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jueves, 8 de agosto de 2013

LA NOTA DE HOY





A LA SOMBRA DE LAS ERGÁSTULAS SUREÑAS



Por Jorge Eduardo Lenard Vives






En 1896 se estableció en la Isla de los Estados el penal de San Juan del Salvamento; luego, trasladado al cercano Puerto Cook. Las dificultades para habitarlo, hicieron que a principios del siglo XX sus ocupantes fueran transferidos a la nueva cárcel de Ushuaia; en cuya construcción ellos mismos participaron a partir de 1902. En 1947 el instituto penitenciario fueguino cerró sus portones; pero no para evitar que saliesen los penados, sino para abandonar definitivamente su función carcelaria. Hasta ahí la historia; ahora, la Literatura. Como señala Ricardo Horacio Caletti en obra “La literatura de Tierra del Fuego”, muchos escritos surgieron al influjo de estas prisiones; tanto de los muros hacia adentro como hacia fuera.

Intramuros, una de las creaciones más conocidas es “Archipiélago”; crónica escrita por Ricardo Rojas durante el período que pasó como confinado político en Ushuaia, en 1934. Más allá de sus recuerdos del presidio, el autor de “El santo de la espada” y “Ollantay” avanza en una descripción de la historia y geografía de Tierra del Fuego; e incluso rescata leyendas de los pueblos originarios de la región. La intención de aprovechar su forzosa estadía para dar a conocer al resto del país los secretos de esa tierra entonces misteriosa, es enunciada por el autor desde las primeras líneas de su texto:

“No hallará el lector en esta obra desahogos personales, porque ella no es un diario íntimo ni una crónica partidaria. Por eso he omitido no sólo el nombre de los que a Ushuaia me llevaron, sino hasta el de mis compañeros en el involuntario viaje. Trátase, pues, de un libro inspirado en el más sereno ideal patriótico”.




Siguiendo los datos que nos proporciona el trabajo de Caletti, encontramos “Ushuaia, el presidio siniestro”, de Aníbal del Rié; un libro escrito en 1933, que amén de reseñar la vida del establecimiento presidiario, rescata algunas manifestaciones literarias de los propios internos. Asimismo, Caletti menciona la obra “Del Plata a Ushuaia, historia de un confinado” (Montevideo, 1931), de Salvador de Amenara; y “Tribulaciones de Aniceto”, escrita por Germán García; mientras cumplía una condena por robo en 1925.

De particular interés son las creaciones poéticas de dos reclusos, incluidas en el volumen “Ushuaia 1884 – 1894. Cien años de una ciudad”; recopilación de antecedentes históricos dirigida por Arnoldo Canclini. De Octavio Fernández Pico (penado 91) y su poema “A Ushuaia”, rescatamos los siguientes versos: “Yo también soy poeta de tus cumbres nevadas, / de tus claros arroyos que se cubren de escarchas, / de tu mar muy pequeño, sin rumores ni alas / que circundas y oprimes con boscosas montañas”. En tanto, de Enrique V. Arnold (penado 165), cuya obra fue citada por el mismo Borges, tomamos unas líneas de su poesía “El mascarón de proa en el museo”: “Estás ahí, colgada, prisionera,/ sirena que cambiaste / tu barco y tu morada / por el lecho callado / de la casa del puerto”.

También la Literatura relacionada con los penales se cimentó extramuros. Una de tales obras es “Ushuaia. La ergástula del sur” de Manuel Ramírez, diputado nacional hacia 1935. Hecha al calor de las luchas político-partidarias, su título es una hipérbole; utilizada para el nombre de esta nota en tono de mero tropo. Si bien el autor aclara que escribe “despreocupado en absoluto de las formas literarias”, sucumbe a la tentación de iniciar su relato con un bosquejo colorido y plástico del lugar al que arriba:

Desde a bordo y entrando a la bahía, Ushuaia presenta una vista panorámica interesante. Con sus casitas de madera y zinc, algunas de dos pisos, pero en su mayoría pintadas de colores vivos; la desolación de sus calles que se arrojan en violenta pendiente hacia el mar; el musgo de sus veredas avanzando hasta cubrir parte de las calzadas; y el silencio que adormece la naturaleza que rodea el cuadro; todo ese conjunto pintoresco y raro a la vez, da la impresión de encontrarnos ante una pequeña ciudad de juguetería, enclavada allí caprichosamente.



Hacia esa época, Lobodón Garra (Liborio Justo) publica su volumen de cuentos “La Tierra Maldita”. Allí incluye “La sublevación”, relato basado en el motín del penal de Puerto Cook protagonizado por los presos que no todavía habían sido evacuados a Ushuaia. En el intento de escape en pequeños navíos, mueren siete fugitivos y son capturados los restantes.

Muchos ensayos se han escrito sobre el tema; por ejemplo: “El presidio de Ushuaia”, de Carlos Pedro Vairo, y “La colonización penal de Tierra del Fuego”, de J. Carlos García Basalo. Por otra parte, varios son los artículos publicados en revistas como “Argentina Austral”, “Caras y Caretas” y “Karukinká”; firmados por plumas ilustres del calibre de Armando Braun Menéndez y el padre Juan Belza. Lógicamente, Arnoldo Canclini, célebre historiador del Onaisín, le dedicó sus correspondientes páginas.


