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viernes, 16 de octubre de 2009

EL POEMA DE HOY


ABRIDOR DE SURCOS

de Rubén Héctor Ferrari*




Quizás te envidio un poco

el tiempo que has vivido,

sencillo pionero.

Y me ubico, irreverente, en esa época

de sublimes empresas y de sueños,

cabalgando en ilusiones

de nostalgias que fueron...

Es tu mundo callado el que yo busco

porque anhelo la esencia de tu sino

como el viajero que advierte su retraso

sin poder alcanzar lo que ya ha sido.

Me has dejado el sabor de tu aventura

en señales de surcos,

en rumores de acequias

y labradíos de trigo.

Pero estás siempre más allá

de la punta de mi arado

orientado hacia el sur

de tus pasos sin ruido.

Y añoro el momento que atrapaste

en el instante justo

de otros designios...

Adivino tu mano creadora del ladrillo,

el fogón de tu casa

y la risa de tus hijos.

Y te veo concebir tus palas

y tus mesas largas

y tus velas de sebo

y tu confiado silbo...

Te presiento cultivando en himnos

el mañana desde el que yo vuelvo

para añorar los muros

y las calles anchas

de tu mismo pueblo.

Y toco las tapas gastadas

de tu vieja Biblia

buscando los olores

del sudor labriego

y la esencia

de tus mismos sueños...

Advierto así mi demora en el tiempo

y tu hora lejana

y mi afán sin remedio.

Por eso envidio un poco tu ocasión,

pionero;

por ser el inspirado abridor

de surcos

y de riegos.

*Rubén H. Ferrari Doyle (Gaiman - Chubut) es Profesor en Letras (UNPSJB) y miembro del Gorsedd del Chubut.









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2 comentarios:

Adriana dijo...

Excelente poema. Rescata con palabras muy sentidas eso que siempre generan los recuerdos: la nostalgia.

Olga Starzak dijo...

Rubén, una vez más has desnudado, frente al público de Literasur, tu enorme talento. Me pregunto cuánto de tus letras aún no te has dispuesto a desnudar... Hay en tu sensibilidad poética un universo de emociones que, tal vez -heredadas de los tuyos- se potencian a la hora de crear las imágenes e imaginar los rostros de aquellos hombres tan admirados en su fuerte sentimiento de dejar raíces en tierras que aunque lejanas a las propias, merecieron como suyas. Vos, como todos los que en la sangre llevan algo de aquel desafio, pueden expresarlo como nadie. En tu caso se suma la capacidad para unir las palabras más justas a las emociones más intensas, Y hacer con ello un canto, una alabanza... Te Abrazo!