google5b980c9aeebc919d.html

viernes, 7 de agosto de 2009

LA NOTA DE HOY


EL ÚLTIMO GUARDAHILOS
Por Jorge Gabriel Robert


Desde este edificio construido especialmente para sede de Correos y Telégrafos, se escucharon los últimos estertores del manipulador alfabeto Morse, desarrollado por Alfredo Vail mientras colaboraba en l835 con Samuel Morse en la invención del telégrafo eléctrico. Las telecomunicaciones comienzan en la primera mitad del siglo XIX con el telégrafo eléctrico, que permitió el enviar mensajes cuyo contenido eran letras y números. Mas tarde se desarrolló el teléfono, con el que fue posible comunicarse utilizando la voz y posteriormente, la revolución de la comunicación inalámbrica: las ondas de radio.

La palabra "tele" que significa “lejos”, “distancia”, junta con “comunicación”, nos muestran el avance sobre un pasado no muy lejano; cuando esas distancias se cubrían a caballo. Las telecomunicaciones en lo físico, estaban formadas por postes altos, aisladores y alambre, “hilos” que era necesario mantener, cuidar. Ahora me pregunto: ¿dónde quedó el “último guardahilos?” La multiplicidad de sus funciones fueron poco conocidas y comprendidas a través de los años en que a lomo de su fiel parejero recorría los campos lisos, hondonadas, montes y cuchillas por donde el telégrafo, generalmente con postes de quebracho y alambre de 8 mm. extendía sus cuatro líneas sujeta a la topografía del terreno, abarcando zonas bajas donde el invierno acumulaba nieve que era necesario despejar con precarias herramientas que soportara el caballo, arreglar el desperfecto y así continuar la comunicación entre los pueblos. El guardahilos, múltiple funcionario mezcla de gaucho samaritano, amado por los puesteros que con sus familias, vivían pendientes de su paso circunstancial, de su asistencia, de sus encargos, de su altruismo.
Al regresar a su punto de partida, una vez reparado el inconveniente en la línea telegráfica el guardahilos, luego de atender su cabalgadura, saludar su familia que con ansias esperaba su regreso, acudía a la oficina donde el jefe lo esperaba no con un premio a su esfuerzo de muchos días sino con la correspondencia que por ausencia del mensajero, debía repartir y luego seguir practicando con el manipulador por si era necesario atender los mensajes del Morse. ¿Dónde estás, guardahilos gaucho? ¿Qué misterio de la mente humana avasalló tu oficio?...
Ya no se oye el relincho de tu pingo, los ganchos de escalar postes se herrumbran en un galpón entre telarañas y tu compañero el perrito que trotó tantas leguas bajo tu estribo, descansa sobre un apero sin dueño. El benteveo cierra su pico. Contiene su canto esperando tu paso, desde su altar, UN POSTE DE TELEGRAFO.








lunes, 3 de agosto de 2009

EL CUENTO DE HOY



EL SIGILO DEL MAESTRO


Por Alejandro Javier Panizzi*



Hasta donde se sabe, la primera noticia de cierto suceso fue proporcionada o concebida por el abogado Julián Ripa.

Mucho antes de convertirse en escritor, fue incapaz de declinar su vocación docente y la ejerció en la Escuela rural con internado N° 15 de la Colonia Pastoril Cushamen, en la Provincia del Chubut, entre los años 1936 y 1943.

En su libro “Recuerdos de un maestro patagónico”, el doctor Ripa evoca, de modo idealizado, su peripecia en una mísera comunidad indígena, en el corazón de la meseta patagónica, y sus crónicas pertenecen a un ambiguo género entre la literatura y la historia o la geografía.

Allí, anotó cómo se las arreglaba, en ese caserío atormentado por la escasez, el viento terroso y el frío, para enfrentar las penurias que se habían situado delante de sus ojos y llevar alimento a aquellas mesas rústicas, para medio centenar de niños, sin recursos de ninguna clase.

Sobre Cushamen, un terreno yermo, raso y desabrigado, de viento implacable, en donde el tiempo ha dejado de existir, Ripa describió la suerte, más o menos adversa, de los primeros estudiantes de la escuela: Valeriano, Rosita, Josefina, Casimiro, Victoriano, Leocadio, María Rosa...

Hasta que se atrevió a escribirla –y lo hizo con minuciosidad–, negó la realidad de una historia extraordinaria o terrible. Fuera de esta única alusión, la mantuvo cuidadosamente reservada y oculta.

No obstante esa precaución, no logró evitar que el misterio se hiciera público.

Ocurrió durante una gélida madrugada de 1943, su último año como maestro rural. Los varones de la escuela, aterrorizados, lo despertaron porque en el aula empleada como dormitorio había un diablo, que se les arrimaba, se trepaba a los bancos y se colgaba de los tirantes del techo. La descripción que de él hicieron los escolares se detiene en los detalles más pequeños, incluso en los gestos y en el color de los ojos. Era un demonio ágil, menudo y brillante como el fuego.

