COMENTARIO
DE DOS LIBROS RECIENTEMENTE APARECIDOS.
“THE
PATAGONIAN RIFLEMAN”, DE CARLOS FERRARI (*) Y
“PATAGONIA. LITTLE HISTORIES”,
DE HUGO COVARO (**).
Tiempo
atrás, en una nota publicada en este blog, recordando el proverbio italiano
“Traduttore, traditore”, se mencionaron los riesgos de volcar de un idioma a
otro una composición literaria.
Recientemente,
dos escritores patagónicos aceptaron el reto de llevar sus obras al inglés; las
que fueron presentadas en sociedad con pocos días de diferencia. Se trata de
Carlos Ferrari con “The Patagonian Rifleman”, una versión de “El Riflero de
Ffos Halen” en el idioma británico; y de Hugo Covaro, que reunió sus volúmenes “Memorias
del viento”, “Luna de los salares”, “Mi Land Rover azul” y “Pequeñas historias
marineras”; y los editó en un tomo en habla inglesa con el título “Patagonia.
Little histories”.
“The
Patagonian Rifleman” fue traducido por David
Morgan. Cabe acotar que hace unos años, esta obra ya había sido llevada al
galés y publicada en Gran Bretaña. El interés que generó allí, motivó que fuese
considerada “Novela del Mes” en Gales en el año 2004.
Un
aspecto a destacar de la presente edición, es que en la tapa se optó por dejar
como subtítulo el nombre en castellano; lo que permitirá al lector extranjero advertir
la diferencia y lo inducirá, si es curioso, a profundizar sobre el “sitio en el
mundo” que eligió Ferrari para el riflero Randall. Otro punto a mencionar es
que, por momentos, el escrito se torna cuatrilingüe, ya que debido a su trama, a
los vocablos dispersos en castellano se agregan frases en lengua aoni kenk; y también
oraciones, e incluso la letra de una canción, en galés.
Las voces
criollas, que no admiten traducción o que por motivos de estilo es mejor conservar
en su idioma primitivo, son explicadas en inglés mediante llamadas a pie de
página. Un ejemplo de ello es este párrafo, que describe los pensamientos de Gladys
Lowry Thomas; sobrina nieta del
protagonista y narradora sobre cuyos recuerdos se construye el argumento:
“But in the unknown future, I will return, I will become a part of the
bush and the dry pastures, my scent will be mixed with the sun-drawn extracts
from the jarillas, fumes, neneos (4)
and thyme, fragrances that the wind will spread out over the whole plain, again
and again, as it has done since the beginning of time”
Al pie de
la página aclara: “(4) local bushes”. Y así con todas las expresiones vernáculas.
Se
aprecia la calidad de la transliteración comparando la magnífica frase que
cierra el libro:
“There it is, his silohuette etched against the fiery horizon, in the
vast and lonesome Patagonian plateau”.
En tanto
“Little Patagonian histories” fue traducido por J. B. Harrison. Es un libro bifronte.
Por un lado se accede a la versión inglesa; al dorso, con la tapa y el texto
impresos en sentido inverso, está el ejemplar en castellano. Es una buena idea
para aquel lector inglés que quiera consultar el texto tal cual salió de la
pluma del artista; y también hace la obra accesible a quienes tengan el español
como único lenguaje.
Con
respecto a los regionalismos, no se traducen sobre el pasaje donde se
encuentran; sino que al finalizar cada conjunto de relatos se incluyen en un
“vocabulario” palabras típicas de la zona, locuciones en dialectos originarios,
topónimos y otros términos no usuales, con una descripción de su significado.
Por ejemplo “coirón”, en la versión en castellano se explica como “tipo de
pajonal muy difundido por la región patagónica, que sirve como alimento al
ganado”. En el glosario de la versión inglesa, “coirón” es “type pf plant found
in scrub land, and used as animal fodder”.
La plástica
y sentida dedicatoria muestra el resultado de la conversión de un idioma a otro:
“A esta
tierra patagónica / cruel y hermosa / patria del viento / asilo, refugio y
amparo / para todos mis sueños / y la vida”.
“To this Patagonian land / fierce and beautiful / native land of the
wind /asylum, refuge and protection / for all my dreams / and the life”.
Con
anterioridad, otros escritores sureños habían volcado sus creaciones al inglés,
como Nadine Aleman y Cecilia Glanzmann (ésta última con una edición trilingüe –castellano,
inglés y galés– de su poemario “Juglares del Silencio”). Parecería que esta es una
nueva etapa de la Literatura Patagónica, en la cual los autores no sólo deben
editar y promocionar sus libros en el ámbito local, sino que, para tratar de
difundirlos más allá de nuestras fronteras, se animan a afrontar por su cuenta
y riesgo el desafío de la translación.
J.E.L.V.
(*) “The
Patagonian Rifleman”. Ferrari, Carlos Dante. Ed. Dunken, Buenos Aires, 2015.
(**)
“Patagonia. Little histories”. Covaro, Hugo. Editorial Universitaria de La
Plata, 2014.
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