LA LITERATURA DE LA COLONIA GALESA
Por Jorge Eduardo Lenard Vives
Entre otras manifestaciones culturales, la Colonia Galesa del Valle del Chubut generó una literatura de características bien definidas, reflejadas tanto en la narrativa como en la poesía. El apogeo de esta vertiente literaria patagónica tuvo lugar entre los años 1865 y 1930; aunque en el caso de la obra poética, gracias a la realización periódica del Eisteddfod, se prolongó hasta 1950. (Media después un lapso de quince años durante el cuál ese concurso no se lleva a cabo; hasta que se reinicia en 1965. Esta discontinuidad temporal dio al certamen un tono diferente. A cien años de su fundación la Colonia se había integrado por completo al resto del país; el Eisteddfod, desde el punto de vista de este artículo, adquiría otro significado).
Una de las peculiaridades de la literatura de la Colonia es la de haber sido escrita en galés; lo que limitó, en sus inicios, el número de lectores. Recién cuando los textos fueron vertidos al castellano pudieron integrarse a la literatura regional. Las obras más importantes de este periodo, y también las primeras en ser traducidas, fueron “La colonia galesa” de Lewis Jones; “Crónica de la colonia galesa”, de Abraham Matthews, “Hacia los Andes” de Eluned Morgan y “A orillas del río Chubut en la Patagonia” de William Hughes.
Sin embargo, la producción literaria en la Colonia fue más abundante; y ahora, con meritorios esfuerzos de investigación y traducción, se dan a conocer muchas obras que permanecían inéditas. Tal es el caso de “Los diarios del explorador Llwyd ap Iwan”, en el que trabajaron Tegai Roberts y Marcelo Gavirati; o las cartas de los colonos reunidas por Fernando Coronato en el volumen “Patagonia. 1865. Cartas de los colonos galeses”; una muestra del género epistolar, poco difundido en la actualidad. Pero aun quedan muchas obras para transcribir y publicar; por ejemplo, “Gwymon y Môr” de Eluned Morgan, o el libro publicado en 1903 por el bardo J. S. Williams (“Mason”), mencionado por Enriqueta Davies de Johnson en su trabajo “Un sillón para el Bardo en la Patagonia”, conteniendo su obra poética.
La traducción es una deuda que también se tiene con los poemas ganadores del Eisteddfod. Sería una buena iniciativa publicar estos poemas en una edición bilingüe, recopilando desde los más antiguos hasta los modernos. La Comisión del Eisteddfod editó un volumen que reúne las composiciones ganadoras de los últimos concursos, en galés. Con seguridad, merced a la trascripción, un patrimonio poético de mucho valor podría ser conocido por lectores para quienes ese idioma no es una lengua corriente.
Por otro lado, a pesar del carácter testimonial de la mayoría de las obras de la Colonia, no están exentas de calidad y calidez literaria. Los recursos del lenguaje, el matiz poético, el estilo propio de cada escritor, les otorgan un acento muy particular. A ello se agrega el humor exhibido por sus autores; muestra de que, más allá de los rostros circunspectos conservados por las fotografías de la época, vivía en ellos un espíritu agudo y observador. Véase sino esta descripción de la persecución a caballo de un guanaco herido en una pata, que hace Llwyd ap Iwan en su diario: “Era un caso de un bípedo, sobre un cuadrúpedo, persiguiendo a un trípedo”.
Pero tal vez la principal característica de esta literatura es amalgamar dos fuentes de inspiración: por un lado la tradición galesa, con sus costumbres, creencias y valores; y por otro, el novedoso paisaje, natural y social, en el que se hallaban inmersos los colonos. Esta síntesis generó una auténtica cultura galesa – argentina que pasó a formar parte del acervo del país.
Como bien dice Enriqueta de Johnson, “nuestro poeta, celta de cuna, está arraigado en nuestra tierra patagónica; por su ascendencia es que se lo hace poeta galés, Bardo; pero por su arraigo a través del tiempo y el espacio, el galés es hoy argentino; por lo que se hace bardo, poeta patagónico – galés, en la Argentina”. Los títulos de varios de los primeros poemas ganadores del sillón bárdico, “Arwyr Y Wladfa” (“Héroes de la colonización”), de “Glan Caeron”, “Yr Andes” (“Los Andes”) de Morgan P. Jones, y muchos otros, indican el interés de los escritores por la temática regional.
Sin dudas la literatura de la colonia galesa del Chubut es una faceta de las letras patagónicas que aun tiene mucho para ofrecer. Y la oferta vendrá de la mano de las versiones en castellano de las obras aun no traducidas; que harán accesible al público textos de indiscutible valor literario.
Nota: el autor agradece al señor Daniel Williams el haberle hecho conocer una parte importante de la bibliografía que sirvió de base para este artículo.
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