DOS RELATOS BREVES
Por Pascual Marrazo (*)
Los secretos de mi
sombrero
No es cualquier sombrero, tiene
el ala delantera encorvada y fatigada de soles. Esconde olvidos acurrucados en
ochavas, páginas en blanco, gritos ahogados de silencios, sueños que no quieren
respirar y un pedazo de perezosa oscuridad. En el alero que cubre la nuca,
están los naufragios de la memoria, los que no se pueden guardar en los trajes
sin usar, como las cartas perfumadas de amor que trepan los recuerdos. Las
tristezas enredadas se rinden de cansancios y censuras hasta el cuello. Son
fantasmas de imágenes mudas que se
asoman, rastros de antiguas voces invisibles en un enmudecido desierto de
caricias. Antes que se escuchen los lamentos,
se huela la horneada, escape la esencia de este sombrero y queden al
descubierto los reveses dramáticos, egocéntricos e imperfectos hechizos. Debo
esconder mi aliento trasgresor y tonificar el aire de mis pulmones. Para que,
cuando aspire pueda contener todo el
aire de mi vida, mucho antes de que pierda la cabeza y sople un remolino debajo
de tu enagua que haga temblar tus piernas majestuosas. Espumando dichas y
enredando mi alma, sin poder esconder estas miserias.
Laberintos
En los laberintos que recorren
mis pensamientos hay un rincón de invierno donde guardo los recuerdos tristes,
es más melancólico que frío. Trato de alejarme y muy rara vez lo visito. Como
buen explorador no entro en caminos sin rumbos, ni en las incordiosas
nostalgias sin destino. No es falta de valentía, hay un hastío que corre por
mis labios de tanto besar promesas incumplidas, se filtra en mis pupilas y
vuelca un arco iris de tristezas. Colores en retazos de locas aventuras,
marionetas desnudas y sin hilos, amores descartables de cuerpos mutilados,
sobre un tamiz de penas e ilusiones rotas. Prefiero vagar por donde el regocijo
es alborada, alejarme de los fantasmas escondidos y pellizcar las horas, que
valen mucho más cuando estoy con mi amada. Disfrutar las manchas de sus labios,
que como pétalos de rosa quedan pegadas a mi piel y reparar las hendijas
gastadas de mi boca en la sinuosa geografía de su cuerpo.
(*)
Escritor de Cipolletti.
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1 comentario:
Siempre es un gusto leer los micro-relatos de Pascual Marrazzo, con su prosa precisa e imaginativa, que partiendo de un punto cotidiano, un sombrero, un laberinto, nos conduce en una breve pero profunda exploración de los sentimientos y las pasiones humanas.
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