SECUENCIA
Sutilmente asomó el génesis, corrió los escombros, se esfumaron
las tinieblas, los abismos, surgió la claridad, el cielo se engalanó
con los matices del amanecer, movilizó la Creación y nació el hombre
caminó sin explicaciones, abrió espacios, exploró, descubrió el fuego
¿Prodigio?
Comenzó la historia de las tribus hebreas, de Abraham, Isaac, Jacob,
por designios del Creador se multiplicaron...
y fueron los llamados pueblos de Dios.
Entonces...se perfiló el universo con sus lenguas, culturas, el ser se nutrió
de sabiduría y la tierra con el mismo lenguaje le ofreció a los ojos de la humanidad
toda la maravilla de su producción.
Después entre el vaivén de las mareas y esplendores de frescas lunas,
el hombre acopió bienes y avanzó por la pugna del poder, hasta que se desnudó
la crisis actual, con más conflictos, desesperación y la impactante desigualdad.
Así, los pueblos poderosos se volvieron ciegos al dolor, la indiferencia a más acumulación
sobre las poblaciones más pobres del planeta, y la ostentación de riqueza
predomina en detrimento de la solidaridad, el amor al prójimo…
Ante el marcado individualismo, pensemos en los jóvenes, en los derechos del niño,
para tomar nuevos rumbos que puedan contener los sueños de la niña palestina,
la niña afgana, el hambre de los niños del África y de América Latina que palpita...
con las venas abiertas.
En la actualidad hay señales de Dios, de la madre tierra que respira
hostigada,
¡basta de guerras y de industrias bélicas!
Y el llamado que proviene de los pueblos nativos, milenarios,
cuidar la tierra, preservar la vida,
¡ese don precioso!
Hoy como nunca, la historia universal nos convoca a la búsqueda de un nuevo comienzo,
con la mirada enriquecida por la diversidad y belleza...
que nos brinda la Creación.
Y es nuestro deber Sagrado construir mejores paradigmas,
donde tenga un lugar la esperanza,
y retorne el vuelo de la utopía.
las tinieblas, los abismos, surgió la claridad, el cielo se engalanó
con los matices del amanecer, movilizó la Creación y nació el hombre
caminó sin explicaciones, abrió espacios, exploró, descubrió el fuego
¿Prodigio?
Comenzó la historia de las tribus hebreas, de Abraham, Isaac, Jacob,
por designios del Creador se multiplicaron...
y fueron los llamados pueblos de Dios.
Entonces...se perfiló el universo con sus lenguas, culturas, el ser se nutrió
de sabiduría y la tierra con el mismo lenguaje le ofreció a los ojos de la humanidad
toda la maravilla de su producción.
Después entre el vaivén de las mareas y esplendores de frescas lunas,
el hombre acopió bienes y avanzó por la pugna del poder, hasta que se desnudó
la crisis actual, con más conflictos, desesperación y la impactante desigualdad.
Así, los pueblos poderosos se volvieron ciegos al dolor, la indiferencia a más acumulación
sobre las poblaciones más pobres del planeta, y la ostentación de riqueza
predomina en detrimento de la solidaridad, el amor al prójimo…
Ante el marcado individualismo, pensemos en los jóvenes, en los derechos del niño,
para tomar nuevos rumbos que puedan contener los sueños de la niña palestina,
la niña afgana, el hambre de los niños del África y de América Latina que palpita...
con las venas abiertas.
En la actualidad hay señales de Dios, de la madre tierra que respira
hostigada,
¡basta de guerras y de industrias bélicas!
Y el llamado que proviene de los pueblos nativos, milenarios,
cuidar la tierra, preservar la vida,
¡ese don precioso!
Hoy como nunca, la historia universal nos convoca a la búsqueda de un nuevo comienzo,
con la mirada enriquecida por la diversidad y belleza...
que nos brinda la Creación.
Y es nuestro deber Sagrado construir mejores paradigmas,
donde tenga un lugar la esperanza,
y retorne el vuelo de la utopía.
Alicia Cabral Colman
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