Enjambres humanos
por Carlos Dante Ferrari
hay una multitud de seres marcando
sus pisadas
bajo la tenue oscuridad
y la llovizna
por las frías aceras.
Seres de toda edad y condición
que se entrecruzan
sin verse, sin oírse,
sin rozarse
siquiera.
Seres que merodean
sin rumbo ni destino
como enjambres humanos
cegados de furor
y ensordecidos
por el bullicio urbano.
Van colmando los cines,
burdeles y tabernas,
se paran y caminan
a veces titubean.
Luego invaden los parques,
inundan los paseos,
desandan avenidas
y cruzan diagonales
arrastrando sus almas
como pueden
por las calles perdidas.
Yo sé que están allí
porque acabo de andar
por esas mismas calles
bajo una fina lluvia
y el relumbre
de luces mortecinas.
¿Se habrán cruzado, acaso, tus pasos
y los míos
mientras buscabas tu sitio
en la colmena?
Vengo de allí trayendo
a rastras
como siempre
el peso inseparable
de mis penas.
enjambres humanos calles aceras parques muchedumbres bullicio urbano sitio colmena pasos llovizna pena
4 comentarios:
Me gustó mucho! Es increíble cómo a través de la poesía se bosquejan paisajes que pueden tener lugar en cualquier rincón del mundo.
Aprovecho para saludar al autor del poema de hoy y decirle que admiro su forma de escribir. He tenido la oportunidad de leer dos de sus obras (El Riflero de Ffos Halen y Silencios Desatados) y he quedado encantada!
Saludos y FELIZ 2012!
MARINA N. JONES – Trelew - Chubut
Muchas gracias por tus palabras, Marina! Estos lindos gestos son los que estimulan y nos alientan a seguir escribiendo. ¡Que tengas un muy feliz 2012! ¡Cariños!
Hace rato que quiero comentar este poema de Carlos, porque creo que refleja muy bien el sentimiento que provoca en el individuo la vida en una ciudad grande. “Pongamos que hablo”, como dice Sabina, de Buenos Aires. Tanto el visitante como el habitante perciben la sensación de ritmo vertiginoso y existencia anónima que muestra el autor en su obra. Claro que, desafiando la ley de las probabilidades, cuando se tiene que dar un encuentro entre dos personas en la colmena, por enorme y poblada que sea,... se da.
Jorge, agradezco y comparto tu comentario. La vida en las grandes ciudades presenta aristas curiosas; paradojas, misterios, coincidencias. Por ejemplo, uno puede sentirse allí más solo que nunca, pese a estar rodeado por miles de personas. Y a veces también suceden esos encuentros fortuitos, en los sitios y en los momentos más inesperados. La literatura -y la poesía, en particular- suelen entresacar muchos episodios de esa rica realidad para dar rienda suelta a la inspiración. Un abrazo.
Publicar un comentario