AULAS SIN POESÍA
Por Jorge Carrasco*
Octavio Paz decía: Un pueblo sin poesía es un pueblo sin alma. Hoy en día existe un rechazo directo y una total indiferencia hacia el hecho poético. Cada año, al iniciar el tema frente a los alumnos, recibo menos la desidia que la resistencia. Los varones me dicen que es cosa de mujeres. Todos tienden a creer, antes de leerla en profundidad, que su lenguaje es falsamente rebuscado u oscuramente abstracto. Quien la lee o escribe es considerado un afeminado, una persona susceptible de desconfianza, o directamente alguien que no ha madurado.
Los lectores más vilipendiados son los lectores de poesía. Cuenta Neruda que su padre, un maquinista de tren, se enfurecía cuando veía al muchacho poeta leer o escribir poesía. Le pedía estudiar para conseguir una profesión decente, es decir nada relacionado con la poesía.
Los profesores no leen poesía y tampoco les leen poesía a sus alumnos. En muchos casos, cuando el tiempo para dar el programa de contenidos no es suficiente, tienen como prioridad en la lista de los prescindibles el tema poesía. No tienen entusiasmo y no contagian el interés y
Tanto en primaria como en secundaria el cultivo de la poesía en el aula es casi inexistente. La indiferencia y el rechazo van de
Podemos relacionar la actitud distante del alumno con la presentación del fenómeno poético como lejano e inexpugnable, centrado en sus aspectos formales, sin relacionarlo con las grandes verdades del ser humano. La poesía, para ser absorbida necesita de un íntimo encuentro entre autor y lector. La poesía nunca es literal, siempre tiene una carga connotativa en la palabra que supera la interpretación directa. De ahí su riqueza y su multiplicidad semántica. No se trata entonces de un aprendizaje formal solamente, unidireccional desde el profesor al alumno. La poesía requiere cultivar la sensibilidad, como paso previo
El problema es que la poesía no es bien vista socialmente. ¿Para qué sirve el discurso poético? Se tiene la creencia de que su subjetividad agusana la voluntad, predispone el ánimo
Albert Beguin en El alma romántica y el sueño dice que no se lee poesía porque se le tiene miedo. Porque la gran poesía desnuda las cosas. Es la búsqueda de lo abierto, no de una realidad cercada, estrecha, confortable que ya conocemos, sino un territorio que a veces el hombre ignora de sí mismo y en donde surgen, a veces, sus más ricos instantes. Algo parecido dice Roberto Juarroz cuando expresa que en ella se juega lo que el hombre es y arranca lo que no sabíamos que estaba y que sin embargo el poeta demuestra que estaba.
Wittgenstein escribió: los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo. Extendamos los límites, aunque no sepamos qué hay más allá de esos limites. Abracemos la incertidumbre y adentrémonos en terreno incierto. Detrás de la vacilación, la otra parte de nuestra humanidad espera.
1 comentario:
Es realmente un gusto leer (y releer) el artículo de Jorge Carrasco. Comparto sus conceptos, tan clara y literariamente expresados. Las citas de Octavio Paz, Neruda, Cervantes, nos muestran que el tema que toca es una constante en la cultura universal (como son todos los temas que toca la literatura). Y si, tal vez sea el miedo a la poesía una de las principales causas de su falta de lectores. (Escribió Jorge Vives)
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