CROATAS EN LA PATAGONIA
Por Jorge Eduardo Lenard Vives
Por Jorge Eduardo Lenard Vives
En su documentado libro “Los croatas en la Argentina”, la escritora Carmen Verlichak reseña las vivencias de numerosas familias de ese origen afincadas en nuestro país. Recorriendo sus amenas páginas descubrimos que varias de tales familias se radicaron en la Patagonia; y que muchos de sus integrantes se relacionaron con la Literatura regional.
Uno de los más destacados es Juan Benigar. Según nos informa la señora Verlichak, el que fuera luego llamado “cacique blanco” partió de Croacia en 1908; recién recibido de ingeniero civil. Llegado al país se aquerenció en Cipolletti; al tiempo se casó con Eufemia Barraza, nieta del cacique Catriel. Unido así a la Colonia Catriel, se convirtió en su infatigable defensor y en un estudioso de sus costumbres. Sus inquietudes intelectuales lo llevaron a redactar numerosas obras, entre las que se cuentan “Gramática araucana”, “Vocabulario histórico araucano - español”, “El indio araucano”, “El problema del indio y la tierra fiscal”, “Los intrusos, antecedentes del derecho de la propiedad indígena en el territorio del Neuquen” “El concepto del tiempo entre los araucanos”, “El concepto del espacio entre los araucanos”, “El concepto de la causalidad entre los araucanos”, “El calvario de una raza”, “El problema del hombre americano” y “La Patagonia piensa”. De esta última extraemos los siguientes conceptos:
“El que estas líneas escribe ha llegado a las tierras patagónicas muy poco menos de cuatro decenios atrás... Aquí en las tierras patagónicas ha formado su hogar. Digo mal. Debí haber dicho: iba encendiendo sus fogones. Porque son una ínfima minoría los patagónicos tan felices que puedan decir: “Aquí enciendo hoy mi fuego, aquí moriré”... Quizá sea esto un justo castigo para quienes, faltando a la tradición milenaria para seguir tras ilusiones de la juventud, abandonamos nuestros dioses familiares”.
Al anterior se suman otros croatas que enriquecen la Literatura Patagónica. Por ejemplo, Nicolás Matijevic, nacido en 1910 en Grospic y fallecido en 1980 en Bahía Blanca; eximio bibliotecólogo que plasmó sus estudios en textos como “Bibliografía del canal de Beagle” y “Bibliografía patagónica”. Este último, escrito junto a Olga de Matijevic, está formado por seis volúmenes con 15.000 referencias bibliográficas. Y podemos mencionar a Pedro Ostoich que, guiado por el historiador Arnoldo Canclini, describió en el libro “Un solitario en Tierra del Fuego” su vida de pionero en esa zona.
En la chilena Región de Magallanes también hay una importante colectividad croata. Algunos de sus miembros hicieron valiosos aportes a las letras regionales. Tal es el caso de Mateo Martinic Beros, autor de “Magallanes, síntesis de Tierra y Gentes”, “Crónica de las tierras al sur del canal Beagle” e “Historia del Estrecho de Magallanes”. Otro exponente es Lucas Bonacic Doric con “Historia de los yugoslavos en Magallanes”, “Resumen Histórico del Estrecho y Colonia de Magallanes” y la novela “Oro maldito”. Una figura interesante de destacar es la del doctor Mateo Bencur, cuya biografía se encuentra en la obra “Patagonia y Antártica. Personajes históricos” de Nelson Toledo. Eslovaco de nacimiento, se radica en Croacia; y de allí parte con destino a Punta Arenas, donde ejerce durante 14 años su profesión de médico. Vuelto a Europa, comienza a escribir. A su muerte, ocurrida en Lipic, deja 36 obras; entre ellas, dos dedicadas a la Patagonia: “Paseos por la Patagonia” y “La madre llama”, de 1926, que relata en cinco volúmenes la vida de los inmigrantes croatas en la región.
Los croatas también están presentes en las letras sureñas como personajes literarios. De este tema habló Kresimir Boric en el capítulo “Algunos personajes croatas en la Literatura Argentina” del libro de Carmen Verlichak. Al Marangunic en el “Lago Argentino” de Juan Goyanarte, al Benigar en la obra de teatro homónima de Alejandro Finzi y a la mención de varios croatas en el “Archipélago” de Ricardo Rojas; se puede agregar que en “Mar Austral”, Fray Mocho presenta a los “austriacos” Intronich y Kasimerich. Nos informa Verlichak que a fines del siglo XIX se conocía con el gentilicio de “austriacos” a los inmigrantes croatas, pues en esa época el país integraba el Imperio Austrohúngaro. Luego se los llamó “yugoslavos”; ya que a principios del siglo XX la nación formó parte del Reino - luego República - de Yugoslavia.
Este artículo, por fuerza breve, no permite apreciar en plenitud la riqueza de la cultura croata y su aporte al desarrollo regional; porque sólo vincula su presencia en la Patagonia con la Literatura austral. Nada se dice de la fortaleza espiritual de ese pueblo que combina el pensamiento y la acción, valora sus tradiciones y posee un acervo artístico secular que lo acompañó hasta el extremo sur de América. “Nuestra bella tierra”, llama a su patria el orgulloso lema de los croatas. Sin dudas la Patagonia fue, para muchos de ellos, también una bella tierra.
Nota: el autor agradece a la Sra Carmen Verlichak haberle permitido usar como base de este artículo su libro “Los croatas en la Argentina” (Krivodol Press, Buenos Aires, 2004); como así también toda la información adicional que sirvió para ampliar el tema. La cita de Juan Benigar es de “La Patagonia piensa”, Siringa Libros, Neuquen, 1978.