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miércoles, 19 de septiembre de 2007

ENTRE ENCANTOS Y OLVIDOS



"PATAFRONIA": ¡Luz, cámara, acción!




Las dimensiones ignotas, los parajes lejanos e inexplorados, suelen ejercer una rara fascinación sobre el ser humano. África, por ejemplo, fue durante los últimos siglos el paradigma de lo exótico. Los hombres de espíritu aventurero, ansiosos de emprender un viaje con destino incierto, la convertían en su Meca; los escritores que requerían escenarios inquietantes encontraban en aquellas junglas, desiertos y sabanas el sitio ideal para ambientar sus ficciones; y Hollywood la convirtió por varias décadas en un vastísimo set de filmación al aire libre. Desconocido, en buena medida inasequible, el “continente negro” albergaba la historia de Egipto, las pirámides, el Nilo; zulúes, bantúes y pigmeos; leones, elefantes y jirafas. En suma: un territorio mágico, subyugante, ideal para alimentar las fantasías más audaces.

Aunque es probable que en el inconsciente colectivo todavía sobreviva un África épico e inmaterial, hoy en día la globalización informativa y la televisión satelital han ido descorriendo otros velos para mostrar el “backstage” de una realidad más pedestre, a veces dolorosa y vergonzante.
Como contrapartida, en los últimos tiempos parece haber surgido un fenómeno bastante similar con las cualidades exóticas de la Patagonia. Siamesa separada de su gran hermana morena hace millones de años por la dispersión tectónica de Pangea, hoy se presenta ante el mundo con singulares pergaminos: paraíso de las ballenas, gentilicio que se adosa a los sellos productores o a las etiquetas de vinos con pretensiones exigentes, restaurantes donde se ofrecen corderos del mismo origen; trekking, rappel, costosas excursiones de pesca; vergeles cordilleranos en oferta (con espejos lacustres incluidos) que se convierten en propiedad privada de celebridades extranjeras.
Así es. Un inesperado golpe de brújula parece haber traspolado el antiguo sortilegio africano a nuestra latitud austral, convirtiéndola en una suerte de “Patafronia”, sin elefantes, ni monos, ni jirafas, pero con pumas, pingüinos, cetáceos y ñandúes. Un nombre conectado a la aventura; una promesa de experiencias únicas e irrepetibles.
Sin embargo, es justo decirlo: detrás de los escenarios montados para el consumo, la Patagonia es un sitio más de la Argentina, una región donde simplemente hay gente que sueña, trabaja, disfruta los beneficios y sufre los rigores del clima y del paisaje. Y donde a menudo, la insanable distancia que la separa del Primus Orbis acarrea no pocos sinsabores...
Porque además de sus bellezas naturales, en la Patagonia “real” también se piensa, se estudia, se investiga; y como el talento no conoce de fronteras, alberga en su seno a dignos exponentes de las diversas ramas del arte y la cultura, aunque no figuren en las costosas etiquetas del mercado “patafrónico”.
Artistas plásticos, escritores, investigadores, músicos, académicos: todos están detrás de bambalinas cuando se apagan las luces del escenario mediático. Ellos continúan realizando sus labores diarias, silenciosas, sin mayores posibilidades de acceso a las salas de arte, a los foros científicos, a las grandes editoriales y a los sellos discográficos.
¡Ah, si algún día los grandes operadores emprendieran un auténtico “safari” cultural...!
Seguramente se toparían con agradables sorpresas.

domingo, 16 de septiembre de 2007

FRASES MEMORABLES

"El arte necesita o soledad, o miseria, o pasión. Es una flor de roca que necesita el viento áspero y el terreno rudo".

Alejandro Dumas (h).

Cuarto Encuentro Internacional "De las Dos Orillas"

La Asociación Cultural De las Dos Orillas invita al Cuarto Encuentro Internacional "Narradores De las Dos Orillas", con la participación de destacados escritores de Uruguay, Argentina, Chile, Brasil, México, Estados Unidos y España, quienes han confirmados su asistencia.
El Encuentro se llevará a cabo entre 22 al 25 de Noviembre del 2007 en el Hotel Amsterdam de Punta del Este – Uruguay – ubicado en el corazón de la península.
Asociación Cultural "De las Dos Orillas" Teléfonos: (00598) 2 – 709.96.00 (Montevideo) (00598) 42 – 48.07.49 (Punta del Este) Celulares: (00598) 94.31.46.83 (00598) 94.47.10.10
e-mail: delasdosorillas@yahoo.com.ar

viernes, 14 de septiembre de 2007

CONCURSOS-FUNDACIÓN ARGENTINA PARA LA POESÍA



La Fundación Argentina para la Poesía
convoca al "Premio Estímulo 2007"
Certamen de alcance nacional.
Podrán participar poetas entre 18 y 35 años, argentinos o extranjeros residentes en el país.
Bases de la convocatoria en www.letrasargentinas.com.ar
Plazo de recepción hasta el 30 de octubre de 2007.

