INCÓGNITA
Por Julio Sodero (*)
En mi cavernario destino de tus túneles
donde un filón de espacios merodea mi estrategia
La razón se quiebra o se doblega
en la arista profunda del abismo.
Y es ese oscuro cincel que dividido
en la inquieta vertiente de tu rostro
talla a los racimos y al naranjo
marchita un crisantemo en el espejo.
Y en este ensayo piadosos de mirarte
donde sucumben falsos redentores
puedo derramar la miel sobre la arena
puedo regar con mi savia tus raíces.
Se me ocurre un olvido de desiertos
en la mágica ventana de la noche.
para mirar las plumas de tu vuelo
donde se inquietan los dioses de alambique.
Y es el agua que genera la avalancha
en tu caluroso cauce de inocencias.
Es la piedra
Que es arena
Fue montaña.
Como el árbol
Que es raíz
Fue semilla.
(*) Escritor de Sierra Grande (1950 – 2005). El poema es de su libro “Un hombre canta” (El Camarote Ediciones, Viedma, 2006).
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