google5b980c9aeebc919d.html

lunes, 27 de agosto de 2012

EL CUENTO DE HOY





TE EXTRAÑO


Por Pascual Marrazo (*)





Ella había faltado varias semanas, por eso encontraron la sorpresa en sus miradas limpias. Él le dijo que, en su ausencia habían pasado cosas increíbles y frente a la pregunta de sus ojos, le comentó que no sabía si era correcto decirlo.
   -Decime que pasó –dijo ella autoritariamente–.
   -Te extrañé –dijo él–.
   -¿Cómo?
   -Te extrañé, mientras vos no estabas, te extrañé.
   -Me estás cargando.
   -No, me fui cargando, de días, de pensamientos, de melancolías. Así de simple, te extrañé.
   Entonces ella creyó el momento de aflojar un poco y rodeándole el cuello con sus brazos le dio un beso.
   -Y ¿Qué es lo que más extrañaste de mí?
 Le hubiese gustado no tener que contestar esa pregunta y con la timidez que lo caracterizaba, volvió a comentarle que no sabía si era correcto. Pero ahora ella necesitaba una contestación armónica con lo que estaba sucediendo. Lo había dejado por su personalidad ausente y ahora se encontraba con un hombre que la extrañaba
   -Por favor  –se lo pidió con una voz mimosa–.
   -Los mates –contestó él, con seriedad.


(*) Escritor de Cipolletti

Bookmark and Share

jueves, 23 de agosto de 2012

EL POEMA DE HOY




EPITAFIO (*)


Por Owen Tydur Jones




Quiero descansar en las laderas
grisáceas de tus bardas.
El día que se cierren
las ventanas terrenales,
estos vientos del sur
arrebatarán lo motriz de la materia,
los rayos tibios de despedida
se negarán a penetrarme.
Mi vida entera
llegará conmovida a un final.
Quiero escuchar el murmullo
de las ovejas cuando vuelven al redil, 
en tardecitas soñolientas,
condolerme en el rosal desnudo
cuando su postrer flor de temporada
se deshoje sobre mi tumba.
Para estar cerca de mis ancestros
en la hora justa en que el ángel pasa,
quiero descansar en las laderas
grisáceas de tus bardas.



(*) Mención. Competencia Corona del Eisteddfod – año 1987.





Bookmark and Share

lunes, 20 de agosto de 2012

EL RELATO DE HOY




Un viaje al corazón de mis deseos


Por Ester Faride Matar (*)




Desierto del Sahara…
Te anochecí con lágrimas y me amaneciste en emoción.
Te caminé y en las dunas sedientas y arenosas, encontraste la nostalgia ancestral de mis abuelos. Robaste mis huellas y te seduje en el hurto. 
Coqueteamos al unísono cuando el sol se escondía en areniscas.
Fuimos amantes declarados cuando ese mismo astro expandía su luz en una ardiente madrugada.
Te imaginé tantas veces y de tantas formas, que no supe descifrar en ese instante, qué es lo que sentí… porque todo era igual y todo diferente. Los matices ocres dibujaban siluetas inexistentes que al danzar, se confundían con una realidad inventada de quienes llegamos a Marruecos, buscando diferentes horizontes.
             ...El mío estaba ahí… extendiéndome una alfombra milenaria y polvorienta que cautivó el asombro con aroma a menta, en un pocillo de té que se dormía adrede entre mis manos.
Fue algo así, como una expedición al corazón de los secretos.
Levanté mis ojos. Observé que mi mirada se marchaba en dromedarios y entre turbantes y túnicas celestes y azulinos, los bereberes y nómades pronunciaban palabras, antes escuchadas. 
¡Sí! Porque mis abuelos, los tuyos, que emigraron como tantos abuelos, pronunciaban a diario un: "As-salaam-alaykum" (que la paz sea contigo) y mi viejo, como los tuyos respondían “malaykum-salam” (te deseo lo mismo), y numerosas frases que en el eco del paisaje, se tornaban familiares... y extraían de mi memoria, olvidadas pronunciaciones... por el tiempo... seguramente.
Pasada las 8 de la mañana mis pies apretaban las montículos de  arena queriendo grabar, sin quererlo, el paso de mi esencia en esa perspectiva... tan soñada... tan anhelada.
Marruecos fue un  viaje  programado. 
Vivencié el antes, con ansiedades... el durante con asombros y el después... quizás cuando pasen los días consiga transmitirte la vibración de mi loco corazón.
La música árabe resonaba en cada rincón visitado... y mis manos sacaban de la mochila el caderìn –rojo y con monedas doradas- que atándolo a mi cintura, me creía odalisca sin barreras de idioma o de lugar... Dancé una y mil veces al compás de la armoniosa melodía tan particular... arraigada desde siempre en mis sentidos.
¡Cómo te gusta esta sinfonía!... ¿entendés lo que dice? Me preguntó Estella. 
No entiendo el idioma, le respondí.
     “Lo siento”. 
         “Pasa por mis venas”.
              “Lo llevo en mi alma”.
No tuve intención de explayarme en el tema, porque quise saborear cada instante, cada minuto, cada segundo... 
Estella integraba el grupo, era delgada y no podíamos deducir su edad. Porque caminaba despacio, con sus hombros caídos y su rostro no tenía arrugas. Más tarde, cantó 60 años. ¡Sesenta años! Dijimos todas las mujeres... ¡No los representás! ¡Te conservás en formol! Acotó Angélica, que decía ser sicóloga... Decía...




(*) Escritora rionegrina. El texto publicado es un fragmento de su libro “Aquel horizonte aquí”.

Bookmark and Share

sábado, 18 de agosto de 2012

jueves, 16 de agosto de 2012

EL POEMA DE HOY




NIEVA EN SIERRA COLORADA

Por Jorge Castañeda (*)






Con los copos repetidos
como blancas esperanzas
el invierno se adormece
entrando a Sierra Colorada.


El cielo se hizo plomizo
presagiando la nevada.
De blanco visten los campos
y los techos de las casas.


Las ovejas se confunden
de plata con la chivada:
entre copos y vellones
nieva en Sierra Colorada.


El humo de las chimeneas
es otra blanca fumata
que se alegra por la nieve
que visita la comarca.


Vendrá linda primavera
si persiste la nevada. 
Como pájaros perdidos
los copos de nieve blanca.


Blanco algodón en los campos
nieva en Sierra Colorada.




(*) Escritor de Valcheta

Bookmark and Share