La crónica del docente describe el enorme esfuerzo con el que, sin éxito, procuró convencer a sus estudiantes, linterna en mano, de que no había tal diablo, que era una mera superstición y que sólo existía en las leyendas de los antiguos araucanos.

El alboroto de los varones hizo despertar a las niñas. María Rosa le pidió a gritos al maestro que creyera en lo que, con unanimidad, clamaban las voces lastimosas de esa veintena de chicos, requiriendo protección, estremecidos por el demonio.

La partida de Ripa del paisaje disperso de Cushamen se atribuyó a la decisión de iniciar su carrera de abogado. Aunque no es difícil conjeturar que el repentino cambio fue orientado por aquel suceso, cuya ocurrencia prosiguió asignando a la imaginación de sus discípulos, hasta el fin de sus días.

La mayoría de esos niños y niñas pasaron toda su vida en Cushamen y adquirieron allí una buena educación en trabajos rurales, a pesar de que muchos de ellos vivirían después de sueldos públicos.

Hasta la llegada de otro director, los Calfuquir, Valeriano y Leocadio, luego de la partida de Ripa de la aldea, a duras penas, se hicieron cargo del grupo. Leocadio –cuya fama de invencible domador de caballos se extendió por toda la Patagonia– no se marchó, sino hasta poco después de la muerte de su hermano mayor.

María Rosa, con el tiempo, contrajo la capacidad de invocar al dueño de la tierra y de los hombres y se le atribuían destrezas extrañas a la razón.

Desde chicos, los Calfuquir, fueron diestros en las faenas de campo tradicionales. Para ganarse la vida, recorrían la meseta y el sur de la provincia participado de festivales de jineteada acá y allá y con frecuencia, practicaban la esquila de ovejas.

Una madrugada de otoño, Leocadio soñó, con vigor, que estaba obligado a huir, pero sus piernas no podían moverse. Despertó apenas. Sintió que no contaba con la lucidez suficiente como para reconocer la diferencia entre el ensueño y la vigilia. Pero sí bastante como para concebir la esperanza de algún vestigio, un rasgo inmaterial que le permitiera interrumpir ese entresueño.

Con esa inteligencia precaria, supuso que otros ojos lo veían, que atraían la tenue luz de la luna reflejada en su cara. Se sintió observado y reconocido. Oyó una respiración y por fin, unos pasos que se alejaron. Quiso abrir los párpados y acabar con esa ardua representación. Poco a poco fue recobrando la conciencia. Al fin, la opresión del corazón y la dificultad de inhalar y exhalar el oxígeno de sus pulmones lo obligaron a despertar por completo.

Pudo levantarse y fue hasta la pieza de Valeriano. Lo halló enfermo, duro como un vidrio y con los ojos abiertos mirando a la nada. En todo su recorrido creyó sentir el vaporoso calor de una presencia próxima.

A la mañana siguiente, María Rosa anunció al poblado que el demonio y su sombra habían visitado una vez más a los Calfuquir.

Durante los días sucesivos, Leocadio se negó a encontrar explicación a la dolencia de su hermano, que siempre tuvo, igual que él, una salud infranqueable a los deterioros.

Valeriano empeoraba. Comenzaron a petrificarse su piel y sus huesos y después, sus órganos. Nadie supuso que su muerte fue provocada sólo por una grave enfermedad.

Para entonces, también comenzaron a percibirse ruidos inexplicables y otros fenómenos físicos en las casas de adobe. Estos hechos y la revelación de María Rosa excitaron las inquietudes de todos.

Tres días después del funeral de Valeriano, promovido por aquella sublevación colectiva de los ánimos, el cura de la localidad de El Maitén, distante de Cushamen, apenas a un viaje de ambulancia, compareció inopinadamente para hacerse cargo del asunto y desbaratar las supersticiones autóctonas.

Horas antes del arribo del sacerdote a la aldea, en una infeliz jineteada, Leocadio se animó con un potro invicto de Sarmiento, bautizado Conmigonó, como para tornar ociosa toda explicación. Un jinete imbatible montaría un caballo indomable.

De un corcovo irreal, el potro frustró la exhibición de la destreza del jinete y le hizo perder, por completo, el movimiento de sus piernas. Lo llevaron al hospital de Esquel, donde sólo permaneció internado unos pocos días.

El cura era un hombre viejo, proveniente de Italia, rudo y de ingenio perspicaz, que abominaba de los indígenas, en especial, de los antiguos mapuches y tehuelches, a quienes acusaba de idólatras y politeístas.

Todos, de inmediato, lo ungieron como exorcista, como representante de la comunidad y enemigo legítimo contra el espíritu maligno. El sacerdote no contradijo esa investidura.

No esperó al domingo sino que dispuso que esa tarde se efectuara la misa contra el ángel de la perversión. Mientras una camioneta trasladaba a Calfuquir a la ciudad, se hacían los aprestos para la ceremonia.