Hoy en día, de los establecimientos de Isla de los Estados sólo quedan ruinas. Por su parte, el edificio del penal de Ushuaia es una atracción turística; complementada con los paseos en el tren construido para llevar los prisioneros a explotar la madera de los bosques cercanos. Los presidios del sur son cosa del pasado, cuyas murallas podemos contemplar mediante la lectura de las páginas escritas a su sombra.
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martes, 6 de agosto de 2013

EL POEMA DE HOY



A la memoria de Andrés Eloy Blanco


Por Alicia Esther Cristina Volpi (*)




Alma peregrina
                                           Espíritu sin sogas
                                                                             Bravura mansa de tu pluma




Ni la Rotunda ni el Castillo
 hendieron la cepa de tu libertad
no hubo afrentas ni cárceles absurdas
         que enjaularan tus huellas 
¿quién podría  acallar las dolientes venas
en el mártir de un pueblo esclavo?
Desde la Espiga y el arado,
Tierras que me oyeron  y Canto a España
inauguraste un puerto de letras
para navegar bien lejos del exilio
Podría decidir  pintar en tu memoria
         angelitos negros, blancos, rojos, amarillos, indios,
borrar la monótona prisión del odio
y las tinieblas de noviembre
que desgajaron tus pasos
sollozando paz a borbotones…
Giraluna  cruza  el trampolín eterno
habita un muro de voces
y ya ciegas van tus quimeras …
se desaguan en las uvas del tiempo
…y solo en la ría de la gloria, el poeta cascabelea.


           

(*) Escritora de Trelew (Chubut)
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sábado, 3 de agosto de 2013

EL POEMA DE HOY



Encuentro en Praga


Por Sandra Pien (*)



Soñé a Ana soñando Praga
plácido amanecer
callejuelas adoquinadas de bruma.
Ana camina
reflejo de luz de farolas
amarillopálidas
invierno gótico en los gestos.
Los pies cruzan el puente de Carlos
la fatiga del alma
ansía desandar
la angostura del tiempo verosímil.
Transgrede entonces
la distancia hacia la ciudad vieja
los ojos sueñan celebrando
el encuentro
las manos reciben incrédulas
el manuscrito
los dedos reconocen las palabras
Die Verwandlung¹, abajo 1912.

El joven Kafka cree

en un sueño llamado Felice
Ana le sonríe
y permanece también ella atrapada
en el límite juego
de su difícil amor.
En mi sueño
Ana se sueña
eterna insomne
de dolor y quimera
permitiéndose siempre
encadenadamente volver.


¹  Die Verwandlung, nombre en alemán de La Metamorfosis de F. Kafka



(*) Escritora de Buenos Aires que vivió en El Calafate, donde escribió parte de su obra. Este poema es de su libro “Mascarón de Proa”.

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miércoles, 31 de julio de 2013

EL CUENTO DE HOY





El silencio

Por Olga Starzak




La última gota había rebotado en la cinta asfáltica y el olor a tierra mojada era lo único que aún permanecía en el ambiente cuando sentí ese silencio que llegó a dolerme.
Era el silencio del que ya nada espera.
Distinto al silencio de la madre al escuchar las palabras de despedida del hijo que emigra. Al silencio del hombre que abandona en el sepulcro al ser que ama. Al silencio del niño que retira su mano cuando  lo han ignorado. Al silencio del soldado que –en la trinchera- espera la orden de ejecutar.

 Era un silencio que no había sentido hasta entonces.

También sabía del silencio de quien se expone, con ansiedad, a un examen;  del  silencio que acontece después del grito del fanático ante la imagen de  la pelota que ingresa veloz en el arco del contrincante; del silencio que en el templo, el devoto necesita para escuchar o hacerse escuchar por la divinidad. El silencio que se sucede al feroz aplauso destinado a una conmovedora obra de teatro. 
El  arrobador silencio que sobreviene al acto de amor sentido y sublime.

Sabía de silencios. Mas no de aquél.
No era aquél un silencio trivial.

Aquel era el silencio que estremece;  deja abierto los poros de la piel,   se mete en las entrañas cuando uno sabe que quedará –por siempre- allí, grabado. El silencio que hace que el cuerpo se contraiga,  la mente se opaque y el espíritu se aquiete hasta casi, paralizarse, sólo en un tiempo, sólo en un espacio; el que necesita para emprender su marcha.

El silencio tan antiguo como la vida misma.
Abismal, eterno.

Silencio.




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sábado, 27 de julio de 2013

EL POEMA DE HOY




EL ORIGEN


 Por Daniela Della Bruna (*)




Traza un círculo,
redondo, acariciante,
cerrado, completo.

Coloca dentro del círculo,
un par de aduladores,
para tu pobre vanidad.

Agrega un cerco,
compra palabras grandes,
pronúncialas.

Aplasta cuadrados,
triángulos y sobre todo
a las esferas.

Quédate con tu círculo,
cerrado, inmune, perfecto,
y sobre todo, unidimensional.

Cuando termines, 
serás, por fin,
el dibujo de un hombre.




(*) Escritora de Esquel. Este poema pertenece al volumen titulado "Tarde de Viento" (Ed. De los Cuatro Vientos, Buenos Aires, 2013).
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