DOS SONETOS PARA EL RÍO CHUBUT (*)
por Virgilio Zampini
por Virgilio Zampini
I
Hubo una vez -quién puede decir cuándo-
un nombrador tehuelche en tus orillas;
los siglos le narraron las sencillas
maneras que uno tiene de ir nombrando.
Con los ojos del pájaro buscando
el territorio de las maravillas,
no sin asombro, el indio, de rodillas,
bebió tus aguas y te fue llamando.
La soledad, el viento, la meseta,
se volvieron palabra por tu cauce
¿quién puede decir cuándo? Pero el sauce
sintió de pronto que era una silueta
espejada, con risas, en tu frío,
supo tu nombre, para siempre, río.
II
Y otros hombres vinieron al misterio
de tu sinuoso trazo. Fue el hispano
conquistador que edificó el imperio
de los Césares con su sueño vano.
(¿Para qué permitir que naufragara
el afán de los oros y las glorias
de aquel monarca que se imaginara
escribir, a tu vera, otras historias?)
Y fue el galés, cantor de libertades,
que dio su espalda, firme, a los retornos,
para plantar, de frente, tus ciudades.
Así hubo paz en todos tus contornos.
¿La espada?... Fatigado desvarío.
Hay mujeres y versos. Y hay un río.
(*) Corona del Eisteddfod - año 1972
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1 comentario:
Los dos sonetos del recordado Virgilio Zampini son ejemplo de lo que es la poesía. El ritmo preciso, la musicalidad de la forma, el sentido profundo. Sin dudas, estos versos deberían figurar en una eventual antología de poesía Patagónica, de la que ya hablé en algún comentario pasado. Me parece muy bueno, en esencia poético, ese final: “¿La espada?... Fatigado desvarío / Hay mujeres y versos. Y hay un río”.
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