En Esquel, Leocadio compartía la sala con dos hombres, un joven albañil que se recobraba de una cirugía del apéndice y un policía que había recibido un disparo accidental en el abdomen, al que los médicos no se animaban a operar. A poco del arribo de Calfuquir, el policía, como se esperaba, falleció.

Esa noche el albañil abandonó a toda prisa su convalecencia pidiendo auxilio. Dijo que Leocadio hablaba con la voz del policía muerto. Aunque nadie se lo tomó con seriedad el joven no permitió que lo reinstalaran en la misma sala que Leocadio.

A partir de ese incidente, se lo culpaba de generar la sospecha de algo peligroso, de un daño muy próximo.

En el hospital no se atrevían a mirarlo a los ojos por temor a que leyera en ellos lo que pensaban.

Más allá de esas desmedidas valoraciones, lo cierto es que Leocadio no presentaba mejoría alguna y los médicos habían resuelto trasladarlo a otra ciudad para someterlo a una cirugía. O para deshacerse de él.

Como no había capilla, el cura llevó el conjuro a cabo en el aula de la Escuela N° 15. El anciano esperó el silencio perfecto y luego de persignarse fue directo al grano.

–Mi misión en la Tierra es evitar que los espíritus inicuos dominen este mundo. El mismo Satanás y los sirvientes que se le unieron en su rebelión contra Dios pueden convertirse en personas reales. Seamos fuertes y enteros contra las maquinaciones del Diablo. ¡No nos dejemos dominar ni abatir! Me pongo al frente de esta guerra que no es contra hombres, sino contra el amo de la oscuridad, contra las fuerzas espirituales malvadas, enemigas de la humanidad y del Altísimo. ¡Fuera de este pueblo, Satanás!

Al día siguiente, el cura murió. Lo encontraron muy temprano, frente a la escuela, en un canal de agua seco, que un par de décadas atrás Ripa y sus alumnos habían desviado del arroyo Cushamen, con picos y palas.

Tenía un corte en todo el borde del cuero cabelludo desde una sien hasta la otra, y pasaba por sobre las orejas y la base de la nuca. Le habían levantado la coronilla y le taparon la cara con ella. En la parte interna de la piel que cubría el cráneo, habían colocado los ojos en el lugar de las órbitas de donde fueron extirpados.

La mañana de ese mismo día, Conmigonó murió indómito y llevaron su cuerpo al predio de jineteada Sarmiento, en el que fue sepultado con honores.

El hecho de que Leocadio estuviera en Esquel en ese momento constituía una coartada irrefutable de ambos sucesos, pero no una buena excusa.

La séptima noche de su internación, Leocadio recuperó la movilidad sin esperar la opinión ni el alta de los médicos y regresó por sus propios medios a Cushamen.

El pueblo se atestó de policías, quienes a pesar de su excesiva cantidad, la agitación y la dedicación empeñosa, no lograron conquistar ninguna pista del homicidio del sacerdote, ni comprenderlo, ni explicarlo. El mero transcurso del tiempo y el fracaso de la pesquisa consagraron al asunto como irresuelto, hasta que, con la aprobación de la comunidad, se disipó.

Leocadio Calfuquir carecía de toda inclinación pecaminosa, pero, además del don de la curación propia, era capaz de imitar la voz de los muertos. Según dicen, hasta de hablar con ellos. Todavía doma caballos en el campo de Malerba, en Buen Pasto. No lejos de donde enterraron al tenaz potro que lo dejó tullido por una semana.

Oficialmente, aquellos eventos carecen de realidad y sólo consisten en la imaginación de mapuches tardíos.

Acaso para eludir la tragedia universal de los hombres y de su historia, no hay persona en Cushamen que se atreva a admitirlo, pero saben que existe un diablo brillante o invisible en la meseta patagónica.

Todos conocen que hubo un secreto, pero nadie, que hubo dos. O casi nadie.

Julián Ripa lo sabía.



*El autor es nacido en Lomas de Zamora (Prov. de Buenos Aires) y está radicado hace años en la Patagonia. Además de escritor, es Ministro del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia del Chubut.








jueves, 30 de julio de 2009

CARTELERA CULTURAL PROVINCIAL

FERIA DEL LIBRO EN ALTO RÍO SENGUER

La Biblioteca Popular "Dr. Enrique Perea" invita a participar en la III FERIA DEL LIBRO “Diversidad cultural: conociendo nuestra historia” que se realizará el día sábado 10 y domingo 11 DE OCTUBRE. Dicho evento está organizado por la Biblioteca Popular con colaboración de la Escuela Nº 106 y con auspicio de la Dirección de Cultura de la Municipalidad Local. El cronograma de actividades tentativo es el siguiente: El sábado inicia a las 14 hs. y finaliza aproximadamente a las 22 hs con un Fogón Literario. Y el domingo a las 14 hs y a las 19 hs. es el acto de cierre. Los organizadores consideran relevante la participación de todos los interesados, sea como stand, conferencias, talleres, presentación de libros u otra forma que lo crean conveniente. Los viáticos estarían a cargo de la organización. A tal fin invitan a confirmar su presencia y participación hasta del viernes 18 de SEPTIEMBRE, con el objeto de armar el programa definitivo. Contacto: Martha Aramburú- Teléfono: 02945-497002 Celular: 0297-154-149-036- Email: martha_aramburu@hotmail.com








COMIENZAN LAS ACTIVIDADES POR EL ANIVERSARIO DE GAIMAN
-PRIMER MUNICIPIO DEL CHUBUT-


El programa de Festejos se extenderá desde el 1 al 16 de Agosto.

