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domingo, 17 de mayo de 2009

EL POEMA DE HOY


Cuando el dolor parece hacernos sucumbir, la angustia aprieta el pecho demasiado fuerte, y la soledad pretende doblegarnos… es a través de la palabra escrita donde el hombre puede encontrar un refugio para su alma. Y perpetuar sus sentimientos, como hace en esta oportunidad Raúl Comes inmortalizando su amor a María.

O.S.



La última tarde


Llegué esa tarde,

ella estaba ahí, dormida

tendida en su lecho.

El sol de esa tarde de otoño

opuesto a nuestra ventana

se reflejaba en el edificio de enfrente

y nos devolvía una tonalidad rojiza

que inundaba la habitación.

Su mano inerte sobre la mía

presagiaba la muerte inevitable.

Seguramente esa sería nuestra última tarde


juntos.

Acariciaba su rostro, una y otra vez

mientras me preguntaba

por qué mi amor, por qué…

Si aún teníamos toda una vida por delante

muchos sueños incumplidos

tanto amor para brindarnos.

Incontenibles lágrimas

anegaron mis ojos.

La oscuridad de la noche me encontró

llorando sólo a su lado.

Con las primeras luces de la mañana

cansado de luchar

su corazón dejó de palpitar.

En silenciosa despedida

su vida se apagó

y la mía se partió en infinitos pedazos.

Ya nada será igual…






Raúl Horacio Comes

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