HALLAZGOS: EL VERDADERO ROBINSON CRUSOE


“HISTORIA DE SELKIRK”

El verdadero Robinsón

De Ernesto Morales

(Colección Buen Aire – EMECÉ, 1948)








Las librerías “de viejo” suelen darnos estas satisfacciones. Buscamos hasta el cansancio una obra agotada y un buen día, cuando ya estamos a punto de resignar la pesquisa, la muy esquiva asoma su rostro en una mesa de saldos, semioculta entre decenas de tapas añosas.

Sabemos que entre los siglos XVI a XIX los “terribles mares del sur” fueron testigos muchas epopeyas oceánicas y también un escenario propicio –casi mítico– para la inspiración de grandes novelas como “Robinson Crusoe”, publicada en 1719. Y aunque el personaje literario de Daniel Defoe goza de una popularidad bicentenaria, no todo el mundo sabe que la trama estuvo inspirada en la aventura de un hombre de carne y hueso.

¿Quién era John Selkirk? Ni más ni menos que un díscolo marinero escocés que tras una disputa con el capitán Stradling, fue desembarcado del “Cinque Ports” en la isla de Juan Fernández, donde quedó librado a su suerte. Corría el año 1704. Allí permaneció en completa soledad durante cuatro años y cuatro meses, refugiado en una gruta próxima a la Bahía de Puerto Inglés, hasta que al fin, en febrero de 1709, fue rescatado por la tripulación del “The Duke”. Estos datos están asentados en inglés sobre una placa de bronce emplazada en la isla, junto al “observatorio” de Selkirk, en Portezuelo.

Ernesto Morales realizó una excelente investigación previa del tema para elaborar esta obra breve (70 páginas), en la que brinda datos muy atrayentes acerca de la vida de Selkirk y también de la manera en que Defoe habría llegado a tomar contacto con su historia. Pero no es nuestra intención revelar aquí esos detalles, sino tan sólo esbozar una brevísima síntesis de su contenido.

La parte inicial aporta referencias precisas sobre el sitio que refugió a Selkirk durante poco menos de un lustro. Luego el autor nos informa acerca de la trayectoria marina del piloto Juan Fernández, de cómo y cuándo descubrió el grupo de islas que llevan su nombre –Santa Clara, Más Afuera y Más a Tierra– y de las características de su flora y su fauna. Intercala además otros datos de interés –las visitas ocasionales al lugar de algunos bucaneros como Sharp y Davis– y, entre otras curiosas coincidencias, las que determinaron que los nombres “Robín” y “Robins” estuvieran tempranamente ligados a la isla Más a Tierra.

El capítulo VII contiene pasajes francamente emotivos, sobre todo cuando se transcribe el episodio del rescate descripto por el capitán del “Duke” Woodes Rogers en su Diario, publicado en 1712 y luego reeditado varias veces, incluso en francés.

Al regresar a Larco -su villa natal natal- Selkirk se reencontró con su familia y poco a poco fue readaptándose a la vida social; tanto como para enamorarse y contraer matrimonio dos veces. Sin embargo, las invisibles sirenas del mar habían ganado su corazón. En 1728 volvió a embarcarse en el Weymouth. Esta vez, sin embargo, sería un viaje sin regreso: un naufragio puso fin a sus días.

Es importante señalar que este marinero escocés nunca dejó de añorar aquella isla lejana. En sus memorias, según nos cuenta Morales, hay pasajes que así lo atestiguan:

“¡Oh, mi querida isla! ¡Cuánto habría dado por no dejarte nunca! ¡Nunca fui mejor que cuando habité tu suelo, y desde que te abandoné no he vuelto a ser bueno, ni lo seré tal vez jamás en adelante!”

Según nos recuerda el autor, la historia registra la existencia de otros “robinsones”; y contra lo que podría suponerse, sus experiencias no siempre parecen haber sido trágicas ni necesariamente dramáticas.

Esto lleva a pensar que algún encanto secreto han tener sin duda la soledad y el aislamiento. Después de todo, ¿quién no ha sentido alguna vez la tentación de refugiarse en una isla desierta?

Eber Girado