Actividades Culturales

Sábado 1 de Agosto 18hs - Salón Cultural - Eugenio Tello 483 - Entrada libre y gratuita



ENCUENTRO LITERARIO MUSICAL organizado por la Biblioteca Popular Ricardo Berwyn y la Dirección de Cultura. Este encuentro contará con variadas actividades como la presentación del libro “Quienes colonizaron la Patagonia en el siglo XVIII” del autor español Lucio Barba Ruiz, la presentación musical de Mariela Ledesma, las danzas españolas de Stella Herrera de Trelew y la participación de poetas locales.

Adhiere a este evento el Círculo Andaluz Social, Cultural y Recreativo de Trelew


Acerca del libro “Quienes colonizaron la Patagonia en el siglo XVIII”

La investigación de Barba Ruiz aborda el arribo a la Patagonia de los primeros colonos españoles, entre los cuales se encontraban los hermanos Viedma, quienes son originarios de Andalucía como la mayoría de los que desembarcaron en el Golfo San José, que fueron los constructores del fuerte que lleva ese nombre.
Los andaluces fueron los pilares en los emplazamientos de lo que hoy son Viedma y Carmen de Patagones y fundaron Florida Blanca, una aldea reconstruida ubicada cerca de Puerto San Julián.





Domingo 2 de Agosto - 11 a 16hs - Villa Deportiva - Entrada libre y gratuita



FESTEJOS "DÍA DEL NIÑO"

Las direcciones de Deporte y de Cultura junto a Gaiman Futbol Club, ofrecerán diferentes actividades para los chicos de Gaiman, festejando por anticipado el día del Niño.

La convocatoria es en la Villa Deportiva en donde los chicos podrán disfrutar de juegos deportivos y actividades artísticas.

Los "profes" de Deportes serán los encargados de coordinar los juegos deportivos, mientras que los integrantes de la Murga "Los crotos rejuntados" coordinarán las actividades artísticas.

Al mediodía se ofrecerá un refrigerio para todos los concurrentes.

A las 14:30 como actividad especial se presentará: Mandrágora Circo con un espectáculo en lenguaje gestual que utiliza destrezas circenses, música, y humor para contar una historia entretenida, para niños y adultos de todas las edades. Música en vivo con acordeón e instrumentos no convencionales son parte de esta propuesta.

Dos Clowns van pasando por diferentes rutinas de circo, malabares y acrobacias, dando forma a un espectáculo de circo teatro para todo público.



Un transporte partirá 10:30 del Galpón de Arte de Gaiman Nuevo y realizará un recorrido por los barrios para acercar a los niños hasta la villa deportiva.


UNIÓN CAFÉ CONCERT

presenta a los reconocidos pianistas
Nelly Calle, Alicia Ferrari y
Ricardo Polacco
quienes nos atraparán entre arpegios y trémolos

y la exquisita pluma del notable poeta
Carlos Dante Ferrari
el que nos llevará a navegar por los confines de sus mágicas y sensibles creaciones.


Sábado 1º de agosto - 21 horas -

“Los Coirones Deco Bar” – Paseo Diógenes Green

(doble trocha a Playa Unión) –Servicio de Buffet –

Contribución: 20 talentos

Reserva de mesas a los teléfonos 15567491 ó 15567492 (se mantienen hasta 21,30hs)
Auspicia la Secretaría de Producción, Turismo y Medio Ambiente de la Municipalidad de Rawson





