FRAGMENTOS
Por Jorge
Curinao (*)
Dicen que la nieve es neutra, que la
noche canta como un niño ahogado y escucho mi nombre en un sueño que cae al
pensamiento, al suelo. Y qué es un hombre entrando al sueño. Es la nada, la
pregunta, pañuelos perdidos en el viento de antaño. Y repito mi nombre, mi
llanto, como un idiota. Repito mi nombre. Lejos el sol de los ojos cerrados, de
las máscaras que ríen. Lejos mi nombre, mi llanto, el alimento de mi luz.
* * *
Cada tarde abríamos las ventanas para
darle paso al tiempo. La casa tenía el rumor de los grillos perdidos. A veces
el color era el mismo. Descubrir uno distinto era toda nuestra aventura.
* * *
El horror del silencio. Nadie
recuerda lo que vendrá. Nadie recuerda lo que no vendrá: visiones pasivas convertidas
en lágrimas. Soy la visión del absurdo, del hueso en la noche.
* * *
Y camino solo por grandes laberintos
y me persigno. Y un gusano se mete en la alcantarilla. Y luego nos vamos al
río. Y, a veces, en el río no hay nadie. Y otro gusano me consuela: “Sólo
quienes han llegado a la orilla, saben abrigarse con frío”.
(*) Escritor de Río Gallegos. De su libro inédito “Otros Animales”.