LA FUERZA DEL AMOR
por Ana María Ugarteche (*)
La pelea con sus rivales había valido la pena. Salió triunfante, aunque una de sus manos estaba deshecha; a cada momento, un ardiente flechazo lo hacía estremecer.
La miró una vez más. Lena era bella, de pelo suave y rojizo. Su mirada tímida lo subyugaba, aunque lucía inquieta por la urgencia del momento. Lo instó a seguir hacia el bosque, ya los primeros dolores de parto la acicateaban.
Kan, exhausto, se detuvo a la sombra y bebió del rumoroso arroyo que, desde las montañas, corría entre los árboles. Vio que Lena se había alejado; fue la ternura la que le dio el coraje de continuar hasta alcanzarla.
Era el padre del retoño que Lena llevaba en su vientre. El orgullo y la tristeza lo invadieron. De pronto sus ojos se nublaron. Inquieto sacudió la cabeza para ver mejor. Allí cerca, sobre el pasto, Kan pudo entonces, ver el nacimiento de su hijo.
La yegua irguió la cabeza para encontrar la turbia mirada del semental. En un esfuerzo postrero, el macho relinchó gozoso, para caer luego con un golpe sordo. Ya no volvería a levantarse.
(*) Escritora trelewense. Esta obra obtuvo el Primer premio en el certamen: "Cuento", tema libre, del Eisteddfod del Chubut - año 2002
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2 comentarios:
No es nada sencillo crear un clima, esbozar los trazos esenciales de un momento crucial en pocas líneas, y rematar con un final tan contundente. ¡Hermoso cuento!
Ana María: No tengo el placer de conocerla, pero le comento que -a parte de coincidir con las apreciaciones de Carlos Dante Ferrari-, si usted pretendía conmover y mostrar lecciones de amor que encontramos en la naturaleza, en mí -simple lectora-, lo ha logrado. Ha logrado conmover hasta las lágrimas...
La felicito!!!
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