ENCUENTRO DE ESCRITORES PATAGÓNICOS
- Puerto Madryn -



1° Foro de Escritores Jóvenes

La Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Puerto Madryn convoca a todos los jóvenes escritores, poetas y hacedores culturales relacionados con la Literatura, con residencia actual en la Patagonia Argentina (La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, zona patagónica de Provincia de Buenos Aires) o Patagonia Chilena interesados en participar del mencionado Foro, dentro del marco del XXVII Encuentro de Escritores Patagónicos a realizarse entre los días 14 al 17 de Agosto próximo.
En vista de fortalecer el espacio de reflexión, sobre las problemáticas que conciernen al desarrollo, producción y difusión del quehacer literario para jóvenes entre 18 y 38 años, la Comisión Organizadora del Encuentro, en las personas de Fernanda Maciorovski y Carlos Pérez, propone una serie de espacios de participación para esta 1ª Edición del Foro 2009 tendientes a mostrar, renovar y enriquecer, sobre la exposición y el debate permanentes, las experiencias de los escritores participantes como así también observar las diversas alternativas y posturas en relación al sector de la comunidad a la que van destinadas sus actividades.
Por tal motivo se proponen dos mesas oratorias, donde cada participante tendrá un cupo de diez minutos para exponer su visión particular de una problemática ídem; las mesas estarán integradas por tres representantes de diferentes partes de Patagonia - en toda su extensión geográfica- y se abordarán, luego de dicha lectura, temas relacionados a la temática concerniente, sobre cuestionamientos del coordinador.
Mesa de Fernanda Maciorovski, problemática a desarrollar por los participantes:
¿Cómo se plantea en cada provincia la actividad literaria? Pros y contras, el rol de los estados provinciales. ¿Cuáles son las estrategias utilizadas para la circulación y/o difusión de obras? Los problemas de la edición. El rol actual del escritor en la sociedad.
Mesa coordinada por Carlos Pérez, problemáticas a desarrollar por los participantes:
El rol de los talleres literarios en la formación de nuevos escritores. La actividad literaria como compromiso personal o actividad complementaria. La importancia de los ciclos, encuentros y/o congresos literarios en Patagonia. El rol actual del escritor en la sociedad.
Los interesados deben confirmar participación hasta el 31 de Julio - inclusive- del corriente año, especificando a cual de las dos mesas propuestas desean asistir. Cabe consignar que todos los participantes estarán sujetos a debate con el público presente en sala y se incluirá a la mesa, de ser posible, a un escritor joven de Patagonia cuya trayectoria y experiencia sean reconocidas y - bajo esta premisa - pueda aportar diversas ópticas del tema en discusión. Los coordinadores a cargo de las mesas, presentarán conclusiones en el cierre del Encuentro de Escritores.
Coordinadores del Foro: Fernanda Maciorowski (cuperfer@hotmail.com) y Carlos R. Pérez (akatotem@gmail.com)



Encuentro de Escritores Patagónicos

La Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Puerto Madryn convoca a todos los escritores, poetas y hacedores culturales relacionados con la Literatura, con residencia actual en la Patagonia Argentina (La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, zona patagónica de Provincia de Buenos Aires) o Patagonia Chilena interesados en participar del XXVII Encuentro de Escritores Patagónicos a realizarse entre los días 14 al 17 de Agosto próximo.
En vista de fortalecer el espacio de reflexión, producción y difusión del quehacer literario, la Comisión Organizadora de este Encuentro propone una serie de espacios de participación para este 2009 tendientes a renovar y enriquecer las experiencias de los escritores participantes, como también las de la comunidad que los albergue durante esos días.
Por tal motivo se sostienen aquellos espacios generados a lo largo de las anteriores ediciones del EEP y se invita a sumar nuevas ideas que aporten en este sentido.

Se describen a continuación, tanto el eje del Encuentro de Escritores Patagónicos 2009, como las propuestas de participación para todos aquellos escritores que deseen compartir sus experiencias, producción e ideas.

Eje del Encuentro o Lema o Tema central: “El escritor en la sociedad”

Espacios de participación
Todos los escritores que deseen participar en el Encuentro, deberán proponer al menos dos actividades en alguno/s de los siguientes espacios de participación, teniendo en cuenta que una de ellas debe tender al trabajo con la comunidad.
Se solicita que los tiempos asignados a cada actividad sean respetados en todos los casos. Cabe aclarar que los participantes son numerosos y en función de un mejor desarrollo de las actividades propuestas, se pretende que todos y cada uno de los asistentes tengan libertad y derecho a presentarse en tiempo, forma y modo adecuados.

Ponencias para el debate
Las mismas deberán ser trabajos relativamente breves, de tipo monográfico o no, que refieran al tema central del encuentro y permitan plantear el debate. Tiempo máximo: 20 (veinte) minutos (diez para la lectura y diez para comentarios y debate). Se aceptará un total de 6 ponencias.
Enviar título y resumen. En caso de presentarse más de seis ponencias, la C.O. elegirá, bajo consenso previo, el trabajo que mejor se ajuste con los propósitos expuestos en el eje central.

Lectura de obras
- Las lecturas convencionales de textos (cuento y poesía) se realizarán en: fogones literarios, espacios públicos designados para tal caso y/o dependencias elegidas por el C.O.
- Se dará lugar a propuestas de lectura sobre soportes no convencionales (ídem tiempo estipulado) que no hayan sido presentadas en Encuentros anteriores; los modos alternativos de presentación contemplados son: video, música, poesía visual, narración oral, instalaciones, blogs, performances, murales, graffiti, etc. Enviar breve resumen de la propuesta y necesidades técnicas para su exposición. El montaje de las obras para exposición deberá ser realizado por los interesados, previo acuerdo con los organizadores, antes de las 16:00 hs. del viernes 14 de agosto de 2009.
- La duración máxima será de diez minutos por participante, sin límite de trabajos a exponer por persona.

