículo permite cumplir un importante propósito: resaltar la figura del autor que, en forma prolífica y constante, consolida su posición como uno de los principales escritores patagónicos.

     “El chamán y la lluvia – Le chamán et la pluie”, es un libro del año 1996, entregado ahora en una remozada versión bilingüe francés–castellano. Además de posibilitar el reencuentro con un clásico de las letras regionales, por cuanto contiene el texto completo en español para beneplácito de los lectores nativos; revela una nueva tendencia de los literatos sureños, mencionada hace poco en este blog. Así como deben recurrir a la edición propia para ser conocidos en los ámbitos regional y nacional; apelan ahora a la traducción, a fin de trascender, por su propio esfuerzo, las fronteras del país.

     La historia de Payul el mago, habitante de una imaginaria pero reconocible comarca en la cordillera patagónica, a quien su abuela Laifil transmitió desde niño los inmemoriales conocimientos chamánicos, fue pasada a la lengua de Moliere por Jean Claude Parat. Como muestra de la calidad del trabajo realizado, se reproduce un párrafo en ambas versiones:

     “Arriba, del otro lado de la cordillera, luego de cruzar el costado sur del Pillanhue y reconocerse en el espejo esmeralda de sus aguas, le aguardará la caverna y su abrigo de minerales antiguos y los mensajes que el fuego le develará en luz cuando la fogata abra su cerrado párpado de cenizas”, reza el original; que, transliterado, dice: “La-haut, de l´autre coté de la cordillere, apres avoir traversé le flanc sud du Pillanhue et s´etre reconnu dans le miroir émeraude de ses eaux, l´attendra la caverne avec son vieux manteau minéral et les messages que le feu lui révélera dans la lumiere quand le foyer ouvre ses paupieres de cendres” (**).

     Este pasaje, que menciona la faz positiva del fuego como emisario de los mensajes órficos para Payul, contrapuesta con su rostro destructivo que acabó con la vida de Lanfil, incinerada en una pira bajo la acusación de brujería; permite pasar al comentario del otro libro. “Los dueños del fuego”, la más reciente creación de Covaro, enseña una vez más como el comodorense sabe captar la esencia de la Patagonia; aptitud de la cual dio sobradas muestras en sus anteriores obras. Según señala el mismo autor, “los dueños del fuego” no son los poseedores de la ambivalente llama ígnea; sino los dueños del fuego interior que llevan los artistas.

     Su protagonista, Ramón Martínez, personaje también de “Con los ojos del puma”, una anterior narración, emprende un viaje en pos de sus orígenes. La primera parte de su periplo lo encuentra peregrinando en su intento de reconstruir la figura de un padre que no conoció. La imagen de la madre muerta al darlo a luz, quedó de alguna manera impresa en su espíritu; como la sombra borrosa sobre la placa de vidrio de un viejo daguerrotipo. A su vez, la silueta de su abuela, que lo cuidó e inició al mundo, completa la figura materna; como si se confundiesen ambas mujeres en una sola. Pero el recuerdo de su progenitor se esfumó en el tiempo.

     Su derrotero lo lleva a obtener pistas que, al parecer, permiten completar sus memorias; y lo deposita delante de otro nómade, el catalán ciego que busca a un fantasmal amigo. Por esa camaradería de los desterrados, Ramón promete auxiliar al invidente y se embarca en una búsqueda que, de a poco, se muestra sin sentido; hasta que se interrumpe con un final súbito, en el que las dos vidas se volatilizan en la obscuridad:

     “La última vez que el ciego imaginó la presencia de su compañero, una luz dorada parecía armar el contorno de un hombre al que le faltaban las manos, los pies y la cabeza… Más allá de la oscuridad del ciego, venía la verdadera tiniebla. La natural sustitución de una noche por otra.”