Presentación de libros
Se estipula un cupo de 6 (seis) presentaciones; quedando destinadas 2 de las mismas a presentaciones alternativas o no convencionales. Dichas obras, no presentadas en anteriores encuentros, deberán poseer fecha de edición entre 2008-2009. Tal modalidad se sugiere en función de valorizar la producción literaria más reciente.
Respecto de la presentaciones no convencionales, el C.O acuerda la siguiente referencia a modo de ejemplo: presentaciones visuales (stand, afiche, instalación, etc.), performances, lecturas de obra bajo otros medios (radioteatro) y/o cualquier otra estrategia sugerida.
Las presentaciones visuales deberán montarse previamente al acto de inauguración del Encuentro, es decir, antes de las 16 horas del viernes 14 de agosto de 2008.

Coordinación de Talleres
Los mismos podrán ser de uno o dos encuentros, de un máximo de dos horas y media cada uno. Los interesados en coordinar estos talleres deberán presentar propuesta escrita en donde se definan los alcances, condiciones y modalidad de trabajo. Podrán estar dirigidos a otros escritores, docentes, estudiantes de todos los niveles y público en general
Los talleres dirigidos a docentes y/o alumnos, se realizarán en horario escolar, comenzando dicha actividad el día Jueves 13 hasta el 14 inclusive.
Los talleres abiertos a toda la comunidad y/o destinados a escritores se realizarán en forma simultánea los días sábado 16 y domingo 17 entre las 10:00 y las 12:30 hs, en lugares a definir con relación a la propuesta presentada.

Colectivo de crítica
Destinado a todos aquellos escritores que deseen una lectura crítica colectiva de sus textos. Será coordinado por uno o dos escritores, que deberán presentar una breve descripción de la dinámica de trabajo a proponer. Se podrá leer un máximo de tres poemas o un texto narrativo breve. Cada participante deberá presentar con anterioridad los textos a ser analizados para la lectura previa de los encargados del colectivo.

Tren de las Ideas
Presentación de ideas innovadoras, proyectos en marcha o prácticas novedosas que apunten a la producción, edición, difusión, etc. de la literatura. Se solicita que dichos proyectos, en la medida de las posibilidades, tengan concreción en la ciudad de Puerto Madryn durante el Encuentro. Tiempo máximo de exposición: 10 (diez) minutos. Enviar breve resumen de la propuesta y necesidades técnicas para su exposición.

Lectura y/o actividades comunitarias
Propuestas de lectura u otras actividades relacionadas en: escuelas (únicamente el viernes 15 hasta las 17 hs.), hospital, hogares de ancianos, espacios públicos, colectivos, etc.

Fogones literarios (café concert)
Esta modalidad se aplica teniendo en cuenta que la C.O. pretende un mayor número de participantes en dichos espacios, sean escritores, poetas o narradores incluidos en la nómina de inscriptos del Encuentro, o público en general. Tendrán lugar los días viernes 14 y sábado 15 en horario nocturno, para público en general.
La modalidad café concert propondrá la participación de músicos y/o trovadores de la zona, quienes presentarán su propio material como así también acompañarán las lecturas de aquellos que expongan su trabajo literario.
Cada expositor podrá leer dos poemas máximo o un texto narrativo breve. Dicha sugerencia se realiza a fin de permitir una mayor cantidad de lecturas.

Stands de exposición y venta de libros y otras publicaciones
Se realizarán en forma paralela al encuentro y estarán atendidos por personal designado por los organizadores. Enviar solicitud de espacio, título de los libros a vender, precio. Entregar el material en el momento de la llegada al Encuentro.
Publicado por Cultura Puerto Madryn en 6:55 0 comentarios
Concursos
Durante el XXVII Encuentro de Escritores Patagónicos se lanzará la convocatoria a los siguientes concursos edición 2009:
- Premio de poesía “David Aracena”
- Premio de Narrativa de Ficción “Donald Borsella”
- Premio de Narrativa Histórica “Eluned Morgan”

Aranceles
Para la inscripción en el Encuentro se fija un arancel para expositores, coordinadores de los talleres, etc. de $70 (pesos setenta), que cubrirá parte de los gasto de alojamiento y comidas desde la cena del viernes 14 hasta el mediodía del lunes 17. En el caso de escritores que participen desde la mañana del viernes 14 en las actividades programadas en escuelas, hospitales, jardines, etc. este arancel incluye el almuerzo de ese día.
Para escritores locales que participen (expositores, coordinadores de los talleres, etc) que no requieran alojamiento, el arancel será de $40 (pesos cuarenta) que incluirá las 6 (seis) comidas correspondientes.
Para los asistentes a los talleres, presentaciones, charlas, etc. y público en general, la entrada es libre y gratuita.

Contacto
Subsecretaría de Cultura de Puerto Madryn
Roque Sáenz Peña 86 (9120)
Tel/Fax: (02965) 472060
Correo electrónico: literatura@madryn.gov.ar
www.madryn.gov.ar/cultura

Contacto: María José Roccato











lunes, 27 de julio de 2009

LA NOTA DE HOY

En vísperas de otro aniversario del desembarco en Madryn:


LA LITERATURA DE LA COLONIA GALESA


Por Jorge Eduardo Lenard Vives



Entre otras manifestaciones culturales, la Colonia Galesa del Valle del Chubut generó una literatura de características bien definidas, reflejadas tanto en la narrativa como en la poesía. El apogeo de esta vertiente literaria patagónica tuvo lugar entre los años 1865 y 1930; aunque en el caso de la obra poética, gracias a la realización periódica del Eisteddfod, se prolongó hasta 1950. (Media después un lapso de quince años durante el cuál ese concurso no se lleva a cabo; hasta que se reinicia en 1965. Esta discontinuidad temporal dio al certamen un tono diferente. A cien años de su fundación la Colonia se había integrado por completo al resto del país; el Eisteddfod, desde el punto de vista de este artículo, adquiría otro significado).

Una de las peculiaridades de la literatura de la Colonia es la de haber sido escrita en galés; lo que limitó, en sus inicios, el número de lectores. Recién cuando los textos fueron vertidos al castellano pudieron integrarse a la literatura regional. Las obras más importantes de este periodo, y también las primeras en ser traducidas, fueron “La colonia galesa” de Lewis Jones; “Crónica de la colonia galesa”, de Abraham Matthews, “Hacia los Andes” de Eluned Morgan y “A orillas del río Chubut en la Patagonia” de William Hughes.

Sin embargo, la producción literaria en la Colonia fue más abundante; y ahora, con meritorios esfuerzos de investigación y traducción, se dan a conocer muchas obras que permanecían inéditas. Tal es el caso de “Los diarios del explorador Llwyd ap Iwan”, en el que trabajaron Tegai Roberts y Marcelo Gavirati; o las cartas de los colonos reunidas por Fernando Coronato en el volumen “Patagonia. 1865. Cartas de los colonos galeses”; una muestra del género epistolar, poco difundido en la actualidad. Pero aun quedan muchas obras para transcribir y publicar; por ejemplo, “Gwymon y Môr” de Eluned Morgan, o el libro publicado en 1903 por el bardo J. S. Williams (“Mason”), mencionado por Enriqueta Davies de Johnson en su trabajo “Un sillón para el Bardo en la Patagonia”, conteniendo su obra poética.

La traducción es una deuda que también se tiene con los poemas ganadores del Eisteddfod. Sería una buena iniciativa publicar estos poemas en una edición bilingüe, recopilando desde los más antiguos hasta los modernos. La Comisión del Eisteddfod editó un volumen que reúne las composiciones ganadoras de los últimos concursos, en galés. Con seguridad, merced a la trascripción, un patrimonio poético de mucho valor podría ser conocido por lectores para quienes ese idioma no es una lengua corriente.

Por otro lado, a pesar del carácter testimonial de la mayoría de las obras de la Colonia, no están exentas de calidad y calidez literaria. Los recursos del lenguaje, el matiz poético, el estilo propio de cada escritor, les otorgan un acento muy particular. A ello se agrega el humor exhibido por sus autores; muestra de que, más allá de los rostros circunspectos conservados por las fotografías de la época, vivía en ellos un espíritu agudo y observador. Véase sino esta descripción de la persecución a caballo de un guanaco herido en una pata, que hace Llwyd ap Iwan en su diario: “Era un caso de un bípedo, sobre un cuadrúpedo, persiguiendo a un trípedo”.

Pero tal vez la principal característica de esta literatura es amalgamar dos fuentes de inspiración: por un lado la tradición galesa, con sus costumbres, creencias y valores; y por otro, el novedoso paisaje, natural y social, en el que se hallaban inmersos los colonos. Esta síntesis generó una auténtica cultura galesa – argentina que pasó a formar parte del acervo del país.

Como bien dice Enriqueta de Johnson, “nuestro poeta, celta de cuna, está arraigado en nuestra tierra patagónica; por su ascendencia es que se lo hace poeta galés, Bardo; pero por su arraigo a través del tiempo y el espacio, el galés es hoy argentino; por lo que se hace bardo, poeta patagónico – galés, en la Argentina”. Los títulos de varios de los primeros poemas ganadores del sillón bárdico, “Arwyr Y Wladfa” (“Héroes de la colonización”), de “Glan Caeron”, “Yr Andes” (“Los Andes”) de Morgan P. Jones, y muchos otros, indican el interés de los escritores por la temática regional.

Sin dudas la literatura de la colonia galesa del Chubut es una faceta de las letras patagónicas que aun tiene mucho para ofrecer. Y la oferta vendrá de la mano de las versiones en castellano de las obras aun no traducidas; que harán accesible al público textos de indiscutible valor literario.



Nota: el autor agradece al señor Daniel Williams el haberle hecho conocer una parte importante de la bibliografía que sirvió de base para este artículo.







jueves, 23 de julio de 2009

LA NOTA DE HOY





EL ACCIDENTE


El estruendo fue lo primero que se hizo presente, de inmediato un dolor desgarrador me dejó sin aliento e impulsivamente llevé ambas manos al rostro; se empaparon con la sangre caliente que a borbotones emanaba de mi boca y se dispersaba por los brazos. Sentí cómo iba mojándose el pecho. Mis ojos, enceguecidos y congestionados por el impacto, no me permitían ver con claridad. Me invadió un miedo intenso, paralizante. Sólo un momento; y después devino la culpa.