     Sin embargo, las pesquisas son en realidad excusas para que Ramón y el ciego guíen al lector a lo largo de la historia y la geografía de la Patagonia, lo adentren en algunos de sus misterios y sus mitos, le muestren su cultura y sus tradiciones. Pero también es un subterfugio para llevar a quien lee sus páginas repletas de poesía, a compartir conceptos universales sobre las grandes cuestiones de la filosofía vistas a través de los ojos de los habitantes de esta tierra brava y lejana; que no por ello difieren del resto de la raza humana que mora, con sus mismos anhelos y sus mismos temores, en todos los rincones del orbe.

     Porque si hay algo que logra Covaro con estas dos obras, es mostrar su calidad de escritor consumado. Partiendo de una profunda asimilación de lo cotidiano, de lo regional, universaliza sus pensamientos y sentimientos. Y, como una suerte de voluntaria contrastación de su aserto, lo pone a disposición de los lectores de otras latitudes, para quienes las palabras del autor tendrán tanto sentido como para el patagónico amante de la lectura. Porque ese es un milagro de la Literatura al que Covaro accedió hace tiempo: describir lo próximo para explicar lo lejano.

J.E.L.V.


(*) “El chamán y la lluvia – Le chamán et la pluie”. Covaro, Hugo. La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2015. “Los dueños del Fuego”. Covaro, Hugo. Editorial Universitaria de La Plata, La Plata, 2014.


(**) Nota: por dificultades en la edición, no se respetaron los acentos grave y circunflejo.
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lunes, 14 de diciembre de 2015

EL POEMA DE HOY




RAWSON: SI ME VOY DIGO

A Virgilio Zampini

Por Anita Aracena (*)



Rawson: pueblo de algas marinas,
del silencio más silencio.
Tú sabes que vine de lejos
de una ciudad que guarda mi infancia.
Donde los hombres hablan de torres y petróleo
y en las calles trepadas a los cerros,

los niños encienden fuegos en invierno.

Un día, hace mucho empecé a olvidar
las mesetas desoladas, las ventanas al viento.

(Ahora es tiempo de partir nuevamente)
 Rawson: voy a abandonar tus calles limpias,
 tu gente sentada en los días de verano, 
pronta a los recuerdos.

El chico del diario que viene a la mañana,
 comiendo una manzana.
pateando las piedras, recorriendo con aire de dueño 
las casas que recién despiertan.

Sé que no voy a escuchar más las claras campanas
de tu iglesia.
Estaré lejos de los atardeceres,
cuando los pescadores tienden sus redes.
y las canciones se esparcen
entre el sol y los rosados camarones.

Cuando ya esté lejos y me cueste aprender a vivir
 recordaré tus calles y estarás cerca.
Me bastará extender la mano

y como en sueños me veré nuevamente 
perderme en tus tardes.



(*) Escritora de Comodoro Rivadavia. Poema tomado de su obra “Cómo son de azules las palabras” ( G Pro Cultura, Comodoro Rivadavia, 1986).


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lunes, 7 de diciembre de 2015

EL POEMA DE HOY



LA  MESA  DE  MI  CASA

Por Gladys Naranjo (*)



Era  una  mesa  simple, generosa  en  madera,
enorme  en  mi  memoria  de  niña  de  diez  años.
Abrigaba  mi  infancia  por  sus  cuatro  costados
con  pan  fresco  y  hermanos  volviendo  de la  escuela.

   Un  frasco  con  bolitas, los  platos  de  la  cena,
los  libros, la  guitarra, un  juguete  olvidado:
feliz  cacofonía  donde  encontré  el  amparo…
y  el  gozo  inexplicable  del  olor  a  canela.

   La  garúa  de  otoño  se  ha  trepado  a  mis  ojos
y  me  deja  en  las  manos  nostalgias  que  de  pronto
se  me  vuelven  poema, pentagrama  y  recuerdos.

   La  Babel  trasnochada  se  repite  en  mi  mesa.
Su  música  tristona  la  cubre, y  la  atraviesa
desde  el  rincón  lejano, tu  cuaderno  de  versos.




(*) Poeta neuquina, radicada actualmente en la provincia de Buenos Aires. Este poema recibió el 1er premio en el Certamen Nacional de Poesía del Círculo de Escritores Marplatenses en el mes de agosto de 2015.
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