Ya les explicaré por qué.

Alguien me tendió una toalla que no despegué de mi cara hasta horas después. Fue entonces cuando comprobé que mis labios habían quedado literalmente separados en cuatro, me faltaban dos dientes de la encía superior y por lo menos uno de la inferior.

El encargado de la estación de servicio me llevó hasta la sala de primeros auxilios situada donde está hoy el Hospital Zonal; allí arribamos junto con mi madre que, desesperada, pedía a gritos un médico que me atendiera.

Tuvimos que esperar largo rato. El doctor no estaba en el consultorio. Acudieron a su domicilio y tampoco lo pudieron encontrar; otros intentos dieron cuenta de la dificultad para localizarlo y cuando al fin lo hallaron en su casa, estaba almorzando y aseguró que pronto vendría.

Ya no sentía dolor, toda mi cabeza parecía estar adormecida pero podía percibir la inflamación y escuchar que los otros hablaban del color morado que se había apropiado de la piel.

Sentía vergüenza; me arrepentía de la actitud que había conducido a un accidente que -según todos creían- podía haberse evitado. Con sólo obedecer las órdenes de mi padre, con sólo cumplir con la tarea encomendada bajo las advertencias recibidas.

Hoy comprendo que no era más que un niño, incapaz de medir las graves consecuencias de mi comportamiento.

Llegó el facultativo; tranquilo, apacible, como parecen serlo –en general- quienes están habituados a enfrentar situaciones traumáticas. Pero cometió un error: antes de poner su pie derecho en el primero de los tres escalones que lo llevarían al zaguán donde esperábamos, sentados en un amplio banco, preguntó si poseíamos “certificado de pobreza”.

Quizás mi madre no haya olvidado jamás esa actitud tan procaz.

Esta mujer polaca, de porte pequeño pero figura ampulosa, lo tomó de las solapas de su gastada camisa y lo sacudió tantas veces como pudo, mientras le exigía con ímpetu que atendiera a su hijo.

Aún así el hombre no dejaba de preguntar si teníamos con qué pagarle.

Cuando se cansó de zamarrearlo, el médico –en un acto de plena solidaridad- accedió a asistirme. En ese mismo momento y para mi sorpresa, mi madre me tomó de la mano y mirándome con extremo amor, le dijo: “usted, a mi hijo, no lo toca”.

Y me llevó a una clínica situada en la calle 9 de julio, entre Sarmiento y Belgrano.

No recuerdo cuándo ni cómo me anestesiaron y suturaron las profundas heridas, que son hoy, más de setenta años después, gruesas huellas; y que he disimulado con un ancho y recortado bigote que a partir de entonces me acompañó durante toda la vida.

No los dejaré sin conocer lo sucedido.

Para entonces mi padre, Adam Starzak, tenía dos automóviles de alquiler, fuentes de trabajo y manutención de su numerosa familia. Uno de ellos, el que en ese momento estaba en servicio, un Aerotype modelo 1927 de 8 asientos y único en el pueblo, tenía su parada en la esquina de la calle Fontana y 25 de Mayo de Trelew.

El otoño del 1937 aún no había concluido y el frío era penetrante. Yo ayudaba a mi padre en la atención mecánica de esos vehículos; y me gustaba hacerlo, como siempre me ha gustado hurgar entre motores y tuercas, entre pinzas y bulones, entre tornillos y prensas. Periódicamente se aceitaban los elásticos de los autos. Recuerdo haberlo visto innumerables veces tirado en el piso, en una tarea tan sucia como necesaria, realizando esa rutina. Pero, ese día, 2 de mayo del año que ya les cité, mi padre me encomendó esa responsabilidad; y por ello me enorgullecí.

Para facilitar la acción del engrasado, el viejo había ideado un sistema que permitía que el aceite, a modo de rociador, saliera diseminado desde un tubo parecido a una garrafa de gas que, conectado a una manguera, al suministrársele aire, cumplía con su propósito. La presión del aire de mis pulmones evidentemente no fue suficiente, pues lo probé innumerables veces sin lograr que saliera una sola gota del lubricante. Entonces hice lo único que tenía prohibido hacer: cruzarme hasta la estación de servicio y conectar la manguera al compresor para insuflarle lo que mi cuerpo no podía.

Cuando el tubo se llenó, en escasísimos segundos, explotó con furia hiriendo de gravedad mi cara y desgarrando mi espíritu hasta muchos años después.

Fue una experiencia penosa; sin embargo es más fuerte el recuerdo del rostro amoroso de mi padre, y el ímpetu invalorable de mi madre.


“El accidente” es producto de uno de los tantos relatos que mi padre, Eduardo Starzak, me contara a lo largo de su vida. Siempre con profunda emoción y reconocimiento hacia los suyos.

Olga Starzak